Por Javier Bravo

(Delegación de Medios de Comunicación Social)

 

 

Mayo es el mes de las flores, de la primavera. También, mayo es el mes en el que todos recordamos a nuestra mamá y las flores son el regalo más frecuente de los hijos para agasajar a quien nos dio la vida. Mayo es también el mes de las Primeras Comuniones. Los niños se acercan, invitados por Jesús, al banquete de la Eucaristía por vez primera. Pero mayo, sobre todo, es el mes de nuestra MADRE con mayúsculas y por excelencia, María. Este año de un modo especial la honramos bajo la advocación de Ntra. Sra. de Fátima en el centenario de las apariciones a los pastorcillos del Aljustrel.

Por ello, habiendo numerosas páginas web, apps móviles dedicadas al rezo del Santo Rosario, oraciones marianas, etc., me voy a fijar en la web que el Santuario de Fátima ofrece de una forma renovada en este año de celebración y actualización del mensaje de la Virgen a aquellos tres niños, Francisco, Jacinta (inscritos en el Libro de los Santos desde el día 13) y Lucía aquel 1917.

La web del Santuario tiene un diseño, a mi parecer, muy claro y atrayente. Tiene una página de inicio en la que aparecen las últimas noticias, una sencilla agenda con los eventos próximos, una galería de imágenes y videos que la hacen más atractiva. Además, un contador hacia atrás de los días que faltan para el centenario, la próxima visita del Papa Francisco y una tienda online. En la barrainferior de pie de página, además del contacto y redes sociales, hay un interesante apartado para solicitar oraciones al Santuario.

En la esquina superior derecha, me gustaría destacar la transmisión online de las celebraciones en la capilla de Fátima con un amplio abanico de horarios de las distintas celebraciones.

En cuanto a los contenidos hay infinidad de ellos sobreidentidad y misión del Santuario, además de darnos la oportunidad de conocer el mensaje de Fátima, la historia de los videntes, algo que pocos sabíamos es la existencia de la imagen peregrina, su historia y el porqué de esa imagen, una de las trece existentes en estos días está recorriendo nuestra diócesis.

Os invito además a entrar en los otros apartados de cómo peregrinar y apartados de formación y documentación. Pero me centraré en la sección del Centenario. Ahí podéis encontrar una amplia agenda cultural. Para aquellos que vayáis ahora en la peregrinación diocesana de junio o en la de octubre, una sugerencia: visitad la exposición “Los colores del Sol”. En este mismo apartado del centenario podéis encontrar las oraciones jubilares para el Centenario de las Apariciones de Fátima.

Hay más apartados pero no voy a cansaros más, mejor los vayáis descubriendo vosotros.

Con el buen sabor que ha dejado en los peregrinos la peregrinación para recoger la imagen peregrina de Fátima y el amplio abanico de posibilidades que ofrece a quienes no pueden acudir al Santuario su página web, os invito a acercarnos más a María también por los medios digitales para que ella nos acerque también más a Dios.
Que la visita de la imagen peregrina a la diócesis haga crecer nuestro amor a la Virgen.

Por Ángel Moreno

(de Buenafuente)

 

 

Muy querida Madre de Jesús, y madre nuestra:

Quiero agradecerte que hayas podido llegar a nuestra tierra y visitar nuestros pueblos y comunidades. Estoy seguro de que a tu paso se llenan de alegría los corazones de los sencillos, especialmente de los que no tienen ya más esperanza que saberse mirados por ti.

Sin embargo, me llegan algunos comentarios, si no en contra de tu visita, sí con desaprobación del modo en que hemos planificado tu peregrinación, como si olvidáramos los nuevos métodos de evangelización y volviéramos a esquemas trasnochados un tanto pietistas. Alguno me ha llegado a decir ante tanta manifestación de tu imagen que desviamos la mirada de quien debe ser el centro, tu Hijo, Jesucristo.

¿Será verdad que al recurrir a tu mediación, nos desviamos de tu Hijo?

Tengo certeza de que fue voluntad del Crucificado que te recibiéramos en nuestra casa, como también que tú dijiste a los sirvientes de Caná: “Haced lo que Él os diga”. Estoy seguro de que una verdadera devoción y respeto a tu persona, nunca nos puede apartar de Aquel que te escogió para madre suya.

No quiero caer en la trampa de pensar que me quedo en la sensiblería emocional al estremecerme ante tu mirada, por sentir tu ternura y tu belleza. Acabo de escuchar al papa Francisco que “cuando falta la mujer en la sociedad, falta la armonía”. Y en una sociedad dominada por el varón, Tú eres por voluntad divina la que introduce en el mundo y en la Iglesia la belleza, la armonía, la expresión más entrañable del amor de Dios.

Si por una expresión creyente, pretendidamente adulta, me apartara de tu mediación, me privaría de sentir el puerto franco en mis travesías azarosas, la referencia de la luz del alba, que precede al sol naciente, la claridad de la luna en la noche más oscura.

Tú fuiste, por voluntad de Dios, mediación necesaria para que su Hijo tomara nuestra naturaleza y se convirtiera en uno de nosotros. Tú fuiste, por designio divino, la mediación del amor del Padre a su Hijo amado, a quien tú nos diste en Belén. Tú fuiste la que adelantó la hora de la entrega total de Jesús.

Señora nuestra, perdona mis titubeos, mis dudas. Quizá se confirma una vez más que hay verdades que quedan ocultas a los sabios y entendidos, y Dios se las revela a los pequeños y sencillos, como sucedió con los pastorcitos en Fátima, a quienes revelaste secretos profundos.

No permitas, Señora, que tu paso se quede en espectáculo, convierte nuestro corazón, hazlo dócil al querer de tu Hijo, y que contigo pueda responder: “Hágase en mí según tu Palabra”.

A pesar de todo, te reitero mi agradecimiento por haber aceptado estar con nosotros de la manera que tú sabes: discreta, humilde, entrañable, orante, gozosa, arrancando del corazón el cántico de alabanza, y la adoración a tu Hijo Jesucristo, nuestro Dios y Señor, razón de nuestra fe, de nuestra esperanza, y de nuestra capacidad de amar. Gracias, Señora, y no dejes de interceder por nosotros.

Por Ángel Moreno

(de Buenafuente)

 

 

IV Domingo de Pascua: El Buen Pastor

Texto profético

“Voy a congregar a todo Jacob, a reunir al resto de Israel. Los juntaré como ovejas en el aprisco, como rebaño en medio del prado” (Mq 2, 12).

 

Texto evangélico

“Yo soy la puerta: quien entre por mí sé salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos” (Jn 10, 9).

 

Texto patrístico

“Yo soy el buen Pastor, que conozco a mis ovejas, es decir, que las amo, y las mías me conocen. Habla, pues, como si quisiera dar a entender a las claras: «los que aman vienen tras de mí». Pues el que no ama la verdad es que no la ha conocido todavía” (San Gregorio Magno).

 

Texto místico

Un pastorcico solo está penado,

ajeno de placer y de contento,

y en su pastora puesto el pensamiento,

y el pecho del amor muy lastimado.

 

No llora por haberle amor llagado,

que no le pena verse así afligido,

aunque en el corazón está herido;

mas llora por pensar que está olvidado.

 

Que sólo de pensar que está olvidado

de su bella pastora, con gran pena

se deja maltratar en tierra ajena,

y el pecho del amor muy lastimado. (San Juan de la Cruz)

 

 Consideración

Si el Señor, por propia iniciativa se autopresenta como pastor bueno, y el creyente se acoge al cuidado de quien arriesga su vida por salvar a las ovejas de su rebaño, no es temeraria la confianza y el abandono en manos de pastor tan responsable, y tendrá a gala cantar: “El Señor es mi pastor, nada me falta, en verdes pradera me hace reposar”.

La ternura, el cuidado, la entrega que representa la imagen de un pastor, las asume Jesús para ofrecernos la seguridad de su solicitud. Y aunque se pase por cañadas oscuras, nada hay que temer.

A su vez, cada uno, especialmente los que tenemos alguna responsabilidad, encontramos en la imagen del Pastor bueno, el modelo de entrega y de compromiso. Es día de pedir que no falten pastores para cuidar la grey del Señor. Jornada mundial de oración por las vocaciones de especial consagración.

Juan José Plaza

(Delegación de Misiones)

 

 

La Iglesia se dispone a celebrar la  Jornada de Vocaciones Nativas. Tendrá lugar el 7 de Mayo, cuarto domingo de Pascua,  o  domingo del Buen Pastor, como también se le conoce.

 A ésta celebración va  unida, como años anteriores,  la Jornada Mundial de Oración por las vocaciones.

 El Papa Francisco, en su mensaje para motivar esta celebración, subraya que toda llamada cristiana (vocación) tiene una dimensión misionera, pues “quien se deja atraer por la voz de Dios  y se pone en camino para seguir a Jesús, descubre enseguida, dentro de él, un deseo incontenible de llevar la Buena Noticia a los hermanos a través de la evangelización y el servicio, movido por la caridad”. Y sigue: “el compromiso misionero no es algo que se añade a la vida cristiana, como si fuese un adorno…Todo cristiano, en virtud de su bautismo, es un “cristóforo”, es decir, un portador de Cristo para los hermanos”.

El lema que va a presidir ambas Jornadas este año es: “EMPUJADOS POR EL ESPIRITU: Aquí estoy envíame””.

Jesús es ungido por el Espíritu y enviado a evangelizar (Luc. 4,18). Esta es también nuestra misión: ser ungidos por el Espíritu para ir hacia los hermanos y anunciar la Palabra, siendo para ellos un instrumento de salvación. Esta vocación la recibimos, como antes escuchábamos  del papa, todos los bautizados; pero especialmente los que han recibido el carisma  de una entrega total al servicio de la Evangelización, es decir, los “misioneros”.

Orar por las vocaciones y ayudar a las Vocaciones Nativas, se complementan claramente, ya que no podemos pedir al Señor que  dé vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada para su Iglesia, si  luego  no estamos dispuestos a ayudar a que esas vocaciones puedan desarrollarse.

En tiempos pasados el epicentro de la acción misionera estuvo en Europa, y muy especialmente en España, que evangelizó “el Nuevo Mundo”. Por desgracia hoy las Iglesias europeas han perdido el vigor de la fe, quizás porque no hemos sido fieles al “empujón” del Espíritu. Hoy en día son pocas las vocaciones en nuestras Iglesias, cosa que nos obliga, especialmente, en este día a pedir por ellas.

Pero el Espíritu no está ocioso, pues como leemos en la Sagrada Escritura:” el Espíritu sopla donde quiere”( Jn 3,8). Y sopla muy intensamente en los países de Misión, donde hay abundantes  vocaciones y los seminarios y noviciados están llenos a rebosar. Quizás  aquí se cumple  lo que la Virgen María nos reveló a  cerca de  de su propia vocación  en el Magnificat, cuando dice: “Porque ha mirado la humildad de su esclava” (Luc. 1,48). Hoy, como siempre, el Señor sigue mirando  la humildad, sencillez y pobreza de sus hijos para seguir llamándolos a su seguimiento.

¡Ojalá que como ellos se sienten  empujados por el Espíritu a seguir su vocación, nosotros también nos sintamos empujados por el Espíritu a la generosidad para ayudarles con nuestra oración y ayuda económica y así puedan y culminar su llamada.

Toda ayuda es buena: la espiritual y material; pero, sobre todo, en este día, yo os invito a que, si podéis,  fundéis becas a favor de estos hermanos humildes, sencillos y valientes, que, al ser llamados por el  Señor,  responden como María: “Hágase en mí según tu palabra” o también como respondió Isaías cuando escuchó de Él aquellas palabras:“¿A quién enviaré? ¿Y quién irá por nosotros?  Contesté: “Aquí estoy, mándame” (Isa 6, 7-8).

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