Por José Ramón Díaz-Torremocha

(Conferencia Santa María la Mayor en Guadalajara)

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A mi amigo P.

 

En mi artículo publicado el mes de noviembre pasado en éstas mismas páginas, que me permito citar con la venia de mis queridos lectores, escribía sobre “La Caridad inventiva” que era su título y afirmaba que: No nos fundaron (a las Conferencias de San Vicente) para cosa diferente que para innovar frente al dolor de los otros”. En los Hechos, nos cuentan que Pedro ante una petición, contestó: “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo……”  (Hechos 3,6)

Posiblemente no haremos caminar a un cojo, - decía entonces -, pero para cada uno el Espíritu nos prestará la palabra, la fuerza que se necesite y la capacidad para aliviar un tanto el sufrimiento, del otro, del prójimo. 

No preveía en aquellos momentos, que iba a venirme a las manos por parte de un amigo, una historia en la que sí se hace caminar a un cojo. Si sigue siendo comprensivo el lector, diré como definición particular y simple de cojo en esta oportunidad, la de aquella persona que tiene dificultades para trasladarse de un lugar a otro por una causa física en la mayoría de las ocasiones. Pero también se usa, cuando nos referimos a una causa cualquiera que nos impide hacer algo determinado: (“es cojo pues su falta de formación le impide optar a lo que desea; está cojo pues es muy tímido para optar a…”) Pero ¿no habrá hoy mayor cojera que la de no poder aceptar un trabajo por falta de medios para trasladarte al lugar del potencial empleo? La impotencia, cuando esto último sucede y hay varias bocas que alimentar en casa, tiene dolor añadido. Es cojo, aunque camine con sus piernas, pues no puede trasladarse allá donde desea y necesita para poder acceder a un trabajo digno, por falta de los medios adecuados.

Vayamos con la pequeña historia parte real y parte soñada.  Al padre de familia, le había surgido un trabajo después de muchos meses. Pero, como ocurre frecuentemente, había una dificultad: ¡Tenía que trasladarse todos los días a bastantes kilómetros de distancia desde su hogar, para atender esa nueva oportunidad de trabajo! Se derrumbó un tanto. No había posibilidad de hacerlo pues entre las muchas cosas que había perdido, una de ellas era su medio de transporte y el público no ayudaba en esa ocasión. ¡Tendría que rechazarlo y seguir viviendo entre estrecheces y su familia con él!

Recordó que un amigo, poseía un automóvil un tanto pasado de moda de su propiedad, pero que bien seguro le sería muy útil en su necesidad.  Así, le comentó su necesidad y em su amigo encontró la solución

El automóvil, aunque todavía era capaz de andar y prestar un buen servicio, como se ha dicho, tenía algún pequeño fallo que sería sin duda un caro engorro para su amigo al que quería hacérselo llegar para resolver su problema. Darle el coche sólo, no era la solución completa. Pero todo lo que viene de Dios tiene arreglo.

Soportando el coste, que sin duda supuso, llevó el automóvil a un Taller mecánico para que lo revisaran y lo pusieran al día. Finalmente, se preparó la documentación para traspasárselo a aquel que estaba un tanto cojo, con toda legalidad.

¡Por su cristiana acción, el cojo ya andaba!  Decía más arriba que me emocionó la acción del amigo. Me emocionó pues con frecuencia, he visto numerosos intentos de ayudar a alguien sin pensar en el “alguien” y lo que verdaderamente necesite.  He visto en demasiadas ocasiones, atender a aquello que “nosotros” creemos que necesita el prójimo, pero sin escuchar al protagonista.  Sin escuchar al “cojo”

Reaccionar así, recibir un ejemplo de esas características, es un don que viene de arriba. Don que recibes del Misericordioso. Gracias, amigo P. por tu parte de la realidad de esta pequeña historia, gracias por esta enseñanza que puedo compartir con otros amigos del mundo.

A mis amigos vicentinos, me permito recordarle la necesidad de oración cara a la elección de un nuevo presidente/a general. ¡¡Anímense a presentar consocios que les parezcan óptimos para el servicio¡¡ Asia, América y Africa, nos ofrecen un verdadero semillero de firmes y serios candidatos.

Cuantos más entre los que poder elegir, mejor.

A María, siempre a Cristo con y por María.

Los grupos del Sínodo diocesano han retornado a sus encuentros, ya con el cuaderno sinodal 2 "Desafiados", a trabajar desde octubre hasta enero

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

 

Nuestra diócesis de Sigüenza-Guadalajara, retomó, a comienzos de octubre, los trabajos en grupos, comunidades y parroquias de su sínodo diocesano, bajo el lema “El Sínodo diocesano nos impulsa a evangelizar”. Al efecto, se ha editado y distribuido del segundo cuaderno de trabajo, en realidad el tercero.

En el primer cuaderno de trabajo, el llamado cuaderno cero, se plantearon tres grandes cuestiones: “¿Qué es una diócesis?”, “¿Qué es un sínodo?” y “¿Qué es evangelizar?”. Este cuaderno cero se presentó y entregó el 25 de enero de 2020. Pero llegó la pandemia, que, aunque, como luego veremos, no se interrumpió el camino sinodal, sí le imprimió unas características nuevas y obligó a posponer sus planes temporales previstos.

A finales de enero de 2022 y durante todo el primero semestre de este año, se trabajó en el cuaderno 1, titulado “Llamados” (Mirada hacia dentro: “Reaviva el don de Dios que hay en ti…”, frase de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo). En el cuaderno sinodal 1 se trabajaron estos temas: la vocación, los fundamentos de la fe, la espiritualidad cristiana, la coherencia fe-vida y la comunión eclesial.

Y ahora la diócesis trabaja en el cuaderno 2 “Desafiados” (Mirada hacia fuera: “Jesús, mirándolo lo amó”, frase del evangelio de san Marcos, en el encuentro de Jesús con el joven rico).

 

Presentación del cuaderno sinodal 2

 

Dice el salmista “Me enseñarás el camino de la vida” (Sal 15,11) y el poeta “Se hace camino al andar”. Continuamos nuestro camino sinodal, caminando juntos en este proceso de sinodalidad diocesana, en el que el Espíritu nos está moviendo. “El camino de la sinodalidad es –dice el Papa Francisco– “el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio”.

En este Cuaderno número 2, seguimos con la misma propuesta de los anteriores en lo que se refiere a la dinámica de los encuentros de los grupos sinodales. Han de ser encuentros orantes, en los que el grupo se pone en la presencia del Señor, invocando al Espíritu, para reflexionar sobre los temas sinodales, y después de ser iluminados por la Palabra de Dios y por el magisterio de la Iglesia, se pueda dialogar y aportar propuestas para presentar a la asamblea sinodal final.

El título del cuaderno es “Desafiados”. Después de haber descubierto la misión y vocación a la que hemos sido llamados, personalmente y como Iglesia diocesana, después de habernos dejado iluminar por el cuaderno número 1 y haber reflexionado sobre nuestra propia identidad de cristianos, miramos hacia la realidad en la que nos toca vivir. Es el hoy de la historia humana y es el hoy de la historia de la salvación. Y, en verdad, esa realidad nos desafía, no puede dejarnos indiferentes y ajenos a los signos de los tiempos en los que somos, nos movemos y existimos.

La vida siempre es un reto, un desafío y la actualidad del momento presente nos empuja a nosotros como Iglesia a no hacer y pensar siempre lo mismo; nos empuja a aportar la experiencia del Resucitado y los valores evangélicos a la sociedad actual en la que vivimos, y nos empuja a dar sentido cristiano, ya que el serlo verdaderamente humaniza la sociedad en la que vivimos.

El cuaderno sinodal “Desafiados” nos provoca el entusiasmo de saber que el Resucitado tiene una palabra para este mundo que no se puede quedar sin ser escuchada, y nosotros como Iglesia diocesana queremos discernir cuál y cómo será la mejor manera de anunciarla.

 

 

 

Cinco temas en este cuaderno sinodal

 

Cinco son los temas sobre los que se invita los grupos sinodales a reflexionar. El primero de ellos es la juventud, o mejor, las juventudes, pues no se puede encasillar mentalidades, actitudes o comportamientos juveniles como si todos los jóvenes estuvieran uniformados en maneras de ser y expresarse. Sabemos que muchos jóvenes están lejos de la Iglesia, pero, aun con las dificultades que encontramos, la Iglesia no quiere estar lejos de los jóvenes.

El segundo tema es la mujer. Nos preguntaremos cuál es y cuál debe ser el verdadero espacio que la mujer ha de tener dentro de la sociedad, la familia y la Iglesia diocesana. En la igualdad de dignidad y diferencias enriquecedoras con el hombre, deberemos reflexionar sobre el papel y el aporte femenino que necesitan la sociedad y la Iglesia.

Otro gran desafío evangelizador para una Iglesia en salida son los “alejados”.  ¿Quiénes son los alejados? Con este término, nos referimos a las personas que no creen en la existencia de Dios, a los agnósticos, que o no se lo preguntan o piensan que no hay una respuesta posible sobre la experiencia personal de Dios. Nos referiremos también a los no practicantes de los sacramentos, liturgia y demás actividades de la Iglesia, y a los indiferentes ante el hecho religioso. Por último, en este grupo se incluyen las personas que antes participaban de la vida de la Iglesia de manera más o menos activa y ahora se han alejado.

El cuarto tema sinodal es la atención pastoral a personas en situaciones diversas. Este tema se desarrolla en dos partes. En primer lugar, son las diversas situaciones de familia, formas de unión personal o maneras de vivir las relaciones familiares; y, en segundo lugar, trata de reflexionar sobre cómo acoger y acompañar personal y pastoralmente a las personas que manifiestan tendencias homosexuales u otras formas de orientación sexual, algunos de los cuales viven en pareja. Ciertamente, es este un gran desafío para las familias, para la pastoral diocesana y de toda la Iglesia, para la teología y la concepción cristiana de la existencia.

Finalmente concluye el cuaderno con una propuesta de diálogo eclesial sobre la ecología. Se considera el amor y cuidado de la naturaleza como creación de Dios desde la ecología integral. Según ésta, el hombre y la mujer han sido puestos por el Creador para cuidar de la naturaleza y de la misma persona humana como su centro.

 

“Los desafíos están para superarlos”

 

Con el acercamiento a estos temas desde la reflexión iluminada por la Palabra de Dios y el magisterio de la Iglesia, la oración, desde el diálogo en los grupos sinodales y focalizando bien la realidad en la que vivimos, surgirán propuestas concretas para la futura asamblea sinodal.

En definitiva, el espíritu del trabajo sinodal que se propone en este cuaderno es que “los desafíos están para superarlos”, como escribe el Papa Francisco en su programática y gran exhortación apostólica “Evangelii gaudium” (EG 109) y transformarlos positivamente en oportunidades de evangelización, siguiendo los senderos de la escucha, la razón y la propuesta cristiana.

 

Y después de este cuaderno sinodal, ¿qué queda todavía?

 

El sínodo diocesano se halla ahora en su segunda fase (la fase de los grupos sinodales), a la que todavía quedan pendientes por editar y trabajar otros dos cuadernos más para los grupos sinodales. “Evangelizamos. Retos evangelizadores” es el enunciado del tercer bloque y cuaderno, cuya referencia o lema bíblico es “Sois la luz y la sal del mundo” (cfr. Mateo, 5, 13a.14ª). Sus cinco temas concretos son estos: familia, laicos, mundo rural, formación cristiana y celebración de la fe. Todavía no se ha hecho pública de modo oficial la fecha del comienzo del trabajo sobre estos. Podría ser desde febrero a junio de 2023.

Por fin, el cuarto bloque de temas, el cuaderno cuarto, rezará “Servimos. Acción social y vida pública”. Su referente bíblico es la frase del evangelio de san Juan “Para que tengan vida…” (Juan 10,10). Y su temario incluye estas cinco cuestiones pastorales: pobreza, pastoral de la caridad, solidaridad, vida pública y comunicación”.

Completada la fase segunda y desde ella, mediante las ponencias, llegará la tercera: la asamblea sinodal, con las sesiones y modalidades que correspondan y sus conclusiones y documento final y misa solemne de clausura. Finalmente, la fase cuarta será la de la aplicación y la de la conversión pastoral en aras a ser Iglesia en salida misionera.

 

Breve historia del Sínodo Diocesano

 

El jueves 17 de mayo de 2018 el obispo de Sigüenza-Guadalajara, Atilano Rodríguez Martínez, anunció al consejo presbiteral su voluntad de convocar un sínodo diocesano. Posteriormente, fue reiterando en otros organismos y foros diocesanos esta decisión y procedió a dar los primeros pasos. Así, tuvo lugar la creación de la Secretaría General del Sínodo (con el sacerdote Ángel Luis Toledano Ibarra, párroco de San Diego de Guadalajara, al frente) y seis comisiones sectoriales de trabajo (Teológica, Canónica, Litúrgica, Pastoral y de Comunicación y Publicaciones). El sínodo diocesano fue abierto, con una solemne y muy concurrida eucaristía en la catedral (más de un millar de personas) el 2 de diciembre de 2018.  Asimismo, el obispo creó el consejo de dirección con sínodo, con una comisión permanente. Con anterioridad y con fecha 8 de septiembre de 2018, don Atilano escribió la carta pastoral titulada “¿Para qué un Sínodo?”.

En 2019, se fueron elaborando el reglamento sinodal, la misión del consejo sinodal, los materiales divulgativos, didácticos y pastorales, el lema –“Vívelo”-, la oración oficial, y una gran encuesta previa, con 169 preguntas y que fue respondida por 5.515 personas. Se hizo un elenco y clasificación de los temas y se dejó todo preparado para una nueva, ya citada, gran cita: 25 de enero de 2020 con la presentación oficial de los grupos sinodales (entonces 186 grupos, 2.176 personas inscritas) y la entrega del cuaderno cero para el trabajo sinodal en grupos, trabajado durante mes y medio. Además, se eligieron cuatro grandes de temas para trabajar en grupos y se designaron los ponentes y se elaboró un calendario concreto para este itinerario sinodal.

 

Sínodo en pandemia y sínodo universal

 

Pero llegó el 15 de marzo de 2020 y el Sínodo comenzó una etapa nueva e imprevista, una etapa de “catacumbas” o de alargada espera pentecostal. Y en medio de todo ello, desde la voluntad de que la llama del Sínodo no se apagará se trabajó en el himno sinodal oficial y en otras canciones y en nuevos y sencillos nuevos materiales de reflexión y hasta se editaron mascarillas sinodales…

Durante el primer semestre de 2021, se trabajó en doce fichas sinodales distintas, vigilias de oración, la publicación de un disco con ocho canciones más el himno sinodal diocesano oficial, cuyo autor es Lorenzo Sánchez, una columna mensual en “EL ECO”, escrita por el secretario del Sínodo, un encuentro telemático diocesano el 19 de junio, varias cartas del obispo sobre el tema, distintas reuniones del consejo de dirección del sínodo y otras actividades varias.

Además, nuestra diócesis se sumó, en el otoño e invierno pasados, como no podía ser de otro modo, a la convocatoria del Papa Francisco de llamar a todas las diócesis de la Iglesia a ponerse en camino y trabajar en fases diocesanas ante el próximo Sínodo de los Obispos de octubre de 2024, sobre el tema “Por una Iglesia sinodal. Comunión, participación, misión”.

 

Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 18 de noviembre de 2022

El domingo 13 de noviembre es la Jornada Mundial de los Pobres, una iniciativa del Papa, cuyo lema de 2022 es <<Jesucristo, siendo pobre, se hizo pobre por nosotros>>

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

 

La cita fue fijada ya hace seis años. Concluido el Jubileo de la Misericordia, en la carta apostólica Misericordia et misera, en su punto 21, el Papa anunció la creación de la Jornada. «A la luz –escribió Francisco- del Jubileo de las personas socialmente excluidas (…), intuí que, como otro signo concreto de este año santo extraordinario, se debe celebrar en toda la Iglesia, en el XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario, la Jornada Mundial de los Pobres. Será la preparación más adecuada para vivir la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, quien se ha identificado con los pequeños y los pobres, y nos juzgará a partir de las obras de misericordia (cf. Mt 25,31-46)».

Y a renglón seguido, el mismo Papa adelantaba sus objetivos: «Será una Jornada que ayudará a las comunidades y a cada bautizado a reflexionar cómo la pobreza está en el corazón del Evangelio y sobre el hecho que, mientras Lázaro esté echado a la puerta de nuestra casa (cf. Lc 16,19-21), no podrá haber justicia ni paz social».  Y concluía: «Esta Jornada constituirá también una genuina forma de nueva evangelización (cf. Mt 11,5), con la que se renueve el rostro de la Iglesia en su acción perenne de conversión pastoral, para ser testimonio de la misericordia».

En nuestra diócesis de Sigüenza-Guadalajara, se programan distintas acciones asistenciales, campañas de sensibilización, celebraciones y gestos concretos de caridad y cercanía efectiva y afectiva hacia los pobres. Además, mañana sábado, día 12 de noviembre, en extenso y completo horario matinal, en el Centro de Acción Social Casa Nazaret, sede de Cáritas diocesana y de las demás instituciones diocesanas de pastoral social, misionera, migratoria y de la caridad, en la Avenida de Venezuela, número 9, de Guadalajara, tiene lugar el XIII Encuentro diocesano de Pastoral Social.

 

 

Lemas y modelos

 

Una frase bíblica acompaña, ilustra e interpela cada la jornada. Así, en 2017 y en 2018 fueron las frases «No amemos de palabra, sino con obras» (1 Jn 3,18) y «Este pobre gritó y el Señor lo escuchó» (Sal 34,7). En 2019, fue «La esperanza de los pobres nunca se frustrará» (Sal 9,19).  En 2020, la frase que tituló esta jornada: «Tiende tu mano al pobre», tomada del libro veterotestamentario del Sirácida, también llamado Eclesiástico (capítulo 7, versículo 32). En 2021, la frase fue «A los pobres los tenéis siempre con vosotros… (y podéis socorrerlos cuando queráis)» (Mc 14,7).  Y en este año 2022, «Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre por nosotros» (2 Corintios, 8,9).

Con el hilo conductor de estas frases, el Papa escribe cada año un mensaje, que firma el 13 de junio, memoria litúrgica de san Antonio de Padua, modelo de caridad y de servicio a los pobres.

Además, cada año, en su mensaje, el Papa propone un modelo concreto de cristiano, normalmente santo, que sobresalió en el ejercicio de la caridad y de su compromiso en favor de los pobres. Así, en 2017 fue san Francisco de Asís; en 2018, santa Teresa de Jesús; en 2019, el sacerdote italiano don Primo Mazzolari y a Jean Vanier; en 2020, a la Virgen María, presentada como la Madre de los Pobres.

En 2021, fue el padre Damián de Veuster o de Molokai, santo apóstol de los pobres. Y para 2022, es san Charles de Foucauld, canonizado por Francisco, el pasado 15 de mayo, y cuya referencia textual en el mensaje papal ahora se reproduce.

 

 

El testimonio de Carlos de Foucauld

 

«El pasado 15 de mayo canonicé al hermano Charles de Foucauld, un hombre que, nacido rico, renunció a todo para seguir a Jesús y hacerse con Él pobre y hermano de todos. Su vida eremítica, primero en Nazaret y luego en el desierto del Sahara, hecha de silencio, oración y compartir, es un testimonio ejemplar de la pobreza cristiana».

Para hacer esta presentación del santo, el Papa añade: «Nos hará bien meditar en estas palabras suyas: “No despreciemos a los pobres, a los pequeños, a los trabajadores; ellos no solo son nuestros hermanos en Dios, sino que son también aquellos que del modo más perfecto imitan a Jesús en su vida exterior. Ellos nos representan perfectamente a Jesús, el Obrero de Nazaret. Son los primogénitos entre los elegidos, los primeros llamados a la cuna del Salvador. Fueron la compañía habitual de Jesús, desde su nacimiento hasta su muerte […]. Honrémoslos, honremos en ellos las imágenes de Jesús y de sus santos padres […]. Tomemos para nosotros [la condición] que Él tomó para sí mismo […]. No dejemos nunca de ser pobres en todo, hermanos de los pobres, compañeros de los pobres, seamos los más pobres de los pobres como Jesús, y como Él amemos a los pobres y rodeémonos de ellos”».

Y Francisco concluye así su referencia a este nuevo santo y extraordinario modelo de fraternidad universal y de servicio a los pobres: «Para el hermano Charles estas no fueron solo palabras, sino un estilo de vida concreto, que lo llevó a compartir con Jesús el don de la vida misma».

 

 

Contextos e idea central de la Jornada de este año

 

Esta sexta Jornada Mundial de los Pobres que convoca el Papa Francisco se presenta con la intención y el deseo de ayudarnos a reflexionar sobre nuestro estilo de vida, sobre el tipo de decisiones y gestos que vamos realizando en nuestra vida cotidiana, y en cómo afecta e influye en las vidas de hermanos más pobres, y en nuestra relación con ellos.

Bajo el lema «Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza», Francisco viene a recordarnos una vez más la importancia de la opción preferencial de Jesús por los más pobres y vulnerables, eje central que da sentido a su vida y misión.

Tras la superación paulatina, que no total y en todos los lugares igual, de la pandemia y de sus consecuencias generadoras de nuevas pobrezas, la guerra de Ucrania y los otros conflictos bélicos en el mundo abren nuevas y desoladores horizontes y realidades de pobreza.

Todo ello, más la cultura dominante, tan secularizada y materialista, crea un contexto social en el que el espacio para la fe, la caridad y la esperanza queda reducido a lo anecdótico frente a lo que en el día a día acapara cualquier medio de comunicación, el dolor y el sufrimiento humano persisten y ensombrecen el sentido de nuestra vida. La injusta violencia que provocan las guerras, los combates ideológicos, la sobreexplotación de los recursos naturales, que generan aún más pobreza y éxodos masivos por todo el planeta, nos alertan y nos invitan a no quedarnos atrapados por las sombras.

Francisco convoca esta Jornada en torno a la celebración de la eucaristía para hacernos fuertes y animar la conversión del corazón en comunidad, sentados a la misma mesa y realizando el mismo gesto que Jesús hizo: hacernos pobres, hacernos pan y hacernos vino para entregar la vida por amor a los demás, singularmente a los más necesitados.

 

Selección de frases del mensaje del Papa para la Jornada

 

(1) La Jornada Mundial de los Pobres se presenta también este año como una sana provocación para ayudarnos a reflexionar sobre nuestro estilo de vida y sobre tantas pobrezas del momento presente.

(2) La generosidad hacia los pobres encuentra su motivación más fuerte en la elección del Hijo de Dios que quiso hacerse pobre Él mismo.

(3) Ante a los pobres no se hace retórica, sino que se ponen manos a la obra y se practica la fe, involucrándose directamente, sin delegar en nadie.

(4) Nada más dañino le puede acontecer a un cristiano y a una comunidad que ser deslumbrados por el ídolo de la riqueza, que termina encadenando a una visión de la vida efímera y fracasada.

(5) La experiencia de debilidad y limitación que hemos vivido en los últimos años, y ahora la tragedia de una guerra con repercusiones globales, nos debe enseñar algo decisivo: no estamos en el mundo para sobrevivir, sino para que a todos se les permita tener una vida digna y feliz.

(6) El mensaje de Jesús nos muestra el camino y nos hace descubrir que hay una pobreza que humilla y mata, y hay otra pobreza, la suya, que nos libera y nos hace felices.

(7) La pobreza que mata es la miseria, hija de la injusticia, la explotación, la violencia y la injusta distribución de los recursos. Es una pobreza desesperada, sin futuro, porque la impone la cultura del descarte que no ofrece perspectivas ni salidas. Es la miseria que, mientras constriñe a la condición de extrema pobreza, también afecta la dimensión espiritual que, aunque a menudo sea descuidada, no por esto no existe o no cuenta.

(8) Cuando la única ley es la del cálculo de las ganancias al final del día, entonces ya no hay freno para pasar a la lógica de la explotación de las personas: los demás son sólo medios. No existen más salarios justos, horas de trabajo justas, y se crean nuevas formas de esclavitud, sufridas por personas que no tienen otra alternativa y deben aceptar esta venenosa injusticia con tal de obtener lo mínimo para su sustento.

(9) La pobreza que libera, en cambio, es la que se nos presenta como una elección responsable para aligerar el lastre y centrarnos en lo esencial. De hecho, se puede encontrar fácilmente esa sensación de insatisfacción que muchos experimentan, porque sienten que les falta algo importante y van en su búsqueda como errantes sin una meta. Deseosos de encontrar lo que pueda satisfacerlos, tienen necesidad de orientarse hacia los pequeños, los débiles, los pobres para comprender finalmente aquello de lo que verdaderamente tenían necesidad.

(10) El encuentro con los pobres permite poner fin a tantas angustias y miedos inconsistentes, para llegar a lo que realmente importa en la vida y que nadie nos puede robar: el amor verdadero y gratuito.

(11) Los pobres, en realidad, antes que ser objeto de nuestra limosna, son sujetos que nos ayudan a liberarnos de las ataduras de la inquietud y la superficialidad.

(12) Si queremos que la vida venza a la muerte y la dignidad sea rescatada de la injusticia, el camino es el suyo: es seguir la pobreza de Jesucristo, compartiendo la vida por amor, partiendo el pan de la propia existencia con los hermanos y hermanas, empezando por los más pequeños, los que carecen de lo necesario, para que se cree la igualdad, se libere a los pobres de la miseria y a los ricos de la vanidad, ambos sin esperanza.

(13) Que esta VI Jornada Mundial de los Pobres se convierta en una oportunidad de gracia, para hacer un examen de conciencia personal y comunitario, y preguntarnos si la pobreza de Jesucristo es nuestra fiel compañera de vida.

 

Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 11 de noviembre de 2022

Rafael C. García Serrano

(Conf. Nuestra Señora de la Antigua - Guadalajara)

 

 

 

 

Estás ahí, en la silla de al lado,

callado, sin sombra, escuchando

lo que hay más allá de mi vida,

buceando en mi alma dormida.

Yo te siento. No te veo, te siento.

Hay un tenue calor que me llega

de esa silla de al lado y me deja

un aliento de luz trasparente,

una ola de dulces mareas

que me invade la vida por dentro

con latidos de paz infinita,

que me habla sin voz y me dicta

el camino que solo no encuentro.

 

Eres Tú que has venido a ayudarme,

quieres ver si despierto y te sigo.

 

Por Jesús Montejano

(Delegación de Piedad Popular, Cofrafías y Hermandandes)

 

 

El día dos de noviembre conmemoramos a todos los fieles Difuntos. Recordamos a los familiares y amigos que nos han dejado.

Los cristianos recordamos a los difuntos junto al centro de nuestra fe:  la Resurrección de Jesucristo. En el bautismo participamos de la muerte de Cristo para poder participar en la vida eterna.

El recuerdo de los difuntos ha calado en la piedad popular. La fe del pueblo hace de este recuerdo un momento sagrado, que une sentimiento y profesión de fe. Los cementerios se llenan de personas que acuden con flores y oraciones.

En el mundo de las hermandades y cofradías el recuerdo de los difuntos está siempre presente. Los sufragios por sus difuntos están incluso reflejados en sus estatutos y reglamentos como una de sus obligaciones más sagradas.

En numerosos lugares, sobre todo en siglos pasados, existían las cofradías de Ánimas encargadas de atender a los difuntos, de ofrecer misas en sufragio por ellos, ofrecer limosnas, realizar obras de misericordia por ellos y atender a sus familiares.

En un momento en que se esconde la muerte es bueno recordar la muerte como el paso hacia la vida sin fin, afianzando en nosotros la esperanza de la Resurrección y siendo más conscientes de nuestro ser peregrino, en camino hacia la casa definitiva del cielo.

¡Dales, Señor, el descanso eterno y brille para ellos la luz eterna!

 

 

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