El jueves 1 de junio se ha presentado, en CaixaForum Madrid,  la Memoria anual de Actividades de la Iglesia Católica correspondiente al año 2015. Han intervenido el vicesecretario para Asuntos Económicos de la CEE, Fernando Giménez Barriocanal; la directora de la Oficina de Transparencia, Ester Martín; y José Noguero, uno de los testimonios que participa en el acto de presentación que tiene lugar por la tarde, también en CaixaForum.

 

 

La Iglesia católica invierte en la sociedad más del 138% de lo que recibe por la Asignación Tributaria

 

 

La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha presentado esta mañana la Memoria anual de Actividades de la Iglesia Católica correspondiente al ejercicio 2015. Esta Memoria se presenta desde 2008 de forma más completa y mejorada, tras el compromiso adquirido con motivo del nuevo modelo de asignación tributaria.

El presidente de la CEE, cardenal Ricardo Blázquez, resume el objetivo fundamental de la Memoria: “acercar a todos, un año más, la actividad que ha llevado a cabo la Iglesia; la celebración de los sacramentos, el anuncio del Evangelio, las obras caritativas sociales y culturales que se realizan gracias al trabajo y la entrega de millones de personas que con su tiempo o sus bienes participan de la misión de la Iglesia conscientes de que ello es también una aportación al bien de la sociedad”.

La Memoria recoge datos de diversas fuentes, entre otras, las 69 diócesis españolas a las que hay que sumar el arzobispado castrense e ilustra la gran labor que la Iglesia desarrolla con el empleo de los recursos obtenidos mediante las aportaciones libres de los contribuyentes. Con todos estos datos se puede afirmar que, aunque valorar en términos económicos la aportación que realiza la Iglesia a la sociedad es una misión compleja, supondría un ahorro de miles de millones de euros para las arcas públicas. Es más, la cuantía que recibe en concepto de Asignación Tributaria genera en la sociedad más del 138% del importe recibido.

Una auditoría externa para una mayor transparencia

 La CEE es consciente de la demanda creciente de información que reclama actualmente la sociedad y que los requerimientos de transparencia son cada vez mayores. Un compromiso adquirido para alcanzar la transparencia es la presentación anual de esta Memoria como forma de dar respuesta y ofrecer a la sociedad su verdadero rostro, dando a conocer su forma de organización, su estructura, su financiación y las actividades que lleva a cabo.

Por quinto año consecutivo la CEE ha encargado a la auditora internacional PwC un Informe de Aseguramiento Razonable sobre la Memoria Justificativa de Actividades del Ejercicio 2015. En palabras de PwC, “como resultado de nuestra revisión podemos concluir que la Memoria 2015 de la CEE ha sido preparada de forma adecuada y fiable, en todos sus aspectos significativos”.

La labor de la Iglesia

La Memoria se divide en dos partes: la primera corresponde a los datos de la Asignación Tributaria de 2015 y el reparto de fondos, y la segunda a la actividad que la Iglesia Católica realiza en nuestro país: celebrativa, pastoral, educativa, evangelizadora, cultural y caritativa.

  1. La Asignación Tributaria y su distribución

En 2015, la Iglesia recibió un total de 249.614.608 € en concepto de la Asignación Tributaria de los contribuyentes.

La mayor parte (199.718.758 €) más del 80% se distribuyó a las diócesis en función de sus necesidades generales. Cada diócesis, una vez recibida la cantidad que le corresponde, procede a su reparto atendiendo a las normas propias de organización económica diocesana. Este importe supone de media un 24% de los recursos disponibles para las diócesis, aunque para las de menor tamaño puede representar hasta el 80% del total de sus recursos. Se trata de un modelo de reparto basado en la solidaridad y comunicación de bienes, donde prima la capacidad de atender las necesidades básicas, en especial las de las diócesis con menos recursos.

Del resto, un total de 48.154.626 € se destina a partidas  generales como la Seguridad Social del clero; centros de Formación eclesiásticos; funcionamiento de la CEE; aportación extraordinaria para las Cáritas Diocesanas, diversas actividades pastorales realizadas tanto en el ámbito nacional como en el extranjero; campañas de financiación, apoyo a la Conferencia de religiosos; ayudas para construcción y rehabilitación de templos y a instituciones de la Santa Sede, entre otros.

El remanente de este ejercicio se aplica al Fondo de estabilización del sistema.

  1. Actividad de la Iglesia católica

En el apartado dedicado a la actividad celebrativa, se detallan los datos sobre la práctica sacramental en España. En 2015, hubo 231.254 bautismos, 240.094 primeras comuniones, 51.810 matrimonios y 115.164 confirmaciones.

En España se han celebrado más de 9,5 millones de eucaristías al año y más de 10 millones de personas asistieron a Misa periódicamente, en las 22.999 parroquias atendidas por 18.576 sacerdotes.

Las actividades pastorales, sacramentales y de atención personal ofrecidas por la Iglesia suponen la activación de gran cantidad de recursos humanos; sacerdotes, religiosos y seglares entregan lo mejor de ellos mismos al servicio de los más necesitados, en un total de más de 47,03 millones de horas de dedicación a los demás.

Cada euro que se invierte en la Iglesia rinde como 2,24 euros en su servicio equivalente en el mercado. Esto es posible gracias a la entrega generosa de miles de personas que se realiza con gratuidad y eficacia.

 Actividad educativa: novedades 2015

Los centros católicos concertados, además de transmitir a los jóvenes los valores que se derivan del Evangelio, suponen un ahorro al Estado de 2.563 millones de euros. Un ahorro que resulta de la diferencia entre el coste de una plaza en un centro público y el importe asignado al concierto por plaza, según ofrecen los datos publicados por el Ministerio de Educación.

Son 1.476.918 alumnos los que se forman en centros católicos (8.649 alumnos más que en 2014).

Un estudio elaborado para la Memoria 2015 pone de manifiesto que la formación católica en los colegios genera importantes beneficios en los alumnos y en la sociedad en comparación con la media española; menores tasas de repetición en todas las etapas, menor gasto por alumno al año, reduce las diferencias sociales, menor índice de criminalidad y mayor tendencia a las donaciones.

Además por cada euro invertido en actividades educativas católicas en colegios se generan 5 euros de forma directa en la sociedad.

 Misioneros

La Memoria dedica un apartado a la actividad evangelizadora en el extranjero. En los datos puede verse cómo están distribuidos y cuáles son los perfiles generales de los 13.000 misioneros españoles en el mundo, de los cuales 502 son familias en misión.

Actividad cultural

El patrimonio de la Iglesia es una fuente de riqueza y valor para toda la sociedad. Un patrimonio que anualmente supone para la Iglesia un gran esfuerzo económico en rehabilitación, conservación y mantenimiento ordinario.

Los datos que se ofrecen reflejan el interés turístico que despierta el patrimonio cultural de la Iglesia. En 2015, la participación de millones de personas en peregrinaciones, celebraciones de Semana Santa y fiestas populares de carácter religioso así como las visitas a los bienes inmuebles de la Iglesia generó un impacto estimado en el PIB de España de 32.420 millones de euros, (casi un 3% del PIB).

Actividad caritativa y asistencial

Como venía sucediendo en años anteriores, en el contexto social actual, la Iglesia católica ha incrementado su actividad caritativa y asistencial. En 2015, uno de los principales destinos de los recursos de las diócesis españolas continuó siendo las actividades asistenciales que aumenta en relación al año anterior un 10%.

4.791.593  personas fueron acompañadas y atendidas en alguno de los 8.966 centros sociales y asistenciales de la Iglesia durante el año 2015; es imposible separar esta labor de la actividad pastoral. Los voluntarios que dedican su tiempo y sus mejores esfuerzos a quienes más lo necesitan pertenecen a la Iglesia, han recibido el anuncio de la Buena Noticia y alimentan su fe en la comunidad eclesial. Esa experiencia es la que da razón de ser a toda su actividad.

El valor del impacto de la Iglesia generado por la actividad asistencial corresponde a 589.629.655 €, que equivale al tercer puesto en el ranking de Comunidades Autónomas en materia de gasto asistencial, según un estudio realizado por la consultora KPMG.

Xtantos; detrás de cada X hay una historia

Desde 2008, el sostenimiento de la Iglesia depende exclusivamente de los católicos y de todas aquellas personas que reconocen la labor que la Iglesia realiza. Quienes libremente quieran hacerlo, pueden marcar la casilla de la Iglesia católica en la Declaración de la Renta. Un 0,7% de sus impuestos tendrán esa finalidad, sin coste adicional para el contribuyente. Ni pagará más, ni le devolverán menos. Además es compatible con marcar la casilla de los llamados “Otros fines sociales”.

Para conocer las cuentas de la Iglesia

Además de la Memoria de Actividades que puede consultarse en la web, todos estos datos están disponibles en el Portal de Transparencia de la CEE, tanto de este año como de los anteriores. También se ha realizado un folleto divulgativo del que se han hecho un millón de ejemplares, y que ya ha empezado a repartirse por toda España, encartado en diarios económicos y en los principales diarios nacionales de carácter general.

Esta misma tarde (19.00 h.), en CaixaForum Madrid, tendrá lugar un acto público para dar a conocer esta Memoria 2015 a la sociedad y que contará con testimonios que pondrán rostro a las cifras presentadas.

Agradecimiento

 La Conferencia Episcopal Española agradece de manera especial a todos los miembros de la lglesia que viven y participan de las distintas actividades y a todos aquellos que con su tiempo o con su colaboración espiritual y material hacen posible esta realidad.

Asimismo, quiere recordar que el sostenimiento de la Iglesia en España depende de los católicos y de aquellos que reconocen la labor de la Iglesia, ya sea marcando la casilla de la Iglesia en la declaración de la Renta, ya sea con sus aportaciones materiales.

 

DESCARGA Y CONSULTA LA MEMORIA ANUAL

 

Fuente: www.conferenciaepiscopal.es

CONTEMPLACIÓN DEL CAMINO DE LA CRUZ

 

Décimoquinta estación: Jesús resucitado

Texto profético 

“Así dice el Señor Dios: He aquí que yo abro vuestras tumbas; os haré salir de vuestras tumbas, pueblo mío, y os llevaré de nuevo al suelo de Israel. Sabréis que yo soy el Señor cuando abra vuestras tumbas y os haga salir de vuestras tumbas, pueblo mío. Infundiré mi espíritu en vosotros y viviréis; os estableceré en vuestro suelo, y sabréis que yo, el Señor, lo digo y lo haga, oráculo del Señor» (Ez 37, 12-14)-

Texto evangélico

“Salieron Pedro y el otro discípulo. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos” (Jn 20, 3-9).

 

Texto patrístico

“El Señor, siendo Dios, se revistió de la naturaleza de hombre: sufrió por el que sufría, fue encarcelado en bien del que estaba cautivo, juzgado en lugar del culpable, sepultado por el que yacía en el sepulcro. Y resucitando de entre los muertos, exclamó con voz potente: Yo soy -dice- quien he librado al condenado, yo quien he vivificado al muerto, yo quien hice salir de la tumba al que ya estaba sepultado. ¿Quién peleará contra mí? Yo soy -dice- Cristo; el que venció la muerte, encadenó al enemigo, pisoteó el infierno, maniató al fuerte, llevó al hombre hasta lo más alto de los cielos; yo, en efecto, que soy Cristo”. (Melitón de Sardes)

 

Texto místico:

“… si es imagen, es imagen viva; no hombre muerto, sino Cristo vivo; y da a entender que es hombre y Dios; no como estaba en el sepulcro, sino como salió de él después de resucitado; y viene a veces con tan grande majestad, que no hay quien pueda dudar sino que es el mismo Señor, en especial en acabando de comulgar, que ya sabemos que está allí, que nos lo dice la fe” (Vida 28, 8).

 

Consideración:

  • Señor Jesucristo, ¿cómo puedo percibir tu presencia viva?
  • Escucha mi Palabra, mira el rostro del que sufre, adora el Sacramento de la Eucaristía, escucha dentro de ti mismo, acércate al grupo de los que creen en mí, estate atento a lo que sucede.

 

Por Ángel Moreno

De Buenafuente

La Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha celebrado en Madrid, los días 21 y 22 de febrero, su 240º reunión. Este encuentro ha sido el último del trienio 2014-2017. En la próxima Asamblea Plenaria, que tendrá lugar del 13 al 17 de marzo, se renovarán todos los cargos de la CEE, excepto el del secretario general.

Situación de la Enseñanza de la Religión en España

El presidente de la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis, Mons. César A. Franco, ha presentado un informe sobre “La situación de la Enseñanza de Religión en España, en el proceso del Pacto Educativo”. El obispo mantuvo el pasado 18 de octubre un encuentro con el ministro de Educación, en el que Íñigo Méndez de Vigo mostró su deseo de incluir a la Iglesia católica, con sus distintos sectores educativos, en el proceso que ha iniciado para concertar un pacto en materia de eduación. Además, la CEE se reunirá el 2 de marzo con los representantes de instituciones de la Iglesia católica implicadas en el campo de la educación.

“Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”

Los obispos de la Comisión Permanente han aprobado crear un grupo de trabajo para llevar a cabo en España el proceso de consulta sobre el documento preparatorio para la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que se celebrará en el mes de octubre de 2018 sobre “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”. Forman parte de este grupo de trabajo los responsables del Departamento de Pastoral de Juventud, dentro de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar, y el secretariado de la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades.

Como en los últimos Sínodos, el documento preparatorio sirve de consulta e incluye un cuestionario para ayudar a la reflexión. Además está prevista otra consulta a todos los jóvenes a través de un sitio web, con un cuestionario sobre sus expectativas y su vida. Las respuestas a los dos cuestionarios constituirán la base para la redacción del Documento de trabajo o Instrumentum laboris, que será el punto de referencia para la discusión de los Padres sinodales.

Otros temas del orden del día

Otro de los temas del orden del día ha sido el estudio de la nueva Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis “El don de la vocación presbiteral” que hizo pública la Santa Sede el 8 de diciembre de 2016. El presidente de la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades, Mons. Joan Enric Vives, ha expuesto las novedades que ofrece el documento.

La Comisión Permanente también ha aprobado la actualización de Normas de la Biblioteca de Autores Cristianos y el temario de la CIX Asamblea Plenaria. Como es habitual, los presidentes de las distintas Comisiones Episcopales han informado sobre las actividades de las mismas. También se ha informado sobre diversos asuntos de seguimiento y temas económicos.

Nombramientos

La Comisión Permanente ha ratificado el nombramiento, llevado a cabo por los obispos de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, de Manuel Bretón Romero como presidente de Cáritas Española. Desde el año 2005 ocupaba este cargo Rafael del Río Sendino.

La Comisión Permanente ha nombrado a María del Camino Cañón Loyes, de la Institución Teresiana, directora general de la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC). Sustituye a Carlos Granados, quien ocupaba el cargo desde 2011.

Otros nombramientos:

– Mons. Fidel Herráez y Mons. Ginés García Beltrán, como consiliarios in solidum, de la Asociación Católica de Propagandistas (AcdP).

Dolores Loreto García Pi, laica de la archidiócesis de Madrid, como presidenta General del “Foro de Laicos”.

José Luis González Aullón, laico de la archidiócesis de Madrid, como presidente Nacional de la Asociación “Adoración Nocturna Española” (ANE).

Antonio Escolano Hernández, laico de la diócesis de Cádiz y Ceuta, como presidente de la “Federación de Scouts Católicos de Andalucía.

Manuel Matos López, sacerdote de la archidiócesis de Mérida-Badajoz, como consiliario general del Movimiento de Acción Católica “Juventud Estudiante Católica” (JEC).

Ignacio Mora Guijarro, laico de la diócesis de Orihuela Alicante como presidente de la “Federació d´Escoltisme Valencià”.

María del Rosario Bartolomé Matesanz, laica de la archidiócesis de Burgos, como presidenta Nacional de “Adoración Real, Perpetua y Universal al Santísimo Sacramento” (ARPU).

–  José Luis Esteban Vallejo, sacerdote de la archidiócesis de Burgos, como consiliario nacional de “Adoración Real, Perpetua y Universal al Santísimo Sacramento” (ARPU).

Alfonso Fernández Benito, sacerdote de la archidiócesis de Toledo, como consiliario de la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos (CONCAPA).

Las palabras eucarísticas de Jesús

 

Las palabras eucarísticas institucionales de Jesús, que la Iglesia hizo vida desde el principio en la celebración y fue transmitiendo vivamente por la Tradición tanto en el área griega (“Parélabon apo tu Kyríou o ke parédoka imín”) como en el área latina (“Accepi a Domino quod et tradidi vobis”), es decir, “yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido” (1Co 11, 23), fueron finalmente puestas por escrito en los libros inspirados.

Cuatro son los escritos neotestamentarios en los que podemos leer el relato de la institución de la eucaristía. Lo podemos leer en la carta a los Corintios (1Co 11, 23-25), lo podemos leer en el Evangelio según san Marcos (Mc 14, 22-25), lo podemos leer en el Evangelio según san Mateo (26, 26-28) y lo podemos leer en el Evangelio según san Lucas (22, 19-20).

El texto paulino es muy cercano a Lucas, mientras que Mateo y Marcos son cercanos entre sí. Los cuatro relatos “atestiguan la formación temprana de los textos sobre la Última Cena de Jesús con sus discípulos” (Nota a 1Co 11, 23 de la Biblia de la Conferencia Episcopal Española).

Las palabras eucarísticas, palabras muy preparadas

Las palabras eucarísticas pronunciadas por Jesús no fueron una repentina improvisación del momento, sino que todo venía muy bien preparado, dispuesto y ordenado desde mucho tiempo atrás. Jesús, en aquel momento institucional, en sintonía con la tradición bíblica, hizo suyas determinadas palabras y determinados gestos, elevándonos a un nuevo y superior nivel con proyección de futuro.

Es digno y justo el reconocimiento de esta actitud admirable de Jesús de fidelidad a toda la rica tradición bíblica. Jesús es consciente de todo lo que tiene detrás. Jesús no parte de cero. Su actitud interior es de docilidad y obediencia a las órdenes paternas.

Jesús, más que inventar, cumple. Ya lo había advertido en su discurso programático: “No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento” (Mt 5, 17). Más adelante, ya muy avanzada su vida pública, les dirá a los apóstoles en la intimidad del Cenáculo: “La palabra que oís no es mía, sino del Padre que me ha enviado” (Jn 14, 24), para concluir poco más adelante: “Es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que, como el Padre me ha ordenado, así actúo” (Jn 14, 31).

Las palabras eucarísticas, palabras sacrificiales

Jesús, al pronunciar las palabras eucarísticas institucionales, se reconoció como el Siervo de Dios profetizado por Isaías en su grandioso poema del Siervo de Yahvéh, poema dividido en cuatro partes y que alcanza en la cuarta parte su cima sobrecogedora, cuarta parte que escuchamos cada año como primera lectura en el Viernes Santo: “Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de conocimiento. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos… Él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores (cf. Is 53, 11-12).

Poco antes de entrar en Jerusalén para vivir su Semana Grande, Jesús había vuelto a recordar y a repetir las palabras proféticas de Isaías: “El Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos” (Mt 20, 28).

Aclarando la expresión “por muchos” y descubriendo todo su alcance, dice la nota a Mt 20, 28 de la Biblia de la Conferencia Episcopal Española: “En conformidad con el conjunto del Nuevo Testamento, “por muchos” debe entenderse en el sentido de “por todos”; ello no significa que los efectos de la muerte de Cristo se apliquen de forma automática, sin la necesaria respuesta humana”.

Las palabras de Jesús en los relatos del Nuevo Testamento

Ya hemos dichos que son cuatro los escritos neotestamentarios en los que podemos leer el relato de la institución de la eucaristía. Lo podemos leer en la carta a los Corintios (1Co 11, 23-25), lo podemos leer en el Evangelio según san Marcos (Mc 14, 22-25), lo podemos leer en el Evangelio según san Mateo (26, 26-28) y lo podemos leer en el Evangelio según san Lucas (22, 19-20).

El texto paulino es muy cercano a Lucas, mientras que Mateo y Marcos son cercanos entre sí.

San Lucas y san Pablo destacan la expresión “por vosotros”: “Esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros” (1Co 11, 24; Lc 22, 19). “Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros” (Lc 22, 20). San Marcos y san Mateo destacan la expresión “por muchos”.

Las palabras de Jesús repetidas por la Iglesia

La Iglesia fue repitiendo las palabras institucionales de Jesús en tres lenguas (hebreo, griego y latín), que pronto quedaron prácticamente reducidas a dos, la lengua griega y la lengua latina: el griego para la zona oriental de la Iglesia y el latín para la zona occidental de la Iglesia. Unidad en la diversidad. Como afirmaba el papa san Juan Pablo II: “¡La Iglesia debe respirar con sus dos pulmones!” (Juan Pablo II, Ut unum sint 54).

¿Cómo suenan las palabras de la consagración del vino en lengua griega? “Lábete ke píete ex aftú pantes: Tuto esti to potirion tu ématos mu, to tis kenís ke eoníu diazíkis, to iper imón ke polón ekjinómenon is áfesin amartion. Tuto piíte is tin emín anámnisin”. Ponemos en negrita las palabras to iper imón ke polón ekjinómenon (por vosotros y por muchos).

¿Cómo suenan las palabras de la consagración del vino en lengua latina? “Accípite et bíbite ex eo omnes: Hic es enim calix sánguinis mei, novi et aeterni Testamenti, qui pro vobis et pro multis effundétur in remisiiónem peccatorum. Hoc fácite in meam commemoratiónem”. Ponemos en negrita las palabras qui pro vobis et pro multis effundétur (por vosotros y por muchos).

Aprovechamos la mención que hemos hecho de las dos lenguas tradicionales de la Iglesia, el griego y el latín, y más concretamente del latín ya que estamos en la zona occidental de la Iglesia, para animar a superar algunos prejuicios que puede haber hacia el latín. Ciertamente que no volverá a ser lengua común; con todo, sigamos con serenidad y prudencia las indicaciones que la Iglesia nos va haciendo para conservar el uso de la lengua latina (cf. SC 36, 1; Sacramentum caritatis 62; OGMR 41). Los títulos de muchas exposiciones de arte sacro y los cantos en los grandes centros de reunión cristiana como Taizé, Lourdes o Fátima vienen mostrando la eficacia del uso del latín como lengua comunicativa y expresiva de la comunión eclesial.

Volviendo a las palabras eucarísticas institucionales, al decir “por vosotros y por muchos” la Iglesia quiso unir desde el principio las palabras en las que ponen el acento san Pablo y san Lucas, es decir “por vosotros”, con las palabras en las que ponen el acento san Marcos y San Mateo, es decir “por muchos”. Quedan así integrados los cuatro relatos.

Las versiones a las lenguas maternas

Una de las iniciativas más notables del último concilio en materia litúrgica fue la versión de los textos litúrgicos a las diversas lenguas maternas. Recordemos las palabras conciliares: “Muchas veces el uso de la lengua materna puede ser muy útil para el pueblo. Por eso, tanto en la misa como en la administración de los sacramentos y en otras partes de la liturgia, podrá dársele mayor cabida… Corresponde a la autoridad eclesiástica territorial competente… determinar si ha de usarse la lengua materna y en qué medida” (SC 36, 2-3).

En el caso que ahora nos ocupa, el de la versión a las lenguas maternas de las palabras de la consagración y más concretamente al llegar a las palabras “por vosotros y por muchos”, se pensó en los círculos responsables de la traducción que la expresión “por muchos” era un semitismo, es decir, una “forma de expresión hebrea que indicaba la totalidad, “todos” (Benedicto XVI, Carta al presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, 2012); por tanto, lo mejor era según estas escuelas de traductores, dar el paso e ir al significado último de la expresión y poner “por todos los hombres”; se pasaba así de lo que Jesús dijo a lo que Jesús quiso decir.

Al dar este paso ya no se hacía sólo traducción sino interpretación. Con palabras de Benedicto XVI en la carta citada “el paso del “pro multis” al “por todos” no era en modo alguno una simple traducción, sino una interpretación, que seguramente tenía y sigue teniendo fundamento, pero es ciertamente ya una interpretación y algo más que una traducción”.

El empleo de las lenguas maternas es, ciertamente, una riqueza. Cuando san Cirilo evangelizó a los eslavos también tradujo a la lengua materna los textos litúrgicos, justificando así su actitud: “A las argumentaciones históricas y dialécticas que se le presentaban, el santo respondía recurriendo al fundamento inspirado por la Sagrada Escritura: “Toda lengua confiese que Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre”; “póstrese toda la tierra ante ti y entone salmos a tu nombre”; “alabad a Yavé las gentes todas, alabadle todos los pueblos” (Juan Pablo II, Slavorum apóstoli 17).

No nos hemos de cerrar, pues, a las traducciones a las diversas lenguas maternas. Traducción ciertamente sí, pero distinguiendo traducción e interpretación.

Los dos criterios para las traducciones

A la hora de traducir un texto se pueden seguir dos criterios: el criterio de la correspondencia literal y el criterio de la correspondencia estructural.

En el caso de la correspondencia literal se trata, en la traducción, de ser fiel al texto en sí mismo, de observar la mayor fidelidad posible a las palabras, aunque después éstas puedan y deban ser explicadas y comentadas para descubrir todo su alcance; no obstante, este trabajo de la explicación del texto ya es un trabajo distinto y posterior. En su primera aproximación al texto, el lector, en la correspondencia literal, tiene la certeza de que se acerca al texto original en cuanto tal.

En el caso de la correspondencia estructural se trata de ir más allá de la traducción literal y lo que se pretende es ofrecer ya una interpretación del texto que lo haga más comprensible e inteligible al lector de nuestro tiempo. En este caso y vista la estructura significativa del texto, el traductor ya no se siente tan atado a las palabras sino que trata de ofrecer con cierta libertad el contenido último de las mismas. Cuando se sigue este criterio de la correspondencia estructural, se da el caso de que un mismo texto único, que está en la base de las diversas interpretaciones, es en ocasiones difícilmente reconocible en las distintas traducciones; tampoco hay que descartar “ciertas banalizaciones que comportan una auténtica pérdida” de las riquezas del texto original (cf. Carta de su santidad Benedicto XVI a los obispos alemanes).

El empeño que se pretende con el criterio de la “correspondencia estructural” es el acercamiento al lector moderno de un texto más o menos clásico, ya que hay palabras y expresiones difícilmente comprensibles para el hombre de hoy. Se trata, entonces, de una traducción libre en la que de hecho se va más allá de la estricta traducción.

En las primeras traducciones posconciliares de los textos bíblicos y litúrgicos se siguió en bastantes casos el criterio de la correspondencia estructural, dejando de lado la “correspondencia literal”. Algunos ejemplos: la Palabra en lugar del Verbo (Prólogo de san Juan), bueno en lugar de justo (San José), las vendas o lienzos por el suelo en lugar de tendidos o aplanados (ozónia kímena) (sepulcro vacío) y, en las palabras de la consagración, “todos los hombres” en lugar de “muchos”.

La “correspondencia estructural” tiene sus riesgos ya que se pierde fácilmente el sentido de unidad católica del texto para terminar existiendo tantos textos como traducciones y se da pie fácilmente a las adaptaciones personales que en determinados casos más que servir al misterio puede dar la impresión de que se es dueño del Misterio. La correspondencia estructural, pues, tiene sus límites.

El criterio actual de la “fidelidad literal”

Sobre la base de estas consideraciones, la Congregación para el Culto Divino y los Sacramentos publicó el 28 de marzo de 2001 la Instrucción “Liturgiam auténticam” sobre las traducciones. Dicha Instrucción pone de nuevo en primer plano el principio de la correspondencia literal.

La distinción entre traducción e interpretación es necesaria tanto respecto a la palabra de la Escritura como a los textos litúrgicos. Por un lado, la palabra sagrada debe presentarse lo más posible como es, incluso en lo que tiene de extraño y con los interrogantes que comporta; es decir, ha de ser traducida con fidelidad; por otro lado, la Iglesia tiene obligación de interpretar esa palabra inspirada, con el fin de que llegue hasta nosotros el mensaje que el Señor nos ha destinado. Primero, la traducción; después, la interpretación.  De la misma manera que al anuncio (kerigma) sigue la catequesis, así a la traducción ha de seguir la interpretación. “Ni siquiera la traducción más esmerada puede sustituir a la interpretación: pertenece a la estructura de la revelación el que la Palabra de Dios sea leída en la comunidad interpretativa de la Iglesia, y que la fidelidad y la actualización estén enlazadas recíprocamente. La Palabra debe estar presente tal y como es, en su forma propia, tal vez extraña para nosotros; la interpretación debe confrontarse con la fidelidad a la Palabra misma, pero, al mismo tiempo, ha de hacerla accesible al oyente de hoy” (Benedicto XVI, carta citada).

Esta distinción entre traducción e interpretación, respetando lo más posible la fidelidad literal en las traducciones, nos llevará a tener un gran respeto a los textos bíblicos y litúrgicos. Hay en nosotros una cierta tendencia a apropiarnos de dichos textos y modificarlos según personales puntos de vista que justificamos razonadamente. Se comprende que a veces los autores sagrados o espirituales reclamen respeto sobre los textos que ellos han escrito.  Así san Juan, al final del Apocalipsis, pide que su escrito inspirado permanezca inalterado e intocable y escribe: “Yo declaro al que oye las palabras de este libro: Si alguien añade algo a estas cosas, Dios añadirá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguien quita algo de las palabras de este libro profético, Dios quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa, descritas en este libro” (Ap 22, 18-19). Es también aleccionador lo que escribe san Francisco de Asís al final de su Testamento: “Y a todos mis hermanos, clérigos y laicos, mando firmemente, por obediencia, que no introduzcan glosas en la regla ni en estas palabras, diciendo: “así se han de entender”. Sino que, así como me dio el Señor decir y escribir sencilla y puramente la regla y estas palabras, así también sencillamente y sin glosa habéis de entenderlas y observarlas con obras santas hasta el fin” (San Francisco, Testamento 38-39). La Iglesia nos recuerda el respeto con que hemos de proceder con los libros litúrgicos y dirá en la constitución conciliar sobre liturgia que nadie “aunque sea sacerdote, debe añadir, quitar o cambiar nada en la liturgia por iniciativa propia” (SC 22, 3), doctrina que recogerá después el Código de Derecho Canónico (c. 846, 1). Bueno será, por tanto, conocer muy bien qué elementos celebrativos son intocables y qué otros son elegibles o adaptables.

“Por vosotros y por muchos”

Teniendo en cuenta todo lo que venimos diciendo, la Santa Sede ha decidido que, en la nueva traducción del Misal, la expresión “pro multis” se traduzca tal y como es, y no al mismo tiempo ya interpretada. En lugar de la versión interpretada “por todos”, se ha puesto la exacta traducción “por muchos”. Las  palabras de la consagración del vino quedan, pues, así: “sangre de la Alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por muchos”.

En la traducción actual aparece, pues, ese binomio de gran contenido teológico y espiritual “por vosotros y por muchos”. El “por vosotros” está tomado de Lucas y Pablo; el “por muchos” está tomado de Marcos y Mateo. La fórmula que, aparentemente es restrictiva, sin embargo lleva consigo la doble riqueza de la concretización y de la expansión.

“Por vosotros”. El pronombre personal nos habla de inmediatez y concreción. La expresión “por vosotros” hace que la misión salvífica de Jesús aparezca de forma absolutamente concreta para los presentes. Cada uno puede decir: Jesús que ha nacido por mí, ha muerto por mí. “El “por vosotros” se extiende al pasado y al futuro, se refiere a mí de manera totalmente personal; nosotros, que estamos aquí reunidos, somos conocidos y amados por Jesús en cuanto tales” (Benedicto XVI, carta citada). Por tanto, la expresión “por vosotros” no es restrictiva sino concretizadora y personalizante y cada uno se la puede aplicar a sí mismo.

“Por muchos”. Tampoco la expresión “por muchos” es restrictiva. Cristo murió por todos, nos dice san Pablo (cf. Rom 8, 32; 2Cor 5, 14; 1Tim 2, 6). Si la Iglesia ha repetido las palabras “por muchos”, aún sabiendo que Jesús ha muerto por todos es por respeto a las palabras dichas por Jesús en la institución de la Eucaristía. El respeto reverencial por la palabra misma de Jesús es la razón de la fórmula de la consagración. Jesús dijo también aquellas palabras por respeto a las palabras de la Escrituras, concretamente a las palabras del profeta Isaías (cf. Is 53, 11). Esta doble fidelidad, la de Jesús a la Escritura y la de la Iglesia a Jesús, es la que explica la fórmula “por muchos”. En esta cadena de reverente fidelidad, nos insertamos nosotros con la traducción literal.

Al emplear la expresión “por muchos”, la Iglesia no reduce el horizonte de la salvación sino que lo ensancha. Como pequeño grano de trigo o de mostaza, los pocos están llamados responsablemente a ofrecer la salvación a todos, aunque esta salvación se aplique por la libre aceptación y madura respuesta humana de cada uno. En los reunidos para la Eucaristía ha de haber gratitud y responsabilidad. Lo poco con Dios es mucho. Los pocos son primicia de un amplia salvación; los pocos se convierten en multitud: “Después de esto vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de todas las naciones, razas, pueblos y lenguas” (Ap 7, 9). En la expresión “por muchos” hay gratitud, responsabilidad y promesa. Los pocos son muchos y representan a todos.

Sentir con la Iglesia

Escribe san Ignacio al final de sus Ejercicios las famosas reglas para sentir con la Iglesia y en la décimo tercera dice: “Debemos siempre tener para en todo acertar, que lo blanco que yo veo, creer que es negro, si la Iglesia jerárquica así lo determina” (EE 365). Esta debería ser nuestra actitud ante las determinaciones de la Santa Sede con respecto al “por muchos”.

El pueblo fiel no suele tener dificultad en aceptar lo que la Iglesia dice. El “sensus fidei” lleva al “sensus Ecclesiae”. La actual determinación de la Iglesia puede ser una buena ocasión para impartir una catequesis eucarística que ayude a todos, fieles y pastores, a celebrar cada vez mejor el gran Misterio que Cristo nos mandó hacer en conmemoración suya.

La santísima Virgen, Madre de la Iglesia, nos ayude con su ejemplo e intercesión a servir al misterio salvífico de Cristo con la pureza de corazón con que ella sirvió y sirve al gran misterio salvífico de Cristo.

Padre Alejo Navarro.

Sigüenza, 18 de enero de 2017.

Comienzo del Octavario de Oración por la Unidad.

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