Juan José Plaza Domínguez

(Delegado diocesano de Misiones)

 

 

Estamos en los prolegómenos de un nuevo año litúrgico, que comenzó el primer domingo de adviento, es decir, el día 29 de Noviembre.

En el transcurso del año litúrgico o eclesiástico la Iglesia celebra los principales acontecimientos de nuestra salvación, cuyo protagonista esencial es Nuestro Señor Jesucristo,” porque no  hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos” (Hechos 4,12).

A la celebraciones del Señor, dentro del año litúrgico, se unen la de los profetas, los ángeles, las de la Virgen María y San José, la de los apóstoles y los santos, que han sido actores en  esa salvación;  unos preparándola, otros  colaborando directamente en ella como la Virgen y San José, y otros extendiéndola  y llevándola a todos los hombres, conforme al mandato misionero del Señor: “Id al mundo y proclamad la buena noticia a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará. El que no crea se condenará” (Mac. 16, 15-16),

La característica especial del nuevo año litúrgico es que ha sido proclamado por el papa Francisco año santo  de la Misericordia, que abrirá sus puertas el día de la Inmaculada.

La Iglesia basada en” el poder de las llaves” que Cristo concedió  a Pedro (“A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que  ates en la tierra quedará atado en el cielo y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo” (Mat. 18,18), tiene la potestad de proclamar y celebrar los llamados años jubilares, a imitación de lo que hacía el Pueblo de Israel.

La palabra jubileo se inspira en el término hebreo  “YOBEL, que alude al cuerno del cordero con el que se anunciaba el comienzo del Año Jubilar. Jubileo también tiene una raíz latina, IUBILUM” que expresa un grito de alegría.

Los hebreos celebraban  un jubileo cada 50 años. Durante él se debía restituir la igualdad  entre los hijos de Israel.

 Por eso a los pobres y desposeídos  se les condonaban deudas, se restituían las tierras que habían pasado a manos de otros propietarios, se condecía la libertad a quienes la había perdido, cayendo en la esclavitud, etc.

Para los ricos el año jubilar era un recuerdo de que el verdadero Señor de todo era Dios y que los bienes de la tierra Dios los había creado para todos los hombres.

Todo esto estaba fundado en la justicia de Israel, pues esta Justicia consistía, sobre todo, en la protección de los débiles.

Imitando al Pueblo escogido, como acabamos de subrayar, la Iglesia Católica implantó la celebración de los años Jubilares. Fue el papa Bonifacio VIII el que celebró el primer jubileo  en el 1300, instituyendo su celebración cada 100 años. Pero posteriormente se determinó que  su celebración fuese cada 25 años para que cada generación pudiera participar de las gracias especiales  del mismo.

En la tradición católica, el  Jubileo consiste en que durante un año se conceden beneficios y gracias abundantes  a los fieles, que se concretan en la llamada indulgencia plenaria, por la que se perdonan a los fieles no sólo los pecados,  sino también todas las penas temporales debidas a los mismos y  aún no satisfechas.

Para que esto sea posible hay que cumplir con ciertas disposiciones eclesiales establecidas por el Vaticano, como por ejemplo:

  • Hacer una peregrinación o visita a algún santuario, que ha sido designado como jubilar.
  • Asistir a algún acto litúrgico, que se ha concretado por la jerarquía competente.
  • Confesar y comulgar entre los 15 días anteriores o posteriores a la visita al lugar o a la participación en el acto litúrgico.
  • Detestar positivamente el pecado.
  • Profesar la fe católica, rezando el credo.
  • Y rezar por las intenciones del Santo Padre.

Además de los años jubilares ordinarios, que, como decíamos,  se repiten cada cuarto de siglo, se pueden celebrar años jubilares extraordinarios. Es lo que ha determinado el papa Francisco, al decretar que este año litúrgico de 2016 se celebre el año de la Misericordia.

Con ello el papa invita a todos los hombres  a volver su mirada  a Dios, “Rico en misericordia” (Efesios 2, 4), y cuyo rostro se  ve reflejado en su Hijo Jesucristo, nuestro Salvador, “Imagen visible de Dios invisible” (Col. 1,15). “Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar y condenar al mundo, si para que el mundo se salve por Él” (Jn. 3. 17).

Jesús de las Heras Muela

(Sacerdote y periodista)

 

 

La humanidad entera vive sobrecogida e indignada la letal espiral del terrorismo yihadista. Tras los atentados de París, de la noche del viernes 13 de noviembre, la onda de terror se ha expandido, singularmente, a Bélgica, cuya capital, Bruselas, podría ser el epicentro operativo de los comandos terroristas, si bien, afortunadamente, no hay que lamentar, al menos por ahora, la pérdida de vidas humanas. 

Y como una siniestra hidra repleta de cabezas y tentáculos, el viernes 20, esta violencia ciega, homicida y blasfema asoló Mali, con la toma de rehenes de un hotel de Bamako, saldada con 21 personas inocentes asesinadas; y el martes 25, Túnez fue, de nuevo, herida con el atentado mortal contra doce militares de la guardia de seguridad presidencial.

¿Qué hacer contra todo ello?, ¿cómo reaccionar?, ¿qué caminos se ha de emprender para contrarrestar este terror, esta sangría y continua intimidación?, ¿cuáles debería ser, en suma, los caminos para la paz?

 

¿Dónde está el enemigo a batir?

El enunciado de los lugares en los que el terror yihadista  ha asesinado en las dos últimas semanas nos revela no solo su poder siniestro y sombrío, sino también la multiplicidad de sus presencias y lo difícil, en consecuencia, que es atajarlo. No estamos ante un enemigo localizado ni unificado. Es más: el enemigo lo tenemos en casa.

Por ello, y si nunca de por sí mismo el camino de la guerra es una solución, creo que ahora tampoco lo es.  No llamo a la inacción, ni a la pasividad. No pretendo ninguna maldita equidistancia o neutralidad.  No amparo no por asomo ni una sola de las coartadas de los miserables terroristas y de sus todavía más infames jefes. Ni mucho menos. No es que me instale con esta afirmación en el buenismo o en el pacifismo infantil o ingenuo o peor aún en el pacifismo táctico, ideologizado y hasta cómplice. Es que creo que seguir bombardeando Siria es un error, es bombardear a las piedras y a los alacranes. La guerra, además, es siempre añadir muerte, destrucción, dolor, desolación, resentimiento, venganza.

La historia, al menos, reciente de las últimas guerras no habla sino de fracaso, esterilidad, muerte, odio y enconamiento de los problemas. Pensemos si no en lo que pasó en Vietnam, Camboya, los Balcanes, Irak, Afganistán… Pensemos

 

La hipocresía no trae la paz

La comunidad internacional ha de esforzarse con paciencia y a la vez con firmeza por recorrer caminos no violentos como los del diálogo, la negociación, la diplomacia, la alianza, la inteligencia, el espionaje, descubrir, desenmascarar y cercenar sus fuentes de financiación y la denuncia del tráfico y comercio de armas. Sí, la denuncia de la denuncia del tráfico y de venta de armas porque, claro,  a alguien estará comprando el Estado Islámico las armas, porque alguien está haciendo negocio, y grande, con su horror y terror.

La paz tampoco se consigue esparciendo la sombra de la duda, por pequeña que sea,  sobre las creencias religiosas. La verdadera religiosidad se halla siempre en los antípodas de la violencia y del terrorismo. Y, en este caso concreto, la inmensa mayoría de los fieles musulmanes ni pueden ni de hecho comparten el horror y la blasfemia del yihadismo homicida y fundamentalista. Sí, esto mismo, aunque ya lo dicen, ha de decirlo todavía más alto y más claro los seguidores de esta religión.

El enemigo de la paz es el fundamentalismo, tanto el de matriz religiosa como el de matriz laicista. Ese fundamentalismo laicista que ha hecho que Occidente se olvide de su identidad y de sus valores, a mi juicio, una de las causas de este desastre.

 

El testimonio y la misericordia

La paz necesita testigos creíbles y cabales. Y ahí tenemos al Papa Francisco en el corazón de África, dando alegría, seguridad, esperanza y misericordia, precisamente en una tierra continuamente asolada por las guerras y que, sin embargo, quiere vivir y progresar. Camino inequívoco para la paz es, pues, sí, el testimonio y el de no dejamos aterrorizar, pues este es el primero de los objetivos de los terroristas y de los violentos.

La paz tiene también otra vía, que se llama misericordia. Tras los funestos sucesos de París, el padre Federico Lombardi, portavoz de la Santa, reflexionó sobre cómo en medio de todo este convulso contexto, el Jubileo de la Misericordia es todavía más necesario. Recordó Lombardi que Juan Pablo II decía que el mensaje de la misericordia era la gran respuesta de Dios y de los creyentes en el tiempo oscuro y horrible de la segunda guerra mundial y su difusión de odio y masacres, obradas por los totalitarismos.

Ahora, cuando Francisco habla de una tercera guerra mundial a pedazos, es necesario el mensaje de la misericordia para hacernos capaces de reconciliación, de construir puentes,  de tener el coraje del amor, de servir y testimoniar la paz y la confianza recíproca, sin dejarnos aterrorizar y sin caer en la venganza, el odio o el pesimismo, y mostrando, en suma, el auténtico Rostro de la Misericordia.

Por Odete Almeida

(Delegación de Pastoral del Sordo)

 

 

La película, “La historia de Marie Heurtin”,  una conmovedora historia melodramática que se ha estrenado en abril y ha vuelto a aparecer en los cines españoles. Esto me lleva a reflexionar sobre el tema de la película, ya que  dentro de la Pastoral de sordos se incluye a  las personas con discapacidad de sordoceguera.

Marie Heurtin nació el 13 de abril de 1885, en la Bretaña francesa. Fue la mayor de 9 hermanos, de los cuales solo dos hermanas vinieron al mundo sin ninguna discapacidad. El resto de sus hermanos, 5 de los cuales murieron a edad muy temprana, y los que sobrevivieron eran sordos o sordociegos.

La hija mayor de los Heurtin permaneció en casa hasta cumplir los diez  años de edad; hasta entonces no recibió ningún tipo de educación. En 1895 fue aceptada en el convento de las Hermanas de La Sabiduría, llamado Notre Dame de Larnay. Esta comunidad religiosa atendía a niñas sordas. Fueron pioneras en la educación de niñas sordociegas, siendo Marie la segunda niña sordociega en este convento; más tarde entró también su hermana Marthe Heurtin.

¿Cómo fue la enseñanza de Marie? La hermana Marguerite fue su tutora, y empezó a acuñar signos en los objetos y luego fue deletreándole palabras en francés con el alfabeto manual; así amplió poco a poco el vocabulario con el uso del alfabeto Braille. En pocos años, Marie aprendió a escribir y leer el francés, y era muy aplicada para aprender aritmética y geografía. También aprendió el oficio del bordado y a escribir a máquina. La comunicación con otras personas se realizaba a través de la lengua de signos francesa.

Cuando la formación terminaba las niñas del convento de Notre Dame de Larnay, volvían a su hogar. Pero Marie permaneció en el convento y cuando la Hermana Marguerite falleció, Marie la substituyó y se convirtió en la maestra de las niñas sordociegas que llegaban  al convento, una de las cuales fue su hermana Marthe.

Marie murió a la edad de 36 años por una epidemia de la época.

Por Santiago Moranchel

(Delegación de Enseñanza)

 

Continuamos en la exposición y comentario a las diversas posturas de los diferentes partidos políticos. He aquí un breve escaparate de la posición de los diversos partidos:

 

  • Podemos: creen que los acuerdos de España con la Iglesia Católica están obsoletosy no responden a las necesidades de una sociedad moderna, abierta y madura. La escuela pública no debe ser el lugar para adoctrinar, sino enseñar la religión fuera del dogma, como parte fundamental de la historia y de su influencia en la civilización. 
  • Ciudadanos defiende una escuela pública laica"desde el respeto y garantía del derecho" de los padres a la formación religiosa y moral que quieren para los hijos, según dice este partido. Propone una materia específica sobre la historia de las religiones, que ya existía en la LOE como optativa. "Como materia de contenido exclusivamente cultural, no confesional, debería ser impartida a todos los alumnos". 
  • IU es partidaria de que la religión salga de la escuela para mantenerse en el ámbito privado en un Estado laico. 
  • El PNV ha apoyado la propuesta de sacar la religión del currículum y que no sea una materia obligatoria ni evaluable en cualquier caso. 
  • UPyD ha pedido "avanzar hacia un estado laico sin religión en las aulas". 
  • UDC no comparte que se quiera privar a los padres de la escuela pública de que los hijos conozcan la religión.

 

  • Para la Reflexión:
  1. Cómo puede verse no hay ningún partido excepto la minoritaria UDC, un poco PNV y el actual PP con su LOMCE que admita siquiera la presencia de la Religión en la Escuela. A primera vista puede dar la impresión de que visto lo visto que a los que defendemos la ERE en la escuela ya sabemos a quién votar. Pero pensar así es un error. Precisamente este es uno de los tópicos que hay que desterrar como apuntamos en el anterior comentario.

No queremos, ni por un minuto más, que se siga identificando a la Religión con la "derecha política". No aceptamos la división ilusoria y "cainita" entre las dos Españas: católico y derechas, ateo y de izquierdas.

  1. La Clase de Religión es para todos, para TODOS los chicos y chicas. Pongamos un ejemplo fuera de la Religión. ¿Qué pasaría si las Matemáticas las dejáramos optativas, o el inglés, o el lenguaje...? En seguida diríamos que son necesarias porque forman parte de la educación integral del alumno... ¿Las dejaríamos a la opción de los padres? ¿Quién se atrevería a decir que son "dogmáticas", no evaluables, y hay que sacarlas del curriculum? ¿No estamos erigiéndonos en jueces parciales de la educación? ¿Hay algo más dogmático que prohibir a los concejales o alcaldes de un partido que asistan a una procesión?
  2. Una reflexión/propuesta para los que tienen poder político: el poder es para servir a TODOS. El servicio está por encima de las ideas y de la ideología. Cuando alguien tiene poder es para el servicio común, no exclusivista. Claro que ustedes harán caso de su programa electoral apoyado por los votos de sus electores. Y a ellos se deben. Pero aunque no les votemos (o si) ustedes están al servicio de todos, pues sino se convertirán en autoritarios, exclusivistas, y en poco-democráticos. A una clase de religión pueden entrar todos los niños que quieran, a nadie se les va a pedir si creen o no creen en Dios, o en Alá... Y menos aún que salgan todos convertidos en cristianos o en islamistas... La clase de Religión, precisamente, es un servicio para todos.

Señores políticos, del partido que sean, no tengan miedo. Ninguna clase de religión, ningún profesor de ERE, ni la Iglesia, les va a restar lo más mínimo de poder al aspiran obtener para controlar y mandar. Solo les pedimos que respeten y sirvan a los que no piensan como ustedes.

  1. Un apunte sobre laicidad, escuela pública, madurez democrática... y demás tópicos. ¿Saben ustedes quienes fueron los primeros que fundaron y abrieron una escuela pública? Una orden religiosa: Los escolapios.

¡Que Dios les bendiga, su bondad es más fuerte que su poder y su ideología!

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