El día 3 de diciembre se celebra el Día Internacional de Las Personas con Discapacidad y que también en la Diócesis lo celebramos el domingo más próximo a este día, coincidiendo con el primer Domingo de Adviento, el día 1 de diciembre.
“Todos, Todos, Todos.” TAMBIÉN ellos y ellas
Este lema de la VIII JORNADA DIOCESANA DE LA DISCAPACIDAD nos llama a acoger a la persona con toda su dignidad. Todo ello en sintonía con el Sínodo Diocesano que nos invita a ponernos en camino para vivir esperanzados en relación con Dios y los hermanos.
Las Bienaventuranzas nos recuerdan que Jesús se hace presente en los más vulnerables y heridos, como son las personas con discapacidad, a las que el Padre ha colmado de dones para poner al servicio de los demás.
Se nos invita en este tiempo a acercarnos a estas realidades desde el corazón, a vencer prejuicios y a no tener miedo a lo desconocido. Esta llamada a la inclusión, a saber que todos cuentan, nos ayuda a superar lo que tantas veces nos frena: no vamos a saber tratarles, podemos hacerles daño. El lema nos lanza a algo nuevo y el adviento nos ofrece el marco propicio, algo nuevo esta brotando, no lo notáis.
El acercamiento a Jesús en la Eucaristía, escuchando su Palabra y tomándole sacramentalmente, sin huidas ni miedos, nos descubre que igualmente debemos hacer esto en nuestra vida diaria al relacionarnos con los demás, sean cuales sean sus circunstancias.
Sabemos que el miedo en ocasiones impide la cercanía a las personas diferentes, con bellas capacidades que Dios ha depositado en ellas. El miedo nos paraliza y evitamos estas relaciones pero el encuentro con Jesús nos ayuda descubrir que hay encuentros que transforman nuestras vidas porque han cambiado también nuestra mirada. Acercarse a la sencillez y autenticidad de sus vidas nos hace más auténticos y sencillos también a nosotros.
El día 1 de diciembre lo celebraremos en comunión, participando en la Eucaristía y la comida compartida en San Antonio de Padua:
12 h. Eucaristía
14 h. Comida compartida
Que vivamos este día con alegría y convencidos de que, con el respeto y el cariño a toda persona, un mundo mejor es posible. Que -creciendo en la diversidad con los carismas que nos acompañan-nuestras comunidades sean fortalecidas.