Por la Comunidad de la Madre de Dios

(Monasterio de Buenafuente)

 

 

Queridos, hermanos todos en el Señor: ¡Qué gozo la nieve caída los días pasados! Hasta ahora, a pesar de las grandes nevadas en muchos lugares de España, aquí sólo caía una finísima capa de nieve. Ante la penuria de agua, sólo pedíamos con el salmista: Lávame: quedaré más blanco que la nieve” (Sal 50, 9b). Ahora la espesa capa de nieve, el paisaje oculto por el manto blanco, es como si el Señor nos respondiese: “Voy a crear en tí un corazón puro, te voy a renovar por dentro con espíritu firme” (Cf. Sal 50, 12). Ya no va a ser un lavado superficial. Si Le dejamos, nos va a transformar desde dentro, como solo Él, nuestro Padre y Creador, puede hacer. Como telón de fondo de este temporal, tenemos la reciente solemnidad de la Presentación de Jesús en el Templo, celebración de la Vida Consagrada, un momento privilegiado para renovar nuestra entrega al Señor. Y acción de gracias por el gran don que es vivir sólo para Él. También, esta tarde es una oportunidad,  para agradecer todos juntos, la llamada que hemos recibido en el Bautismo a participar de la vida divina: “Seréis santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo” (Lv 19, 1). 

El contrapunto, al entusiasmo producido por los paisajes nevados, lo vivimos en la proclamación diaria de la Regla de san Benito. Desde el pasado 25 de enero, día de la Conversión de san Pablo, estamos escuchando el capítulo séptimo de la Regla: “De la humildad”. El sábado, escuchamos el sexto grado de humildad, creemos que menos conocido, pero de gran ayuda para situarnos en nuestro sitio de criaturas: “El sexto grado de humildad consiste en que el monje se contente con las cosas más viles y abyectas, y se considere como obrero inepto e indigno para cuanto se le mande, diciéndose a sí mismo con el profeta: He quedado reducido a la nada; me he convertido en una especie de jumento en tu presencia, pero siempre estoy contigo”. Vivir nuestra vida con esta sabiduría, nos permite vivir con libertad, sin esclavitudes que terminan por asfixiarnos. Tal vez este pequeño párrafo pueda servirnos de reflexión para iniciar la Cuaresma. 

Para terminar, queremos explicaros que la imagen del Niño Jesús que preside estas vivencias nuestras, pertenece a un precioso nacimiento de mazapán que nos regalaron en Navidad. Con ella recordamos que “Es Navidad cada vez que permitimos a Jesús amar a los demás a través de nosotros” (santa Teresa de Calcuta).

 

Unidos en la oración y en la misión

 vuestras hermanas de Buenafuente del  Sistal   

Por Alfonso Olmos

(Director de la Oficina de Información)

 

A la espera del próximo gran jubileo compostelano, que se celebrará en 2021 después de once años, y tras la reciente clausura del jubileo de Caravaca de la Cruz, que se celebra cada siete años desde 1998, donde han peregrinado más de 325.000 personas a venerar la reliquia de la Vera Cruz, nuestro suelo patrio sigue viviendo este 2018 la gracia jubilar en distintos lugares. 

Sigue vigente el año jubilar lebaniego, que se celebra al coincidir en domingo la fiesta de Santo Toribio, 16 de abril, y que congrega en el santuario de Camaleño en Cantabria a miles de peregrinos para venerar el Lignun Crucis, el trozo de la cruz de Cristo más grande que aún perdura.  La clausura del años santo será el próximo 22 de abril. 

También Ávila está viviendo un año jubilar, puesto que la Santa Sede ha concedido un jubileo periódico a la diócesis, que tendrá lugar cada año que el día de la fiesta de Santa Teresa de Jesús coincida con domingo. El jubileo también se celebra en Alba de Tormes, lugar en el que reposan los restos de la andariega santa abulense. 

Para celebrar los 800 años de la fundación en Barcelona de la Orden de la Merced por San Pedro Nolasco, el Papa ha concedido un jubileo que podrá vivirse en todas las iglesias y monasterios de la Orden. Así en distintos lugares de España donde está presente los mercedarios y las mercedarias se puede lucrar esta gracia especial. 

Covandonga vive un jubileo en recuerdo del primer centenario de la coronación de la Santina. Esta efeméride se une a la de los trece siglos de la batalla en este lugar, que dio origen a la reconquista cristiana. En la localidad de O Corpiño, en Lugo, se celebra un jubileo muy particular, consagrado a las personas que se dedican a la protección de los animales y la naturaleza. 

Varias hermandades y cofradías celebrarán también jubileos extraordinarios en este año. En Sevilla la corporación de la calle Pureza al conmemorarse el sexto centenario de la fundación de la hermandad, acontecimiento fechado en 1418. La Hermandad Sacramental de la Esperanza es considerada la hermandad más antigua de Triana. También en la provincia la Hermandad Sacramental de San Juan Bautista de Aznalfarache, por el 275 aniversario de su fundación. También la hermandad de la Expiración de Córdoba está de jubileo, con motivo del centenario de la refundación de la corporación y el 25 aniversario de la coronación canónica de la Virgen del Rosario. Y en Priego de Córdoba la del Nazareno por el 425 aniversario de su fundación. Seguro que muchas más a lo largo de la geografía nacional. 

En 2011, el Papa Benedicto XVI otorgó privilegios a Sisante, en la provincia de Cuenca, concediendo la condición de lugar de peregrinación en año jubilar, aquellos años en los que el 14 de Septiembre (día de la Santa Cruz) coincidiera en viernes. Desde el 7 de enero peregrinar a Sisante y visitar el Monasterio de Ntro. Padre Jesús Nazareno, será motivo para lucrar el jubileo. 

La Santa Sede ha concedido también un Año Santo Jubilar a la pedanía valenciana de El Palmar por su devoción al Santísimo Cristo de la Salud, a petición del cardenal arzobispo de Valencia. A lo largo de este Año Santo todos los días 6 del mes se celebrará una misa jubilar en honor al Cristo de la Salud y se ofrecerá la posibilidad de celebrar todos los día la misa del peregrino a petición de grupos o parroquias. También en Valencia y en el resto de las diócesis valencianas, así como en la de Tortosa, se celebrará este año un jubileo para recordar el quinto centenario de la muerte de San Vicente Ferrer. 

El Papa Francisco ha concedido también a Pamplona esta gracia hasta el 7 de julio de 2018, por cumplirse 300 años de la consagración de la capilla de San Fermín, situada en el claustro de la iglesia de San Lorenzo y en Soria a las Clarisas se les ha concedido celebrar jubilarmente 75 años de exposición perpetua del Santísimo. 

Otros jubileos pueden ser otorgados por el obispo. Así, por ejemplo, con motivo de la 50 peregrinación diocesana a Lourdes, el obispo de Cartagena ha concedido la celebración de un Año Jubilar a la Hospitalidad Murciana de Nuestra Señora de Lourdes.   

Es tan extensa la posibilidad de misericordia en la Iglesia que, por muchos motivos y en muchos lugares, es posible acogerse a ello y eso produce mucho júbilo. Además en España se encuentran 6 de las 8 ciudades jubilares por excelencia, aparte de Jerusalén y Roma: Santiago, Caravaca, Urda, Liébana, Ávila, Lugo y Valencia. Aprovechemos todas estas posibilidades y las que, además, día a día se nos ofrecen para poder vivir conforme al ideal cristiano de amor a Dios y al prójimo.

Por Ángel Moreno

(vicario para la Vida Consagrada)

 

¿Cómo pasar por Galilea sin tomar notas de lo que percibe el corazón a la orilla del mar? ¿Cómo caminar por el lugar de las llamadas del Señor sin sentir el paso del Maestro? ¿Cómo fijar los ojos en las aguas serenas de Tiberiades sin contemplar el reflejo de la mirada del Nazareno? 

Es moción interior consoladora la certeza de la brisa compartida con Quien pasó por esta orilla llamando a sus amigos al seguimiento, Jesús de Nazaret. La calma y la bonanza, el frescor de la mañana, la misma luz del alba, impactaron los sentidos del Hijo de Carpintero. 

¡Es verdad!, en Galilea se entra en comunión con el Maestro al mirar el cielo, y se siente la voz en las entrañas, al percibir aquellas palabras que llaman a seguir detrás de Él por los caminos. 

No es ilusión surgida de la necesidad el sentimiento de la presencia amiga, como tampoco lo es percibir en la conciencia la frágil condición humana. Al avanzar por la senda del Evangelio, tras las huellas del Señor, a la vez se siente la fuerza y la distancia, mas siempre salvada por su mano tendida. 

Sobre el mar de Galilea se sucedieron miedos y certezas; noches recias y amaneceres remecidos de luz y de abundancia; sensación de hundimiento en la noche oscura y experiencia de sentir la mano que libra del ahogo. 

La memoria de la enseñanza de Jesús hace retornar la confianza de que no podrá la tormenta a la calma; la crisis, a la esperanza; la debilidad, a la mirada entrañable del Maestro. 

Se conmueve el alma cuando se siente paz al intuir la aprobación de Jesús por la forma en que se le presenta como amigo. Me sucedió en Nazaret: un instante de luz y de sentir la sonrisa dibujada en el rostro del Hijo de María después de haber hablado de Él a compañeros. Percibí su semblante sereno, satisfecho por cómo mostraba a los demás sus misterios de encarnación y de nacimiento. 

Parece pretencioso confesar lo que me vino al pensamiento en el instante cumbre de la celebración de la Eucaristía, en la basílica de la Anunciación en Nazaret: “Estoy contento por cómo trasmites mi paso por la tierra y por cómo me presentas”. No se puede contener el estremecimiento en las entrañas, ni el gozo, a la vez que surge la súplica al Verbo hecho carne, para que sea Él mismo quien me sostenga como vocero, mediación sincera y anunciador de su Evangelio. 

¡Galilea! Y retornan a mi mente los días de luz y de templanza, y quedo sumido en el silencio, para escuchar las palabras de Jesús, que se guardan bajo la bóveda del mar y en la ribera: “Vente conmigo”. “Sígueme”. “No tengas miedo”. “Tu fe te ha salvado”. “Perdonados te son tus pecados”.  Y las de los discípulos: “Apártate de mí, que soy pecador”. “Tú eres el Hijo de Dios”. “Tú eres el Mesías”.

Por Ángel Moreno de Buenafuente

(vicario para la vida consagrada)

 

 

Desde Jerusalén

Una de las fiestas más tradicionales del calendario litúrgico y también más popular es la Candelaria. Este día, en muchas comunidades rurales se hacen dulces especiales, y sobre todo se participa en la bendición de candelas. 

La fiesta coincide exactamente con los cuarenta días de la Navidad, y conmemora el hecho ritual, mandado por la ley de Moisés, de purificación de la madre que acaba de dar a luz y debe acudir al Templo como consecuencia del parto. Hoy no se entiende que la maternidad haga impura a la mujer,  de ahí el cambio de denominación: en vez de la Purificación de María, la consagración de Jesús, su Presentación en el templo. 

Según el papa Benedicto, si se observa el relato evangélico, no hay rescate del primogénito. José y María llevan la ofrenda sustitutoria para rescatar a su hijo primogénito. Nada se dice del rescate, porque Jesús ha quedado ofrecido, consagrado al Señor. Y sitúa el acto en Jerusalén, que no era preceptivo, pero el autor sagrado desea que el acontecimiento quede fijado en el Templo. 

Desde esta exégesis, se comprende que la Iglesia haya fijado para este día la jornada mundial de la Vida Consagrada, en recuerdo del primer consagrado, Jesucristo,  Quien quedó, como Samuel ofrecido a Dios. 

Es una fiesta que nos llama a cada uno de los bautizados a reforzar los vínculos de pertenencia al Señor, al reconocer que venimos de Él y a Él volvemos. Independientemente de la vocación y forma de vida a la que hayamos sido llamados, por el bautismo hemos quedado ungidos, sellados y consagrados. 

Es emocionante imaginarse a María, llevando en sus brazos al verdadero Cordero de Dios. Los santos padres la han contemplado como la zarza que brindó el cordero a Abraham para que no inmolara a su hijo amado. En este caso será ella, madre virgen, zarza ardiente, la que nos presente la ofrenda por la que nos libramos de la muerte eterna todos los hijos de los hombres. 

Al estar en Jerusalén, siguiendo los pasos de Jesús, se hace más viva la escena que contiene tanta misericordia divina, a costa de tanto dolor entrañable, que anunció el anciano Simeón: “Una espada de dolor te atravesará el alma”. 

Con el salmista cabe decir: “Renuevo mis votos ante el Señor, delante de tus fieles”.

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