Por Odete Almeida

(Delegación Pastoral del Sordo)

 

 

Con gran alegría celebramos este año XXVI Encuentro Nacional de la Pastoral del Sordo, en Huelva, que tendrá lugar entre los días 7 al 11 de Julio. El Departamento de Pastoral del Sordo (CEE), ha elegido como lema: “Testigos de la Misericordia”, ya que estamos en el Jubileo Extraordinario del Año de la Misericordia. 

Necesitamos más que nunca ser testigos, unos para los otros, de la misericordia de Dios en nuestras vidas.  El amor de Dios es grande y quiere llegar a cada periferia existencial. Los sordos son una de las periferias de nuestro mundo a causa de su discapacidad y, además, su discapacidad es invisible, porque no se nota a primera vista. Sin embargo,  los sordos son y están llamados a ser siempre testigos de la misericordia de Dios transmitiendo la alegría de Dios. Un ejemplo vivo de esta alegría es el Hno. Juanjo Santos, que el día 9 de Julio va ser Ordenado sacerdote en Huelva.

 

¿Quién es el Hno Juanjo Santos?

Es un monje sordo, que inició su vida monástica como trapense del monasterio de San Isidro de Dueñas (Palencia). Actualmente vive en Huelva, donde coordina la pastoral del sordo de la diócesis. En 2005 fundó la comunidad monástica benedictina Effathà (alabanza divina) para personas sordas.

¿Por qué crea una nueva comunidad?

¿Qué nos dice el Hno Juanjo?

Había una comunidad de personas sordas que buscaban realizar su vocación y vivir según el Evangelio -los sordos no son fácilmente admitidos en las congregaciones monásticas. He sido muy feliz en la Trapa, pero tenía dificultades de comunicación.

 

¿Cómo es la vida monástica de los sordos?

Está adaptada a la idiosincrasia de las personas sordas. En nuestra vida comunitaria también encontramos dificultades, limitaciones y gozos, como en toda realidad humana. Rezamos a diario en lengua de signos, con calma y atención. Pedimos al Señor por las necesidades de la humanidad y de la Iglesia, y particularmente por la pastoral de los sordos y los sacerdotes dedicados a ellos.

¿Cómo se encuentra la evangelización del mundo del sordo?

Estamos viviendo una etapa de evangelización y de re-evangelización. La gran mayoría de los sordos jóvenes desconocen la buena noticia del Señor, hay un gran prejuicio y animadversión hacia la Iglesia católica. Los sordos adultos y ancianos son las antorchas vivientes de la fe, dan testimonio a las nuevas generaciones. Necesitamos sacerdotes que se ofrezcan para evangelizar este colectivo;  sólo hay que saber la lengua de signos.

 

El Hno. Juanjo es una persona alegre, que supo cómo superar la barrera de la comunicación, con la experiencia de un Dios vivo en su vida. Para Dios no hay limites, y su llamada al sacerdocio es una respuesta al amor de Dios que ha experimentado en su vida. Por ello quiere ser un transmisor de la alegría y del amor de Cristo, a través de la lengua de  los signos. Así,  muchos hermanos que no tienen voz, pueden tener sentir a Jesús  y su Evangelio como una realidad más cercana, ya que todos tienen la dignidad de ser hijos de Dios muy amados.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por Sor María de Cortes

(Delegación de Pastoral Penitenciaria)

 

Desde DENTRO y desde FUERA; esta ha de ser nuestra acción como Pastoral Penitenciaria, así tiene que actuar y así ha de ser entendida.

Hace unos días nos encontrábamos de salida terapéutica con un grupo de Internos del Centro Penitenciario - Madrid II – ya que  Ellos fueron invitados a participar  en el  maratón de poesía, que la  Once celebraba en  Madrid; cada uno recitó su poema, poesía , verso libre… palabras cargadas de sentimientos contenidos, sueños por llegar, deseos esperados, expusieron su corazón y su alma al juicio del resto, venciendo ese posible temor a ser juzgados y condenados por haber dejado jirones de su ser en formas de versos. Un grato recuerdo guardamos de cada momento del día; pasear por el Madrid de los Austrias, comer sin pasar por el recuento, y por la tarde disfrutar de una divertida obra de teatro, todo ello aporta sentirse persona con nombre y apellidos, reconocido e integrado en ese conjunto que formamos la sociedad, los de FUERA. 

Otra salida para compartir, fue la visita al colegio Diocesano de Guadalajara, con otro cometido la “Prevención” tan necesaria y tan olvidada. Cuatro Internas del Centro Penitenciario – Madrid – I – Dieron su testimonio sobrecogedor exponiendo  la verdad de la causa por la que se encuentran en prisión. Las preguntas de los chavales/@s fueron variadas, atrevidas y comprometidas, tanto en las aulas como las que formularon en el tiempo compartido en el patio.  Debo de resaltar la valentía por compartir sus vidas, y al mismo tiempo la admiración de estar dispuestas a  ayudar desde DENTRO a los que estamos FUERA; la prevención cada día es más necesaria y objetivo principal de esta Pastoral. Hasta aquí desde DENTRO hacia FUERA. 

Desde FUERA  hacia DENTRO  y por primera vez, el grupo de nuestros amigos “Católicos Sin Complejos” ofrecieron su tiempo, esfuerzo, cercanía, alegría y música con letra llena de buen mensaje, a los Internos del Centro Penitenciario Madrid – II, la buena conexión con los Internos, y el buen ambiente que se generó fue extraordinario, y por supuesto la tarde del sábado fue completamente distinta a esa gran suma de tardes  iguales  “Todo cuanto les llega  de FUERA saben agradecerlo”. 

No puedo olvidar el encargo de los Internos/@s; en nombre de Ellos gracias a  todos los que con vuestras palabras de vida, esperanza, fuerza, recuerdo y oración  os aproximasteis a ellos a través de una carta, puede que para nosotros los de FUERA, sea un gesto que nos diga poco o nada, sin embargo para Ellos los de DENTRO, no deja de ser un acercamiento y preguntas con interrogantes ¿Es posible que piensen en mi? ¿Qué en su oración me recuerden? ¿Qué me dedique su tiempo? Vuestras cartas interpelaron y los rostros fueron de asombro y gratitud. Todo procede del Amor que es Dios, tiende al Amor, y se mueve empujado por el Amor.

Por Jesús Montejano

(Delegación de Piedad Popular)

 

 

El mes de mayo los cristianos lo dedicamos de manera especial a María. El rezo del rosario, el ejercicio de las flores, las peregrinaciones y otras devociones de la piedad popular están presentes en las parroquias y en numerosos lugares de la diócesis.

El Directorio de Piedad Popular y Liturgia nos habla de tener en cuenta varios factores importantes: las exigencias de la liturgia, las expectativas de los fieles, la maduración de la fe y la pastoral de conjunto de la diócesis.

La devoción mariana es una de las más bellas expresiones de la fe de los creyentes, apoyados en la experiencia humana del amor de la madre.

Y añade el Directorio: durante el mes de Mayo, que en gran parte coincide con los cincuenta días de la Pascua, los ejercicios de piedad deberán subrayar la participación de la Virgen en el misterio pascual (cfr. Jn 19,25-27) y en el acontecimiento de Pentecostés (cfr. Hech 1,14), que inaugura el camino de la Iglesia: un camino que ella, como partícipe de la novedad del Resucitado, recorre bajo la guía del Espíritu. Y puesto que los "cincuenta días" son el tiempo propicio para la celebración y la mistagogia de los sacramentos de la iniciación cristiana, los ejercicios de piedad del mes de Mayo podrán poner de relieve la función que la Virgen, glorificada en el cielo, desempeña en la tierra, "aquí y ahora", en la celebración de los sacramentos del Bautismo, de la Confirmación y de la Eucaristía.” (n.191)

En este año jubilar de la Misericordia, en que se nos invita a descubrir que Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre, que también descubramos en el rostro de María, de esa imagen que conocemos y a la que rezamos desde nuestra infancia y que nos acompaña a lo largo de toda nuestra vida, el rostro del amor entrañable de Dios, como es el amor de nuestra madre, María.

Por Comunidad de la Madre de Dios

(Monasterio de Buenafuente del Sistal)

 

 

Muy queridos hermanos en el Señor Resucitado! Nos alegra enormemente compartir la Eucaristía y alimentarnos del mismo Pan, recibir la vida del costado abierto de Cristo, la  única fuente que nos salva. 

Todos los Domingos de Cuaresma, en las segundas Vísperas, hemos rezado el cántico de la primera epístola de san Pedro: “Cargado con nuestros pecados, subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Sus heridas nos han curado”(1ª Pe 2, 24). Con este deseo en el corazón, de vivir para la justicia, y dando a cada uno lo que le corresponde, damos todo honor y gloria a Dios. Así estamos viviendo esta cincuentena pascual, que llegará a su plenitud en Pentecostés; cuando, igual que los apóstoles reunidos con María, recibiremos el Espíritu Santo.    

La Vigila Pascual comenzó invocando tres veces la Luz de Cristo, es decir siempre. En muchas ocasiones, a lo largo de la cuarentena pascual, hemos escuchado referencias a que Cristo es la Luz del mundo, nuestra Luz: “Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya”. Ojalá esta reiteración litúrgica  nos ayude a reconocer la oscuridad de nuestros egoísmos, de nuestra ansia de reconocimiento y tantas cosas similares. Como dice san Juan en su primera carta: “Dios es Luz, en él no hay tiniebla alguna” (1ª Jn 1, 5b). Por tanto, hermanos, acerquémonos a la Luz, a Cristo en los Sacramentos, en la Palabra y en todos los que viven cerca de nosotros. 

Aprovechamos esta carta para reconocer que la participación tan asidua en el Misterio de nuestra salvación, de la muerte y resurrección de Cristo, en la Eucaristía, es en la vida cotidiana una poderosa arma frente a la tribulación, frente a la tentación de vivir según nuestra voluntad. Por esto, escuchar el final del Evangelio de san Mateo: “He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20), nos inunda de seguridad y fortaleza para el camino. 

Finalmente, queremos dar gracias a Dios con todos vosotros por la vida de nuestra hermana y amiga Carmen Taberné, que el Viernes Santo nos dejó para ir a su morada definitiva, junto a Dios;  que ahora interceda por todos nosotros. También queremos desearle a Robel, nuestro hermano de Senegal que ha trabajado en la Acogida los últimos 7 años,  lo mejor en su nuevo camino. Recemos para que pronto pueda reunir a su familia aquí, en España.

 

“El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad” (Rom 8, 26)

 Unidos en la oración, vuestras hermanas de Buenafuente del Sistal

Por Alfonso Olmos

(Director de la Oficina de Información)

 

 

El que no tiene pueblo lo busca. De eso somos testigos los curas rurales. Encontrar un lugar donde poder compartir la vida, el ocio y la fe, es algo muy importante. Por eso nuestras pequeñas comunidades rurales se enriquecen con tantas personas y familias recientemente incorporadas al devenir de su historia.

Los pueblos mantienen sus tradiciones populares como signo de su riqueza cultural y de fe. De entre estas costumbres, en este tiempo de pascua y especialmente en el mes de mayo, destacan las romerías. Los de siempre y los nuevos habitantes o visitantes de los pueblos, son los que mantienen y potencian estos ritos que vinculan y estrechan lazos.

Tanto es así que los pueblos o lugares que no cuentan con estas prácticas buscan fomentar estos encuentros de fe. El elemento religioso impregna las costumbres, pero no puede quedarse solo en acompañar la costumbre, porque se corre el peligro que se convierta también en elemento costumbrista y de tradición. La fe es algo más que una expresión pintoresca: debe conllevar el componente testimonial, vivencial y de compromiso.

La religiosidad popular hay que cuidarla y purificarla de todo lo que la desvirtúa. El que no tiene pueblo lo busca, y el que no tiene fe, pero busca algo, se puede encontrar con Dios desde esta religiosidad sencilla y ancestral, que siempre manifiesta la espontaneidad de nuestras creencias.

Las ermitas y los santuarios son lugares de encuentro con Dios, que nos llevan a descubrir la bondad de la Virgen María y de los santos, que a lo largo de la historia han sido testigos de la fe. Que nos impregnemos de tantos buenos ejemplos que tenemos los cristianos, y que lo celebremos dignamente y con amor en las distintas romerías y peregrinaciones, produzca en nosotros frutos abundantes.

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