Recta final
Por Alfonso Olmos
Director de la Oficina de Información
Culmina el tiempo de Adviento. Llegamos a la recta final. Comienza la "novena de Navidad". No sé si habremos tenido tiempo de disfrutar de este tiempo de espera y esperanza. En los centros comerciales hace días que es Navidad. La carta a los reyes está escrita hace semanas y la lista de cosas que se piden es interminable. ¿Alguien se ha parado a pensar en el Adviento, como tiempo de preparación espiritual para la Navidad, en estos días? ¿Ha sido determinante este tiempo para la vida de los cristianos?
Pasan los días y la vorágine del consumismo nos atrapa. Vamos y venimos, vagamos por las calles absortos y abducidos por un mundo, excesivamente mundano, que nos domina y embriaga. El adviento se ha quedado reducido a "las cuatro velas". No es poco.
Pero siempre surge la sorpresa."¿Cómo tenemos que estar los cristianos en la iglesia?" (pregunto a un grupo de niños de catequesis de primero de primaria), "despiertos", me contesta Javier, que el primer domingo de Adviento estuvo atento, sin duda, a la homilía desde el primer banco del templo. "Es que si vienen a traernos un mensaje muy importante y estamos dormidos no nos enteramos, y si pasa eso en la Navidad vaya plan...". Aplauso para Javier, aplauso para todos los sencillos de corazón, aplauso para los que más allá de loterías, pavos, turrones y sidras, luces y espumillón, han comprendido que lo importante es el mensaje que Jesús nos viene a traer, una año más, en la celebración de su nacimiento.
"La Navidad suele ser una fiesta ruidosa: nos vendría bien un poco de silencio, para oír la voz del Amor", dice el papa Francisco. "Y recuerden -concluye-, que Santa Claus no ocupe el lugar del Niño Dios en la Navidad".
Feliz Navidad, aunque sea anticipadamente.