Por Ana I. Gil Valdeolivas

(Delegación de Apostolado Seglar)

 

 

Estamos en el ecuador de la cuaresma, estamos preparándonos para el gran día de la Pascua. Buscamos momentos para retirarnos e interiorizar, reflexionar, parar…

Algunos lo buscamos a través de ejercicios Espirituales, como el pasado fin de semana en Buenafuente, donde poder ir encontrando y descubriendo junto al Señor el sentido de la Vida y la búsqueda de la verdad, donde se nos invitaba a volver a la llamada, que el Señor nos hace día a día, a situarnos ante esa llamada, e ir descubriendo la vocación, ir viendo donde Dios nos quiere, y Dios nos quiere en el mundo nos envía al mundo.

Jesús llama e invita a recibir su misión. Somos llamados y enviados a anunciar y celebrar mostrando el amor de Dios a todos, y especialmente a los más pobres, desde la caridad.

Todo ello pasando por dificultades pero sabiendo, y creyendo de verdad que Jesús camina junto a nosotros, porque él VIVE, sin olvidar que Jesús murió, pero RESUCITO.

Reflexionando, un poco todo esto, me acordaba de las últimas jornadas nacionales de apostolado seglar, donde hacíamos un balance sobre el camino del laicado en estos 50 años del poscocilio.

Veíamos que han sido, tiempos por lo general difíciles, han sido momentos de crisis y renovación. Momentos de la superación del clericalismo a la “teología del laicado”. Momentos de ver la dignidad y responsabilidad de los laicos, sabiendo que todos somos llamados a la vocación universal a la santidad. También hemos pasado por el impacto de las corrientes secularizantes sobre la conciencia y la vida de los fieles laicos. Ha sido un momento de la irrupción de movimientos eclesiales y nuevas comunidades, viendo prioridades y ámbitos misioneros que interpelan a los fieles laicos en una Iglesia “en salida” (familia, educación, trabajo, cultura, política), y se veía que estamos en una diáspora, en un anonimato e insignificancia de los laicos católicos en la vida pública. También se nos decía que este es el gran tiempo de la misericordia. La opción preferencial por los pobres.

Ante todo esto, se nos invita a centrar nuestra mirada en el mundo, ver, juzgar, ¿qué es?, ¿Qué problemas tiene?... y actuar en consecuencia, y este actuar para todos nosotros, pasa por estar unido a Cristo, mediante la oración, la palabra, conocimiento del magisterio de la Iglesia.

Se nos invitaba a saber que nuestra familia es nuestro primer mundo, pasando por el trabajo y nuestras distintas realidades.

Con todo ello se nos invitaba ¡A TRABAJAR!, buscando mi santidad y la del hermano, estando preparados para:

  • Establecer dialogo con otros creyentes o no creyentes.
  • Dar testimonio de vida contra cualquiera de las formas del materialismo
  • Conocer el verdadero sentido y valor de los bienes materiales.
  • Aplicar rectamente los principios y conclusiones de la doctrina social
  • Llevar a la práctica obras de caridad y misericordia.

Y termino, como empezábamos los ejercicios: ¿Cómo me encuentro hoy yo en este momento?¿Qué razones me animan a vivir?, ¿son razones que me ponen en camino?¿qué quiere el Señor de mi?

Por Odete Almeida
(Delegación Pastoral del Sordo)
 
 
 
 
Nos encontramos en el Jubileo Extraordinario de la Misericordia, que celebramos en toda Iglesia. Este Jubileo es para todos. El Papa Francisco tiene mucho interés en que nadie se sienta excluido de esta celebración tan importante. Nadie está excluido, todos tenemos un lugar.
 
¿Hay un lugar para las personas con discapacidad auditiva para vivir este año? Sí. Hay iglesias preparadas para celebrar el Jubileo.
 
A nivel nacional, ya que se ha decidido que cada diócesis se organice. Este año la comunidad sorda de España vamos a celebrar un gran acontecimiento: Juan José Santos, sordo, va ser ordenado sacerdote el próximo mes de julio, en Huelva. Así que a nivel nacional estamos haciendo el esfuerzo de estar todos representados en esta celebración. Juan José Santos es una bendición para la Iglesia y para toda comunidad Sorda.
 
También quien quiera, puede celebrar el Jubileo en Roma, ya que Roma esta preparando para acoger personas sordas . En la Basílica de San Pedro y en otras Iglesias, se han preparado confesionarios sin barreras arquitectónicas y otras atenciones para permitir a los sordos la confesión de una manera más sencilla. Además, se ha creado un libro táctil para facilitar la comunicación.
 
También en cada diócesis de España intentaremos que todos podamos celebrar este Año Jubilar de la Misericordia de la mejor manera posible.
Ahora empezamos el tiempo de Cuaresma, que este año está centrado en acercarnos al rostro de Jesús, que es pura Misericordia.

Por Santiago Moranchel

(Delegación de Enseñanza)

 

Llevamos ya bastantes meses asistiendo a un continuo chorreo de noticias, por lo tantos de hechos, que vulneran de manera clara la vivencia y expresión de la fe católica en nuestro país. ¿Es algo espontaneo? ¿Algo que se está poniendo de moda? ¿Es preciso arremeter, atacar, infravalorar la fe católica para estar a la altura del progreso actual? Como muestra valgan los siguientes botones (pongo solo los títulos de los artículos, a través de Internet se pude acceder fácilmente a su contenido):

 

  • Un ciudadano retira las formas profanadas en Pamplona.
  • El presidente de Castilla la Mancha pacta con Podemos a costa de reducir educación concertada y atención religiosa.
  • La portavoz del Ayuntamiento de Madrid acude al juicio por su participación en el asalto a la Capilla de la Universidad Complutense
  • Unos titiriteros simulan la violación de una monja durante los actos programados en la celebración del pasado carnaval.
  • Una poetisa catalana recita un padre nuestro blasfemo durante los Premios Ciudad de Barcelona, en presencia de la alcaldesa.

 

Todas estas noticias, y las que el lector quiera añadir, no creo que correspondan a una simple espontaneidad de sus autores, sin más, sino que hay toda una actitud por excluir la presencia de lo religioso y católico de lo público y un esfuerzo continuo por intentar relegar la vivencia de la fe a las sacristías, desprestigiar y generalizar los errores dela Iglesia (que como todos los grupos humanos los tiene)...

No es camino sano para una sociedad o un país alimentar el odio, el resentimiento, la culpa, el rechazo.   Da la impresión que hay determinadas personas, grupos o colectivos que parecen consolarse tratando de acabar con todo vestigio religioso en la estructuración de la sociedad. Tal vez con todo eso eliminen "lo religioso" pero "no acabaran con la superstición a la que tan proclives somos los seres humano, y que solo en una fe autentica encuentra modo de convertirse" (Cristianismo y justicia, nº 177).  

 

Dado que este es un escrito desde la Delegación Diocesana de Enseñanza, lo que más nos preocupa, sin descuidar lo demás, es la continua desacreditación de la Clase de Religión (incluidos profesores, alumnos, situación dela asignatura...) porque estamos convencidos que la asignatura tiene carta de ciudadanía por sí misma dentro del ámbito escolar como servicio a la sociedad, expresión delso derechos delos padres, manifestación de la libertad religiosa... 

 

Terminamos esta colaboración con algunas acertadas afirmaciones del Cardenal Cañizares en un Conferencia dirigida a los Profesores de   Religión en los Colegios Estatales:

  • La enseñanza religiosa, en efecto, es un aspecto fundamental en la formación integral de la persona y un elemento imprescindible en el ejercicio del derecho de libertad religiosa, tan básico como que es la garantía de todas las demás libertades.
  • Los padres son quienes tienen el derecho a educar a sus hijos conforme a sus propias convicciones y creencias, como reconoce el mandato constitucional. La enseñanza de la religión en la escuela no es una concesión graciosa que hace la Administración pública a unos determinados ciudadanos; tampoco es un privilegio de la Iglesia católica en el marco escolar.
  • No caigamos en la trampa de considerar que el tema de la enseñanza religiosa escolar es un asunto privado o de la Iglesia. Es una cuestión en la que está en juego la persona y la sociedad.
  • Por eso el mejor servicio que podéis prestar es mostrar a Dios, en el que el hombre encuentra su sentido, su origen, su meta, su fundamento y su descanso, su logro y su salvación.

Por Agustín Bugeda

(Vicario general)

 

Queridos amigos: la Cuaresma, Semana Santa y Pascua son tiempos bien propicios para que conozcamos un poco más, acojamos generosamente y practiquemos decididamente la Misericordia.

La Cuaresma y Pascua de este año jubilar las hemos de vivir con una mayor intensidad, como un momento fuerte para experimentar y vivir la misericordia, tal como nos indicaba el Papa en la Bula de convocatoria de este Jubileo.

Hemos de CONOCER un poco más la Misericordia divina. Conocer implica experimentar, adentrarse en el Misterio, formarse en lo esencial de nuestra fe, escuchar más detenidamente la Palabra de Dios. Que todos tengamos en estos días un tiempo generoso solo para Él, para el silencio y la escucha de su Palabra. Los diversos actos e iniciativas que se organizan en nuestra parroquia, en nuestro arciprestazgo… serán una buena oportunidad para estar más atentos a la Palabra de Dios. La práctica de los Ejercicios Espirituales, de un amplio tiempo de Retiro no debería faltar nunca en nuestros ritmos de vida.

Hemos de CELEBRAR la Misericordia del Padre, y nada mejor que a través del Sacramento de la Reconciliación. Este sacramento es uno de los mayores dones que nos ha regalado el Señor, pues cada vez que lo celebremos nos rejuvenecemos, volvemos a nacer, quedamos sanos en lo más profundo. Aprovechemos tantas ocasiones como tengamos para celebrarlo en estos días. Los templos jubilares y otros lugares han ampliado en este año el tiempo de permanencia del sacerdote en el confesionario, hay una mayor disponibilidad por parte de los ministros ordenados tal como nos pide el Papa, que todos la aprovechemos.

También hemos de PRACTICAR la Misericordia del Señor. Debemos ser “Misericordiosos como el Padre”. Nos dice muy bien el Papa en el mensaje para la Cuaresma de este año: “La Cuaresma de este Año Jubilar es para todos un tiempo favorable para salir por fin de nuestra alienación existencial gracias a la escucha de la Palabra y a la práctica de las obras de misericordia. Mediante las corporales tocamos la carne de Cristo en los hermanos y hermanas que necesitan ser nutridos, vestidos, alojados, visitados, mientras que las espirituales tocan más directamente nuestra condición de pecadores: aconsejar, enseñar, perdonar, amonestar, rezar. Por tanto, nunca hay que separar las obras corporales de las espirituales. Precisamente tocando en el mísero la carne de Jesús crucificado el pecador podrá recibir como don la conciencia de que él mismo es un pobre mendigo. A través de este camino también los «soberbios», los «poderosos» y los «ricos», de los que habla el Magnificat, tienen la posibilidad de darse cuenta de que son inmerecidamente amados por Cristo crucificado, muerto y resucitado por ellos. Sólo en este Amor está la respuesta a la sed de felicidad y de amor infinitos que el hombre —engañándose— cree poder colmar con los ídolos del saber, del poder y del poseer”. No se puede decir mejor.

Queridos amigos, en medio de nuestro mundo tan convulso y complicado por tantos factores, que la contemplación de Cristo en la Cruz, la vivencia del Misterio Pascual en profundidad, nos conceda vivir en paz, trabajar por la paz y reconciliación, ser hombres y mujeres de misericordia.

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