Por Juan Pablo Mañueco

(escritor y periodista)

 

 

 

 

"/Ya te alejas, Pastor santo, hacia la luz de arriba,

Alzándote -incluso con la cruz- al cielo;

Te ilumina, desde allí, una llama que tu vuelo

Está alumbrando, mientras la Tierra de tu luz se priva.

 

Aunque de tu propio madero mana luz en rielo,

Luciendo sobre la redimida Tierra fugitiva,

En la que tu misma estela queda viva

Junto a una escena de pescadores y de suelo.

 

¿A dónde te diriges, si ha quedado la celeste riba

Sombría, de destinos cubierta por un velo?

Pareces mirar dentro de Ti, tapado por tu pelo.

Atisbas a la Tierra, girando a la deriva.

 

Sol del espíritu, nos has dejado al menos el consuelo

Todavía, cuando alguien la escuche y la reciba,

Oficiada por Ti, de cuanta palabra y luz perciba:

¡Resurrecta esperanza emanada del anhelo!

 

¡SANTO apetito de vida eterna, que el alma por siempre la conciba!

 

 

 

Juan Pablo Mañueco

Premio CERVANTES-CELA-BUERO VALLEJO, 2016.

Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha

 

Vídeo autor:

https://www.youtube.com/watch?v=HdKSZzegNN0

Por Eugenio Abad Vega

Consiliario de la Delegación de Infancia y Catequesis

 

 

 

A veces, en relación a la liturgia y a las celebraciones cristianas, podemos tener la sensación de que se trata de un eterno retorno. Llega el adviento, la navidad, el tiempo ordinario, la cuaresma, la pascua…y el ciclo se repite año tras año. Y aunque eso es verdad en cuanto al ritmo celebrativo, no lo es en cuanto a la naturaleza de la vida cristiana, pues ésta es lineal: En el bautismo iniciamos un camino que recorremos con la finalidad de ir progresando en la santidad.

Por eso, la iglesia nos invita a vivir la cuaresma no como un año más, de forma repetitiva y rutinaria, sino como un “más” en el año, como un “plus”, una oportunidad nueva o un regalo que Dios nos da (“Ahora es el tiempo de la gracia, ahora el es tiempo de la salvación” dirá san Pablo a Corintios).

Conversión, ayuno, perdón, compasión, pureza de corazón, alabanza, reconciliación, justicia, gracia, oración, silencio, limosna, salvación… son palabras muy presentes en este tiempo de cuaresma. Son un clamor de Dios hacia nosotros para que vivamos como hijos suyos; y, a la vez, un clamor nuestro hacia Él para que lo haga posible mediante su gracia.

Cuaresma, ¿un año más o un “más” en el año?, pregunta que, sin duda, podemos hacernos y tratar de responder también en los grupos de catequesis, sobre todo,  con adultos y jóvenes.

 

José Ramón Díaz-Torremocha

(Conference of Santa María, Guadalajara)

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The queue of Council members, about a dozen and a half people, moved slowly forward. The man in white stopped with each member as they came to greet him, under the vigilant gaze of the Pontifical Council’s cardinal-president who introduced each of them to the Pope.

When I reached him, I found myself in front of a human being who greeted me with a warm, shy smile and limpid, clear blue eyes. As I shook hands with him, I timidly conveyed the greeting that my mother had almost ordered me to give him "if I ever saw the Pope", she used to tell me. I wanted to continue and quickly finish the greeting protocol so as not to take up more time than I should have, but he wouldn't let me. His hand held mine firmly, to the surprise of Cardinal Cordes who had introduced me and, of course, to my surprise. He asked me about my mother: how old is she, what about her health? I was impressed, above all, by his eyes, the eyes of a clean man, of a kind man, of a good man. The few moments I spent in front of him throughout the following years confirmed the impression of the first moments. He was indeed shy, but with great kindness and I would even say gentleness. Today I write under the dismay of knowing that he was on a journey, a journey that will end before the One who entrusted him with the care of His Church to which he devoted himself and to whose Founder he dedicated his last words before he gave up his soul:” Lord, I love you”.

I had met Cardinal Ratzinger only a few years earlier in the refectory of Casa Santa Marta when he arrived with a companion and was placed at one of those huge round tables and, by chance, I enjoyed his company as a table and seat neighbour. He did not know me, but I knew him. Who in the Vatican would not know the Prelate for the Doctrine of the Faith? I could tell some anecdotes of my brief relationship with him over the years. But now that he is in Heaven, I would like to leave just one that had an impact on me at the time and for which I was deeply grateful.

He was a great Cardinal, a well-known Cardinal, the guardian of the Church’s essence, sitting next to me, a poor, unknown layman. At that round table, the Cardinal had on his left the friend with whom he had come for lunch and on his right, the "unknown layman”.

Personally, I found myself isolated. The chair on my right was occupied by a bishop who spoke "perfect" English, a language I do not speak at all, except for the usual words: thank you, good morning or good evening, excuse me and not much else. On my left, the future Pope was immediately aware of my forced linguistic reclusion and throughout the meal, certainly in order not to make me feel isolated, he spoke to me in French and even in Spanish, which gave rise to short exchanges of conversation. The result was that, without him abandoning his dining companion, I did not feel alone. It will be difficult for me to forget his friendliness, his kindness and his charity, and I have been entrusting myself to him since the day when, as I firmly believe, he began his flight to Heaven, called by the Plenitude of Joy.

After recalling this major loss for the universal Church, I cannot forget two other great personal losses that I have had in these days at the end of January 2023, when I am writing these lines. They will not move many, but they do move me.

One of them was called Ronaldo Daniel, he was one of my fellow members in Guatemala and he came back to the Lord in his sleep. He was a man of God and brought you closer to Him either by listening to him or by reading his beautiful commentaries to the Sunday readings. We met in person and shared the friendship and joy of Christ for only a few days. Then we have continued that friendship through electronic means for almost the last twenty years.

José María was another fellow member from the east of Madrid and for a while he was my "servant" in the presidency of the Madrid council of St. Vincent Conferences. I think he was aware that he was not in "office" but in a demanding "service". He also passed away around the beginning of the year 2023. He was a good physician and after his retirement and his work in his Conference, he practised medicine in a small charity Medical Centre in Madrid and in the supervision of a Dining Room of the Conferences, also in Madrid, founded by fellow members long before him.

I have included the three of them in my ever-growing list of daily prayers for so many friends who have already gone to the Father. I would like to thank them all for their example of ecclesial devotion and of perseverance. Three among the ones who have made a contribution to my life. Thank you.

Always to Christ through and with Mary.

Por José Ramón Díaz-Torremocha

(Conferencia Santa María, Guadalajara)

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La fila de miembros del Consejo aproximadamente una docena y media de personas avanzaba lentamente. El hombre de blanco se paraba con cada miembro según llegaban a saludarle, bajo la atenta mirada del cardenal-presidente del Consejo Pontificio que presentaba al Papa, a cada uno de ellos.

Cuando llegué a su altura, me encontré frente a un ser humano que me recibía con una cordial y tímida sonrisa y limpios y claros ojos azules. Al darle la mano, trasladé con cierta timidez, el saludo que me había casi ordenado mi madre, que le hiciera llegar “si llegaba a ver al Papa” me decía ella. Quise continuar y terminar rápidamente el protocolo del saludo para no quitarle más tiempo del debido, pero no me dejo. Su mano mantenía con firmeza la mía, con cierta sorpresa del Cardenal Cordes que me había presentado y desde luego la mía. Me preguntó por datos de mi madre. ¿Qué años tiene? ¿cómo está de salud? Fundamentalmente, me impresionaron sus ojos, ojos de hombre limpio de hombre amable de hombre bueno. Los pocos momentos que estuve frente a él a través de los años siguientes, confirmaron las impresiones de los primeros momentos. Era tímido sí, pero de una gran delicadeza y diría que hasta de dulzura. Hoy escribo bajo la impresión de saberle de viaje, de un viaje que terminará ante Aquel que le encomendó cuidar Su Iglesia a la que se entregó y a cuyo Fundador dedicó sus últimas palabras antes de entregar el alma: “Señor te amo”

Había conocido al Cardenal Ratzinger solo unos años antes en el comedor de la Casa Santa Marta cuando llegó con un acompañante y le colocaron en una de aquellas enormes mesas redondas y la casualidad, me hizo gozar de su compañía como vecino de mesa y de asiento. Él no me conocía, pero yo si le conocía a él ¿Quién no conocería en el Vaticano al Prefecto para la Doctrina de la Fe? Podría contar alguna anécdota de mi pequeña relación con él a lo largo de los años. Pero ahora que ya está en el Cielo, me gustaría dejar solo una que ya me impacto entonces y que agradecí profundamente.

Él era un gran Cardenal, de los conocidos, el guardián de las esencias en la Iglesia, por mi lado un pobre y desconocido laico. En aquella mesa redonda, el Cardenal tenía a su izquierda al amigo con el que había llegado a comer y a su derecha, al “laico desconocido”.

Personalmente, me encontraba aislado. La silla de mi derecha, la ocupaba un obispo que hablaba un “perfecto” inglés idioma que desconozco absolutamente, salvo las habituales palabras: gracias, buenos días o buenas noches, perdón y poco más. El futuro Papa, a mi izquierda fue consciente enseguida de mi forzada reclusión idiomática y a lo largo de la comida y sin duda para que no me sintiera aislado, me dirigió pequeñas frases en francés e incluso en español que daban pie a cortos intercambios de conversación, para que, sin abandonar a su compañero de comida, me permitiera no encontrarme solo. Su simpatía, su amabilidad y su caridad, será difícil que los olvide y a él, ya me encomiendo desde el día en el que, creo firmemente, inició su vuelo con destino al Cielo llamado por la Plenitud de la Alegría.

Después de recordar esta importante pérdida para la Iglesia universal, no puedo olvidarme de otras dos grandes pérdidas personales que he sufrido en estos días de finales de enero 2023, en los que escribo estas líneas.  No conmoverán a muchos, pero si a mí.

Uno se llamaba Ronaldo Daniel, era uno de mis consocios de Guatemala y ha vuelto al Señor mientras dormía. Era un hombre de Dios y te acercaba a Él ya fuera oyéndole o leyéndole en preciosos comentarios a las lecturas dominicales. Nos conocimos y compartimos la amistad y la alegría de Cristo solo unos días personalmente. Después hemos seguido esa amistad por medios electrónicos los casi últimos veinte años.

José María era otro consocio este de Madrid y durante una época fue mi “servidor” en la presidencia del consejo de Madrid de las Conferencias de San Vicente. Creo que fue consciente de que no ocupaba un “cargo” sino un exigente “servicio”. También falleció alrededor de los comienzos del año 2023. Era un buen médico y después de jubilado y del trabajo en su Conferencia, ejercía la Medicina en caridad en algún pequeño Centro médico caritativo de Madrid y en la tutela de un Comedor de las Conferencias, también en Madrid, fundado por consocios muy anteriores a él.

He incorporado a los tres a la cada vez más larga y numerosa lista de mi oración diaria por tantos amigos, que ya han viajado hasta el Padre. A todos tengo que agradecer su ejemplo de entrega eclesial y su constancia. Tres más que han abonado mi vida. Gracias.

Siempre a Cristo por y con María.

"Ascesis cuaresmal, itinerario sinodal" es el lema propuesto en 2023 por el Papa Francisco, en pleno proceso y camino sinodal en toda la Iglesia universal

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

 

El próximo, día 22 de febrero, será Miércoles de Ceniza, día del comienzo de la Cuaresma, que se prolongará hasta la tarde del Jueves Santo, 6 de abril (la Semana Santa de 2023 será del 2 al 9 de abril).  

Así, pues, durante cuarenta días –imagen de los cuarenta días de Jesucristo en el desierto antes de comenzar su predicación y misión y los cuarenta años del pueblo de Israel en el desierto hasta llegar a la tierra prometida-, los cristianos nos encontraremos en el tiempo litúrgico de la Cuaresma, un bien hermoso y caracterizado tiempo de preparación a los misterios centrales del cristianismo: la pasión, muerte y resurrección redentoras de Jesucristo.  

El ciclo cuaresmal tiene seis domingos, incluido el Domingo de Ramos, pórtico solemne de la Semana Santa. La espiritualidad de estas semanas mira a preparar la vivencia de la Pascua de Resurrección con mayor intensidad religiosa en las celebraciones litúrgicas y en prácticas como la oración, los retiros, la limosna, el ayuno y la penitencia. El ambiente cuaresmal se aprecia también en las celebraciones: los ornamentos son de color morado, se suprime el Gloria y el Aleluya y el templo aparece más sobrio. Todo ello hasta el Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor, que será el 9 de abril. 

El Papa Francisco ha escrito, como vienen haciendo los papas desde 1997, un mensaje para la Cuaresma. “Ascesis cuaresmal, itinerario sinodal” es su lema, en pleno proceso y camino sinodal en toda la Iglesia. La próxima este mensaje cuaresmal de Francisco será el tema de la página de Religión de NUEVA ALCARRIA. 

 

Lo que es la Cuaresma 

 

El “Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia”, publicado por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, en 2002, con la aprobación del Papa Juan Pablo II, explica en este decálogo lo que es la Cuaresma. 

 

1.- PREPARACIÓN A LA PASCUA: La Cuaresma es el tiempo que precede y dispone a la celebración de la Pascua. 

2.- LAS DIMENSIONES Y ÁMBITOS DE LA CUARESMA: La Cuaresma es tiempo de escucha de la Palabra de Dios y de conversión, de preparación y de memoria del Bautismo, de reconciliación con Dios y con los hermanos, de recurso más frecuente a las "armas de la penitencia cristiana": la oración, el ayuno y la limosna (cfr. Mateo 6,1-6.16-18).

3.- LA CENIZA, SU SÍMBOLO POR EXCELENCIA: El comienzo de los cuarenta días de penitencia, en el Rito romano, se caracteriza por el austero símbolo de las Cenizas, que distingue la liturgia del Miércoles de Ceniza. 

Propio de los antiguos ritos con los que los pecadores convertidos se sometían a la penitencia canónica, el gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal. Se debe ayudar a los fieles, que acuden en gran número a recibir la Ceniza, a que capten el significado interior que tiene este gesto, que abre a la conversión y al esfuerzo de la renovación pascual. 

 

 

4.- TIEMPO PARA DEJAR LO SUPERFLUO E IR A LO FUNDAMENTAL: A pesar de la secularización de la sociedad contemporánea, el pueblo cristiano advierte que son verdaderamente importantes; que hace falta un esfuerzo evangélico y una coherencia de vida, traducida en buenas obras, en forma de renuncia a lo superfluo y suntuoso, en expresiones de solidaridad con los que sufren y con los necesitados. 

5.- TIEMPO PARA LA CONFESIÓN Y LA COMUNIÓN: También los fieles que frecuentan poco los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía saben, por una larga tradición eclesial, que el tiempo de Cuaresma-Pascua está en relación con el precepto de la Iglesia de confesar lo propios pecados graves, al menos una vez al año, preferentemente en el tiempo pascual. 

6.- EL SENTIDO DEL AYUNO CUARESMAL: La práctica del ayuno, tan característica desde la antigüedad en este tiempo litúrgico, es un "ejercicio" que libera voluntariamente de las necesidades de la vida terrena para redescubrir la necesidad de la vida que viene del cielo"No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mateo 4,4; cfr. Deuteronomio 8,3; Lucas 4,4; antífona de comunión del I Domingo de Cuaresma). 

7.- CAMINO CUARESMAL, CAMINO HACIA LA CRUZ: El camino cuaresmal termina con el comienzo del Triduo pascual, es decir, con la celebración, en la tarde del Jueves Santo, de la Misa in Cena Domini. En el Triduo pascual, el Viernes Santo, dedicado a celebrar la Pasión del Señor, es el día por excelencia para la "Adoración de la santa Cruz". 

Sin embargo, la piedad popular desea anticipar la veneración cultual de la Cruz. De hecho, a lo largo de todo el tiempo cuaresmal, el viernes, que por una antiquísima tradición cristiana es el día conmemorativo de la Pasión de Cristo, los fieles dirigen con gusto su piedad hacia el misterio de la Cruz. Por ello, los viernes de Cuaresma suele rezarse en las parroquias y comunidades el Vía Crucis.

8.- LO QUE ES Y DICE LA CRUZ DE CRISTO: Contemplando al Salvador crucificado captan más fácilmente el significado del dolor inmenso e injusto que Jesús, el Santo, el Inocente, padeció por la salvación del hombre, y comprenden también el valor de su amor solidario y la eficacia de su sacrificio redentor. 

En las manifestaciones de devoción a Cristo crucificado, los elementos acostumbrados de la piedad popular como cantos y oraciones, gestos como la ostensión y el beso de la cruz, la procesión y la bendición con la cruz, se combinan de diversas maneras, dando lugar a ejercicios de piedad que a veces resultan preciosos por su contenido y por su forma. 

9.- ILUMINAR EL SENTIDO DE LA ADORACIÓN DE LA CRUZ DE CRISTO: No obstante, la piedad respecto a la Cruz, con frecuencia, tiene necesidad de ser iluminada. Se debe mostrar a los fieles la referencia esencial de la Cruz al acontecimiento de la Resurrección: la Cruz y el sepulcro vacío, la Muerte y la Resurrección de Cristo, son inseparables en la narración evangélica y en el designio salvífico de Dios. En la fe cristiana, la Cruz es expresión del triunfo sobre el poder de las tinieblas, y por esto se la presenta adornada con gemas y convertida en signo de bendición, tanto cuando se traza sobre uno mismo, como cuando se traza sobre otras personas y objetos. 

10.- LOS OTROS ASPECTOS DE LA PIEDAD POPULAR SOBRE EL MISTERIO DE CRISTO CRUCIFICADO: El texto evangélico, particularmente detallado en la narración de los diversos episodios de la Pasión, y la tendencia a especificar y a diferenciar, propia de la piedad popular, ha hecho que los fieles dirijan su atención, también, a aspectos particulares de la Pasión de Cristo y hayan hecho de ellos objeto de diferentes devociones: el "Ecce homo", el Cristo vilipendiado, "con la corona de espinas y el manto de púrpura" (Juan 19, 5), que Pilato muestra al pueblo; las llagas del Señor, sobre todo la herida del costado y la sangre vivificadora que brota de allí (cfr. Juan 19,34); los instrumentos de la Pasión, como la columna de la flagelación, la escalera del pretorio, la corona de espinas, los clavos, la lanza de la transfixión; la sábana santa o lienza de la deposición. Estas expresiones de piedad, promovidas en ocasiones por personas de santidad eminente, son legítimas. Sin embargo, para evitar una división excesiva en la contemplación del misterio de la Cruz, será conveniente subrayar la consideración de conjunto de todo el acontecimiento de la Pasión, conforme a la tradición bíblica y patrística. 

 

Decálogo del signo cuaresmal de la ceniza 

 

La Cuaresma comienza con el rito de la bendición e imposición de la ceniza. De ahí que al día en que comienza la Cuaresma se le denomine Miércoles de Ceniza. ¿Y cuál es el sentido y significado de la ceniza cuaresmal? 

(1) Este signo quiere expresar el reconocimiento de nuestra condición humana, tan limitada y corruptible. Así lo expresa una de las fórmulas con las que el sacerdote puede imponer la ceniza a los fieles: "Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás". La ceniza habla de caducidad, de lo perecedero. La ceniza es también signo de la posibilidad de resurgir. En el fuego quedan siempre en el rescoldo las cenizas. 

(2) La ceniza simboliza el árbol quemado y calcinado. Fue precisamente en un árbol -el árbol de la cruz- donde Jesucristo fue crucificado. Evoca la cruz y anticipa también la Pascua. El árbol de la cruz es el árbol de la vida. 

(3) La ceniza nos llama asimismo a la humildad, a la austeridad. Nos alerta sobre el orgullo y la autosuficiencia. ¡Qué más pobre e insignificante que la ceniza! 

(4) La ceniza nos interpela a poner el fundamento de nuestra existencia en Jesucristo, Hoja y Árbol perennes. Sólo Él nos puede liberar de la destrucción, de la corrupción y de la muerte. Cristo es la verdadera y única medicina de inmortalidad y eternidad. 

(5) La ceniza es símbolo de conversión. Por eso, al imponer la ceniza, la fórmula más usada es la que dice: "Conviértete y cree en el Evangelio”.  

 

 

De este modo, al hilo de un texto de las publicaciones diocesanas semanales de las Iglesias en Aragón, podemos afirmar que la ceniza que Dios quiere, que la ceniza cristiana es:

  1. Que no te gloríes de ti mismo: Tus talentos los recibiste para servir.
  2. Que no te consideres dueño de nada: eres sólo un humilde administrador.
  3. Que aprecies el valor de las cosas sencillas y humildes, de los pequeños gestos cotidianos.
  4. Que vivas el momento presente en compromiso y esperanza, vislumbrando en el quehacer de cada día el rostro de la eternidad. 
  5. Que no temas desesperadamente al sufrimiento, al dolor, a la destrucción, a la muerte: La ceniza surge de un árbol y para los cristianos ese árbol no es otro que el árbol de la cruz de Jesucristo, el árbol de la Vida para siempre.

 

Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 17 de febrero de 2023

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