Raúl Pérez Sanz

(Delegación de Liturgia)

 

 

Al comienzo del curso pastoral 2017-2018 se nos presentó en el Encuentro del Pueblo de Dios el nuevo objetivo diocesano, que nace a raíz de nuestro Plan Pastoral Diocesano “El amor de Cristo nos urge”. Dicho objetivo, nos plantea la necesidad de ahondar en la relación con Dios, en la comunión eclesial y en el impulso de la actividad caritativa parar dinamizar la Evangelización.

Desde la Delegación de liturgia, hemos preparado y estamos ofreciendo a los sacerdotes diocesanos un material que nos ayude a reflexionar y a formar a todos en el sacramento de la Eucaristía. Este material está compuesto por diferentes cuadernillos titulados “La misa explicada” que, a modo de fascículos, nos van llegando para ayudarnos a profundizar en tan sublime misterio.

En los próximos artículos de opinión, desde la Delegación de liturgia, intentaremos presentar, en resumen, el contenido de este rico material.  Así llegaremos a tener una mayor y mejor formación litúrgica, ya que, como reza la constitución conciliar Lumen Gentium en el num.11, la Eucaristía es fuente y cima de toda la vida cristiana.

Comencemos pues con entusiasmo este camino de formación, iluminados por el resplandor de la Luz pascual, Cristo Resucitado.

Feliz Pascua de Resurrección.

Por Juan Pablo Mañueco

(escritor y periodista)

 

 

Con ocasión de la inminente “Semana Santa”, he seleccionado cuatro poemas, cuatro “saetas” ambientadas en la Semana Santa de Guadalajara. Las cuatro primeras que aparecen en mi libro “Cantil de Cantos V. Las saetas” (2017). 

http://aache.com/tienda/647-cantil-de-cantos-v-saetas-a-las-semanas-santas-de-espa%C3%B1a.html 

Dicho libro ha sido comentado por la crítica de una forma bastante elogiosa: 

http://www.herreracasado.com/2017/04/12/las-saetas-en-el-corazon-de-la-semana-santa/  

Son cuatro saetas las presentes, como podían haber sido cuarenta, porque este es el número de composiciones que aparecen en él. Una saeta por cada Semana Santa regional de España, al menos, y bastantes más para las de Castilla y León, Castilla-La Mancha, Andalucía y Guadalajara, que es la que se lleva la palma en número de saetas. 

El libro va escrito en una estrofa inédita, desconocida en la métrica hasta su publicación, que he denominado “estrofa castellana” (en este caso de arte menor) que ahora se verá en qué consiste. 

Cuenta con el aliciente de haber sido sabiamente prologado por el etnólogo provincial, reciente y tristemente desaparecido, José Ramón López de los Mozos, por lo que dicho prólogo se ha convertido en uno de sus últimos trabajos. 

Y ahora ya, sin más preámbulo, las cuatro primeras saetas de las cuarenta existentes… 

 

Preludio: 

Soneto a la Semana Santa de la Esperanza 

 

Está la cofradía en Jueves Santo,

diciendo que Cristo Jesús se muere,

y yo le digo que espere, que espere,

que aún nadie le ha preparado el manto.

 

Está la cofradía en Viernes Santo

diciendo que Cristo Jesús se muere

y yo le digo que espere, que espere,

que aún no tengo preparado el llanto.

 

Está la cofradía en Sábado Santo

diciendo que Cristo Jesús se ha muerto,

y yo le digo que viene cubierto

 

por el domingo del Domingo Santo:

dice no es cierto, no es cierto, no es cierto,

que el Cristo Jesús está ya despierto.

 

 

 

Saeta del Borriquillo de Guadalajara

(Domingo de Ramos)                        

 

 

Las palmas y los olivos

a Jesús, Cristo, saludan,

de Pascua en preparativos

a los que fieles acudan.

 

Jerusalén da motivos

a aquellos que aún de Él dudan

de que, con ramas de olivos,

al Jesús de la fe acudan

 

¡Oh, Jesús del borriquillo.

quiero ser tu monaguillo,

 

para ir a Jerusalén

y ya nunca salir de él!

 

Los cánticos y oraciones

dan bienvenida a sus dones.

 

¡Quién diría que, después,

le sangrarían los pies,

 

pues sería Barrabás

quien ellos preferirán!

 

¡Deja, Dios del borriquillo,

que sea tu monaguillo,

hoy día y los que vendrán!

 

 

Saeta de la Virgen de la Misericordia

de la iglesia de San Francisco,

(Lunes Santo) 

 

María en Misericordia         

que hasta tu Arriaca has llegado,

ya nos has enamorado,

pues nos anuncias la gloria.

                      

Mantos te cubren tan largos

como tu corona y lirios.

Tiéndenos a todos manos

que en tu ribera hagan sitio.

 

Tu hogar está en San Francisco

y en San Nicolás tu inicio

 

para viajar por Arriaca.

¡Toda la ciudad te aclama!

 

¡Que a la Misericordia ama

y siente, Guadalajara!

 

Preguntas: “¿Dónde mi Hijo?”

Dice Arriaca: “ Aquí, contigo”.

  

 

Aria

Vía Crucis de la Juventud

del Martes Santo en Guadalajara

(Martes Santo)

                                      

Vía Crucis, Juventud,

en el arriacense Martes

Santo, cuyos estandartes

son fe, antorchas y la cruz

                         

de madera, que compartes

para compartir la luz.

Jóvenes en multitud,

nuevos de la fe baluartes.

 

Oooh, antorchas iluminadas,

la sombra en Guadalajara

 

eleva las llamaradas

de noches que a Dios nos llaman.

 

Oooh, donde cada estación

es punto de reunión

 

y de pausada lectura

de la Sagrada Escritura

 

para calmar el dolor

de esta Noche de Pasión.

 

¡El camino de la Cruz

escalando a la virtud!:

 

Jesús, condenado a muerte.

Jesús, a la cruz se inserte

 

Jesús cae primera vez.

Jesús a su Madre ve.

 

Cirineo ayuda a Jesús.

Verónica limpia a Jesús.

 

Jesús cae segunda vez.

Consuela a Jerusalén.

 

Jesús cae tercera vez.

Sin ropajes ya se ve.

 

Jesús, clavado en la cruz.

Jesús, ha muerto en la cruz.

 

Descendido a la Piedad.

En el sepulcro ya está.

 

Vía Crucis, Juventud,

en el arriacense Martes

Santo, cuyos estandartes

son fe, antorchas y la cruz

 

de madera, que compartes

para compartir la luz.

Jóvenes en multitud,

nuevos de la fe baluartes.

 

¡Oooh, antorchas iluminadas,

la sombra en Guadalajara

 

eleva las llamaradas

de noches que a Dios nos llaman!

 

12-4-16

 

 

Juan Pablo Mañueco. 

Información sobre el autor: 

Bibliografía: 

http://blogs.periodistadigital.com/juan-pablo-manueco/2018/01/13/bibliografia-y-biografia-de-juan-pablo-manueco-2/

 

En vídeo: 

https://www.youtube.com/watch?v=HdKSZzegNN0

Por la Comunidad de la Madre de Dios

(Monasterio de Buenafuente)

 

Muy queridos hermanos, ¡hemos terminado la tercera semana de Cuaresma!  Siempre la Palabra de Dios es guía, bordón en el camino. En nuestro “maratón cuaresmal” los evangelios dominicales son “como un sello en el corazón, como tatuaje en el brazo” (Ct 8,6). El Domingo Tercero de Cuaresma, la Iglesia nos propuso la perícopa de los vendedores del Templo, del evangelista san Juan. Como tanto nos dice nuestro profesor de Sagrada Escritura, D. Rafael Pascual,  no podemos leerla en sentido literal, porque entonces sería una sencilla anécdota de la vida de Jesús. En este párrafo el propio evangelista nos da una pista importante: “Pero Él hablaba del Templo de su Cuerpo” (Jn 22,21). Por tanto será acertado pensar que también habla de nuestro cuerpo: “¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo? (1ª Co 6,19), dice san Pablo. Entonces, a lo mejor en nuestro corazón, templo del Espíritu Santo, hacemos negocios o, al menos lo intentamos, que no están en sintonía con la vida de Jesús. San Agustín lo explica muy bien: “Seremos en aquel templo como los compradores y vendedores, es decir, como los que buscan sus propios intereses”. Y “El Amor no busca su interés” (1ª Co 13, 5). Frente a nuestra pobreza y miseria, está la Misericordia de Dios: “Si alguien destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios, que sois vosotros, es sagrado” (1ª Co 3, 17). 

En la oración con la Palabra de Dios, en la Lectio Divina, nos ayudan mucho los textos de la propia Sagrada Escritura con música, y también los de las poesías de los grandes místicos; desde aquí agradecemos su arte a esos compositores, en particular a nuestro gran amigo Ignacio Yepes. Y los animamos a que sigan componiendo. 

La pequeña oración que hemos hecho con el Evangelio del domingo pasado, nos hace volver la mirada al inicio de la Cuaresma, cuando escuchábamos al sacerdote, mientras nos signaba con la ceniza: “Convertíos y creed en el Evangelio” (Mc 1, 15b). Sí, convertirse “Significa mirar, no aquello que no hemos logrado ser, sino a lo que con la gracia divina podemos llegar a ser” (K. Ware). Volver a nuestro ser originario, a como lo ha pensado Dios para cada uno de nosotros, a ser imagen y semejanza suya, a vivir ya las Primicias de la Vida Eterna.

¡¡FELIZ PASCUA!!

Unidos en la oración y en la misión,

 vuestras hermanas de Buenafuente del  Sistal 

Por José Ramón Díaz-Torremocha

(Conferencias de San Vicente de Paúl en Guadalajara)

 

 

Aquélla frase dirigida al amigo de años, al compañero, a aquel al que llamaba discípulo, el que parecía que le quería, era el “fiat” del Cordero al que iba a consumar la mayor traición de todos los tiempos: la traición al Hijo de Dios. Traición que, sin embargo, a través del sacrificio infinito de Cristo, iba a abrir la puerta a la redención del género humano. También a la horrorosa pasión, al sobrehumano dolor, del gran Inocente. De Aquel que iba a entregarse por nuestras faltas. Por nuestros pecados. Por todos y los de cada uno individualmente. Por los tuyos y los míos. Así sucedió. Así fue. 

Me he preguntado con frecuencia, si la frase del Hijo del Hombre que da título a esta pequeña reflexión, fue solo dirigida a quien, en aquel momento, iniciaba una traición o también lo era para todos nosotros en los que desgraciadamente, iba a consolidarse esa traición y a mantenerse. Traición, de los que decimos querer ser sus seguidores. Los seguidores del Maestro. 

Profundicemos en mi pregunta y aceptemos que, efectivamente, va dirigida también a cada uno de nosotros como he indicado. ¿No nos dice el Buen Dios continuamente también a cada uno: ve y haz pronto lo que debes? Para ello nos dejó los Consejos Evangélicos. 

Cuando se nos va fisicamente, cuando parecía que nos abandonaba, cuando hasta los Apóstoles así lo creyeron, nos dejó indicado a lo largo de toda su vida pública como y conque valores debíamos vivir.  Antes incluso de consumarse aquella traición que le llevó a la Pasión, ¿no querría Cristo dejarnos un interrogante para la vida también de todos los que nos llamamos cristianos y que con tanta frecuencia le seguimos traicionando hoy? Es decir: aquellas palabras del Inocente que propiciaron la llegada de los esbirros, de los verdugos ¿no son también aplicables a cada uno de nosotros? ¿No somos también nosotros traidores? ¿No continuamos vendiéndole por unas cuantas monedas todos y cada uno de los días? 

¡Claro que le abandonamos! Lo hacemos cuando omitimos la alabanza que le debemos, cuando abandonamos el rato de oración, de cercanía espiritual para con Él, cuando no atendemos debidamente a aquellos que sufren y en los que quiso quedar reflejado para cada uno de nosotros. Cuando no le escuchamos. Cuando abandonamos la fraternidad en nuestra Conferencia. Cuando nuestra dedicación a la Conferencia, es de solo un rato, en lugar de informar cada minuto de nuestra vida. 

A veces, no somos conscientes de que Él, nos acompaña en cada uno de los minutos de nuestra existencia esperando nuestra cálida y comprometida respuesta a tanta entrega y tanta misericordia. 

Pidamos a María en esta nueva celebración de la Pasión de su Hijo, del Hijo de Dios, que nos ayude a ser conscientes de esa compañía diaria y que Ella, nos empuje a ser mejores y más entregados cada día a los que sufren. 

“Lo que tienes que hacer, hazlo pronto”. Los que sufren, siguen sufriendo tantas veces por falta de compañía y aún de comprensión de su dolor, los solos, siguen sin nadie que charle con ellos, los ancianos, tantas veces, están abandonados y casi “aparcados” en Residencias, muchos presos, siguen sin alguien que se preocupe por ellos. Multitud de enfermos están solos y hay miembros de las propias Conferencias de San Vicente enfermos y sin compañía. Abandonados de sus consocios. Las parejas rotas con dolor para los hijos, el odio que tantas veces separa a los padres. Los parados de larga duración. Todos ellos necesitan de quienes quieran compartir un poco de tanto dolor. 

¿Te sientes concernido? “Lo que tienes que hacer, hazlo pronto”

 

Feliz Pascua de Resurrección.

 

José Ramón Díaz-Torremocha

de las Conferencias de San Vicente de Paúl en Guadalajara

 

Mª Lourdes López García

(Cáritas diocesana Sigüenza-Guadalajara)

 

La Cuaresma es tiempo de preparación para la Pascua, tiempo especialmente favorable para cambiar y crecer. El Papa Francisco en su mensaje de Cuaresma de este año nos decía: “Cuánto querría que también en nuestras relaciones cotidianas, ante cada hermano que nos pide ayuda, pensáramos que se trata de una llamada de la divina Providencia”.

Ayudar, caminar hacia el otro, hacia el hermano, caminar hacia los pobres, esa es nuestra apuesta. Tanto tiempo leyendo el evangelio y aún nos cuesta entender que Cristo está en los hermanos y en los pobres, y que los hermanos y los pobres están en Cristo y cuando caminamos hacia el hermano y el pobre es una pascua.

Ir hacia el otro exige desarraigo, apertura, vaciamiento y vivir para el otro muriendo para sí. El camino de cuaresma para los voluntarios de Cáritas conlleva desinstalación, búsqueda, sorpresa, crecimiento, confianza y esperanza en cada uno de los hermanos que nos encontramos.

En este tiempo se nos invita a salir de nuestra casa, de nuestros recintos e instalaciones, de nuestros prejuicios e ideologías, de nuestros intereses, gustos y comodidades y caminar “hacia el otro”; esto significa empezar a conocerle, no solo su nombre y sus necesidades, sino toda su verdad, aunque esto no es nada fácil, pues a veces nos dejamos llevar fácilmente por los prejuicios y la superficialidad y no le reconocemos desde la comprensión, el cariño y la verdad. Caminar hacia el otro es aceptarle y valorarle tal cual es, sabiendo que es distinto y alegrándonos de que así sea, esto es la acogida incondicional a la que estamos llamados.

Es también aceptarle en la diferencia, sobre todo cuando nos desestabiliza y no entendemos ni comprendemos su forma de ser y de actuar. Es más fácil para nosotros dejarnos llevar por la crítica, el desacuerdo o el “no tiene solución”.

Sin embargo el otro tiene muchas cosas que decirnos, enseñarnos y pedirnos, está en nosotros querer escucharle, hacernos vulnerables y dejarnos interpelar por él.

Nos encontramos con el “otro” cuando sentimos, sufrimos, padecemos y gozamos con él, cuando hacemos nuestras las cosas del otro, como si fueran nuestra “propia carne”, eso es empatía.

Nos encontramos con el otro, con los otros cuando sabemos compartir con ellos nuestros bienes y nuestros talentos, lo que tenemos y lo que somos; cuando unimos nuestros sueños y capacidades, cuando trabajamos juntos en un mismo proyecto y luchamos por unos mismos ideales.

Cuando nos amamos con amistad limpia, en donación desinteresada, en camino de amistad y de unión hasta la verdadera Comunidad.

Nos encontraremos de verdad con el otro, con el pobre, cuando empecemos a ser pobres, a vivir con los pobres y a luchar y esperar con ellos. Ese será el autentico camino de cuaresma, no es un camino de rosas, necesitaremos mucha decisión y mucho corazón y sobre todo necesitaremos a Alguien, al Otro, que nos acompañe y nos de su mano, sin su ayuda maravillosa será imposible, pero merecerá la pena, cuando lleguemos a la meta, pues de esta manera viviremos la verdadera Pascua.

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