Por Javier Bravo

(Delegación de Medios de Comunicación Social)

 

 

La necesidad del descanso y la serenidad es algo que viene pedido por la naturaleza humana. Ya en las primeras páginas del Génesis se nos dice: “cuando llegó el día séptimo, Dios había terminado su obra y descansó de todo lo que había hecho” (2,2). El mismo Jesús invitó a sus discípulos “a un lugar solitario para descansar un poco. Porque eran tanto los que iban y venían, que no tenían tiempo para comer” (Mc 6,31).

En el último artículo hacíamos revisión del curso y lo terminábamos diciendo: Hemos terminado el curso aunque nuestra fe y nuestro seguimiento a Jesús, también por las redes sociales, no. Y si no damos vacaciones a Jesús, tampoco como Ecclesia demos vacaciones.

Por eso, enredado y enredando por la web  del obispado, más concretamente por os enlaces a otras webs, permitidme en este tiempo vacacional recomendar y hablar sobre la Revista Ecclesia en su versión web (http://www.revistaecclesia.com/) cuyo director es el sacerdote diocesano y periodista, D. Jesús de las Heras.

Echando un vistazo general, la web es atractiva dinámica y moderna. Quizá yo eliminaría alguna de las ventanas de las diferentes noticias de la página de inicio. En cuanto a lo que a contenidos se refiere, es muy completa.  Aparte de las noticias distribuidas en diferentes bloques: Iglesia en el mundo, en España, diócesis, … hay un bloque que me gustaría destacar y es el apartado documentación. En este tiempo en el que los cristianos necesitamos salir a las periferias pero bien documentados y formados, en esta sección encontramos todos los documentos al día de la Santa Sede y de la Conferencia Episcopal Española. Ahí podemos hallar los distintos escritos del Papa Francisco, así como los mensajes de los obispos de la CEE para todas las Jornadas especiales de cada domingo y festividades del año litúrgico.

Dentro de los contenidos interesantes está el llamado Rincón litúrgico donde podremos encontrar las reflexiones al Evangelio de cada uno de los domingos del ciclo litúrgico.  Otro de los contenidos a destacar, y que puede ser novedoso, es el apartado Misas por tus intenciones. Lo explicamos brevemente. Son muchos los misioneros y sacerdotes en países de misión que escriben a ECCLESIA solicitando la suscripción a la revista semanal. Ellos no pueden hacer frente al correspondiente desembolso económico y a cambio ofrecen celebrar misas por las intenciones de vivos y difuntos de quienes estén dispuestos a colaborar con ECCLESIA en la financiación de dichas suscripciones. Cada intención de misa conlleva un donativo de 8 euros. Al completar el pago, en el apartado NOTAS, se indica por quién o quiénes los misioneros amigos de ECCLESIA han de ofrecer. Cada misa son 8 euros y cada misa tiene un valor infinito.

La web, además, nos ofrece un interesantísimo apartado cultural donde podremos estar informados de exposiciones y noticias relacionadas con nuestro patrimonio cultural. Son muchos los colaboradores que hay detrás de este inmenso trabajo y que en muchas ocasiones nos informan al minuto. Entre los colaboradores están Francisco Vaquerizo y Ángel Moreno, ambos sacerdotes diocesanos.

Volviendo al verano y haciéndome eco de la plegaria que publica Ecclesia para un verano cristiano:

 

Tú vienes siempre a nosotros.

Tú siempre te haces el encontradizo.

Tus caminos buscan siempre los nuestros.

Haz que en las vacaciones de verano,

sepamos remar mar adentro y te encontremos a Ti,

el Pescador, el Pastor, el Salvador, el Hermano, el Amigo,

y encontremos a nuestros hermanos.

Juntos realizaremos la gran travesía de nuestras vidas.

En tu nombre, Señor,

también en vacaciones,

quiero estar dispuesto a remar mar adentro.

Ayúdame. Te necesito, también en vacaciones.

Por la Comunidad de la Madre de Dios

(Monasterio de Buenafuente)

 

Queridísimos amigos y hermanos en Cristo: Hoy, solemnidad de san Benito, nos hemos levantado con la noticia del fallecimiento de Dª Joaquina, la madre de nuestro Obispo, D. Atilano. Desde aquí queremos expresarle nuestro cariño y acompañarle con nuestra oración, a él y a toda su familia. 

El título que encabeza esta reflexión es del Evangelio de san Lucas, se ha proclamado en los Maitines de hoy (Lc 22, 27b). Cuando lo hemos escuchado,  no hemos pensado en  nuestro  Obispo y, sin embargo, bien podemos decir de él: “Está entre nosotros como el que sirve”. Muchas gracias, D. Atilano, por ser como es. 

En realidad, pensando en esta meditación, se nos ha cruzado esta idea: “la mitad de los diocesanos están de vacaciones y el resto están deseando que lleguen”. Seguramente, tenemos demasiado presente el tópico de la sombrilla y la tumbona en la playa.  Gracias a Dios son muchos los jóvenes y no tan jóvenes que dedican sus vacaciones a ayudar a quien lo necesita. Muchos acuden a misiones, otros en España y también un buen “grupito” viene a nuestra casa y al entorno de Buenafuente del Sistal, a los cuales les agradecemos su disponibilidad  y entrega a nuestras necesidades. El Señor, a través de estos hermanos, se hace presente. Nos confirma que Él está entre nosotros “como el que sirve”. Entre todos intentamos llevar adelante la misión a la que nos convoca San Benito: “Acoger al huésped como a Cristo”.   

Nosotras estamos muy agradecidas al Señor,  porque nos concede ganar nuestro sustento con sencillez, haciendo cada día lo que más nos identifica como monjas cistercienses. Viviendo sólo para El Señor. Rezando, el Oficio Divino, y trabajando, extendemos la oración a toda la jornada. Con la ayuda del Señor, atendemos a quienes vienen a compartir un “cachito de nuestra vida”, como a Cristo. “Él es nuestra fuerza y nuestra energía” (Cf Sal 117). 

El verano es el tiempo más importante de acogida. Nuestro capellán, D. Ángel Moreno imparte siete tandas de Ejercicios Espirituales y nosotras recibimos en nuestra casa a quienes participan.  

 

Calendario de ACTIVIDADES en el Monasterio de Buenafuente (clicar link)

 

Unidos en la oración y en la misión

 vuestras hermanas de Buenafuente del  Sistal 

  

 

Por Alfonso Olmos

(director de la Oficina de Información)

 

Al poner titular a estas palabras que escribo a primeros de julio, no pienso solo en los fuegos que ya han asolado parte de nuestra geografía peninsular, ni a los que dejarán, por desgracia, arrasadas grandes extensiones de terreno por culpa de malas gestiones políticas, intereses económicos de algunas personas y descuidos imperdonables.

La palabra incendio hace referencia a lo que arde, interna y externamente. Internamente podemos sentir fuego cuando tenemos una pasión impetuosa como el amor o la ira. Externamente, por culpa de esas mismas pasiones, podemos provocar conatos de incendio que, en ocasiones, pueden ser sofocados rápidamente o, por lo contrario, perdurar en el tiempo.

Además hay fuegos incontrolables. Los que se provocan a altos niveles. Los que mantienen “sofocada” a gran parte de la población de nuestro país. Algunas declaraciones de representantes de diversas instituciones o partidos políticos son incendiarias: les avala la libertad de expresión. Pero cuando vemos que esas manifestaciones se convierten en hechos visibles, lo que algunos califican de simples hechos reivindicativos, otros constatamos, con inquietud, que son agresiones a la libertad de conciencia y de expresión de la fe. Nos estamos acostumbrando a que así sea.

Nos queda poner, de nuevo, la otra mejilla. Los cristianos, temerosos de ser tachados de intolerantes, tímidamente alzan la voz. Ahí andamos, entre la pasión que nos pide una respuesta enérgica a los hechos vandálicos (o a los ataques continuos de corrientes ideológicas inmersas en nuestra sociedad, que embisten frontalmente a la fe cristiana), y el apagar fuegos con serenidad, y buscando la concordia, para que el incendio no se extienda más de lo necesario. Será bueno, si llega el caso, recordar tantas palabras de Jesús invitando al sosiego, la misericordia y el perdón.

Por Juan Pablo Mañueco

(escritor y periodista)

 

 

En medio del camino de la vida

siempre estás, perdido entre selva oscura,

sombría, espesa, áspera, densa y dura;

sin saber cuál senda es recta, escogida.

 

Cada instante, otra nueva encrucijada…

 

¡Ninguna vía será huella segura

que guíe por evidente avenida

de la selva imprecisa a la salida!

¡Sólo jungla incierta, arriscada altura!

 

Eso ves siempre, en torno a tu mirada…

 

En lo alto, tenue cima revestida

de luz  de sol, que alumbra, en su carrera…

Pero impiden el acceso una pantera,

hosco un león; loba, en boca, fruncida.

 

A oscura selva empujan, por morada…

 

¡Que o Jesús o Virgilio senda afuera

muestren, hacia la claridad bruñida

y el monte deleitoso, en que la vida

se alumbra con luz firme y verdadera!

 

Siendo senda a ella, siempre, enrevesada.

 

 

Juan Pablo Mañueco (2017),

del libro "Cantil de Cantos. Los poemas místicos"

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