Por Alfonso Olmos Embid

(Director de la Oficina de Información)

 

 

 

 

Cada 7 de julio se celebra la fiesta de San Fermín, un joven que entregó su vida a Cristo con amor y valentía. Aunque hoy es conocido en todo el mundo por las animadas fiestas de Pamplona, en el corazón de esta tradición late una historia de fe profunda.

San Fermín nació en Pamplona en el siglo III y fue uno de los primeros cristianos de la región. Bautizado por San Honesto y formado en la fe, se convirtió en obispo y predicó el Evangelio con pasión, especialmente en la ciudad de Amiens (Francia). En tiempos difíciles, cuando ser cristiano significaba arriesgar la vida, Fermín no dudó: siguió anunciando a Cristo hasta el final. Por no renegar de su fe, fue encarcelado, torturado y finalmente decapitado. Su martirio, hacia el año 303, fue una muestra de su amor total a Dios.

Hoy, en las fiestas de San Fermín, muchas personas llevan un pañuelo rojo atado al cuello. No es solo una costumbre festiva: ese color rojo recuerda la sangre que San Fermín derramó por Cristo, el signo de su martirio. También se utiliza vestimenta blanca, símbolo de la pureza de su corazón, de su entrega limpia, alegre y sincera al Evangelio.

Para los creyentes, San Fermín no es solo una figura del pasado: es un modelo actual de fidelidad, de coraje y de alegría cristiana. Nos enseña a vivir la fe sin miedo, con un corazón limpio y una voz valiente.

Que en medio de la fiesta y la alegría, no olvidemos el motivo verdadero de nuestro gozo: celebramos a un santo que vivió y murió por amor a Dios. Nuestro calendario festivo está plagado de celebraciones diversas en honor a los mártires. No olvidemos su testimonio.

¡San Fermín, mártir de Cristo, ruega por nosotros!

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

Un nuevo argumento para visitar la catedral seguntina, a tenor de sus rosetones, según este trabajo de Julián García Sánchez, canónigo fabriquero catedralicio

 

 

 

La catedral de Sigüenza tiene tres grandes rosetones. Dos (datados en el siglo XIII) en los brazos del crucero o transeptos norte y sur y uno (del siglo XIV) sobre la puerta principal o de los perdones, que se abre en la fachada oeste. Rosetón se denomina a una ventana en forma de rosa y es propio de la arquitectura románica y gótica.  En realidad, hay otros dos en la sacristía mayor o de las Cabezas, y uno más en la sala capitular del claustro. También la capilla catedralicia y parroquial de San Pedro tienen una ventana circular. No los contemplamos en este artículo, que se centra en los tres primeros citados, los tres rosetones principales.

De la mano de María del Carmen Muñoz Párraga, historiadora del arte, autora del libro de 1987 “La Catedral de Sigüenza (Las fábricas románica y gótica)”, que estudia la construcción de la Catedral en los periodos románico y gótico, atisbamos estos tres rosetones.

 

Rosetón sur del crucero

En la descripción de las obras realizadas de 1221 a 1229, Párraga describe la construcción de los dos rosetones del crucero: «Dos tipos de rosetones bien diferenciados entre sí, presentando el rosetón del sur signos evidentes de ser el más antiguo o, al menos, el que ofrece formas más arcaizantes. Partiendo de un círculo central, con labor de puntas de diamante, se hace un segundo círculo concéntrico compuesto por doce columnitas radiales sobre las que apoyan otros tantos arcos de forma trebolada.

El siguiente, ya aumenta el número de columnas a veinticuatro con el mismo tiempo de arcos y, por último, el más exterior está compuesto por veinticuatro círculos alternados de mayo ro menor diámetro. Después una serie de baquetones enmarcados nuevamente por puntas de diamante. Los cortos fustes de las columnas se apoyan sobre basas y se coronan con capiteles de ornamentación vegetal, fundamentalmente de hojas de parra. Como podemos ver, el número que domina en este rosetón es el veinticuatro…».

Este uso en los rosetones del doce, número de la perfección y del universo, y unido a su múltiplo, el veinticuatro, se reserva para los rosetones del lado sur, y se deja para el norte un diseño más sencillo.

 

 

Rosetón norte del crucero

Luego describe: «El del brazo norte de la catedral de Sigüenza tiene doce columnillas, cuyas basas se apoyan sobre el óculo central y sus capiteles directamente, sin intermediación de arcos, en los baquetones. De este intradós nacen arcos apuntados que cobijan otros trilobulados, cuyo vértice apunta al centro del rosetón, resultando una organización poco frecuente dentro de la arquitectura española contemporánea».

«La estructura arquitectónica de este rosetón conserva el simbolismo numérico y geométrico de los modelos franceses organizados sobre el número doce y sus múltiplos y divisores».

 

 

Rosetón de la fachada occidental

María del Carmen Muñoz Párraga, en la descripción de las obras de construcción realizadas de 1300 a 1326, nos habla del rosetón de la fachada occidental, la fachada principal de la catedral: «Bajo el arco se abre un gran rosetón de estructura similar al del brazo norte del transepto: un óculo central en torno al cual se disponen, en sentido radial, doce columnillas con basas áticas, cuyo toro inferior es más grande y más aplastado, y capiteles vegetales de hojas de acanto muy estilizadas que se enroscan en las esquinas produciendo volutas, a excepción de tres que se componen de una hoja frontal y otras en las esquinas, muy planas, sin ningún tipo de talla, con volutas en los ángulos».

Y prosigue: «Todo ellos se rematan con ábacos rectos, salvo uno que lo tiene adornado por dados con incisiones en los extremos. Como se puede observar los capitales vegetales son una reproducción, más o menos exacta, de los que hay en las ventanas de las calles laterales de esta fachada occidental».

Concluye: «Contorneando el rosetón se hacen unos lóbulos seguidos por una serie de baquetoncillos concéntricos con labor de puntas de diamante en la parte más interna y en el trasdós».

 

Reconstrucción tras la Guerra Civil

Párraga nos indica también cómo, en la reconstrucción tras la guerra civil española de 1936 a 1939, intervinieron en «los dos rosetones de los brazos norte y sur del transepto, pues debido a los obuses y a las piedras que desde arriba habían caído sobre ellos, se hallaban en muy mal estado de conservación».

Al presentar las obras nos indica que cuando faltaban los materiales originales, el arquitecto Leopoldo Torres Balbás, optó por poner piedras lisas, forzado por la falta de buenos canteros y recordando que esto lo hacían con frecuencia los canteros medievales, para tallarlos después “in situ”.

Apuntes de Pérez Villamil

Ya Manuel Pérez Villamil, en su magna obra sobre la catedral de 1899, había dejado algunas informaciones sobre los rosetones de la Catedral. A la hora de datarlos dice: «…los rosetones del norte y mediodía (o sur) manifiestan el estado de la arquitectura al terminar el siglo XIII, cuando rompiendo con las severidades del estilo primario, nacido del románico, buscaba las gallardías y elegancias del florido, que había de prevalecer un siglo más tarde». A la hora de definir algunos elementos arquitectónicos dice: «Angrelado -arquitos insertos en el interior de otros arcos mayores-, como puede verse en los vanos del rosetón que corona el muro norte del crucero. Son muy comunes en la arquitectura ojival desde el siglo XIV».

Y así describe así el rosetón sur: «Osténtase lleno de gracia y gentileza el magnífico rosetón del siglo XIII, del cual dijimos anteriormente que es uno de los ejemplares más originales y más bellos que en su clase existen en España, Está formado por un óculo central, labrado interiormente con menudos dentellones y en cuya circunferencia exterior descansan doce columnitas con sus respectivas basas y capiteles. Una serie de otros tantos arcos de medio punto, y no ojivales, como los dibujó Street, apoyan sobre estos capiteles, formando rueda, y de la intersección de unos y otros arranca otra serie de veinticuatro pilastras iguales a las inferiores, en las que apoya otra arquería del mismo número de medios puntos. Una tercera vuelta de doce círculos mayores y otros doce menores alternados envuelven las dos órdenes de arcos referidos, ayudando al efecto decorativo, al mismo tiempo que a la resistencia de la construcción, unos nervios que, arrancando en ángulo de los arcos alternos, van a ceñirse a los círculos menores, en tanto que los mayores apoyan directamente sobre los arcos intermedios. Complétala decoración de la espléndida ventana una serie de molduras en círculos concéntricos, que empiezan y acaban en la repetida labor llamada dientes de perro».

Cuando habla de la simbología de los elementos arquitectónicos, Villamil escribe: «…las tres puertas de la fachada principal que conducen al mismo recinto, las tres naves que dividen, dentro de su unidad, el ámbito del templo, los tres rosetones colocados en los extremos de las naves, como los tres clavos que traspasaron las extremidades de Jesús, los tres vanos que forman las ventanas de la superior, y otras muchas repeticiones de este mismo número simbólico, nos representan el augusto misterio de la Trinidad Beatísima, del Padre que nos creó, del Hijo que nos redimió y del Espíritu Santo que nos santifica…».

Villamil explica también el significado del rosetón que se abre a la nave central a los pies de la catedral: «En el cuerpo central, sobre la Puerta de los Perdones, hay un rosetón que alumbra la nave mayor del templo: lo forman doce radios, símbolo de los doce Apóstoles, que convergen a un óculo central, donde el arte de la Edad media quiso representar al Divino Maestro, cuya luz fue el centro en que se sustentaron las inteligencias de sus discípulos» (p. 189).

 

Más significados simbólicos

Encontramos otras explicaciones sobre el significado simbólico de los rosetones: «La idea de circularidad que expresa el rosetón, está asociada a Dios, porque el círculo es la figura geométrica de la perfección, así pues, el círculo manifiesta la perfección divina. De igual manera, por la luz que deja penetrar a través de sus vidrieras, se asimila a Jesucristo, Luz del mundo, y su radialidad, partiendo de un centro del cual salen los radios que se extienden en todas direcciones, norte, sur, este y oeste, manifiesta la difusión por toda la tierra de su misión redentora. Asimismo, el rosetón alude también a la Virgen María, por ser la rosa (se la denomina en algunos pasajes bíblicos, Rosa de Jericó) uno de sus emblemas y hay que tener presente que muchas catedrales se acogen a una advocación mariana».

No es nuestro caso, pero hay rosetones que se abren en cuatro partes a partir del óculo central, y son interpretados como una Maiestas Domini (Majestad del Señor), en la que alrededor se disponían los símbolos de los evangelistas (tal y como ocurre en Spoletto), o en ocho, como en el rosetón de la capilla mayor de la catedral de Orense (cuatros en los extremos de una cruz griega, otros cuatro en sus ángulos.

Y esta sería la explicación: «El ocho es número sagrado, el número del equilibro cósmico. San Ambrosio de Milán dice que el ocho es el octavo día, el de la Resurrección de Jesús, un día que está fuera de la semana del ser humano, compuesta por siete días. En el ocho radica la plenitud de la Resurrección».

Por su parte, «San Gregorio de Nisa también decía que el siete es el número de la edad del mundo caduco mientras que el ocho representa el día de la eternidad inmutable, el inicio de esta»); o de dieciséis, como en la catedral de Albacete. Encontramos en la catedral de Valencia un rosetón del siglo XIV inscrito en la estrella de David («La estrella es símbolo del nacimiento y de la generación venidera. Representa a Cristo, hijo de la «Estrella de la mañana», «Rosa mística», «Rosa de David», María»).

 

 

Publicado en Nueva Alcarria el 4 de julio de 2025

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

Pasado mañana, domingo 29 de junio, es el Día del Papa, ocasión para recordar lo que es el Papa, su ministerio y otros apuntes singulares a lo largo de la historia

 

 

 

(1) La palabra “Papa”. Su origen es griego y significa padre, papá. En los primeros siglos del cristianismo, este término era utilizado de manera más amplia para desinar a obispos venerables, sobre todo en el Oriente. Pero pronto se reservó en exclusividad al Obispo de Roma, fijándose como norma canónica el uso de este nombre solo para él a partir del año 1073, con Gregorio VIII. Su significado alude a la paternidad espiritual del Obispo de Roma sobre toda la Iglesia universal.

(2) ¿Qué es el Papa? El Papa es el Obispo de Roma, la sede primada de la Iglesia católica, la sede que ocupó el apóstol San Pedro, puesto, designado por Jesucristo como cabeza del colegio apostólico. De su condición de Obispo de Roma, deriva la de pastor de la Iglesia universal, sobre la que tiene potestad ordinaria, plena e inmediata. Como afirmó el Concilio Vaticano I (1870), el primado papal no es solo de honor, sino también jurisdiccional. El Concilio Vaticano II (1962-1965) ahondó en estas ideas, insertándolas dentro de la colegialidad episcopal siempre en comunión con el Papa. Línea en la que profundiza y concreta también la sinodalidad.

Títulos anexos a Papa, y que nos sirven también para entender lo que su figura representa, son Su Santidad, Santo Padre, Sumo pontífice, Romano pontífice, Vicario de Cristo, Obispo de Roma, Sucesor de Pedro y Siervo de los siervos de Dios.

Es quien “preside las Iglesias en la caridad” (San Ignacio de Antioquía). Es “el dulce Cristo en la tierra” (Santa Catalina de Siena). Y en la Iglesia todos sus miembros han de estar con él y bajo él (“cum Petro et sub Petro”).

 (3) Fundamentación teológica y sus funciones. El ministerio del Papa tiene su raíz en el mandato expreso de Jesús a aquel pescador de Galilea, Simón hijo de Juan: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mateo 16, 18), con la entrega de las llaves (Mateo 16, 19) y la confirmación de este primado de amor, servicio y jurisdicción tras la resurrección de Señor (Juan 21, 15-22). En suma, en Pedro y en sus sucesores se ha de cumplir aquella frase de Jesús: “Pedro, yo te he confirmado en la fe; ahora, tú, confirma en la fe a tus hermanos” (Lucas 22, 32).

         A partir de estos fundamentos bíblicos, el Papa es el guardián de la fe, el garante de la unidad, el promotor de la caridad, el servidor primero y principal de la misión evangelizadora de la Iglesia, el promotor de la santidad y el maestro de la liturgia. Y ha de ejercer su misión, siempre al servicio y en la escucha de la Palabra de Dios, como signo de comunión, continuidad y renovación, como faro de unidad, verdad y esperanza.

(4) El Papa según el Código de Derecho Canónico. El vigente Código de Derecho Canónico (1983) dedica todo el Título I del Libro II (cánones 330-335) al Romano Pontífice y al Colegio de los Obispos. Y, en concreto, el canon 331, define, de este modo, la figura del Papa: “El Obispo de la Iglesia Romana, en quien permanece la función que el Señor encomendó singularmente a Pedro, primero entre los Apóstoles, y que había de transmitirse a sus sucesores, es cabeza del Colegio de los Obispos, Vicario de Cristo y Pastor de la Iglesia universal en la tierra; el cual, por tanto, tiene, en virtud de su función, potestad ordinaria, que es suprema, plena, inmediata y universal en la Iglesia, y que puede siempre ejercer libremente”.

Se trata de una plena potestad triple: legislativa, ejecutiva y judicial, que, en algunas funciones puede ser delegada, pero siempre remite la última palabra al Romano Pontífice, contra quien no existe apelación posible.

 

 

(5) Cambio de nombre. La tradición del cambio de nombre del elegido Papa por otro mediante el cual será conocido durante su ministerio apostólico petrino halla su raíz en el cambio de nombre del apóstol Simón de Betsaida, a quien Jesucristo, al confiarle el primado, cambió también el nombre: Pedro. Esta es una tradición muy arraigada y frecuente en la Sagrada Escritura, según la cual aquellas personas a las que Dios confía una misión especial y extraordinaria, se les cambia el nombre.

Estos son los doce nombres que más veces han tenido los Papas: 1.- Juan: 23; 2.- Benedicto: 16;3.- Gregorio: 16; 4.- Clemente: 14; 5.- León: 14; 6.- Inocencio: 12; 7.- Pío: 12; 8.- Esteban: 10; 9.- Bonifacio: 9; 10.- Urbano: 8; 11.-Alejandro: 7; 12.- Pablo: 6

(6) Los papas más longevos de la historia. 1.-Agatón (678-681): 104 años; 2.- León XIII (1878-1903): 92 años; 3.- Juan XXII (1316-1334): 90 años; 4.- Gregorio XII (1406-1415): 90 años; 5.- Francisco (2013): 88 años; 6.- Clemente XII (1730-1740): 87 años; 7.- Benedicto XVI (2005-2013): 85 años y diez meses y medio; 12.- Juan Pablo II (1978-2005): 84 años y diez meses y medio.

(7) Pontificados más largos. 1.- San Pedro; 2.- Pío IX (1846-1878): 31 años y 7 meses y medio; 3.- Juan Pablo II (Desde el 16 de octubre de 1978 al 2 de abril de 2005): 26 años y 5 meses y medio; 4.-  León XIII (1878-1903): 25 años y 5 meses;5.-  Pío VI (1775-1799): 24 años y 6 meses.

(8) Pontificados más cortos. 1.- Urbano VIII (+1590): 12 días; 2.- Celestino IV (+1241): 13 días; 3.- Bonifacio VI (+ 896): 15 días; 4.- León XI (+ 1605): 17 días. Entre estos pontificados exprés, se halla el de Juan Pablo I (Albino Luciani) del 26 de agosto de 1978 al 28 de septiembre de 1978: 33 días

(9) Países de procedencia de los papas. 1.- Italia: 211 (de ellos, 103 de Roma); 2.- Francia: 15; 3.- Grecia: 14; Alemania: 6; 5.- Siria: 6; 6.- España: 2 (Calixto IV y Alejandro VI); 7.- Dalmacia: 2. El resto procedían de Holanda, Inglaterra, Israel, Polonia, Portugal, Tracia, Argentina y Estados Unidos.

(10) Tan solo dos papas españoles.   Según el Anuario Pontificio, de los 266 Sucesores de San Pedro, dos son de origen español: Calixto III (1455-1458) y Alejandro VI (1492-1503). Los dos eran de la familia Borja (Borgia) y naturales de Játiva (Valencia). Se ha considerado también de origen español —madrileño concretamente— al Papa San Dámaso I (366-384). Aunque su familia podía proceder de España, el Anuario Pontificio consigna su origen romano. El llamado Papa Luna —Benedicto XIII— es considerado oficialmente como antipapa. Se trata del cardenal aragonés Pedro Martínez de Luna (Illueca, 1328/Peñíscola, 1423). El periodo en que asumió el papado fue entre 1394 y 1417, en pleno Cisma de Occidente.

Y otro Papa muy relacionado con España fue el holandés Adriano de Utrech, que fue regente de Castilla, inquisidor general de Castilla y de Aragón y obispo de Tortosa, sede desde la que fue elegido Papa, con el nombre de Adriano VI, en 1522. Gobernó la Iglesia universal tan solo un año. Adriano VI fue el último Papa no italiano hasta 1978, con la elección de Juan Pablo II. Por otro lado, desde entonces los obispos de Tortosa tienen el privilegio de usar solideo color rojo púrpura, color cardenal, como el que usó su obispo entre 1516 y 1522, el cardenal Adriano de Utrech.

(11) ¿En qué votación salieron elegidos los Papas desde 1846? Desde 1846, estas votaciones en las que fueron elegidos los papas hasta 1922: Pio IX, en la cuarta; León XIII, en la tercera; Pío X, en la séptima; Benedicto XV, en la décima; y Pío XI, en la séptima.

Pío XII, en 1939, en la tercera votación. En cuarta votación, Juan Pablo I, en 1978, Benedicto XVI en 2005 y León XIV en 2025. Francisco, en 2015, salió en quinta. Pablo VI, en 1963, en sexta. Juan Pablo II, en 1978, en octava; y en 1958, Juan XXIII, en undécima.

(12) Edades al ser elegidos Papas desde 1846.  Los tres mayores fueron Benedicto XVI, con 78 años; Juan XXIII, con 77 años; y Francisco, con 76 años. León XIV con 69 años. Tenían 68 años León XIII y Pío X. Benedicto XVI tenía 67 años y Pablo VI y Juan Pablo I, 65. Pío XI tenía 64; Juan Pablo II, 58; y Pío IX, 54 años.

(13) Papas religiosos en la historia de la Iglesia. De los 267 Papas (incluidos Pedro y León XIV), 26 –con Francisco y León XIV- han pertenecido a una Congregación religiosa: nueve benedictinos, tres canónigos regulares de San Agustín, tres cistercienses, cuatro dominicos, cuatro franciscanos, uno de ellos conventual), un camaldulense, un jesuita y un agustino. El anterior papa religioso a Francisco y a León XIV fue Gregorio XVI, camaldulense (1831-1846)

(14) Papas que renunciaron: En total, 23, comenzando por Ponciano (230-235). Con todo, el precedente más similar, a mucha distancia y no solo temporal, a la renuncia de Benedicto XVI en 2013 es la de Celestino V en 1294

(15) Los Papas santos y beatos. De los 266 Papas fallecidos hasta la fecha, 81 han sido reconocidos Santos oficialmente. Son Santos los 35 primeros Pontífices, desde San Pedro a San Julio I (337-352). Después hay otro grupo de 13 Papas Santos entre San Dámaso I (366-384) y San Gelasio I (492-496). Los últimos seis Papas canonizados son: San Celestino V (1294, canonizado en 1313), San Pío V (1566-1572, canonizado en 1712), San Pío X (1903-1914, canonizado en 1954); desde el 27 de abril de 2014, San Juan XXIII (1958-1963) y San Juan Pablo II (1978-2005); y desde el 14 de octubre de 2018, San Pablo VI (1963-1978).

Con Juan Pablo I como beato, desde el 4 de septiembre de 2022, hay diez Papas beatos. El anterior en el tiempo es Pío IX (1846-1878), beatificado el 3 de septiembre de 2000. Los otros ocho Papas beatos son: en el siglo XI, XIII y XIV, dos, respectivamente; y uno, en los siglos, XII y XVII (Inocencio XI).

 

 

Publicado en Nueva Alcarria el 27 de junio de 2025

Laura y María Lara Martínez

(Profesoras titulares de Universidad)

 

 

 

Ven Espíritu Divino, manda tu Luz desde el Cielo. Jubileo y Pre-asamblea de la Familia de Murialdo

Como Delegada de España de la Familia de Murialdo he participado en la Pre-asamblea y en el Jubileo de los nuevos movimientos eclesiales por Pentecostés, pudiendo ver al Papa León XIV en la Plaza de San Pedro en El Vaticano en la Vigilia del sábado 7 de junio y en la Santa Misa dominical del 8.

Peregrinantes in Spem. Peregrinos de la Esperanza. Es el lema del Jubileo de 2025 que instituyó el Papa Francisco. Con esa ilusión viajé a Roma, siendo consciente de que tenía una importante misión. Representar a las comunidades españolas de los Josefinos de Murialdo. En concreto, en España, en el Colegio Nuestra Señora de la Antigua en Orduña (Vizcaya), en las comunidades de Sigüenza y Azuqueca de Henares y en la parroquia de la Santa Cruz (Guadalajara), así como en Madrid en las iglesias de Nuestra Señora del Recuerdo, en San Raimundo de Peñafort y en Santa María del Pozo y Santa Marta.

He disfrutado trabajando en la Pre-asamblea de la FdM que celebramos en Roma en el Auditorio de las Hermanas Pasionistas, a fin de preparar el bicentenario del nacimiento de San Leonardo Murialdo en 2028 y canalizar los nuevos retos, junto al resto de representantes laicos del mundo, de las comunidades africanas, asiáticas, americanas y europeas, a los Josefinos y a las Murialdinas, la Familia de Murialdo al completo.

Fui consciente de que el domingo de Pentecostés el Papa León XIV, desde el papamóvil, me miró a los ojos, yo estaba con tribuna con silla del Estado de El Vaticano en primera fila. Una organización ejemplar la que tiene el dispositivo de seguridad del Papa, la policía italiana, los bomberos y la guardia suiza.

He ganado 2 indulgencias plenarias, atravesando las Puertas Santas de San Pablo Extramuros y Santa María la Mayor. Y visité la tumba del Papa Francisco y la imagen de la Virgen, bajo la advocación de Santa María, Salus Populi Romani.

En la Curia General de los Josefinos en Roma coincidí con D. Pedro Olea, sacerdote seguntino y Delegado del Superior General en España. Hablamos de que ambas advocaciones marianas nos recordaban nuestra diócesis, Sigüenza y Barbatona. Éramos los dos únicos españoles en la casa generalicia de los Josefinos de Murialdo. Allí convivimos con miembros de la Familia de Murialdo de Argentina, Brasil, México, Ecuador, Ghana, Guinea Bissau, Nigeria, India, Italia... Y un día en el almuerzo anunciaron que despedíamos a un Josefino que a la mañana siguiente se iba a su misión en Sierra Leona.

Jugar, aprender, rezar.
Ser extraordinarios en lo ordinario.
Hacer el bien y hacerlo bien.
Estamos en las manos de Dios, estamos en buenas manos.

Pensamientos de San Leonardo Murialdo, que María Lara Martínez, mis hijos Ángel y Pilar y yo hacemos nuestros cada día.

 

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