Manuel Lozano Garrido, beato 'Lolo'

 

 

Manuel Lozano Garrido, conocido como Lolo, nació en Linares (Jaén) el 9 de agosto de 1920 y murió el 3 de noviembre de 1971 en su ciudad natal. Fue escritor y periodista miembro de Acción Católica.

Lolo fue modelo abnegado de hombre entregado a Dios y de periodista cristiano. La página web de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara, se presenta renovada en el día de su fiesta. Este medio oficial de comunicación diocesano pretende ser instrumento de comunión para todos los diocesanos. Que el beato Manuel Lozano interceda ante Dios para que este y todos los medios de comunicación social, sirvan e informen a la sociedad siempre con respeto cristiano y objetividad.

Lolo estuvo enfermo con parálisis, lo que le obligó a vivir 32 años en silla de ruedas y en sus 9 últimos años de vida además quedó ciego. Nunca perdió la alegría y supo ser en el mundo, especialmente con su familia más cercana, que le cuidó con esmero, testimonio de la alegría del evangelio.

El cardenal Antonio María Javierre, en la presentación de su biografía, dijo sobre él:

"Conociendo la predilección que nutre el Papa con los jóvenes y enfermos, cabe imaginar el gozo con que Juan Pablo II habrá de dar su bienvenida a Lolo, al hacer su ingreso en la Congregación de los Santos(...). No es difícil suponer la alegría que le espera a Juan Pablo II viendo a un inválido ascender a la gloria de Bernini. Conviene que la Congregación de los Santos convierta las escaleras en rampas. No me consta de precedentes de una subida en silla de ruedas. Por ello me encanta pensar que la Providencia haya reservado a Lolo el privilegio de semejante primado".

Proceso de canonización

El 17 de diciembre de 2007 el Papa Benedicto XVI decretaba como heroicas la vida y virtudes de Manuel Lozano. Dos años más tarde, sus restos mortales fueron trasladados al convento de las Carmelitas Descalzas de Linares.

El 29 de septiembre de 2009, la Congregación para las Causas de los Santos aprobaba como milagrosa la curación de un niño, por mediación de Lolo, sancionando el Papa el decreto que reconocía tal milagro, por lo que se fijó su beatificación para el 12 de junio de 2010. El obispo de Jaén, Ramón del Hoyo, destacó, ante su beatificación, la heroicidad callada de su vida:

"...es un canto a la vida, hasta el último instante, desde su silla de ruedas (...) encajando su dolor y su sufrimiento desde una perspectiva muy alta (...) Desde su fe, él es alegre y siempre se le ve con una sonrisa en los labios en esa situación. Otros se desesperan o no ven sentido ya a su situación, a su vida, y piden, incluso, terminar. En cambio, él hasta el último instante fue un canto a su vida. Esta es la gran lección que quizás debamos aprender...".

El 12 de junio de 2010, fue beatificado, en el recinto ferial de Linares, en una Celebración presidida por el cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, y concelebrada por el Nuncio Renzo Fratini y una veintena de prelados. Su hermana Lucy comentó antes de comenzar la ceremonia:

"Se me sale el corazón. Estoy muy emocionada. (...) Lolo se hubiera reído de todo esto. Hubiera dicho, pero qué tontos sois. A qué viene todo esto. Era así. Luego le hubiera podido su gran sentido de la amistad, y se hubiera alegrado de ver cuantos amigos se habían reunido hoy aquí".

Al día siguiente, durante el rezo del Ángelus, el Papa Benedicto XVI tuvo unas palabras de recuerdo para Lolo, poniéndolo como ejemplo para periodistas, al ser el primero en ser beatificado:

"Fiel laico que supo irradiar con su ejemplo y sus escritos el amor a Dios, incluso entre las dolencias que lo tuvieron sujeto a una silla de ruedas durante casi veintiocho años. Al final de su vida perdió también la vista, pero siguió ganando los corazones para Cristo con su alegría serena y su fe inquebrantable (...) Los periodistas podrán encontrar en él un testimonio de la creencia en el bien que se puede hacer cuando la pluma refleja la grandeza del alma y se pone al servicio de la verdad y las causas nobles".

16 de noviembre, Día de la Iglesia Diocesana

 

El papa Francisco nos invita a una nueva etapa evangelizadora marcada por la alegría que brota del encuentro personal con Jesucristo, que transforma radicalmente la vida del creyente. En ese empeño quiere seguir caminando nuestra diócesis con el nuevo Plan Pastoral Diocesano 2014-2018, cuyo objetivo general es "Anunciar, desde el testimonio alegre y esperanzado, a Jesucristo como Buena Nueva para el hombre de hoy". Siguiendo esa invitación del papa, el plan quiere que toda la diócesis "sea consciente de que para llevar a cabo la tarea de anunciar de forma creíble el evangelio, ha de ser, necesariamente, una Iglesia orante, que vive la comunión, samaritana y misionera". De ahí que el plan tome como clave pastoral el "estado de misión".

¿Cómo podemos transmitir la fe en nuestra época a los niños, a los adolescentes, a los jóvenes y a los adultos? ¿Cómo crecer en unión entre nosotros? ¿Cómo sentirnos todos mucho más implicados en la pastoral de nuestra parroquia y de nuestra diócesis? ¿Cómo ayudar mejor a los que lo necesitan y sentirnos profundamente unidos a ellos en su necesidad? Las preguntas son muchas y solo una es la respuesta: Jesucristo.

Nuestra Iglesia diocesana debe estar siempre mirando al futuro. Mirando a Dios y mirando a los hombres de nuestra tierra. Ante la nueva realidad social y religiosa de nuestra diócesis no podemos caer en el pesimismo sino que, con ánimo decidido y porque El amor de Cristo nos urge, debemos emprender, alegres y esperanzados, una nueva evangelización, adoptando nuevos métodos y formas pastorales adecuadas a nuestra situación actual.

Nuestra vida de creyentes es una vida en misión, que se encarna en los límites humanos. Como el Buen Samaritano, nuestra acción ha de estar orientada a sanar, curar y salvar a todos con el aceite y el vino de la salvación que restituye a todo hombre caído y abandonado, al que se le ha robado y quebrado su dignidad. Nuestra vida de creyentes es, a su vez, una vida que se hace anuncio, anuncio de aquel que es el Camino, la Verdad y la Vida. Desde nuestra humildad hacemos presente al Señor resucitado.

 

Hacer clic aquí para más información sobre el Día de la Iglesia Diocesana.

 

ORACIÓN A SANTA TERESA DE JESÚS

para el V Centenario del Nacimiento

Dios, Padre nuestro, te alabamos y te bendecimos, porque nos concedes la gracia de celebrar el V centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús.

   Señor Jesucristo, "amigo verdadero", ayúdanos a crecer en tu amistad, para que, como Teresa, hija de la Iglesia, demos testimonio de tu alegría ante el mundo,
atentos a las necesidades de la Humanidad.

   Espíritu Santo, ayúdanos a avanzar, "con limpia conciencia y humildad", en el camino de la vida interior, cimentados en la verdad, con renovado desprendimiento y amor fraterno incondicional.

   Como Teresa de Jesús, maestra de espiritualidad, enséñanos a orar de todo corazón:

   "Vuestra soy, Señor, para Vos nací
¿qué mandáis hacer de mi? Amén.

ORACIÓN POR EL PAPA

Oh Dios, que en tu providencia quisiste edificar tu Iglesia sobre la roca de Pedro, príncipe de tus apóstoles, mira con amor a nuestro papa N, y tú que lo has constituido sucesor de san Pedro, concédele la gracia de ser principio y fundamento visible de la unidad de fe y de comunión de tu pueblo.

Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

 

(Padre nuestro, Credo, Ave María y Gloria)

¿QUÉ ES UN AÑO SANTO O AÑO JUBILAR?

En la tradición católica, el Jubileo es un gran acontecimiento religioso. Es el año de la remisión de los pecados y de sus penas. Es el año de la reconciliación, de la conversión y de la penitencia sacramental. Es el año de la solidaridad, de la esperanza, de la justicia, del empeño por servir a Dios en el gozo y la paz con los hermanos. El Año Jubilar es ante todo el Año de Cristo, portador de la vida y de la gracia a la humanidad.


Sus orígenes se remontan al Antiguo Testamento (Lev 25, 10-13) La trompeta con que se anunciaba este año particular se llama "yobel" en hebreo, de ahí la palabra "Jubileo". En el Nuevo Testamento, Jesús se presenta como Aquel que lleva a término el Jubileo antiguo, ya que Él ha venido a "predicar el año de gracia del Señor" (Is 61, 1-2)

   El Jubileo es un tiempo de gracia destinado a promover la santidad de vida, consolidar la fe, favorecer las obras de caridad y la comunión fraterna en el seno de la Iglesia y en la sociedad, en definitiva para recordar y remover a los creyentes a una profesión de fe más sincera y más coherente en Cristo Salvador.

   Durante el Año Jubilar la Iglesia concede la indulgencia plenaria, que es una gracia que ayuda al cristiano a hacer camino con la voluntad de convertirnos y reconciliarnos con Dios. Esta gracia también puede ser aplicada a los difuntos como signo de amor hacia ellos.        

 

   El Jubileo católico puede ser ordinario o extraordinario:
El Año Santo ordinario, o Año Jubilar, es el celebrado en los intervalos establecidos mientras que el Año Santo extraordinario, o Jubileo, es el proclamado como celebración de un hecho destacado, como este, que conmemora el V centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús y que se celebra del 15 de octubre de 2014 al 15 de octubre de 2015. 

 

TEMPLOS JUBILARES

En la diócesis de Sigüenza - Guadalajara

Santa Iglesia Catedral Basílica Sigüenza

Parroquia de Santa María de la Fuente la Mayor
Concatedral Guadalajara

Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción

Colegiata Pastrana

Monasterio de san José

Carmelitas Descalzas Guadalajara

Monasterio de Ntra. Sra. de las Vírgenes.

Carmelitas Descalzas Iriepal

Monasterio de san José

Monjas Concepcionistas

Franciscanas Pastrana

¿QUÉ SON LAS INDULGENCIAS?

La palabra indulgencia significa bondad o favor. En el lenguaje teológico se emplea para significar la bondad o el favor de Dios. Pero en sentido estricto del término "indulgencia" es la remisión extra-sacramental de la pena temporal debida -según la justicia de Dios- por el pecado que ha sido ya perdonado, remisión que es otorgada por la Iglesia por el poder de las Llaves, mediante la aplicación de los méritos sobreabundantes de Cristo y de los santos.


   Una indulgencia, por lo tanto, no es un permiso para pecar, ni un perdón para pecados futuros. No es tampoco el perdón de la culpa del pecado, y supone que el pecado ha sido ya perdonado con anterioridad en el Sacramento de la Reconciliación. Al contrario, significa una satisfacción más completa de la deuda que el pecador tiene ante Dios.¿CÓMO SE PUEDE RECIBIR LA INDULGENCIA PLENARIA?

 “Las disposiciones requeridas para que los fieles puedan obtener la gracia de la Indulgencia son estas:

 

- Estar verdaderamente arrepentido de todos los pecados, excluyendo todo afecto a cualquier pecado, incluso venial.

- Estar en estado de gracia.

 

AÑO JUBILAR TERESIANO

15 de octubre 2014 – 15 de octubre 2015

- Recibir el Sacramento de la Penitencia y el de la Eucaristía en un tiempo prudencialmente próximo a la acción jubilar propiamente dicha.

- Orar por las intenciones del Sumo Pontífice.

 

   Observadas las disposiciones requeridas se puede recibir una vez al día y puede ser aplicada a modo de sufragio por las almas del Purgatorio si se visita algún templo jubilar y allí se participa en una celebración u oración realizado en honor de santa Teresa de Jesús o al menos, ante alguna sagrada imagen, se dedique algún tiempo suficientemente prolongado a la meditación sagrada, concluyendo con la Oración Dominical, el Credo y las invocaciones a la Bienaventurada Virgen María y a santa Teresa de Jesús.

 

   Aquellos fieles que estén impedidos por razones de edad o por alguna grave enfermedad, pueden igualmente obtener la gracia de la Indulgencia Plenaria, si, rechazado todo afecto a cualquier pecado y con la intención de cumplir, cuanto antes, las tres condiciones conocidas (confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice), preferentemente ante alguna pequeña imagen de santa Teresa de Jesús, se una espiritualmente a las celebraciones jubilares o a las peregrinaciones, añadiendo la recitación de la Oración Dominical y el Credo en su propio domicilio o bien, en el caso de que no les sea posible dicha recitación, ofreciendo sus dolores y las incomodidades de la propia vida”           (Del Decreto de la Penitenciaría Apostólica)

 

“Deseo alentar a todos los fieles diocesanos para que, este Año Jubilar Teresiano, traten de desarrollar en grado sumo –cuanto es posible en esta tierra- la santidad de vida y traten de recibir, por lo tanto, en el más alto grado posible la purificación de su alma”

D. Atilano Rodríguez - Obispo diocesano

 

 

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