Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

Las tallas de los arcángeles Miguel y Gabriel y en piedra caliza, tallada y policromada dos Virtudes y grupo escultórico del obispo Simón Girón de Cisneros

 

 

 

 

Si hace tres semanas, al invitar a visitar la catedral de Sigüenza, ofrecíamos amplias informaciones acerca de tres obras pictóricas, recientemente restauradas, hoy con lo hacemos con esculturas, también de reciente restauración y también a redescubrir. El contexto de sus restauraciones respectivas fue la exposición ATEMPORA 2022. Y los comentarios que acompañan estas líneas están tomados del libro-catálogo de la citada exposición.

Sobre las tallas de santos arcángeles Miguel y Gabriel, el autor de los comentarios en el citado libro es José Domingo Delgado Bedmar, coordinador de la exposición y jefe de Cultura de la Fundación IMPULSA de la Junta de Castilla-La Mancha.  Actualmente se hallan, como en la exposición, franqueando la puerta claustral de San Valero.

En misma publicación, describe las dos Virtudes el doctor en Historia del Arte Francisco Javier Ramos Gómez. Y, por su parte, Matilde Azcárate Luxán es la autora de los comentarios sobre las dos esculturas con el escudo del obispo Simón Girón de Cisneros (1301-1326). Estas cuatro tallas se encuentran ahora en la sala románica del claustro este de la catedral.

 

Santos arcángeles Miguel y Gabriel

La ficha técnica de ambas tallas escultóricas responde a estos datos: autoría de Juan Milla y Francisco Belo, hacia 1688; madera tallada y policromada 302x121x 39 centímetros (San Miguel). Y la misma autoría de Juan Milla y Francisco Belo, en el mismo año aproximadamente, para San Gabriel, tallada y policromada 301x129x37 centímetros, ambos propiedad de la catedral de Sigüenza (San Gabriel)

Es Manuel Pérez Villamil, quien en su libro de 1899 sobre la catedral de Sigüenza (obra básica e imprescindible para el conocimiento de la misma) quien nos da noticias acerca de estas gigantescas esculturas y el conjunto en el que se integraban. Al hablar del retablo del trascoro dedicado a Nuestra Señora de la Mayor nos dice: «Trasladada a su trono la imagen de Nuestra Señora en 17 de Julio de 1673, aun tardó en concluirse el altar catorce años, pues el corredor que hoy lo corona y el inmotivado arco central que le sirve de remate, no fueron terminados hasta el de 1688».  Fijada la cronología, pasa a describir el conocido retablo de Juan Lobera (ver páginas 250-251 del citado libro de Manuel Pérez Villamil).

 

 

Hasta 1936 y desde 2022

Grabados y fotografías nos revelan que estos arcángeles siguieron coronando ese inmotivado arco central del que habla Villamil hasta la pasada Guerra Civil, y ante los daños que sufrieron en los bombardeos, se determinó en la posguerra su traslado a dependencias interiores de la catedral, en las que llamaban la atención por su poco habitual tamaño.

La reciente y minuciosa restauración, con ocasión de ATEMPORA 2022, llevada a cabo por Raúl Encinar, en el Centro de Conservación y Restauración de Castilla-La Mancha, ha revelado calidades insospechadas y detalles nunca apreciados, como que son figuras generadas a partir de dos piezas centrales de madera de conífera dispuestas en sentido vertical, completadas luego con elementos tallados de manera exenta como pueden ser las cabezas y brazos, a los que habría que añadir las alas y los símbolos iconográficos, hoy totalmente desaparecidos.

 

Descripción de los arcángeles

De rasgos andróginos, la imagen de San Miguel es ostensiblemente más estilizada y presenta un mayor movimiento que la de su compañero, y aparece tallado con un ligero contraposto y con la cabeza inclinada hacia la izquierda, habiéndose optado en este caso por su representación como «soldado de la Iglesia» contra el Mal y no por la menos frecuente de «pesador de almas» (psicostasis) en el Juicio Final. Según el informe realizado por Encinar, el arcángel viste la coraza de escamas clásica romana en dorado y azul, y un correaje que le cruza el pecho y que le distingue como soldado de Dios y defensor de la Fe. Bajo la armadura porta una túnica clara hasta la rodilla, de amplios pliegues y rica decoración vegetal, y calza botas altas, doradas y marrones, todo ello muy similar a lo que también lleva su compañero Gabriel.

Por último, sobre los hombros lleva un manto de vivo color rojo unido en su pecho con un broche dorado, mientras su cabeza aparece tocada con un pequeño casco con un penacho de carnosas plumas bajo el que se desarrolla una frondosa y ensortijada cabellera que le cae hasta los hombros. Miguel pisa un pequeño dragón escamado, representado con tonos verdes, que se retuerce y presenta sus fauces abiertas mostrando desafiante unos dientes afilados y el hueco donde estaría su desaparecida lengua, que, como ocurre con la cabeza o los brazos del arcángel, fue tallada aparte y luego unida a la figura con cola y clavos. Este dragón es el único elemento iconográfico identificativo que nos queda para caracterizar al que es considerado primero de los arcángeles, siguiendo el texto bíblico (Apocalipsis, 12:7-9).

El arcángel san Gabriel aparece ataviado con una especie de alba de color claro y amplias decoraciones vegetales, que deja al descubierto sus piernas desnudas y sobre la que lleva una túnica azul también con decoraciones vegetales y reverso dorado, abierta en pico en su parte inferior hasta el nudo de amplias lazadas que ciñe a su cintura un cíngulo rojo. Una banda igualmente roja le cruza el pecho en diagonal, desde su hombro izquierdo hasta la cadera derecha, sobre la que se anuda. Calzado con botas marrones y decoraciones doradas, en la cabeza lleva una diadema o pequeña corona dorada que sujeta sus abundantes y largos cabellos, factor que, junto a la coloración que presenta la cara, enfatiza los rasgos andróginos de una figura de acentuado hieratismo y frontalidad.

Gabriel se apoya sobre una esquemática nube en tonos azules, de la que podría decirse también que parece una reducida porción de mar. En cualquier caso, la nube en cuestión se constituye en el único elemento iconográfico que caracteriza a esta figura, que ha perdido todos los demás.

 

¿Dos apóstoles en sendas esculturas del siglo XIV?

¿Podrían ser los apóstoles Simón el Cananeo y Judas Tadeo los dos apóstoles de las esculturas de la catedral con escudo del obispo seguntino Simón Girón de Cisneros? En cualquier caso, se trata de sendas obras anónimas del siglo XIV, realizadas en piedra caliza tallada y policromada, de 92x30x25 centímetros y bajo unas bases de 16x30x25 centímetros.       

Son dos figuras masculinas de piedra caliza y policromada, de un tamaño inferior a las imágenes del crucero que podríamos considerar dentro de este grupo de figuras relacionadas con el obispo Simón Girón de Cisneros tanto por su estilo como por su disposición sobre peanas decoradas con el escudo del obispo.

 La primera figura masculina presenta facciones delicadas y vestido con una amplia túnica azul y manto rojo con gruesa cenefa dorada y con decoración de piñas tejidas en oro a modo de brocado. Con su mano izquierda recoge su manto de abundantes plegados a la vez que sujeta un libro de rica encuadernación en cuero. Coloca la mano derecha sobre el libro evidenciando la importancia de éste.

Es difícil asegurar de quién se trata, pero, por la disposición y la relevancia que se concede al libro, podríamos aventurar que se trata de la representación de alguno de los apóstoles. La segunda figura masculina, muy mal conservada, presenta características similares a la anterior. En esta ocasión la figura tiene una disposición más frontal y va cubierta con amplio y abultado ropaje, muy deteriorado, y presenta en su mano, como la figura anterior, un libro. Por este motivo podría tratarse también de un apóstol.

 

Virtudes de la fe y de la prudencia

Obras de autor anónimo seguntino, de los años 1560-1565, están realizadas en piedra caliza, tallada y policromada y miden 60x25 centímetros

Su emplazamiento original fue en la capilla de las Reliquias de la catedral, fundada por Fernando Niño de Guevara, obispo de Sigüenza entre 1546 y 1552. La virtud de la Fe es identificada por un cáliz y un libro, y virtud de la Prudencia, con una serpiente enroscada en el brazo. Debieron formar parte de un grupo iconográfico más amplio que no se ha conservado y que contendría la totalidad de las siete virtudes (las tres teologales: fe, esperanza, caridad; y las cuatro cardinales: templanza, prudencia, justicia y fortaleza).

Sabemos que hasta 1696 esta capilla –cuya restauración está siendo llevada a cabo por el IPCE–, estuvo consagrada al Espíritu Santo por voluntad testamentaria del citado obispo. Según los teólogos y moralistas cristianos, a través del Espíritu Santo se infunden en el ser humano las virtudes y la gracia mediante el bautismo, lo que explica la presencia de ambas figuras en este espacio catedralicio. Además, en la maravillosa reja que cierra la capilla también se representaron las cuatro virtudes cardinales.

La Prudencia como virtud designa la capacidad de valorar racionalmente todas las posibilidades antes de realizar un acto. La serpiente que identifica en este caso a la Prudencia procede de una tradición que se remonta a las representaciones antiguas de Serapis. Este animal se relacionaba desde antiguo con el tiempo, aludiendo en esta personificación a la reflexión sobre el pasado el presente y el futuro que debe guiar a las decisiones prudentes: «Sed prudentes como las serpientes» (Mateo 10:16). En su mano izquierda -rota y sustituida por un apéndice de madera– podría llevar un espejo, elemento habitual en numerosas representaciones de la Prudencia.

En el caso de la Fe, es una virtud teologal y se reconoce por el cáliz, la forma y por el fragmento roto de lo que podría ser una cruz.

En cuanto al estilo, hay que decir que se inscribe en el modo general de los escultores que trabajaron en Sigüenza en el tercer cuarto del siglo XVI, particularmente semejante a lo que se conoce del entallador Juan de la Sierra.

 

Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 21 de julio de 2023

Rafael C. García Serrano

(Conferencia Nuestra Señora de la Antigua, Guadalajara)

 

 

 

LA BARCA

 

De nuevo, un artículo de un muy buen amigo y consocio. Rafael G. Serrano, que me gustó mucho en su momento. Al publicarlo ahora, aspiro a lograr dos cosas: la primera: enriquecer los modestos artículos mensuales que envío y la segunda, dar un respiro a mis queridos consocios que los leen, de tener que prestar atención un mes más a algo escrito por mí, además tercero, no olvidar aquella época que nos trajo tanto sufrimiento, tanta esperanza y tanta enseñanza que a veces, parece hemos olvidado

Vamos a ello:

--Podéis ir en paz.

Acabada la Misa salieron a disfrutar el sol de media mañana, Decidieron acercarse al parque del Retiro[i] a pasear un rato y tomar un aperitivo a la sombra y en la tranquilidad de sus terrazas.

Encontraron sitio frente al magnífico monumento al Rey Alfonso XII con el estanque atiborrado de barcas y alegres remeros aficionados y cantidad de modestas atracciones que a lo largo del paseo ofrecían desde teatro de guiñol para los niños, músicos, pintores enseñando sus trabajos a echadores de cartas para paseantes supersticiosos, curiosos o aburridos. De todo había, y sobre todo, alegría, ganas de vivir, sensación de proximidad a la demás gente que en este rato paseaba despreocupada.

-¿Te das cuenta? Hace unos días todavía estábamos todos encerrados en casa temerosos del contagio y de nuestra propia vida.

- Así es. Y esto me recuerda al relato del Evangelio cuando los apóstoles en la barca, y ante una gran tormenta, temían por su vida.

Hemos estado en la barca, nos hemos encontrado desprotegidos ante una fuerza superior a nosotros y a la sociedad que nos protege, en este caso impotente ante el enemigo desconocido.

Seguro que muchos se han encomendado a Dios. Ante el miedo al sufrimiento y a la muerte han vuelto a renacer en su fe, o a rehabilitarla, a poner en manos del Altísimo la protección o la salvación.      

-Llevas toda la razón.  El Señor vino a salvarlos nuevamente --como Cristo andando sobre las aguas -- cuando el virus nos atacó igual que a aquellos que dudaron del cuidado que Dios tiene por los hombres. Creo que has encontrado una buena situación para poner al día nuestros recuerdos del Evangelio.

Hablaron de alguna cosa más y terminado su aperitivo los dos amigos se despidieron hasta la próxima cita en su Conferencia y marcharon a su casa cada uno a sus obligaciones o devociones

 

[i] Famoso Parque del centro de la ciudad de Madrid, muy frecuentado por paseantes y siempre abierto a pequeños artistas de todos los órdenes.

 

 

THE BOAT

 

Once again, an article by a very good friend and fellow member, Rafael G. Serrano, which I liked very much at the time. By publishing it now, I hope to achieve two things: firstly, to enrich the modest monthly articles I send and secondly, to give my dear fellow members who read them a break from having to pay attention one more month to something written by me, and thirdly, not to forget that time that brought us so much suffering, so much hope and so many teachings that we sometimes seem to have forgotten.

Let’s go for it:

You may go in peace.

Once the Mass was finished, they went out to enjoy the mid-morning sun. They decided to go to the Retiro Park[i] to stroll around for a while and have an aperitif in the shade and calm of its open-air cafes.

They found a place in front of the magnificent monument to King Alphonse XII, with the pond crammed with boats and cheerful amateur rowers and a number of modest attractions along the promenade offering everything from puppet shows for children, musicians, painters exhibiting their work to fortune tellers for superstitious, curious or bored passers-by. There was everything, and above all, there was joy, joie de vivre, a feeling of closeness to the other people who were strolling carefree at that time.

-Do you realise? A few days ago we were all still locked up at home fearing contagion and fearing for our own lives.

-That's right, and this reminds me of the Gospel story when the apostles in the boat, facing a great storm, feared for their lives.

We have been in the boat, we have found ourselves unprotected against a force greater than ourselves and the society that protects us, in this case impotent in the face of the unknown enemy.

I am sure that many have entrusted themselves to God. Faced with the fear of suffering and death, they have been reborn in their faith, or restored it, they have placed their protection or salvation in the hands of the Most High.

-You are absolutely right.  The Lord came to save them again -like Christ walking on the water- when the virus attacked us as well as those who doubted God's care for men. I think you have found a good place to update our memories of the Gospel.

They talked about something else and when they finished their aperitif, the two friends said goodbye until the next meeting at their Conference and went home, each to his own duties or devotions.

 

[i] Famous park in the centre of the city of Madrid, very popular with strollers and always open to minor artists of all kinds.

 

 

Artículo enviado por:

José Ramón Díaz-Torremocha

Conferencia Santa María la Mayor

Guadalajara, España

 

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

Apuntes para la historia, la geografía y el culto a la Virgen del Carmen, patrona de las gentes, de distintos países e instituciones y de numerosos pueblos y ciudades

 

 

 

 

Pasado mañana, domingo 16 de julio, será la fiesta de la Virgen del Carmen, una de las más populares y hermosas advocaciones marianas. Los orígenes de esta fiesta, como luego detallaremos, datan del siglo XIII y se sitúan en Haifa (Israel), a las orillas del mar Mediterráneo y en la falda del Monte Carmelo. Allí san Simón Stock (1165-1265), un ermitaño británico, recibió de María Santísima el llamado escapulario del Carmen y la promesa de quienes lo portaran se verían liberados de la condenación eterna y serían bendecidos durante su vida.

La liturgia de la Iglesia, en la oración colecta de la eucaristía de la Virgen del Carmen y del oficio divino de las Horas, nos invita a encomendarnos a la intercesión de la Virgen María, en su advocación del Monte Carmelo, para que nos ayude y “nos haga llegar hasta Cristo monte de salvación". La Virgen del Carmen es la Estrella de Mares, y en Ella hallamos la compañera fiel de todas nuestras travesías humanas y el puerto seguro de nuestro peregrinar hasta Cristo y el Reino.

 

 

Orígenes etimológicos, geográficos e históricos

Virgen del Carmen o Nuestra Señora del Carmen es la denominación común que suele recibir Santa María del Monte Carmelo, una de las diversas advocaciones de la Virgen María. Su denominación procede de su veneración en el Monte Carmelo, en Tierra Santa, cerca de Haifa. Carmelo o Carmen derivan de la palabra hebrea Karmel o Al-Karem y que se podría traducir como Jardín o Viña de Dios.​

El Monte Carmelo está situado en el actual Estado de Israel. Aparece en libro del profeta Isaías 35,2 como un lugar bello. El profeta Elías vivía en una gruta del Carmelo. En este lugar, el profeta Elías demostró el poder del Señor frente a los sacerdotes del dios pagano Baal.​

La veneración remonta al grupo de ermitaños que, inspirados en el profeta Elías, se retiraron a vivir en el Monte Carmelo. Estos devotos, hacia el 1200, formaron la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo (frailes carmelitas y después también monjas carmelitas). ​

Según la tradición carmelita, el 16 de julio de 1251, la imagen de la Virgen del Carmen se le había aparecido, a san Simón Stock, superior general de la Orden, entregándole el escapulario, principal signo del culto mariano carmelita, prometiendo librar del castigo eterno a los que lo llevasen.​ El escapulario recibió reconocimiento papal en 1587 y ha sido respaldado por los pontífices posteriores.​

La veneración de esta advocación mariana ha sido difundida en el mundo por la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo, llamados carmelitas, tanto los de la Antigua Observancia o Calzados como los de la reforma teresiana o Descalzos y sus correspondientes femeninos.

El Monte Carmelo se encuentra entre el mar Mediterráneo y el valle de Jezreel. En las peregrinaciones a Tierra Santa, suele visitarse el Monte Carmelo.

La Virgen del Carmen también es llamada, como ya se indicó, Estrella del Mar (en latín Stella Maris) y es patrona de los marineros, como ahora veremos.

 

 Patrona de mar y de sus gentes

En España, Puerto Rico y Costa Rica es patrona del mar, también es patrona de la Armada Española. Es considerada Reina y Patrona de Chile, de sus Fuerzas Armadas y de los Carabineros; es patrona de la Policía Nacional, del Ejército Nacional, de los marineros y de los conductores en Colombia; en Bolivia es la Patrona de la Nación y de sus Fuerzas Armadas; en el Perú es patrona del criollismo y Alcaldesa Perpetua de la Ciudad de Lima y en Venezuela es patrona del Ejército y los conductores. Además, fue patrona del Ejército de los Andes que, liderado por el general José de San Martín, a comienzos del siglo XIX, gestó la independencia de Argentina, Chile y Perú.​

Es la también la patrona de las gentes del mar en la Iglesia católica y en algunas otras Iglesia cristianas. Todos los años, con ocasión de la fiesta de la Virgen del Carmen, la Santa Sede y algunas conferencias episcopales escriben cartas y mensajes a las gentes del mar. Y también el Papa Francisco envía algún mensaje, por distintos medios, a las gentes del mar.

Esta advocación da nombre a todas aquellas personas que se llaman Carmen, Carmela o Carmelo, y que celebran su onomástica en la festividad de Nuestra Señora del Carmen, el 16 de julio.

 Expansión del culto a la Virgen del Carmen

La devoción mariana hacia la Virgen del Carmen se extendió a muchos países de Europa, entre ellos a España y desde éste a numerosos países de América, destacando entre ellos Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Nicaragua, Guatemala, México, Panamá, Perú, Puerto Rico y Venezuela.

España es uno de los países donde más arraigada se encuentra esta advocación. Y es que en el capítulo general de Londres (1254) de los carmelitas, se dio la orden de fundar en España y como consecuencia, hacia 1270, se llevaron a cabo las primeras fundaciones en algunas de las más importantes ciudades de la Corona de Aragón. Su iniciativa fue impulsada por monarcas como Jaime I (1213-1276) o su nieto Jaime II.

En la Corona de Castilla, la primera fundación fue en Valladolid, en el convento de San Pablo de la Moraleja (1315).13 Su propagación fue rápida por toda la península ibérica, llegando a Sevilla en 1358, ciudad desde la que se impulsará la creación de la destacada Provincia Bética Carmelitana, en 1499.En esta época empezarán a surgir las primeras comunidades femeninas de religiosas carmelitas en todo el territorio.

Santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz, durante la segunda mitad el siglo XVI, introdujeron profundas reformas en el seno de la Orden dando origen a la Orden del Carmelo Descalzo una nueva congregación más austera que se separa de la orden matriz, la cual pasó a llamarse "Carmelitas Calzados" o de la "Antigua Observancia".

Es patrona de los marineros, lo que incluye a los pescadores. El 19 de abril de 1901 la regente María Cristina de Habsburgo y el ministro de Marina, Cristóbal Colón de la Cerda, duque de Veragua, refrendaron con sus firmas la Real Orden por la cual se proclamó a la Santísima Virgen del Carmen patrona de la Armada Española.

 

La Virgen del Carmen en la España costera e interior

Prácticamente todos los pueblos y ciudades de la costa española rinden culto religioso a la Virgen del Carmen, organizándose procesiones y vistosas romerías marítimas portando su imagen cada 16 de julio.

También es significativo el enraizamiento de esta advocación en determinadas localidades del interior de la península ibérica, y por tanto no vinculadas con el mar, pero consagradas históricamente a la Virgen del Carmen

 

Patrona de Molina de Aragón

Asimismo, la Virgen del Carmen es muy celebrada en nuestra diócesis. Así, la población diocesana más significativa al respecto es Molina de Aragón con su Salve de la medianoche del 15 al 16 de julio, su misa solemne del día de la fiesta y posterior procesión, este año inviable, por la correspondiente cofradía militar, fundada en 1740 y con ermita previa, desde 1728. La imagen de la Virgen del Carmen de Molina de Aragón fue coronada por el obispo diocesano, Atilano Rodríguez Martínez, el 22 de mayo de 2015.

Pero, además, este año la Virgen del Carmen será especialmente celebrada en Molina de Aragón con ocasión de la inauguración y bendición de las obras en el templo parroquial de Santa María la Mayor de San Gil. Dicha iglesia, el principal templo molinés ha permanecido cerrado desde el 29 de noviembre de 2011 hasta el pasado 8 de julio, a causa de una muy importante rehabilitación integral del mismo, con un importe cercano a los dos millones de euros. La financiación de la obra está siendo posible gracias a legados, donativos y suscripciones privadas y subvenciones públicas y diocesanas.

La celebración de dedicación litúrgica del nuevo altar de San Gil de Molina y de inauguración de las obras fue el pasado sábado 8 de julio, en eucaristía presidida por el obispo diocesano. Ya el día de antes, viernes 7 de julio, la imagen de la Virgen del Carmen fue trasladada procesionalmente hasta Santa María la Mayor de San Gil, donde comenzó su novenario en la tarde del sábado 8. Asimismo, y los tres días a las 18:30 horas, antes de la novena y misa, ha habido tres conferencias el martes 11, el miércoles 12 y el jueves 13. “Arqueología e historia”, “Tradición molinesa” y “Arquitectura y liturgia” han sido los tres temas respectivos de las conferencias. La segunda se impartió en Santa María del Conde y se centró, sobre todo, en la Cofradía-Orden Militar del Carmen.

La Virgen del Carmen, junto al Cristo de las Victorias (1 de septiembre) y la Inmaculada Concepción de María (8 de diciembre) son las tres grandes fiestas de Molina de Aragón.

 

El Carmen en otros lugares de la diócesis

La Virgen del Carmen concita también el fervor en Guadalajara en su céntrica iglesia, en la concatedral y en el convento de las Carmelitas Descalzas de San José, al igual que en el Carmelo Descalzo de Nuestra Señora de las Vírgenes de Iriépal.

La Virgen del Carmen se celebra también fervor y especiales cultos en Sigüenza (con talla, primero en el antiguo monasterio de San Jerónimo en 1728, y después en la parroquia de San Pedro, desde 1766 y un año después ya con cofradía). Además, San Pedro de Sigüenza cuenta, desde el primer tercio del siglo XIX, con una hermosa talla de la Virgen del Carmen en el retablo, llamada “la Catalana”, ya que procede de Vic (Barcelona). Esta imagen fue una donación del obispo de Vic entre 1824 y 1835, Pablo de Jesús Corcuera y Caserta, quien fue canónigo de la catedral seguntina y rector del seminario. Pudo ser una donación de quien sería santa Joaquina Vedruna, fundadora de las Hermanas Carmelitas de Caridad, y a quien el obispo Corcuera ayudó mucho en la fundación de esta congregación religiosa.

Ya en 1604 se formalizó en la parroquia de Renales la primera cofradía, en el territorio del histórico obispado de Sigüenza, en honor de la Virgen del Carmen y con ermita, la antigua parroquia, en un cerro en la entrada del pueblo, por lo que también fue llamada Virgen del Cerrillo. 

Otras localidades con arraigo y tradición en honor de la Virgen del Carmen son  Pastrana, Algora (con cofradía también muy antigua: 1767 e imagen de un año antes), Tordellego, Bolarque y Pareja (en  estos dos casos, otros años, con procesión por el lago del mismo nombre y en el pantano de Entrepeñas, respectivamente), y en otras localidades de la diócesis, como Alovera, aunque se celebración festiva y popular se hace coincidir con el día 8 de septiembre, festividad de la Natividad de Nuestra Señora.

San Cristóbal, patrono de los conductores, con fecha en el santoral el 10 de julio, es celebrado el primer domingo de julio con el Día del Apostolado de la Carretera

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

 

Aunque su memoria litúrgica libre es el día 10 de julio, la Iglesia en España adelanta todos los años la celebración de san Cristóbal, patrono de los conductores y transportistas, al primer domingo de cada mes de julio, para hacerla coincidir con la Jornada pastoral de Responsabilidad en el Tráfico. “Encomienda tu camino al Señor y Él actuará” (Salmo 37, 5) es el lema de este año, en la edición ya 55 de esta jornada eclesial nacional en España.

Esta jornada del Apostolado de la Carretera se sitúa el primer domingo de julio por un doble motivo: el comienzo del periodo veraniego, en el que aumentan los desplazamientos viales, y porque el 10 de julio, como queda dicho, se celebra a San Cristóbal de Licia (Asia Menor, actual Turquía).

San Cristóbal (su nombre significa portador de Cristo y la iconografía, muy presente en el arte cristiano medieval, nos lo representa como un hombre de gran altura llevando a Cristo, en la figura del Niño Jesús, en sus hombros) es venerado por la Iglesia católica y la ortodoxa. De ahí viene su patronazgo sobre los conductores y transportistas. El santo fue martirizado hacia el año 251 o 308, según fuentes varias.

 

 

San Cristóbal en Sigüenza-Guadalajara

 

Este santo es también muy popular en nuestra diócesis. Pondremos algunos ejemplos. Canales de Molina y Mojares tienen la iglesia parroquial dedicada a san Cristóbal. En la catedral de Sigüenza se contemplan dos cuadros de san Cristóbal, además de tener una campana menor con tal dedicación y nombre, con fecha de fundición de 1698, colocada en la torre sur. San Cristóbal tiene también una talla contemporánea en la parroquia seguntina de Santa María.

Hay tradición de misas con procesión y con bendición de vehículos en localidades como Torija, Alovera, Yebra, Yunquera, Cifuentes y en San Ginés de Guadalajara. Orea tiene dedicado al santo un cerro, el punto más elevado de todo el Alto Tajo con 1.862 metros, donde se celebra romería y misa. También en Algora hay un cerro dedicado al santo, con romería, misa y bendición de campos en el primer sábado de mayo.

 

San Cristóbal en la girola catedralicia

 

Se trata de un óleo sobre lienzo, del siglo XVIII, de autor anónimo, propiedad de la catedral, con unas medidas de 212 x 141 centímetros. Resulta significativo que este cuadro no sea citado por estudiosos de la catedral como Antonio Ponz, en el siglo XVIII, ni el mismísimo Manuel Pérez Villamil. Sí lo ha citado José María de Azcárate Ristori, ubicándolo en 1983 en la Capilla del Espíritu Santo o de las Reliquias, espacio anejo a la nueva Sacristía Mayor.

Tras ser reentelado y dotado de un nuevo bastidor en 1994 por la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), se ubicó junto al crucero, en el primer tramo de la girola del lado del Evangelio, frente a la puerta de la actual sacristía menor.

Si bien su técnica pictórica de pinceladas largas y ligeras puede hacer pensar en una obra de la segunda mitad del siglo XVII, todo indica ser una copia libre del gran San Cristóbal ubicado sobre la entrada al claustro (que luego describimos). Ello haría de este cuadro posterior a 1716.

La composición de la figura es idéntica, también su atuendo, un jubón abotonado con un ceñidor sobre la camisa remangada, aunque el brazo derecho se interprete totalmente desnudo y se abullonen los pliegues; incluso un detalle mal resuelto como es el pie del santo asentado en la orilla, o las manos, son reproducidos literalmente.

El copista reinterpreta el paisaje simplificándolo y abocetándolo: elimina el amplio primer plano del original, acercando así la figura del santo a éste y omite el gran árbol tras la palmera; al fondo introduce una ciudad que se funde con las montañas y como resultado la copia carece de menor profundidad que el original.

Además del cuadro original, el anónimo pintor pudo tener como referencia el San Cristóbal realizado por Juan de Arellano para la iglesia parroquial toledana de Santorcaz, en 1667, así como alguna estampa xilográfica de la época, en las que suele figurar una leyenda con las advocaciones propias del santo como la peste, el fuego o los dolores y los cuarenta días de indulgencia concedidos al rezar un Padre Nuestro y un Ave María.

 

Iconografía de San Cristóbal

 

La iconografía de este San Cristóbal, cuya antigua y popular devoción imploraba su protección ante la llamada muerte súbita o mala muerte, morir sin confesar ni comulgar, es la más básica del tema y omite otros elementos secundarios del relato hagiográfico recogido en «La Leyenda Dorada» de Jacobo de Vorágine, de 1625.

En su lugar el autor fija su atención en los simbólicos embates atmosféricos sufridos en la travesía hasta la otra orilla del proceloso vado del río de la vida y el reconocimiento de la identidad del misterioso Niño que porta (el Niño Jesús). Un enfoque más psicológico que descriptivo, más propio del lugar de destino de la obra, el ámbito presbiteral, que de la piedad de los fieles a la que responde el San Cristóbal de la entrada del claustro, que luego veremos.

Como en éste, recoge el gesto del Niño que señala la palmera, símbolo polivalente (triunfo, martirio, santidad) que surge milagrosamente del cayado del santo al pisar tierra firme.

Quizás esta obra pudo encargarse para sustituir una tabla pintada con la imagen del santo, actualmente desaparecida, realizada en 1532 para la antigua sacristía, con el fin de ubicarla en la Capilla de las Reliquias, junto a la nueva sacristía.

 

Y también en la puerta del claustro de la catedral

 

Óleo sobre lienzo, de 530 x 214 centímetros, fue mandado pintar por el cabildo la catedral en 1716, siendo obispo de Sigüenza Francisco de Mendarozqueta y Zarate (1714-1722). Podría ser obra de Pedro Arnaldo, único pintor que consta activo en la catedral a finales del siglo XVII y al menos hasta principios del XVIII.

Su estética pictórica responde a la del barroco del momento; el tratamiento anatómico de la figura muestra un evidente academicismo en la preocupación por el dibujo y un gusto decorativo del color expresado tanto en los tonos saturados de su indumentaria, como en los matices de la ambientación paisajística.

Por proximidad geográfica y temporal debe considerarse la afinidad compositiva e iconográfica con el San Cristóbal realizado por Juan de Arellano para la iglesia parroquial de Santorcaz (Toledo), en 1667.

Respecto a la iconografía del tema, es muy similar a la copia anónima, recién comentada, hoy ubicada en la girola de la catedral. El lienzo, mal ajustado a un ventanal románico y rematado en su parte superior por un luneto con el escudo del cabildo en grisalla, se ubica sobre la entrada al claustro, entre la Puerta de San Valero y el Altar de San Martín.

La ubicación no es casual, sino que obedecería tanto a una evolución de la devoción al santo en la catedral, como a la ampliación del espacio funerario catedralicio a las galerías del claustro, desde el siglo XVII, para cargos eclesiásticos y seglares. Efectivamente el gigantesco tamaño de San Cristobalón y su ostensible disposición a la mirada de los fieles, desde las puertas de acceso y zonas de paso, cumple con la piadosa tradición de quedar protegido tanto de muerte repentina, como de morir ese mismo día.

Numerosos aforismos en latín medieval, como también en lenguas romances, circularon por toda Europa en estampas del santo con leyendas como «Quienes contemplen este rostro, no perecerán en días de mala muerte» o «Si del gran San Cristóbal hemos visto el retrato, ese día la muerte no ha de darnos mal rato».

 

Culto popular, no exento de polémica

 

Este culto, que el erasmismo tachó de gran superstición y que incluso Trento intentó suprimir, gozaba en la catedral seguntina, al igual que en otras muchas catedrales, de cierta tradición, al menos desde principios del siglo XVI, con origen devoción en el Medievo.

Según las cuentas de fábrica de la catedral, una tabla de San Cristóbal fue pintada entre los años 1531 y 1532 por Adriano de Madrid, durante el obispado de Fadrique de Portugal con destino a la Capilla de la Misericordia, antigua sacristía catedralicia, donde disponía de altar propio, para acompañar a la imagen de la Virgen de la Misericordia.

Dos siglos después, con esta nueva obra, el cabildo parece potenciar también la devoción popular a San Cristóbal como protector de las almas en el trance decisivo de la muerte, al ubicarlo a la vista de todos los fieles, completando así la semántica de la puerta de San Valero como lugar de paso al espacio funerario (durante siglos hubo enterramientos en los claustros catedralicios). Última etapa de la peregrinación terrena evocada también en las procesiones litúrgicas que tenían lugar en el espacio catedralicio con estaciones y responsos camino de las galerías claustrales.

Estos dos cuadros de San Cristóbal formaron parte de la exposición ATEMPORA 2022, de cuyo libro-catálogo proceden las ideas y textos de las dos descripciones realizadas en el este apartado y en el anterior. El autor de los comentarios es Santiago Manzarbeitia Valle, doctor en Historia del Arte y profesor titular de esta disciplina en la UCM.

 


 

Viaje jubilar a Santo Toribio de Liébana del 28 al 31 de agosto

 

Del lunes 28 al jueves 31 de agosto, discurrirá el segundo cultural y religioso de la Asociación de Amigos de la Catedral de Sigüenza de este año 2023, con salidas desde Sigüenza, Guadalajara y Madrid.

El destino será Cantabria con ocasión del presente Año Jubilar Lebaniego. Habrá visitas a Santander, Potes, San Vicente de la Barquera, Comillas, Santillana del Mar, el Valle del Liébana, Fuente De y Santa María de Prisca, entre otros destinos, así como misa jubilar en el monasterio de Santa María de Liébana. El precio por personal, todo incluido y en habitación doble, es de 580 euros.

 Se puede ampliar información del viaje a Cantabria en los teléfonos 670 39 9161 y 949 390655.

Esta iniciativa viajera, cultural y religiosa, una de las más veteranas y populares de la diócesis, nació en 1990. Hasta ahora ha habido 73 viajes (precisamente en estos días está desarrollándose un viaje a Italia), con destinos a 37 países distintos de 4 continentes y a la práctica totalidad peninsular de España. El número de viajeros asciende a día de hoy a 3.745 participantes.

 

 

 

 

 

Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 7 de julio de 2023

Información

Obispado en Guadalajara
C/ Mártires Carmelitas, 2
19001 Guadalajara
Teléf. 949231370
Móvil. 620081816
Fax. 949235268

Obispado en Sigüenza
C/Villaviciosa, 7
19250 Sigüenza
Teléf. y Fax: 949391911

Oficina de Información
Alfonso Olmos Embid
Director
Obispado
C/ Mártires Carmelitas, 2
19001 Guadalajara
Tfno. 949 23 13 70
Fax: 949 23 52 68
info@siguenza-guadalajara.org

 

BIZUM: 07010

CANAL DE COMUNICACIÓN

Mapa de situación


Mapa de sede en Guadalajara


Mapa de sede en Sigüenza

Si pincha en los mapas, podrá encontrarnos con Google Maps