Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

Junto a Carlo Acutis, ambos jóvenes, italianos, universales, contemporáneos, piadosos, caritativos, alegres, apostólicos, crucificados y transfiguraos

 

 

 

 

 

La fiesta de la proclamación pública de la santidad aguarda con gozo y expectación para Pier Giorgio Frassati (Turín, 6 de abril de 1901-Turín, 4 de julio de 1925). Su canonización será el 7 de septiembre de 2025 por el Papa León XIV. Inicialmente iba a haber sido canonizado el 3 de agosto, en el Jubileo romano de los jóvenes, pero la fecha definitiva será la citada del 7 de septiembre, junto al adolescente también italiano Carlo Acutis, sobre quien ya ofrecimos una página de Religión de NUEVA ALCARRIA el pasado 18 de julio.

Frassati fue un joven laico dominico italiano miembro de la Acción Católica, institución en la que ingresó a los 15 años de edad; fue un gran montañero, escaló los Alpes y el Valle de Aosta. Ha sido venerado como beato de la Iglesia católica desde 1990.

 

 

Contexto familiar

Frassati nació el 6 de abril de 1901, Sábado Santo, en el seno de una familia acomodada: su padre era Alfredo Frassati (28 de septiembre de 1868-21 de mayo de 196, agnóstico, propietario del periódico liberal “La Stampa”), y Adélaïde Ametis (17 de febrero de 1877-18 de junio de 1949), pintora. ​       Su padre también participó activamente en la política nacional y sirvió en el Senado italiano antes de convertirse en embajador de Italia ante Alemania. Sus padres se casaron el 5 de septiembre de 1898. Su madre, artista, expuso sus obras en un evento en Venecia, donde el rey Víctor Manuel III adquirió algunas de ellas. Su única hermana fue Luciana Frassati Gawronska (18 de agosto de 1902-7 de octubre de 2007). ​ 

La situación económica de la familia es por lo tanto halagüeña, pero no desde el punto de vista afectivo: el padre y la madre se ponen poco de acuerdo y educan a sus hijos desde un punto de vista rígido. Luciana, la hermana de Pier Giorgio, contaba que "la casa señorial en la que vivíamos parecía un cuartel". La familia, en suma, le transmite un duro sistema de reglas y deberes; y la fe es impartida únicamente por la madre.

 

Caritativo y piadoso desde niño

La inclinación de Frassati por ayudar a los demás se manifestó desde su infancia. En una ocasión, siendo niño, al abrir la puerta se encontró con una madre mendigando con su hijo descalzo. Su respuesta fue quitarse los zapatos y dárselos al niño. ​

En 1909, su padre se negó a ayudar a un hombre que llamó a su puerta porque estaba borracho. Frassati, sollozando, se lo contó a su madre, quien le indicó que buscara al hombre y lo llevara a la casa para comer.

Su primera confesión tuvo lugar en la iglesia de Corpus Christi el 20 de junio de 1910, y recibió la Primera Comunión el 19 de junio de 1911; recibió la Confirmación en su parroquia el 10 de junio de 1915.

 

 

Estudios, voluntariado, apostolado

Estudió primero privadamente, después frecuentó la escuela estatal, pero no demostró mucho entusiasmo por el estudio. Fue inscrito en el liceo clásico Massimo D'Azeglio, pero por continuar una carrera escolástica la familia lo confía al salesiano don Antonio Cojazzi, que además era maestro de literatura, y quien lo acercó a la espiritualidad cristiana.

Frassati se dedicó a obras de acción social que unían a las personas en camaradería para combatir las desigualdades. Se opuso al fascismo​ y no apoyó el régimen de Benito Mussolini. Fue arrestado en Roma mientras protestaba junto al Congreso de la Juventud Obrera Católica de 1921. Participó en grupos estudiantiles, así como en el Apostolado de la Oración y en Acción Católica (a la que se unió en 1919), a la que se dedicó por completo.

Frassati también se convirtió en miembro profeso laico de la Tercera Orden de Santo Domingo, el 28 de mayo de 1922, donde asumió el nombre religioso de "Girolamo" en memoria de Girolamo Savonarola, fraile dominico florentino y predicador del siglo XV. También fue devoto de las enseñanzas de santo Tomás de Aquino y santa Catalina de Siena. Las enseñanzas del apóstol san Pablo también lo inspiraron, y este santo se menciona en diversas cartas de Frassati.

 

Periodista, San Vicente de Paúl, ingeniero

Ayudó a fundar un periódico llamado “Momento”, cuyos principios se basaban en la “Rerum novarum” del Papa León XIII.  Se unió a una conferencia de San Vicente de Paúl en 1918 y dedicó gran parte de su tiempo a ayudar a los pobres y desfavorecidos.

En 1918, comenzó sus estudios de ingeniería, en el Politécnico de Turín, donde cursó Ingeniería Industrial Mecánica. Tenía en la mente el sector minero y deseaba convertirse en ingeniero de minas, con el fin de poder trabajar cerca de los operarios pobres. Quería hacerlo para «servir mejor a Cristo entre los mineros».

Al graduarse, su padre le ofreció un coche o un fondo considerable. Eligió esto último para donarlo a los pobres en lugar de usarlo para sí mismo. También proporcionó una cama a un tuberculoso, en una ocasión, además de mantener a los tres hijos de una viuda enferma y encontrar un lugar para una mujer desahuciada.

Durante sus estudios, se sintió atraído por, Laura Hidalgo, una chica cuya franqueza y bondad lo impresionaron. Nunca salió con ella porque temía que sus padres no la aprobaran. Esto le impulsó a renunciar a cualquier relación, tal como le confió a su hermana.

 

Deportista, teatro, cine

Su talento parecía ilimitado, pues era un ávido montañero y atleta que nadaba bien e incluso recitaba pasajes de Dante Alighieri con relativa facilidad. Frassati era miembro del Club Alpino Italiano y escalaba montañas como el Grand Tournalin y el Monte Viso. ​

También asistía a teatros y museos con amigos siempre que tenía oportunidad. Sin embargo, solo iba al cine después de conocer las cualidades morales de la película, ya que le disgustaban las cosas de naturaleza vulgar e impura. ​ Aprendió a bailar, aunque nunca le gustó mucho, como solía comentar. También sabía alemán y francés, además de italiano, claro.

 

“Ayudar a los necesitados es ayudar a Jesús".

Con sus más queridos amigos fundó un círculo denominado "I tipi loschi" (Los tipos sospechosos), que, detrás de los intentos bromistas, tenía la siguiente la máxima: "Pocos, pero buenos, como los macarrones", y no ocultó el deseo hondo de fundar la amistad sobre bases profundas: "Yo quisiera que nosotros jurásemos un pacto que no conoce confines terrenos ni límites temporales: la unión en la oración", escribía a uno de sus amigos el 15 de enero de 1925.

A pesar de la riqueza de la familia, Pier Giorgio estaba siempre falto de dinero, porque sus padres no le daban más del necesario y a menudo era generosamente dado a sus obras de solidaridad. Los amigos lo veían volver a casa a pie porque había dado a cualquier pobre el dinero que debía haber utilizado para el tranvía. Estaba contento de ser parte de la sociedad de San Vicente de Paúl, de ayudar a los pobres, entrando en sus casas sucias y malolientes. "Ayudar a los necesitados", respondió un día a su hermana Luciana, "es ayudar a Jesús".

 

Muerte fulminante de poliomielitis

Y probablemente visitando a los pobres en sus habitaciones es que enfermó de poliomielitis fulminante, tremenda enfermedad que lo llevó a la muerte en una semana.

El 30 de junio de 1925, volviendo de sus habituales ejercicios de caridad, Pier Giorgio siente un extraño dolor de cabeza y también inapetencia. Nadie percibió sus síntomas, y en este período estaba muriendo también la abuela, que atrajo la atención de la familia entera. El joven no deseaba molestar, considerando insignificante enfermedad.

Pero Pier Giorgio está ya para morir en silencio cuando sus distraídos padres se dan cuenta de lo que le pasa, aunque es ya muy tarde. El suero hecho traer directamente de París de ningún modo pudo salvarlo; muere el 4 de julio de 1925.

A su funeral acuden amigos y, sobre todo, muchísimos pobres. Por primera vez, sus familiares comprenden, viéndolo tan amado, dónde y cómo había vivido Piar Giorgio Frassati.  Fue enterrado en la catedral de Turín

 

Beatificación y canonización

El Papa Juan Pablo II lo beatificó en Roma el 20 de mayo de 1990. Es patrono de la Confraternidad Católica Italiana, de los Jóvenes de la Acción Católica Italiana y de los jóvenes de la Comunidad del Cordero.

Desde 2017, es patrono internacional de los Jóvenes de la Confederación Internacional de la Sociedad de San Vicente de Paúl.

En la frontera entre Argentina y Chile, en la imponente Cordillera de los Andes, existe el cerro Piergiorgio nombrado en su honor. Podría ser, en el futuro, declarado patrono de los montañistas.

El 25 de noviembre de 2024 el Papa Francisco aprobó un milagro atribuido a su intercesión ante Dios, abriendo el camino para su canonización. El milagro fue la curación de un sacerdote, Juan Manuel Gutiérrez en Los Ángeles (USA), que, en 2017, tras un accidente, quedó con el tendón de Aquiles desgarrado y médicamente irrecuperable.

El 13 de junio de 2025, en el primer consistorio ordinario público del Papa León XIV, se decretó que sería canonizado el 7 de septiembre de 2025 junto con Carlo Acutis (1991-2006), ambos jóvenes, ambos italianos y ya universales, ambos contemporáneos​ y con tantos perfiles de lo que es la santidad (piedad, caridad, alegría, apostolado, cruz) y el verdadero atractivo del seguidor de Jesucristo.

 

Algunas frases suyas

Algunas frases célebres de Pier Giorgio Frassati son: "El cielo es nuestro hogar, pero debemos escalar para llegar a lo alto", "Vivir sin fe, sin un patrimonio que defender, sin mantener una lucha por la verdad no es vivir, sino ir tirando".

También se le atribuye la frase: "La santidad consiste en estar siempre alegres".  Y esta otra: "De ti mismo no harás nada, pero si tienes a Dios como centro de todas tus acciones, entonces alcanzarás la meta".

 

Publicado en Nueva Alcarria el 29 de agosto de 2025

Laura y María Lara Martínez

(Profesoras titulares de Universidad)

 

 

 

El 27 de agosto es Santa Mónica, la madre de San Agustín, Padre y Doctor de la Iglesia y filósofo que cristianizó a Platón. Es una de nuestras santas preferidas junto a Santa Elena, madre del emperador Constantino y protagonista de las novelas El velo de la promesa (Premio de Novela Histórica Ciudad de Valeria) y Memorias de Helena, continuando la saga literaria romana de María Lara. 

Flavia Iulia Helena (250-330) podría haber sido la abuela o bisabuela de Mónica (331-387),  oriundas respectivamente de Drepanum (Bitinia, Asia Menor) y de Tagaste, actual Argelia, en África, a cien kilómetros de Cartago, cuna de personajes históricos rivales de los romanos que llegaron a Hispania y dejaron su legado en Cartago Nova, Cartagena. 

San Agustín, obispo de Hipona, está también en el desarrollo del monacato con raíces ascéticas en Oriente pero fue él quien organizó la vida de las comunidades monásticas, siendo la Regla de San Agustín la norma más antigua de Occidente, sirviendo de base a órdenes posteriores. 

"Si quieres conocer a una persona, no le preguntes lo que piensa sino lo que ama". 

"Las lágrimas son la sangre del alma".

"No vayas fuera de ti, entra dentro de ti, que en el interior del alma se halla la verdad".

"Nos hiciste para ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti".

"Tú lo sabes, Dios".

En la Alcarria, dentro de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara, se celebra San Agustín en Fuentelencina, villa taurina donde residieron los diestros Manolete e Iván Fandiño. San Agustín y su amigo Alipio fueron a ver un espectáculo de gladiadores, comparable a las corridas de toros. Lo cuenta San Agustín en Las confesiones.

La Curia General de los Agustinos en Roma se llama Santa Mónica, de ahí salió el Papa León XIV. 

Milenio y medio después San Leonardo Murialdo fundó los Josefinos de Murialdo en Turín, en el contexto de la Revolución Industrial en la Italia recién unificada. 

La Familia de Murialdo, que integramos laicos, Josefinos y Murialdinas de todo el mundo, en el mes de junio tuvimos la Pre-asamblea en Roma y estuvimos en El Vaticano en el Jubileo de Pentecostés. Un gran honor representar a la Familia de Murialdo de España en el mundo y realizar apostolado como influencers católicas, tal como ha escrito sobre nosotras el Padre Gilberto Freire, Sacerdote Josefino de Ecuador. 

Realizamos cada día nuestra misión con la alegría del Resucitado intentando poner en práctica los consejos de San Leonardo Murialdo, de San Agustín, de Santa Mónica, de Santa Elena (inspiradora del Edicto de Milán, la tolerancia plena a todos los cultos en el Imperio Romano, que nadie fuera perseguido por razones de fe), de Carlo Acutis que el 7 de septiembre será canonizado tal como dictaminó el Papa Francisco...

 

De las Vidas de Santos de las Hermanas Lara

 

 

 

Oración a Santa Mónica

Querida Santa Mónica,
esposa y madre preocupada,
muchas tristezas se clavaron en tu corazón durante tu vida. 

Sin embargo, nunca te desesperaste o perdiste la fe.
Con confianza, persistencia y profunda fe,
rezaste diariamente por la conversión
de tu amado esposo, Patricio,
y tu amado hijo, Agustín.

Concédeme la misma fortaleza, paciencia
y confianza en el Señor.
Intercede por mi, querida Santa Mónica,
para que Dios pueda escuchar favorablemente mi súplica

(mencione aquí su petición)

y me conceda la gracia de aceptar su voluntad en todas las cosas,
por medio de Jesucristo, nuestro Señor,
en la unidad del Espíritu Santo,
un solo Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

 

Juan Pablo Mañueco

(Escritor y periodista)

 

 

 

I.

CÁNTICO ESPIRITUAL AL MODO DE SAN JUAN DE LA CRUZ PERO COMPUESTO POR JUAN PABLO MAÑUECO en liras alcarreñas (búsquese por internet qué estrofa innovada es eso de las “liras alcarreñas”, estrofa métrica del llamado “realismo simbólico”).

 

 

¿Adónde te has ido, Cristo

que de vista de todos te marchaste,

sin ya habérsete visto,

después que te fugaste

de aquellos seres a quienes llamaste?

 

Dinos adónde entraste,

tras de tu éxodo súbito, imprevisto,

si en la Tierra dejaste

de amargura provisto

alma del rebaño que solo te ha entrevisto

 

¿Apenas fue tu luz

un raudo, alado, presto meteoro

que se clausuró en cruz,

nos privó del tesoro

que toda alma del rebaño y yo añoro?

 

Tu busca no demoro,

aun yendo en un oscuro contraluz,

con mi voz te rumoro

buscándote al trasluz

de quien tapado a ciegas busca en capuz.

 

Pregunto por los montes,

llanos, vegas, vergeles y riberas

ascendiendo horizontes,

ruego a ríos y fieras,

caminantes que cruzan las fronteras

 

con sus voces ligeras

pongan fin a mi subir los desmontes,

den fin a mis carreras,

me digan si somontes

o llanuras Le vieron en trasmontes.

 

¡Oh, arboleda y florestas

que Él mismo con certeza ha examinado

tan de belleza prestas     

luego las ha dejado

que aquí su paso noto enamorado!

 

Su aliento delicado

subió por estos valles y estas cuestas,

y de amor les ha hablado,

pasión que invita a gestas

de inquirir a Quien sabe las respuestas.

 

¿Quién a mí responderme

podrá si no fuese Él en su figura,

y quién podrá valerme

en medio de noche oscura

sin reposo hallar ni estancia segura?

 

Así mi voz procura

despertar el alma y vida que duerme

y ansía la ventura

de hacia ti ya volverme,

¡y en Ti vivir vida que jamás merme!

 

No quiero ya encontrarme

vicario, nuncio, enviado, mensajero,

sólo en Ti refugiarme

en tu albergue primero,

donde por estar ya viviendo… muero.

 

De modo que prefiero

salir por  montes y valles y entrarme

al divino sendero

donde podré llevarme,

y en la senda ya gloriosa en ti estarme.

 

Con nosotras retorna

insatisfechas mundanas criaturas,

nuestras dudas entorna.

Apórtanos venturas

que solo con tu presencia procuras.

 

De las dichas futuras

danos ya muestrario que nos contorna

a etéreas aventuras,

con tu luz nos adorna

y de tu paz serena nuestra alma orna.

 

Después que amor llenaste

en los ojos de quien tu gozo ha visto,

abajo nos dejaste,

dejaste el mundo, Cristo,

no nos llevaste al cielo en ti entrevisto

 

Si solo en ti existo

y el corazón al alma le robaste,

a ti en todo ya avisto.

¿Por qué no te llevaste

entero el robo dulce que robaste?

 

Véante ya mis ojos

pues anhelan estar en tu presencia,

que cesen los cerrojos

que cierran tu conciencia

y tienen a nosotros en tu ausencia.

 

Ninguna resistencia

hago a morir entre los rayos rojos

de tu amor, que es la esencia

de vivir sin rastrojos

una vida real libre de enojos.

 

La soledad que suena

por bosques y por ríos sonorosos,

con un sonido llena

trayendo los hermosos

sones que siento yo más poderosos.

 

-Con la esperanza, briosos

sones de vida y dicha y suerte plena

escucha en los preciosos

acuerdos en que atruena

mi voz de Amado al Alma que aún pena

 

Reina con la esperanza

ya la Esposa en el goce del Amado

y en su sabor alcanza,

el cuello reclinado,

los dones que el Esposo había hablado.

 

-Gocémonos, Amado,

el Uno y la otra ya en plena confianza

pues al fin te he hallado

por la senda que avanza

en eterno camino a la ESPERANZA.

 

(NOTA: El poema titulado “Cántico espiritual de Juan Pablo Mañueco” se lo dedico a José Ramón Díaz Torremocha, como expresión de mi sumo afecto por él, tanto a lo galaico como a lo madrileño y castellano)

 

 

II.

 

DÉCIMAS SONRIENTES A UN DIAMANTINO DIAMANTE

 

 

De la Puente hasta la Iglesia

y de la Iglesia a la Puente,

no es sólo hontanar, que es fuente

de recuerdo y no de amnesia.

Con Dios tan a gusto siente

que es una más de su gente,

que pasa junto al sagrario

cual diligente rosario

con la señal en la frente

del Amparo, a ella afluente…

 

Conductora que al volante

es diamantino diamante.

Desde la Iglesia a la Puente,

reza y labora… sonriente.

Ore por mí, de la Puente,

cada vez que ante la Amparo,

Virgen que ampara clemente,

vea el su hábito tan claro;

como un relámpago albo,

que aspira a hallarnos a salvo.

 

 

 

Juan Pablo Mañueco.

Premio CERVANTES de Castilla-La Mancha, 2016

 

 

 

Testimonio de Laura Benito

 

 

 

 

"Si mantuviéramos en nuestro entorno el ambiente de cordialidad, ayuda, amor y respeto que vivimos en Roma, no existirían tantos conflictos.”



Mi nombre es Laura Benito Gil, tengo 26 años, y me surgió la oportunidad de ir al Jubileo con la Parroquia de San Juan de Ávila de Guadalajara.

Mi primera motivación para ir al Jubileo fue mi hermana. Ella había participado en la JMJ de Lisboa y volvió encantada, por eso tenía ganas de vivir la experiencia con ella. Meses más tarde, la parroquia comenzó a organizar el viaje y fue providencia, que no suerte; que yo pudiera ir. Al volver tuve claro que ¡yo tenía que estar allí!

Peregrinaba con un grupo al que a penas conocía y la realidad fue que me sentí acogida como la que más, todo fueron palabras buenas, ayuda, gestos de amor, y el incansable acompañamiento y dedicación de D. Fidel y D. Santiago, los párrocos que nos acompañaban. Siempre les estaré agradecida por los días que pasamos en el Jubileo de 2025.

De esos días tan intensos en Roma me quedo con las homilías de los distintos días que celebramos misa, nunca antes me había concentrado tanto en una ni le había sacado tanto jugo. 

También me quedo con las alabanzas de “estos locos por Cristo”.  Jamás pensé que se podía cantar y alabar tantas horas al día, en tantos lugares y con tanta gente. El buen ambiente que se generó en la ciudad por ello fue un regalo de Dios. 

Otro momento que me guardo para siempre fue la visita que hicimos a Las Sisters, las Misioneras de la Caridad. En su casa nos dieron testimonio y nos recibieron y acogieron con los bazos abiertos. Nos repartieron a cada uno una frase de Madre Teresa de Calcuta con lo que Dios nos quería decir en ese momento. Fue muy especial.

El jubileo me ha regalado conocer a gente muy bonita unida por una misma y gran causa: Dios. 

Me quedo especialmente con una frase del Papa León XIV: “La amistad es el camino para la paz”. Si mantuviéramos en nuestro entorno el ambiente de cordialidad, ayuda, amor y respeto que vivimos en Roma, no existirían tantos conflictos y el mundo viviría más en paz. Esto es lo que me propongo tras el jubileo, con la ayuda de Dios, no encerrarnos en nosotros mismos y llevar la paz y los buenos actos a la vida cotidiana.
 
Finalmente podría resumir el Jubileo en que Dios nos ayudó en todo momento, su mano estaba ahí. 

Animo a todos los jóvenes a vivir este tipo de experiencias, que son muy enriquecedoras; y a repetirse en momentos de debilidad la siguiente frase: “El Señor es mi pastor, nada me falta”.

 

 

 

 

Testimonio de Álvaro Espejo

 

 

 

 

Si esto no es del Señor, no puede ser de nadie

  

Me llamo Álvaro Espejo Moya, tengo 22 años y soy de la parroquia de San Juan de Ávila, perteneciente a la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara.

He acudido al Jubileo de jóvenes en Roma, que se ha llevado a cabo del día 28 de julio al 3 de agosto. Hace ya 2 años que fui a la JMJ de Lisboa y fue una experiencia única. Es por ello por lo que, en parte, decidí participar de este gran acontecimiento que se vive cada 25 años. Además, después de un año en el que, a nivel personal, no ha sido de los mejores, quería volver a recuperar esa esperanza por las cosas, y creo que vengo renovado y con ganas de seguir luchando por todo lo que me proponga.

A lo largo del Jubileo he vivido muchas situaciones que me han sorprendido mucho y con las que me quedo para toda la vida: personas disfrutando por un mismo bien, gente ayudando a los pobres tanto a nivel físico como de espíritu, tantos jóvenes teniendo claro que el Señor nos quiere y que, si estamos cerca de Él, todo va a ir bien.

Pero, si tuviera que quedarme con un momento, sin duda sería el encuentro de españoles. Ver cómo tantos jóvenes compartimos juntos la Eucaristía, cómo tantos curas de las diversas parroquias de España podían vivir momentos únicos, que probablemente muchos de ellos no podrán volver a sentir, fue algo que me hizo pensar mucho y decir: “Si esto no es del Señor, no puede ser de nadie”. La plaza de San Pedro se abarrotó de gente con sed, sed de Dios.

Cuando vives este tipo de experiencias es muy fácil despistarte. Ir a un país nuevo, vivir diariamente rodeado de personas ajenas a ti y que conoces simplemente por tener en común a Dios te hace replantearte muchas cosas y, a la vez, ver lo agradecido que eres por ser cristiano. Si alguien me preguntara qué es lo que el Señor me ha regalado en este Jubileo, diría eso, además de dejármelo vivir en un momento en el que soy joven, pero tengo la madurez suficiente para no “despistarme”, permitirme conocer gente que profesa mi fe, que sepa que el Señor nos quiere siempre y que siempre va a estar a nuestro lado.

El Papa León XIV, el día de la vigilia, decía:

“Amaros los unos a los otros. Amaros en Cristo. Sabed ver a Jesús en los demás”

Y es que el Papa tiene tanta razón… Sobre todo a nosotros, los jóvenes, el Señor nos pide que salgamos a la calle, que enseñemos el amor de Cristo a tantas personas que no lo conocen y que sufren, que en ellas y en todas sepamos ver a Jesús.

Como he dicho antes, desde el principio del Jubileo fui con la intención de recuperar esa esperanza, esas ganas por las cosas en general, y lo he hecho. Aunque, estando aquí y recapacitando acerca de toda la semana, me quiero proponer un compromiso, y sería el de no dejar que la vida pasara a mi lado. En muchos momentos estamos en piloto automático y no nos damos cuenta de que la vida es muy corta para regalarla. Como decía Carlo Acutis:

“Podemos vivir como originales o morir como fotocopias”

Y yo de este Jubileo quiero sacar eso: vivir la vida, disfrutarla, no quedarse en los malos momentos, en el qué pasará, tratar de dejar todas esas cosas que nos hacen pensar demasiado, esos pensamientos que no nos dejan ver que la vida es mucho más que eso.

Para terminar, quería que este pequeño testimonio que he escrito les sirva a otros jóvenes para preguntarse qué es lo que quieren, jóvenes que estén con miles de preguntas que salgan a buscar respuestas, jóvenes que no estén del todo conformes con sus grupos de amigos, que no compartan su fe, que incluso se les juzgue… que vean que hay mucha gente fuera de esos círculos, que sí creen en Dios y que estarían encantados de hablar y de compartir aquello que viven.

El Jubileo ha sido un viaje único, y ojalá muchos jóvenes puedan llegar a vivir algo así. A los que lo hayan hecho, decirles que no se queden solo en esto, que salgan y proclamen al Señor; a los que no lo han podido hacer, explicarles que el Señor tiene un camino para cada uno, que abran su corazón y traten de escuchar al verdadero AMOR y que, como decía la Madre Teresa, tengan claro que:

“Donde hay amor, hay paz, alegría y unidad”.

 

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