“La pasión continúa… en los cristianos de Oriente. Junto a ellos en su pasión” es el lema de este año del Día de los Santos Lugares.
El día 3 de abril, viernes santo, se celebra en toda la Iglesia la colecta pontificia a favor de los Santos Lugares, cuya custodia está encomendada a los padres franciscanos. Los religiosos regentan 74 santuarios y mantienen infinidad de obras sociales y benéficas en Tierra Santa.
Zenit
El cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, en una carta enviada a todos los obispos del mundo en vista de la colecta a favor de las comunidades de fieles y los lugares de Tierra Santa, que tradicionalmente tiene lugar el Viernes Santo recuerda que “Actualmente son millones las personas desalojadas que huyen de Siria y de Irak, donde el rumor de las armas no calla y la vía de la concordia y del diálogo parece estar completamente perdida, mientras parece prevalecer el odio insensato de quien mata y la desesperación de quien ha perdido todo y ha sido expulsado de la tierra de sus padres”.
La misiva señala que si a los cristianos de Tierra Santa se les exhorta a resistir, cuanto sea posible, contra toda tentación de huida, “a los fieles de todo el mundo se les pide que estén atentos con toda solicitud a esta circunstancia que aquellos están viviendo”. En ella --prosigue el texto-- se encuentran los hermanos pertenecientes a las diversas confesiones cristianas, en un ecumenismo de la sangre que concurre al triunfo de la unidad.
De este modo quieren subrayar que la colecta de este año es, más que nunca, “una ocasión preciosa para hacernos peregrinos en la fe --siguiendo el ejemplo del Santo Padre, que visitó en el pasado mes de mayo esta lengua de Tierra tan querida para cristianos, judíos y musulmanes-- y para promover el diálogo a través de la concordia, la oración y el compartir entre todos los hermanos en Cristo”.
Los territorios que se benefician de la ayuda procedente de la colecta son: Jerusalén, Palestina e Israel; Jordania, Chipre, Siria, Líbano, Egipto, Etiopía y Eritrea, Turquía, Irán e Irak.
Además, en un documento preparado por la Custodia de Tierra Santa se detallan las obras realizadas gracias a la colecta de 2014. Los fondos para emergencias se distribuyeron sobre todo en Siria e Irak.
A través de la colecta se financiaron también diversos proyectos de ayuda a las empresas artesanales en Jordania; consultorios familiares, reestructuración de hogares y asistencia médica en Belén; construcción de viviendas para familias pobres y parejas jóvenes que quieren permanecer en Tierra Santa, en Jerusalén. Asimismo, la suma de la colecta se destinó a escuelas, universidades y obras culturales -a través de la Custodia de Tierra Santa-, como la Facultad de Ciencias Bíblicas y de Arqueología del Studium Biblicum Francescanum de Jerusalén y el Franciscan Media Center, así como a la manutención y restauración de los Santos Lugares.
Textos extraídos de mensajes del Cardenal Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales.
Recordar la Colecta del Viernes Santo significa referirse a un compromiso que se remonta hasta la época apostólica. Lo atestigua San Pablo, escribiendo a los cristianos de la Galacia: nos pidieron que nos acordásemos de los pobres, cosa que procuré yo cumplir con mucha solicitud (2, 10). Y lo confirma escribiendo a los hermanos de Corinto (1 Cor 16; 2 Cor 8-9) y de Roma: han tenido a bien hacer una colecta a beneficio de los pobres de entre los santos de Jerusalén (15, 25-26).
“En el Viernes Santo elevaremos al Crucifijo el grito de la paz para Jerusalén y para que el mundo, comenzando por la Tierra de Jesús, se convierta en la Ciudad de la Paz”. Los cristianos de Tierra Santa confían plenamente en la ayuda que les llega en este especial momento del año. La colecta, por ello, se regula por específicas disposiciones pontificias que establecen la asignación en primer lugar a la Custodia Franciscana, encargada del mantenimiento de los santuarios situados en los Santos Lugares. Y en la atención de las estructuras pastorales, educativas, asistenciales, sanitarias y sociales, que posibilitan la vida de las parroquias y de los más diversos organismos eclesiales, a fin de que las comunidades vivas y operantes sean la más evangélica salvaguarda.
Los donativos recogidos irán destinados a la consecución de restauraciones urgentes, como la renovación en curso a proyectos de vivienda que ofrecerán a jóvenes familias la oportunidad de permanecer en Tierra Santa. Pero no solo eso: la colecta irá destinada a implementar una red escolar, especialmente a través de las parroquias, favoreciendo un nivel de escolarización generalizado y calificado, ya apreciado a nivel ecuménico e interreligioso.
Las comunidades católicas de Tierra Santa, gracias a la colecta del Viernes Santo, recibirán ayuda para estar cerca de los pobres y de aquellos que sufren sin distinción de credo o etnia. Las parroquias mantendrán abiertas sus puertas a los necesitados, así como las escuelas, donde cristianos y musulmanes, juntos, se preparan para un futuro de respeto y colaboración; los hospitales y ambulatorios, los hospicios y centros comunitarios continuarán ofreciendo su asistencia.
Doy las gracias en nombre del Santo Padre a los pastores y a los fieles de la Iglesia entera, con la firme confianza de que confirmarán una vez más su generosidad. Este agradecimiento es un "gracias" sincero que expresan juntamente la Iglesia latina, reunida en la Diócesis Patriarcal de Jerusalén y en la Custodia Franciscana, y las Iglesias Melquita, Maronita, Siria, Armenia y Caldea, que componen unidas la Iglesia católica en Tierra Santa.