Por Sandra Pajares López
(Maestra)
Hace más de una semana que acabó el mes de mayo, el mes de María. Ahora comienza un peculiar “adviento” estival, comienza el mes de los “preparativos”. A primera vista, junio nos puede parecer un mes sin sabor, pues acaba nuestra adorada primavera, y con ella los frescos olores de las flores y las noches frescas. También puede parecer un mes en el que no se emprende ninguna marchan, ni se trazan nuevos objetivos…
En cada casa aparecen ahora documentos, papeles, fotocopias, borradores de la renta… O incluso folletos, revistas y propaganda con ofertas de viajes, estancias, rutas y actividades de ocio. Junio es un mes elegido para escoger el destino de nuestro descanso veraniego. Mucha gente prepara sus merecidas vacaciones en el campo, en la montaña, en la costa, incluso en otros países.
Los opositores se apremian en dar el último repaso a los temarios, los estudiantes apuran sus últimos días preparando exámenes en las universidades, y otros andan presentándose a las pruebas de selectividad. Junio es una buena época para preparar el curso que viene, el que comenzará, si Dios quiere, el próximo septiembre. Este mes es ideal para matricularse en las escuelas de idiomas, en cursos y en ciclos de formación.
No podemos dejar a un lado a los preparadores por excelencia: las parroquias y asociaciones. Están en plena actividad organizando y preparando los campamentos y las actividades de verano: acampadas, marchas, juegos, campos de trabajo, deportes, talleres…, para niños, adolescentes y jóvenes.
Y cómo olvidar a aquellos que viven con la mayor de las ilusiones la llegada de algo que anhelan o de algo que llevan preparando tiempo, me refiero a los padres que con tanto cariño esperan el nacimiento de un hijo y a las parejas de novios que están a las puertas de la celebración de su matrimonio.
Desde estas palabras envío mi cariño a aquellos que, en los próximos meses, tienen prevista la fecha de su boda. Y también mi agradecimiento por seguir siendo ejemplo de entrega, compromiso, dulzura y amor. Ellos preparan su corazón, como María lo hizo, para comenzar una aventura sin igual.
Pues sigamos también el modelo de María, preparemos el corazón para disfrutar de la compañía y cariño de los demás y de todo aquello que planeamos con tesón y esfuerzo.



Claridad del papa Francisco. Comportamientos y mensajes con esta virtud se reciben de él. Y así lo hace, sobre todo, cuando habla de los pobres y desgraciados o cuando propone los ejes mayores de la evangelización hoy necesaria. Ahí, el reciente viaje a Sarajevo y el del próximo 21 a Turín; o el del mes que viene a Bolivia. También se desea que obre así en las recepciones a personalidades, que este mes son destacadas: presidentas de Argentina y Chile, presidente Putin... Y de modo sobresaliente se espera claridad, iluminación, en el texto de la encíclica que lleva el subtítulo “Sobre el cuidado de la creación” y se anuncia para el jueves 18: “Laudato sii”. Es el primer documento papal de esta envergadura sobre el asunto. Y se inspira en el considerado primer texto ecologista de la historia: el Cántico de las Criaturas de Francisco de Asís.
En el Antiguo Testamento se hace referencia al pacto de Dios con su pueblo, y a los pactos que hizo con personajes particulares que son referentes para nuestra vida de creyentes, como Moisés o Abraham. Es la Antigua Alianza labrada en piedra y guardada en un arca. También Dios hizo un pacto con Noé con un signo muy elocuente: el arco iris.
En el paraje del mismo nombre, que se debe a las hoces que hace el río Gallo, y de gran belleza natural, se encuentra el santuario hacia el cual se han dirigido a lo largo de siglos los peregrinos para dar gracias, pedir, implorar y alabar a María Santísima a la que allí se invoca con el bello nombre de La Hoz.













