Por Juan Pablo Mañueco

(escritor y periodista)

 

 

 

¡Oh, Arriaca, oh tierra, oh agua, oh piedra, oh cielo, oh clara

urbe entre Henares y un monte erigida!,

¡Oh, Henares de heno fértil y de vida

pleno, debajo de esta Alcarria en ara!

 

¡Oh vega, oh huerta, oh prado, oh riba, oh fluida

pendiente en desliz de Guadalajara,

curvo cauce de arroyos de almenara!

¡Oh piedras de corriente siempre en ida!

 

Allí donde Alcarria y Campiña juntan

tierras altas y bajas en abrazo

uniéndose una y otra su regazo

entreverándose venas y puntas. 

 

¡Oh, Arriaca, oh tierra, oh agua, oh piedra, oh clara

maravilla en beldades todas juntas,

entre tus torres y casonas hay adjuntas

hojas de vida en ti, oh, Guadalajara!

 

 Que nadie me apartara,

oh patria de mis padres, oh mi Castilla en jara,

oh trozo de mi España y de mi Europa

que, tanto como a ella yo, ella me amara,

es cuanto deseara.

 

¡Pues si soy yo mi propio proel, conmigo vais ya siempre en popa!

 

 

 

Juan Pablo Mañueco

de la novela "La sombra del sol" (2017), premio Cervantes-Cela-Buero Vallejo de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

 

Comentario: 

http://aache.com/la-sombra-del-sol/

 

Más información: 

http://aache.com/tienda/638-la-sombra-del-sol.html

 

José Ramón Díaz-Torremocha

(Conferencia de la Santa Cruz de Marchamalo, España)

 

 

Me escribe una vieja amiga y consocia, (aunque muy joven por años), sobre la necesaria gratuidad que debe presidir y acompañar a todo lo que hacemos dentro de nuestros trabajos apostólicos. Aquellos que nos impongamos para seguir el mandato del Buen Dios, que quiere contar con nosotros para la extensión del Reino. “Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis” nos recuerda el Evangelista. (Mateo 10, 8) 

Cree mi amiga, que no siempre tenemos todos clara esa gratuidad y me pide que lo recuerde. Me escribe incluso de varias experiencias personales próximas que ha padecido recientemente. De algún “antiejemplo”. 

La gratuidad que no es sólo la de no recibir una soldada a cambio del trabajo realizado. No sólo es no recibir contraprestación económica alguna. No, va mucho más allá pues hay infinidad de maneras de “cobrarnos” nuestros trabajos. Hay infinidad de maneras de traicionar el mandato Evangélico. También de traicionarnos a nosotros mismos creyendo que nos damos cuando sólo pretendemos extraer algo para nosotros mismos. 

El buscar el reconocimiento social, puede ser una de ellas. El de procurarse un cierto prestigio en la comunidad en la que se viva, puede ser otra. El de aumentar el número de los que nos conozcan para brillar, es otro y de los más frecuentes. Son formas diversas de “cobrar” por lo que hemos recibido gratis. Pero cobrar al fin. 

Los que sufren, a los que intentamos servir desde la proximidad, en el caso de las Conferencias, detectan inmediatamente a quien lo hace sin interés espurio, como respuesta cristiana al sufrimiento del otro, o de quien busca instrumentalizar esa ayuda, de alguna manera y puede haber muchas, en su propio beneficio. 

Decía un viejo amigo y querido sacerdote que, con más frecuencia de lo que suponemos, nos va mal como Iglesia, tenemos dificultades al encontrarnos con el que sufre, incluso a veces escandalizamos, porque no somos conscientes que lo que repartimos, si lo hacemos bien, es la Gracia de Dios. Nada nuestro. No le faltaba razón. Porque a veces ni tan siquiera somos conscientes de que Él acompaña siempre a su Iglesia y a los que trabajan por ella. De que nos acompaña la Gracia si la pedimos. Porque pensamos demasiado en nosotros mismos y en nuestras fuerzas. Porque nos olvidamos de ser conscientes de que Cristo, camina a nuestro lado. Porque intentamos, a veces,  instrumentalizarlo en nuestro beneficio. 

Un viejo consocio, hace muchos años, me aconsejaba sobre a quién votar o proponer para los servicios de Presidente o cualquier otro en las Conferencias: siempre a los consocios (a los miembros) que valgan para el servicio. Pero, añadía que no quieran serlo, a los que no lo deseen. También a los más ocupados. Huye de aquellos que se postulan siempre para ocupar “cargos” en lugar de servicios o que parece que tienen mucho tiempo libre. Con alguna frecuencia, algo buscan para ellos y no para el servicio a los que sufren, en el caso de los primeros o están poco dispuestos para el trabajo y por eso están bien desocupados, en el caso de los segundos. He seguido esa máxima siempre y recuerdo con enorme afecto al consocio del consejo que me evitó alguna importante equivocación. 

Para ir terminando, cuando deseemos encontrar a un consocio para un servicio en la Estructura, busquemos a uno que acuda con frecuencia y con puntualidad, casi con antelación, a cumplir con sus compromisos vicentinos y eclesiales. Busquemos a un consocio o consocia, con ideas claras que sea persona de oración. Busquemos incluso a alguno que le vaya a costar un poco de esfuerzo económico, (por pequeño que sea) el desempeño de la labor que se le pretende encomendar. Busquemos que esté alejado de la búsqueda de cualquier tipo de fama. Descartemos, siempre, a aquellos que tienen que ver con el ejercicio de la política tal y como nos pide nuestra Regla y Estatutos. 

Busquemos a algún miembro, que demostrará con su permanencia en la Conferencias o en el grupo eclesial de que se trate, que es capaz de perseverar. Busquemos a aquel que propone nuevas fórmulas y métodos para ayudar a otros o a quien le preocupa la situación de los excluidos. Excluidos de cualquier tipo. 

Busquemos a aquellos que tienen un concepto evangélico de la pobreza y no sólo material de la misma y en fin, lo más importante: busquemos a alguien a quien oigamos con frecuencia hablar de y con María. 

Ahora sí, para finalizar, en el momento de escribir estas líneas, me llega una Carta publicada por mi Obispo de Sigüenza-Guadalajara, Don Atilano, muchos de cuyos párrafos vienen como anillo al dedo a esta pequeña reflexión sobre la gratuidad. Escojo alguno de ellos. Escribe el señor Obispo: “Aunque sabemos que el fruto de la misión depende fundamentalmente de la apertura del corazón a la acción del Espíritu Santo, inconscientemente pensamos que todo depende de nuestras cualidades y esfuerzos. 

San Pablo, cuando contempla la fidelidad a Cristo de los miembros de sus comunidades y su constancia en el amor, llega a afirmar que todo es fruto de la gracia de Dios que actúa en él y por medio de él a favor de los demás. De este modo, asume sus limitaciones y la necesidad de dejarse conducir por Dios, pues solamente el Señor puede hacer que la semilla germine, crezca y produzca fruto abundante”. 

Espero haber complacido a mi amiga, con estas breves notas.

Por Cáritas Diocesana Sigüenza-Guadalajara

 

 

Comenzamos un nuevo curso en el que como siempre estaremos en primera línea para acompañar a los más empobrecidos.

Hace algún tiempo, en la revista VIDA NUEVA digital, aparecían las 7 Características del Voluntariado de Cáritas, que aunque las vivimos cada uno de los días que tiene el curso, es bueno que las recordemos ahora que iniciamos las acciones de cada uno de nuestros programas. Lo nuestro va más allá del hacer.

Siete características

1. Los voluntarios de Cáritas son “personas comprometidas que se dan a sí mismas para ayudar a los demás”, que “ponen su granito de arena para mejorar el mundo en el que viven”.

2. Son “personas que no quedan indiferentes ante el sufrimiento de su prójimo y se movilizan, se ponen manos a la obra”.

3. Para los voluntarios de Cáritas, “comprometerse es un modo de ser, de relacionarse, de entender la vida y compartirla creando fraternidad”.

4. Para ellos, “la solidaridad no es un sentimiento de vaga compasión o de superficial ternura hacia los males” de tanta gente, sino “la determinación firme y perseverante de empeñarse en el bien común”.

5. Los voluntarios de Cáritas están llamados a “crear espacios de humanidad y de encuentro donde las personas excluidas, empobrecidas, heridas, olvidadas… se sientan en familia, sientan que son importantes para alguien”.

6. Ellos “toman partido en la historia de la humanidad y se convierten en agentes de cambio, capaces de poner a la persona en el centro” de la mirada, de la palabra y de la acción.

7. Ellos viven “entregados al compromiso de mejorar la vida de los que están caídos en nuestro entorno”, y eso contribuye “a mejorar este mundo”.

Feliz comienzo de curso, que entreguemos todos nuestros “talentos” en favor de los más empobrecidos.

Por Ángel Moreno

(de Buenafuente)

 

 

Gavillas de mies segada,

Con hoces, a sol de plano

Para extender en las eras

Treznales bien hacinados

 

Las mieses bien sazonadas,

de grano multiplicado,

de espigas bien remecidas,

recogidas y abrazados.

 

El trigo en costal de lienzo,

por bieldo bien aventado,

a la espera el molinero

en los trojes bien guardado,

 

Harina en flor, molida,

Cernida, bien amasada,

Conmovidas las entrañas,

en artesa es arropada.

 

Huele a fermento la masa,

Envuelta en manta y retor,

Hasta transportarse al horno,

Hecha hogaza de amor.

 

Se expande el olor del horno<

De romero y de retama,

Una vez cocido el pan,

Alegría de la casa.

 

Es la hora de partir

En manos del labrador

El pan amasado y tierno,

rezada la bendición.

 

El padre reparte el trozo

Con gesto serio y sagrado

No es posible despreciar,

el sudor de todo un año.

 

Los trabajos y desvelos,

en la mesa de los hijos,

se olvidaron de repente,

Pan de Dios, fruto bendito,

 

Y el trigo se vuelve ofrenda,

De pan tierno y repartido,

En las manos del Señor,

Hecho mesa y sacrificio.

 

Eucaristía en sus manos

Con el pan roto y partido,

entero al mismo tiempo,

Quien se nos da es Jesucristo.

 

(5 de septiembre, 2019)

Información

Obispado en Guadalajara
C/ Mártires Carmelitas, 2
19001 Guadalajara
Teléf. 949231370
Móvil. 620081816
Fax. 949235268

Obispado en Sigüenza
C/Villaviciosa, 7
19250 Sigüenza
Teléf. y Fax: 949391911

Oficina de Información
Alfonso Olmos Embid
Director
Obispado
C/ Mártires Carmelitas, 2
19001 Guadalajara
Tfno. 949 23 13 70
Fax: 949 23 52 68
info@siguenza-guadalajara.org

 

BIZUM: 07010

CANAL DE COMUNICACIÓN

Mapa de situación


Mapa de sede en Guadalajara


Mapa de sede en Sigüenza

Si pincha en los mapas, podrá encontrarnos con Google Maps