El 8 de agosto es la memoria litúrgica de Santo Domingo de Guzmán (siglo XIII); y el 9 de agosto, santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein siglo XX)

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

  

En distintas ocasiones, hemos reflexionado sobre una característica muy común entre los grandes santos como el hecho de que el paso del tiempo y de los siglos no desvirtúa ni devalúa su figura, sino todo lo contrario. Por ello, hoy, nos hacemos eco de dos ellos: un hombre y una mujer, un español y una alemana-polaca, muy separados en el tiempo, en las vicisitudes y en los carismas, pero unidos por la misma fragancia del amor y del testimonio de Cristo y por su perenne actualidad e interpelación para todos y para todo tiempo, lugar y circunstancia.

 

Santo Domingo de Guzmán (1170-1221)

Nació en Caleruega (Burgos, España), alrededor del año 1170. Estudió Teología en Palencia, fue ordenado sacerdote y nombrado canónigo de la catedral de Osma y después profesor de Teología en Palencia. En 1206, tras conocer la expansión de las herejías cátara y albigense por Europa, se establece, por mandato del Papa, en el Langedoc francés.

Renunció a tres obispados para los que fue elegido. Para predicar la doctrina católica entre los pueblos apartados de la fe, en 1215 establece en Toulouse (Francia) la primera casa masculina de su Orden de Predicadores, los Dominicos. También gracias a su impulso nacen las Dominicas.

Su carisma fue el servicio evangelizador a la verdad y pureza de la fe católica, la predicación y la atención a los pobres. Realizó numerosos viajes por Europa con estas finalidades. En Roma, se estableció en la basílica de Santa Sabina, en el Aventino, donde tuvo lugar un memorable encuentro con san Francisco de Asís, en cuyo lugar todavía se conserva junto un naranjo en flor.

Santo Domingo de Guzmán es el gran difusor y divulgador del rezo del Santo Rosario, que él mismo sistematizó. Sobresalió asimismo por el amor a la pureza, de modo que suele ser representado en la iconografía con una azucena. Falleció en Bolonia (Italia) el 6 de agosto de 1221. Su memoria litúrgica es el día 8 de agosto.

 

 

El decálogo de santo Domingo de Guzmán

A la luz de la catequesis  de la audiencia general de lo miércoles del 3 de febrero de 2010 del Papa Benedicto XVI sobre el fundador de la Familia Dominicana y desde el texto de su oración litúrgica para la misa y la liturgia de las horas - “Inflamado del celo de Dios y de ardor sobrenatural, por tu caridad sin límites y el fervor del espíritu vehemente te consagraste totalmente, con el voto de pobreza perpetua, a la observancia apostólica y a la predicación evangélica»- el ahora Papa emérito desarrolló las siguientes ideas diez centrales sobre este gran santo del medievo:

1.- La primacía de Dios: Hablaba siempre con Dios y de Dios. En la vida de los santos van siempre juntos el amor al Señor y al prójimo, la búsqueda de la gloria de Dios y de la salvación de las almas.

2.- Palabra de Dios y caridad: Se distinguió en seguida por el interés en el estudio de la Sagrada Escritura y por el amor a los pobres

3.- La clave es servir: El servicio y la humildad, más allá de los honores y de hacer carrera.

4.- La comunión eclesial: Fue el Papa, al que el obispo Diego y Domingo se dirigieron para pedir consejo, quien pidió a este último que se dedicara a la predicación a los albigenses. Este gran santo nos recuerda que en el corazón de la Iglesia debe arder siempre un fuego misionero, que impulsa incesantemente a llevar el primer anuncio del Evangelio y, donde sea necesario, a una nueva evangelización: de hecho, Cristo es el bien más precioso que los hombres y las mujeres de todo tiempo y de todo lugar tienen derecho a conocer y amar.

5.- El misionero: Así, la acción misionera hacia quienes no conocen la luz del Evangelio, y la obra de nueva evangelización de las comunidades cristianas se convirtieron en las metas apostólicas que Domingo se propuso conseguir.

6.- Los dos valores claves para la misión: Domingo quiso dar relevancia a dos valores que consideraba indispensables para el éxito de la misión evangelizadora: la vida comunitaria en la pobreza y el estudio. Estimulaba la vida fraterna y la responsabilidad de todos los miembros de la comunidad.

7.- La riqueza de la pobreza: Se presentaba y era mendicante, es decir, sin grandes propiedades de terrenos que administrar. Este elemento les hacía más disponibles al estudio y a la predicación itinerante y constituía un testimonio concreto para la gente.

8.- Procurar la mejor formación posible: Domingo, con un gesto valiente, quiso que sus seguidores adquirieran una sólida formación teológica, y no dudó en enviarlos a las universidades de la época, aunque no pocos eclesiásticos miraban con desconfianza a esas instituciones culturales. El desarrollo de la cultura exige que quienes desempeñan el ministerio de la Palabra, en los distintos niveles, estén bien preparados. La calidad del ministerio sacerdotal depende también de la generosidad con que se aplica al estudio de las verdades reveladas.

9.- El dinamismo pastoral de la formación cristiana: La teología tiene una dimensión espiritual y pastoral, que enriquece el alma y la vida, un anhelo pastoral en el estudio contemplativo de esa verdad, por la exigencia de comunicar a los demás el fruto de la propia contemplación.

10.- La devoción mariana y la oración: Con su santidad, nos indica dos medios indispensables para que la acción apostólica sea eficaz. Ante todo, la devoción mariana, que cultivó con ternura y que dejó como herencia preciosa a sus hijos espirituales, los cuales en la historia de la Iglesia han tenido el gran mérito de difundir la oración del santo rosario, tan arraigada en el pueblo cristiano y tan rica en valores evangélicos, una verdadera escuela de fe y de piedad. En segundo lugar, Domingo, que se hizo cargo de algunos monasterios femeninos en Francia y en Roma, creyó hasta el fondo en el valor de la oración de intercesión por el éxito del trabajo apostólico.

 

Santa Edith Stein (1891-1942)

Filósofa, mística, monja carmelita descalza (de ahí su nombre religioso como Teresa Benedicta de la Cruz), mártir y santa alemana-polaca (nació el 12 de octubre de 1881 en Breslavia, ciudad entonces Alemania; ahora de Polonia, con el nombre de Wroclaw) de origen judío, Edith Stein fue una mujer avanzada a su tiempo y pionera en la aportación de las mujeres al mundo de la intelectualidad.

Nació en el seno de una familia judía y pasó por una etapa de ateísmo. Fue la primera mujer que presentó una tesis doctoral en Filosofía en Alemania. Fue colaboradora del filósofo alemán Edmund Husserl, fundador de la fenomenología. En 1921 se convirtió al catolicismo. Desarrolló una teología de la mujer y un análisis de la filosofía de santo Tomás de Aquino y de la fenomenología.

El nazismo le prohibió la enseñanza y se hizo monja carmelita descalza. Detenida por la Gestapo, fue deportada el 2 de agosto de 1942 e internada en el campo de exterminio nazi de Auschwitz, donde fue asesinada siete días después.

Beatificada en 1987 y canonizada en 1998 (el día 11 de octubre), también el Papa San Juan Pablo II, un año después, la declaró asimismo compatrona de Europa. Su fiesta litúrgica es el 9 de agosto, fecha de su muerte.

 

Seis ideas de la homilía de Juan Pablo II en su canonización

1.-“«En cuanto a mí, ¡Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo!» (Ga 6, 14). Las palabras de san Pablo a los Gálatas, que acabamos de escuchar, reflejan bien la experiencia humana y espiritual de Teresa Benedicta de la Cruz, a quien hoy inscribimos solemnemente en el catálogo de los santos. También ella puede repetir con el Apóstol: «En cuanto a mí ¡Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo!».

2.-“Un ejemplo elocuente de esta extraordinaria renovación interior es la experiencia espiritual de Edith Stein.  Fue una joven en búsqueda de la verdadgracias al trabajo silencioso de la gracia divina, llegó a ser santa y mártir: es Teresa Benedicta de la Cruz, que hoy, desde el cielo, nos repite a todos las palabras que marcaron su existencia: «En cuanto a mí ¡Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo!».

3.-“El día 1 de mayo de 1987, durante mi visita pastoral a Alemania, tuve la alegría de proclamar beata, en la ciudad de Colonia, a esta generosa testigo de la fe. Hoy, a once años de distancia, aquí en Roma, en la plaza de San Pedro, puedo presentar solemnemente como santa ante todo el mundo a esta eminente hija de Israel e hija fiel de la Iglesia”.

4.-“Edith Stein, por ser judía, fue deportada junto con su hermana Rosa y muchos otros judíos de los Países Bajos al campo de concentración de Auschwitz, donde murió con ellos en la cámara de gas. Hoy los recordamos a todos con profundo respeto. Pocos días antes de su deportación, la religiosa, a quienes se ofrecían para salvarle la vida, les respondió: «¡No hagáis nada! ¿Por qué debería ser excluida? No es justo que me beneficie de mi bautismo. Si no puedo compartir el destino de mis hermanos y hermanas, mi vida, en cierto sentido, queda destruida»”.

5.-“El amor a Cristo fue el fuego que encendió la vida de Teresa Benedicta de la CruzMucho antes de darse cuenta, fue completamente conquistada por él. Al comienzo, su ideal fue la libertad. Durante mucho tiempo Edith Stein vivió la experiencia de la búsqueda. Su mente no se cansó de investigar, ni su corazón de esperar. Recorrió el camino arduo de la filosofía con ardor apasionado y, al final, fue premiada: conquistó la verdad; más bien, la Verdad la conquistó. En efecto, descubrió que la verdad tenía un nombre: Jesucristo”.

6.-”Santa Teresa Benedicta de la Cruz llegó a comprender que el amor de Cristo y la libertad del hombre se entrecruzan, porque el amor y la verdad tienen una relación intrínseca. La búsqueda de la libertad y su traducción al amor no le parecieron opuestas; al contrario, comprendió que guardaban una relación directa. En nuestro tiempo, la verdad se confunde a menudo con la opinión de la mayoría”.

 

Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 7 de agosto de 2020

El día 31 de julio la Iglesia católica celebra la memoria litúrgica de uno de las personas y cristianos más grandes de todos los tiempos: san Ignacio de Loyola

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

 

He aquí una semblanza cronológica y a vuelapluma de una existencia sola y a pie y después en compañía, de la vida de quien pasó de caballero a peregrino, de peregrino a apóstol, de apóstol a fundador, de la vida y de la historia de una ardiente pasión por Jesucristo y por mayor gloria de Dios y la salvación de las almas: la del vasco universal san Ignacio de Loyola, el fundador de la Compañía de Jesús, el creador de los Ejercicios Espirituales, uno de los cristianos más extraordinarios e influyentes de toda la historia, cuya memoria litúrgica es hoy, viernes 31 de julio.

Su fiesta de este año, más allá de sus limitaciones celebrativas derivadas de la pandemia, anuncia asimismo la conmemoración en 2021 del quinto centenario de su conversión, como a continuación se verá. Una celebración que, dependiendo de la evolución de la citada situación sanitaria, podría contar con una posible prolongación, en consecuencia, a 2022, y que podría traer al Papa Francisco, jesuita, hijo de san Ignacio, a España, con visita igualmente a Santiago de Compostela, cuyo Año Santo Compostelano 2021 también podría extenderse a 2022.

 

Infancia, adolescencia y juventud

1491: El día 1 de junio (otras fuentes indican que fue el 24 de diciembre) nace, en el caserío de Loyola, Íñigo López de Loyola. Su nombre y apellidos, a tenor de los apellidos de los padres, deberían haber sido Íñigo Yáñez de Oñaz y Loyola Sánchez. Era el menor de 13 hermanos. Muy pronto fue bautizado en la iglesia parroquial de Azpeitia, cuyo párroco se llamaba Juan de Zabala. Su madre, Marina Sánchez de Licona, falleció muy pronto. Íñigo fue amamantado por la nodriza, María de Garín, que vivía en el caserío de Eguíbar. Su madre, Marina Sánchez de Licona, murió siendo Ignacio adolescente.

1506: Íñigo abandona Loyola y marcha a Castilla, concretamente a Arévalo. El contador mayor de Castilla, Juan Velázquez de Cuéllar, le pide a su padre que le envíe a uno de sus hijos. Íñigo permanece en Arévalo hasta 1517, realizando frecuentes viajes a Valladolid y manteniéndose muy cerca de la Corte ya que Juan Velázquez de Cuéllar era también consejero real. Durante sus once años en Arévalo, Íñigo aprende el dominio de las armas y se aficiona por la lectura y la escritura. Años después, él mismo calificará estos años como dados a las vanidades del mundo y al deseo de ganar honra. Se preparaba para ser un caballero.

1517: Tras la muerte del Rey Fernando el Católico, cae en desgracia Velázquez de Cuéllar, quien fallece poco después. Su viuda, María de Velasco, manda a Íñigo a servir al duque de Nájera, Antonio Manrique de Lara, virrey de Navarra. Íñigo interviene activa y positivamente en la pacificación de la sublevación de Nájera durante la guerra de las Comunidades de Castilla (1520-1522), así como en conflictos entre villas de Guipúzcoa. Se revela como un buen estratega, hábil en el manejo de las situaciones.

 

Herido en el castillo de Pamplona y conversión en Loyola

1521: Tropas franco-navarras intentan reconquistar Navarra, conquistada en 1512 por Castilla. Hermanos de Francisco de Javier estaban integrados en estas tropas franco-navarras. Íñigo lucha con el ejército castellano. Se produce en mayo de aquel año de 1521 el llamado asedio al castillo de Pamplona, donde se halla Íñigo. El 20 de mayo de 1521, lunes de Pentecostés, una bomba de cañón atraviesa entre las piernas de Íñigo, con graves heridas en una y dañándole también la otra. El castillo cae dos días después. Se le practican a Íñigo las primeras curas y regresa a Loyola.

1521: Ya, en Loyola, comienza el proceso de recuperación de Íñigo, que va a resultar largo, complicado y doloroso. Durante la convalecencia dedica numerosos espacios de tiempo a la lectura. Entre los libros de la vieja biblioteca familiar del caserío de Loyola, Íñigo lee “La vida de Cristo” y “Flors sanctorum”. Comienza un lento y progresivo itinerario de conversión espiritual. Íñigo se replantea toda su vida -tenía ya 30 años- y hace autocrítica de su condición de soldado y caballero. Como final decisivo de este proceso de conversión, Íñigo tiene una visión de la Virgen con el Niño. Decide seguir más cerca a Jesucristo, trabajar por la evangelización y peregrinar a Tierra Santa para encontrarse con las huellas y los lugares del Santísima Humanidad de Nuestro Señor.

 

Los Ejercicios Espirituales y una nueva vida

1522: Abandona el caserío familiar de Loyola para seguir su nueva vocación y su deseo de peregrinar a Jerusalén. El 24 de marzo de aquel año llega al monasterio de Montserrat (Barcelona). Ante la imagen de la Virgen, cuelga su vestidura militar y abandona la basílica, harapiento y descalzo. De esta forma llega a la vecina Manresa, donde permanece diez meses, ayudado por un grupo de piadosas mujeres. Vive durante este tiempo en una cueva, en oración y ayuno. De esta experiencia nacen los Ejercicios Espirituales, corazón y nervio de la espiritualidad ignaciana. Los Ejercicios Espirituales serán editados en 1548. También la experiencia de Manresa le servirá para abandonar la idea de ser un peregrino solitario a cambio de un compromiso más apostólico con compañeros que le siguiesen en la empresa.

1523: Viaja hasta Roma con idea de embarcarse hacia Jerusalén. El 4 de septiembre pisa la ciudad santa. Su estancia en el país de Jesús marcará su vida. Se compromete a regresar a él para evangelizar y vivir, si es posible, el resto de sus días.

1524: Regresa a Barcelona. Su amiga Isabel Roser le aconseja que inicie estudios. Aprende latín y se matricula en la Universidad.

1526: Es alumno de la Universidad de Alcalá de Henares. Vive y trabaja como enfermero en el hospital de Antezana.

1527: Viaja a Salamanca. Predica sus ejercicios espirituales, lo que le acarrea algunos problemas, que incluso lleva a la cárcel durante unos días.

 

París y el germen de la Compañía

1528: Viaja a París. Durante siete años permanece en la capital gala. Estudia Teología y Literatura. Predica los ejercicios espirituales entre los estudiantes.

1534: Reúne en torno a su proyecto apostólico a seis jóvenes estudiantes del colegio parisino de Santa Bárbara. Son el germen de la Compañía de Jesús: Pedro Fabro, Francisco Javier, Alfonso Salmerón, Diego Laínez, Nicolás de Bobadilla y Simón Rodrigues. El primero es saboyano, el último portugués y el resto, al igual que Íñigo, españoles. Viaja a Flandes e Inglaterra para conseguir dinero para su proyecto. El 15 de agosto de 1534 Íñigo y sus seis compañeros juran los llamados votos de Montmatre. “Servir a Nuestro Señor Jesucristo, dejando todas las cosas del mundo” es el objetivo concretado en cuatro votos: pobreza, castidad, obediencia y peregrinar a Tierra Santa.

1536: Después de haber permanecido tres meses en Loyola, por razones de salud, y de visitar a los familiares de sus compañeros, Íñigo viaja a Venecia para preparar la peregrinación a Tierra Santa y para continuar sus estudios.

 

Venecia, Roma, la Jerusalén universal

1537: El día 8 de enero llegan a Venecia sus seis compañeros de París. Con la autorización expresa del Papa Paulo III, se preparan para la ordenación sacerdotal, que tiene lugar el 24 de junio. Les ordena el obispo de Arbe. Una vez ordenados sacerdotes, prosiguen su preparación para la peregrinación a Tierra Santa. Sin embargo, “la nave pelegrina” no partirá aquel año por problemas bélicos. ¿Qué hacer entonces? Los siete primeros jesuitas emprenden nuevos destinos evangelizadores, mientras que Ignacio, acompañado de Laínez y Fabro, se dirige a Roma para encontrarse con el Papa. En otoño de aquel año, muy cerca ya de Roma, en la vía Cassia, tiene lugar la visión de La Storta, capital para la fundación de la Compañía, para su mismo nombre y para descubrir su nueva y definitiva misión: Roma, la nueva Jerusalén. Ignacio llegará a Roma para ponerse a la entera disposición de su obispo, el Papa. El voto de peregrinar a Tierra Santa se cambiará por un voto de especial obediencia al Papa en orden a la misión. El 24 de diciembre de 1537, Íñigo oficiará su primera misa en la basílica de Santa María la Mayor de roma, que conserva la reliquia del pesebre de Belén.

1540: Con fecha 27 de septiembre, el Papa Paulo III firma la bula “Regimini militantis”. Nace la “Societatis Iesu”, la Compañía de Jesús Es elegido prepósito general. En la bula fundacional se limita a sesenta el número de los miembros de la Compañía. Tres años después, mediante la nueva bula “Iniuctum nobis”, de 14 de marzo de 1543, queda revocada esta disposición. Los primeros jesuitas son enviados a distintos lugares de Europa para crear escuelas, universidades, seminarios… Mientras tanto, a la par que crecía la reforma protestante, nacía también la reforma católica o contrarreforma, a la que eficaz y fielmente servirán los Jesuitas.

 

Nace Ignatius

1537-1542: Entre 1537 y 1542, Íñigo cambia su nombre por el de Ignacio, “para ser más común a las otras naciones o más universal”. El cambio de nombre pudo ser debido a su devoción por san Ignacio de Antioquía. Es en 1537 cuando aparece su primera firma como “Ignatius” y desde 1542 desaparece ya en las firmas su nombre original de Íñigo, su nombre de pila, que en euskera es Eneko.

1548: Aparece publicada la primera edición de los Ejercicios Espirituales.

1551: Ignacio quiere ser relevado como prepósito general. Su solicitud es rechazada. Un año después muere, en Sancian, frente a China, Francisco Javier, en quien quizás pensaba Ignacio como su sucesor.

1553-1555: Ignacio dicta su autobiografía a su secretario, el padre Gonçalves de Cámara. Este texto es también clave para entender lo que Ignacio pretendía con la Compañía.

1554: Ignacio escribe las Constituciones de la Compañía. En ellas se perfilan el carácter centralizado y “monárquico” de la institución, su disciplina, audacia, abnegación y obediencia. La frase “Ad maiorem Dei gloriam” (“Para la mayor gloria de Dios”) es adoptada como lema de la Compañía, que prosigue en veloz expansión por todo el mundo entonces conocido y creciendo también sin cesar. Pilares jesuíticos son la búsqueda de la voluntad de Dios, el ensanchamiento del corazón a las dimensiones del mundo aterrizando también en lo concreto, el discernimiento a la luz de la oración y de la razón de cómo mejorar la realidad para hacerla más evangélica y el esfuerzo por encontrar a Dios en todo lo creado, siendo contemplativos en la acción y unidos con Dios en la actividad.

 

En la gloria

1556: En Roma, en la casa de la Compañía junto a la céntrica iglesia del Gesù, fallece el 31 de julio.

1609: El Papa Paulo V lo beatifica el día 27 de septiembre.

1622: Es canonizado el 22 de mayo por el Papa Gregorio XV.

 

 

Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 31 de julio de 2020

 

En la fiesta, pasado mañana, de san Joaquín y santa Ana, el Día de los Abuelos, la Iglesia en España reza por los ancianos, las mayores víctimas de la pandemia

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

 

Cada año el día 26 de julio, pasado mañana, es  la memoria  de san Joaquín y santa Ana, los padres de la Virgen María, los abuelos de Jesús, el Día de los Abuelos, una jornada, pues, para felicitar, recordar, revalorizar y agradecer a los abuelos y a los mayores su extraordinaria contribución.

Y ello todavía más ahora en medio de los efectos devastadores que el coronavirus ha supuesto para tantos y tantos miles de ancianos y de residencias de mayores. Por este motivo, el obispo diocesano oficia el domingo 26 de julio la misa en la iglesia de las Hermanitas Desamparados de Guadalajara, como oración y homenaje a todos los mayores y a sus cuidadores.

Santa Teresa Jornet e Ibars, de la que luego ofrecemos una semblanza biográfica, es la patrona de la ancianidad, la titular de la citada residencia de ancianos de Guadalajara y la iniciadora, junto al sacerdote seguntino venerable siervo de Dios Saturnino López Novoa, fundador, de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados.

 Además, todas las misas parroquiales de este domingo 26 de julio serán ofrecidas por todas las víctimas de la pandemia.

Por todo ello, este artículo de hoy de la página de Religión de NUEVA ALCARRIA es un homenaje a las personas mayores, a nuestros queridos e imprescindibles ancianos.

 

¿Quién fue santa Teresa Jornet e Ibars? 

Es la patrona de la ancianidad y, como queda dicho,  la iniciadora, junto al sacerdote seguntino venerable siervo de Dios Saturnino López Nova, fundador, de la congregación religiosa de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados.  Teresa de Jesús Jornet e Ibars nació en Aytona (Lérida), en  el seno de una familia religiosa, el 9 de enero de 1843.  Tuvo dos hermanas y tres sobrinas religiosas, y tío abuelo suyo fue el beato Francisco Palau,  fraile carmelita y predicador

Estudió en Lérida para maestra e ingresó en el monasterio de las clarisas de Briviesca (Burgos). Pero la situación política de la segunda mitad del siglo XIX no permitía la emisión de votos. Entonces se hizo carmelita terciaria, dedicándose a la enseñanza. Posteriormente, junto a un grupo de sacerdotes en Barbastro, bajo el impulso de don Saturnino,  se dedicó a la atención de ancianos abandonados. Se estableció en Valencia  donde quedó fijada la casa madre de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados.

Falleció en Liria (Valencia) el 26 de agosto de 1897. A su muerte había ya 103 asilos o residencia de ancianos en España y América. Fue beatificada el 27 de abril de 1958 por Pio XII y canonizada por Pablo VI el 27 de enero de 1974.

 

Mensaje de la CEE para el día de san Joaquín y santa Ana 

«Desde el pasado mes de marzo que se decretó el estado de alarma en nuestro país, por motivo de la pandemia de la COVID 19, hemos podido contemplar cómo los más afectados por este virus han sido los mayores, falleciendo un gran número de ellos en residencias, hospitales y en sus propios domicilios. También, nuestros mayores, debido a las circunstancias tan excepcionales, son los que más han sufrido el drama de la soledad, de la distancia de sus seres queridos. Todo esto nos debe llevar a pensar, como Iglesia y como sociedad, que “una emergencia como la del COVID es derrotada en primer lugar con los anticuerpos de la solidaridad” (Pandemia y fraternidad universal, Nota sobre la emergencia Covid-19, Pontificia Academia para la Vida, 30/03/2020).

En una sociedad, en la que muchas veces se reivindica una libertad sin límites y sin verdad en la que se da excesiva importancia a lo joven, los mayores nos ayudan a valorar lo esencial y a renunciar a lo transitorio. La vida les ha enseñado que el amor y el servicio a los suyos y a los restantes miembros de la sociedad son el verdadero fundamento en el que todos deberíamos apoyarnos para acoger, levantar y ofrecer esperanza a nuestros semejantes en medio de las dificultades de la vida. Como afirma el Papa Francisco: “La desorientación social y, en muchos casos, la indiferencia y el rechazo que nuestras sociedades muestran hacia las personas mayores, llaman no sólo a la Iglesia, sino a todo el mundo, a una reflexión seria para aprender a captar y apreciar el valor de la vejez” (Audiencia del Papa Francisco a los participantes en el Congreso Internacional “La riqueza de los años”, Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida, 31/01/2020).

Pero no basta contemplar el pasado, aunque haya sido en ciertos momentos muy doloroso, hemos de pensar en el futuro. No deberíamos olvidar nunca aquellas palabras del Papa Francisco en las que afirmaba que una sociedad que abandona a sus mayores y prescinde de su sabiduría es una sociedad enferma y sin futuro, porque le falta la memoria. Allí donde no hay respeto, reconocimiento y honor para los mayores, no puede haber futuro para los jóvenes, por eso hay que evitar que se produzca una ruptura generacional entre niños, jóvenes y mayores.

Conscientes de ese papel irremplazable de los ancianos, la Iglesia se convierte en un lugar donde las generaciones están llamadas a compartir el plan de amor de Dios, en una relación de intercambio mutuo de los dones del Espíritu Santo. Este intercambio intergeneracional nos obliga a cambiar nuestra mirada hacia las personas mayores, a aprender a mirar el futuro junto con ellos. Los ancianos no son sólo el pasado, sino también el presente y el mañana de la Iglesia».

 

Los ancianos en 15 mensajes en Twitter del Papa 

1.-No podemos dormir tranquilos mientras haya niños que mueren de hambre y ancianos sin asistencia médica. (17-8-2013) 

2.-La cultura del descarte produce muchos frutos amargos, como el desperdicio de alimentos y el aislamiento de muchos ancianos. (25-10-2013) 

3.-Ningún anciano debe estar «exiliado» de nuestra familia. Los ancianos son un tesoro para la sociedad. (11-1-2014)

4.-Una sociedad que abandona a los niños y a los ancianos cercena sus raíces y oscurece su futuro. (6-5-2014)

5.-A veces descartamos a los ancianos, pero ellos son un tesoro precioso: descartarlos es injusto y una pérdida irreparable. (17-6-2014)

6.-Practiquemos el cuarto mandamiento visitando con cariño a nuestros padres ancianos. (26-5-2015)

7.-El futuro de un pueblo supone necesariamente el encuentro entre los jóvenes y los ancianos. (14-6-2016)

8.-Queridos ancianos, Dios no les abandona, ¡está con ustedes! Con su ayuda, ustedes son memoria viva para su pueblo. (15-6-2016)

9.-Acordémonos de los ancianos y los enfermos, que en verano a menudo se quedan más solos y pueden encontrarse en dificultad. (17-7-2016)

10.-Estoy cercano a tantos ancianos que viven escondidos, olvidados y descuidados. Y agradezco a aquellos que están comprometidos con una sociedad más inclusiva, que no necesita descartar a aquellos que son débiles en cuerpo y mente. #WEAAD (15-6-2019)

11.-#OremosJuntos por los ancianos, que en este momento sufren con mayor intensidad una gran soledad, a veces con mucho miedo. Ellos nos han dado la vida, la sabiduría, la historia... Estemos a su lado con la oración. (17-3-2020)

12.- En estos días de tanto sufrimiento hay también mucho miedo: el miedo de los ancianos que están solos, el miedo de los trabajadores sin un salario fijo, el miedo de cada uno de nosotros... #OremosJuntos al Señor para que nos ayude a tener confianza y a vencer el miedo. (26-3-2020)

13-#OremosJuntos por los ancianos, especialmente por aquellos que están aislados o en casas de reposo y tienen miedo de morir solos.  Ellos son nuestras raíces; nos han dado la fe, las tradiciones, el sentido de pertenencia. Oremos para que el Señor esté a su lado. (15-4-2020)

14.-La pandemia de #COVID19 ha puesto de manifiesto que nuestras sociedades no se han organizado lo suficiente para hacer espacio a los ancianos, con justo respeto a su dignidad y fragilidad. Donde no se cuida a los ancianos, no hay futuro para los jóvenes. #WEAAD2020 (15-6-2020)

15.-El nacimiento de #sanJuanBautista de padres ya ancianos nos enseña que Dios no depende de nuestras lógicas y de nuestras limitadas capacidades humanas. Es necesario aprender a fiarse y a callar frente al misterio de Dios, y a contemplar con humildad y silencio su obra. (24-6-2020).

 

Decálogo para amar y servir a los mayores

1.-Mirarás al anciano como una bendición de Dios.

2.-Darás gracias a Dios por él y con él porque tu vida, que atesora además la sabiduría de los años y de la experiencia, es tan preciosa, tan útil y tan necesaria como la tuya.

3.-Hablarás al anciano, despacio, claro, y al oído si está un poco sordo, y siempre con cariño y con respeto.

4.-Le escucharás con gusto y con comprensión cuando te repita historias del ayer.

5.-Desviarás la mirada cuando cualquier debilidad aflore en el rostro, en las manos o en alma del anciano.

6.-Habrás de saber que la mejor herencia que dejan los mayores es su ejemplo, su consejo y su amor.

7.-Rezarás por los mayores y orarás con ellos, pues su oración continua es su desahogo, su mejor oficio y el mayor beneficio para la familia.

8.-Te esforzarás en derramar alegría, acogida y calor en tus relaciones con los mayores. La familia es el mayor de los tesoros de los ancianos.

9.-Visitarás a los mayores, te interesarás por ellos, les preguntarás por su vida porque todo ello vale que los regalos, los obsequios y las limosnas.

10.-Llamarás al sacerdote, recurrirás a la Iglesia, cuando el anciano necesita ánimo, salud, sacramentos y gracia.

 

Bienaventuranzas de los ancianos

1.-Bienaventurados los que aceptan su ancianidad como un don, como una gracia de Dios, a la que hay que saber responder con amor, con alegría y con agradecimiento.

2.-Bienaventurados los que saber vivir gozosamente el presente, los que aceptan la vida de cada día y de cada año con gozo, con esperanza, con optimismo y con audacia.

3.-Bienaventurados los que en la vejez siguen produciendo frutos sazonados, los frutos de la actividad o de la pasividad, los frutos del servicio o del sufrimiento, los frutos, en suma, del amor. El cristiano anciano  es, reza un salmo, como «el árbol plantado al borde de la acequia, que da fruto en su sazón, que no se marchitan sus hojas y que cuanto emprende tiene bien fin».

4.-Bienaventurados los que son fuente de alegría para los demás, los que no pierden la sonrisa y la esperanza, los que saben aderezar con el humor y el amor los guisos de la vida.

5.-Bienaventurados los que conservan la fe y la esperanza en un Dios bueno y misericordioso, ese Dios que les ha amado durante toda la vida y que ahora les abre poco a poco las puertas del cielo con la llave de la debilidad y del temblor.

6.-Bienaventurados los que creen en el valor redentor y misional del sufrimiento, los que han descubierto que es preciso suplir en nuestro cuerpo lo que le falta a la pasión de Cristo, los que saben que, como escribiera santa Teresita de Lisieux: «Se salvan más almas con el dolor que con los mejores sermones».

7.-Bienaventurados los que superan el dolor con alegría y se revisten de la paz de hijos de Dios, irradiando esperanza y paz a un mundo tantas veces zozobrado y encrespado.

8.-Bienaventurados los que ejercitan el amor, también en el atardecer. Bienaventurados seréis, vosotros, los mayores, cuando comprendáis y viváis estos versos de san Juan de la Cruz: «Mi alma se ha empleado y todo mi caudal en su servicio: ya no guardo ganado, ni tengo otro oficio, que sólo en amar es mi ejercicio».

 

 

Artículo publicado en el periódico 'Nueva Alcarria' el 24 de julio de 2020

Por Juan Pablo Mañueco

(Escritor y periodista)

 

 

Se nos vuelve ahora el silencio aroma;
suave recogimiento ante el misterio;
perfume de respeto, grave y serio
que arriba sube en forma de paloma.


Medita en el sigilo que el salterio
mudo de un interior tiempo da idioma
oloroso de flores, que en redoma
de calma sube y crece a tu criterio.


Esta fase es la tuya, trigo y poma
por que sientas en ti tu magisterio,
que alimente tu vida: así la toma.


Torne después el ruido y el imperio
del mundo disonante, que ya asoma
al excelso sosiego… y lo desploma.


Juan Pablo Mañueco


Vídeo autor:
https://www.youtube.com/watch?v=HdKSZzegNN0

 

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