Por José Ramón Díaz-Torremocha

(Conferencias de San Vicente de Paúl en Guadalajara)

 

 

Aquélla frase dirigida al amigo de años, al compañero, a aquel al que llamaba discípulo, el que parecía que le quería, era el “fiat” del Cordero al que iba a consumar la mayor traición de todos los tiempos: la traición al Hijo de Dios. Traición que, sin embargo, a través del sacrificio infinito de Cristo, iba a abrir la puerta a la redención del género humano. También a la horrorosa pasión, al sobrehumano dolor, del gran Inocente. De Aquel que iba a entregarse por nuestras faltas. Por nuestros pecados. Por todos y los de cada uno individualmente. Por los tuyos y los míos. Así sucedió. Así fue. 

Me he preguntado con frecuencia, si la frase del Hijo del Hombre que da título a esta pequeña reflexión, fue solo dirigida a quien, en aquel momento, iniciaba una traición o también lo era para todos nosotros en los que desgraciadamente, iba a consolidarse esa traición y a mantenerse. Traición, de los que decimos querer ser sus seguidores. Los seguidores del Maestro. 

Profundicemos en mi pregunta y aceptemos que, efectivamente, va dirigida también a cada uno de nosotros como he indicado. ¿No nos dice el Buen Dios continuamente también a cada uno: ve y haz pronto lo que debes? Para ello nos dejó los Consejos Evangélicos. 

Cuando se nos va fisicamente, cuando parecía que nos abandonaba, cuando hasta los Apóstoles así lo creyeron, nos dejó indicado a lo largo de toda su vida pública como y conque valores debíamos vivir.  Antes incluso de consumarse aquella traición que le llevó a la Pasión, ¿no querría Cristo dejarnos un interrogante para la vida también de todos los que nos llamamos cristianos y que con tanta frecuencia le seguimos traicionando hoy? Es decir: aquellas palabras del Inocente que propiciaron la llegada de los esbirros, de los verdugos ¿no son también aplicables a cada uno de nosotros? ¿No somos también nosotros traidores? ¿No continuamos vendiéndole por unas cuantas monedas todos y cada uno de los días? 

¡Claro que le abandonamos! Lo hacemos cuando omitimos la alabanza que le debemos, cuando abandonamos el rato de oración, de cercanía espiritual para con Él, cuando no atendemos debidamente a aquellos que sufren y en los que quiso quedar reflejado para cada uno de nosotros. Cuando no le escuchamos. Cuando abandonamos la fraternidad en nuestra Conferencia. Cuando nuestra dedicación a la Conferencia, es de solo un rato, en lugar de informar cada minuto de nuestra vida. 

A veces, no somos conscientes de que Él, nos acompaña en cada uno de los minutos de nuestra existencia esperando nuestra cálida y comprometida respuesta a tanta entrega y tanta misericordia. 

Pidamos a María en esta nueva celebración de la Pasión de su Hijo, del Hijo de Dios, que nos ayude a ser conscientes de esa compañía diaria y que Ella, nos empuje a ser mejores y más entregados cada día a los que sufren. 

“Lo que tienes que hacer, hazlo pronto”. Los que sufren, siguen sufriendo tantas veces por falta de compañía y aún de comprensión de su dolor, los solos, siguen sin nadie que charle con ellos, los ancianos, tantas veces, están abandonados y casi “aparcados” en Residencias, muchos presos, siguen sin alguien que se preocupe por ellos. Multitud de enfermos están solos y hay miembros de las propias Conferencias de San Vicente enfermos y sin compañía. Abandonados de sus consocios. Las parejas rotas con dolor para los hijos, el odio que tantas veces separa a los padres. Los parados de larga duración. Todos ellos necesitan de quienes quieran compartir un poco de tanto dolor. 

¿Te sientes concernido? “Lo que tienes que hacer, hazlo pronto”

 

Feliz Pascua de Resurrección.

 

José Ramón Díaz-Torremocha

de las Conferencias de San Vicente de Paúl en Guadalajara

 

Por la Comunidad de la Madre de Dios

(Monasterio de Buenafuente)

 

Muy queridos hermanos, ¡hemos terminado la tercera semana de Cuaresma!  Siempre la Palabra de Dios es guía, bordón en el camino. En nuestro “maratón cuaresmal” los evangelios dominicales son “como un sello en el corazón, como tatuaje en el brazo” (Ct 8,6). El Domingo Tercero de Cuaresma, la Iglesia nos propuso la perícopa de los vendedores del Templo, del evangelista san Juan. Como tanto nos dice nuestro profesor de Sagrada Escritura, D. Rafael Pascual,  no podemos leerla en sentido literal, porque entonces sería una sencilla anécdota de la vida de Jesús. En este párrafo el propio evangelista nos da una pista importante: “Pero Él hablaba del Templo de su Cuerpo” (Jn 22,21). Por tanto será acertado pensar que también habla de nuestro cuerpo: “¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo? (1ª Co 6,19), dice san Pablo. Entonces, a lo mejor en nuestro corazón, templo del Espíritu Santo, hacemos negocios o, al menos lo intentamos, que no están en sintonía con la vida de Jesús. San Agustín lo explica muy bien: “Seremos en aquel templo como los compradores y vendedores, es decir, como los que buscan sus propios intereses”. Y “El Amor no busca su interés” (1ª Co 13, 5). Frente a nuestra pobreza y miseria, está la Misericordia de Dios: “Si alguien destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios, que sois vosotros, es sagrado” (1ª Co 3, 17). 

En la oración con la Palabra de Dios, en la Lectio Divina, nos ayudan mucho los textos de la propia Sagrada Escritura con música, y también los de las poesías de los grandes místicos; desde aquí agradecemos su arte a esos compositores, en particular a nuestro gran amigo Ignacio Yepes. Y los animamos a que sigan componiendo. 

La pequeña oración que hemos hecho con el Evangelio del domingo pasado, nos hace volver la mirada al inicio de la Cuaresma, cuando escuchábamos al sacerdote, mientras nos signaba con la ceniza: “Convertíos y creed en el Evangelio” (Mc 1, 15b). Sí, convertirse “Significa mirar, no aquello que no hemos logrado ser, sino a lo que con la gracia divina podemos llegar a ser” (K. Ware). Volver a nuestro ser originario, a como lo ha pensado Dios para cada uno de nosotros, a ser imagen y semejanza suya, a vivir ya las Primicias de la Vida Eterna.

¡¡FELIZ PASCUA!!

Unidos en la oración y en la misión,

 vuestras hermanas de Buenafuente del  Sistal 

Mª Lourdes López García

(Cáritas diocesana Sigüenza-Guadalajara)

 

La Cuaresma es tiempo de preparación para la Pascua, tiempo especialmente favorable para cambiar y crecer. El Papa Francisco en su mensaje de Cuaresma de este año nos decía: “Cuánto querría que también en nuestras relaciones cotidianas, ante cada hermano que nos pide ayuda, pensáramos que se trata de una llamada de la divina Providencia”.

Ayudar, caminar hacia el otro, hacia el hermano, caminar hacia los pobres, esa es nuestra apuesta. Tanto tiempo leyendo el evangelio y aún nos cuesta entender que Cristo está en los hermanos y en los pobres, y que los hermanos y los pobres están en Cristo y cuando caminamos hacia el hermano y el pobre es una pascua.

Ir hacia el otro exige desarraigo, apertura, vaciamiento y vivir para el otro muriendo para sí. El camino de cuaresma para los voluntarios de Cáritas conlleva desinstalación, búsqueda, sorpresa, crecimiento, confianza y esperanza en cada uno de los hermanos que nos encontramos.

En este tiempo se nos invita a salir de nuestra casa, de nuestros recintos e instalaciones, de nuestros prejuicios e ideologías, de nuestros intereses, gustos y comodidades y caminar “hacia el otro”; esto significa empezar a conocerle, no solo su nombre y sus necesidades, sino toda su verdad, aunque esto no es nada fácil, pues a veces nos dejamos llevar fácilmente por los prejuicios y la superficialidad y no le reconocemos desde la comprensión, el cariño y la verdad. Caminar hacia el otro es aceptarle y valorarle tal cual es, sabiendo que es distinto y alegrándonos de que así sea, esto es la acogida incondicional a la que estamos llamados.

Es también aceptarle en la diferencia, sobre todo cuando nos desestabiliza y no entendemos ni comprendemos su forma de ser y de actuar. Es más fácil para nosotros dejarnos llevar por la crítica, el desacuerdo o el “no tiene solución”.

Sin embargo el otro tiene muchas cosas que decirnos, enseñarnos y pedirnos, está en nosotros querer escucharle, hacernos vulnerables y dejarnos interpelar por él.

Nos encontramos con el “otro” cuando sentimos, sufrimos, padecemos y gozamos con él, cuando hacemos nuestras las cosas del otro, como si fueran nuestra “propia carne”, eso es empatía.

Nos encontramos con el otro, con los otros cuando sabemos compartir con ellos nuestros bienes y nuestros talentos, lo que tenemos y lo que somos; cuando unimos nuestros sueños y capacidades, cuando trabajamos juntos en un mismo proyecto y luchamos por unos mismos ideales.

Cuando nos amamos con amistad limpia, en donación desinteresada, en camino de amistad y de unión hasta la verdadera Comunidad.

Nos encontraremos de verdad con el otro, con el pobre, cuando empecemos a ser pobres, a vivir con los pobres y a luchar y esperar con ellos. Ese será el autentico camino de cuaresma, no es un camino de rosas, necesitaremos mucha decisión y mucho corazón y sobre todo necesitaremos a Alguien, al Otro, que nos acompañe y nos de su mano, sin su ayuda maravillosa será imposible, pero merecerá la pena, cuando lleguemos a la meta, pues de esta manera viviremos la verdadera Pascua.

Por Manos Unidas

 

 

Para el acto de lanzamiento (8 de febrero) asistieron la presidenta delegada Elena Garvía, la hermana Pilar Basagoiti misionera y los periodistas Antonio Herraiz y Alberto Girón. Tuvo lugar en el salón de actos de la sede de la junta de la comunidad de C-LM y tuvo gran afluencia de público.

 

Como novedad este año contamos con la especial colaboración de un pensador visual Fernando Viejo quien plasmo en un gran cuadro lo que se habló durante el acto.

 

Durante la semana, la hermanan misionera acudió a colegios donde los niños la escuchaban asombrados. También recorrió medios de comunicación para dar su testimonio tras vivir 40 años en África.

 

El viernes 9 de febrero se celebró la cena del hambre y la lectura del manifiesto en la parroquia san Diego de Alcalá con participación de la mayoría de las parroquias de la ciudad.

 

El sábado fue la Misa de apertura de la campaña en la misma parroquia celebrada por nuestro obispo D. Atilano con gran participación de fieles.

 

Y por último el domingo día 11 contamos con 5 misioneros que acudieron a las parroquias de la ciudad para dar su testimonio de la realidad del hambre y de la carencia de cobertura de las necesidades básicas en las que viven tantos hermanos nuestros y ante la que no podemos vivir indiferentes oyendo la palabra de Jesús.

 

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