En Comunión

 

Por Comunidad de la Madre de Dios de Buenafuente del Sistal

 

Queridos amigos y hermanos en Cristo:

Damos gracias a Dios por este encuentro con todos vosotros y en primer lugar lo aprovechamos porque nos urge dar gracias al Señor, que a lo largo del verano nos ha provisto de muchísimas ayudas que han hecho posible la acogida y compartir con tantas personas el regalo que nos hace de vivir solo para Él, en este maravilloso lugar. Y porque no queremos escuchar a Jesús decir: “Si estas callan, gritarán las piedras” (Lc 19, 40), os decimos: “El Señor ha estado grande con nosotras, y estamos alegres” (Sal 125, 3).

El camino estival ha estado jalonado de fiestas que han concluido con la Exaltación de la Santa Cruz y el día de la Amistad, que es de algún modo nuestra  Betania. Traemos a la memoria a San Benito en julio, en agosto las fiestas patronales cistercienses: la Asunción de Nuestra Señora y san Bernardo. El Señor es fiel y cada día Su Palabra ha venido en nuestra ayuda. Queremos compartir el sal 45 de la liturgia de las primeras vísperas del día de la Asunción: “Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, poderoso defensor en el peligro. Por eso no tememos aunque tiemble la tierra, y los montes se desplomen en el mar”. Ciertamente este salmo se cumple en la Virgen María y nosotras le pedimos a Nuestra Madre que se haga vida en todos nosotros.

Del Día de la Amistad, agradecemos, de manera particular, la ofrenda musical de Maguy Gérentet, un concierto de cítara, sí, y también un tiempo de oración guiado por la armonía entre su voz y su cítara. Esta oración que nos sustenta en nuestro caminar hacia Cristo y que el Espíritu Santo nos concede vivir todos los días, el don de la comunión con la Iglesia universal y toda la humanidad.  Este acompañamiento con nuestra pobre oración es el que os ofrecemos, a todos los que se acogen a nuestra oración y a todos los hombres. Hoy lo hacemos explícito a D. Manuel Miguel, hasta hace un par de meses párroco in solidum de Buenafuente del Sistal y le  agradecemos su disponibilidad y entrega tanto a nuestra Comunidad como a toda la realidad que supone Buenafuente.

Finalizando el mes de octubre, en el que hemos celebrado la advocación de Nuestra Madre la Virgen del Rosario, nos encomendamos a ella y os invitamos a unirnos todos en el rezo del Rosario, oración sencilla pero muy eficaz para aprender a vivir como Ella y participar de los mismos sentimientos de su Hijo, Jesucristo Nuestro Señor.

 

Unidos en la oración y en la misión vuestras hermanas,  la Comunidad del Monasterio de Buenafuente del Sistal

Renovar la faz de la tierra

   

 

Por Diego Borobia

Abogado

 

Me cuentan que hace ya cincuenta y tres años una ciudad fue dividida en dos, mediante un muro construido con paneles de hormigón y piedras de grandes dimensiones. Separando de este modo a familiares y amigos en dos mundos completamente distintos e incomunicados totalmente el uno del otro. Causando inimaginables sentimientos de dolor, temor y tristeza entre aquellos ciudadanos que de la noche a la mañana observaban como sus vidas cambiaban por completo al ser obligados a vivir a un lado de esa frontera, aunque ellos no quisieran.

Hoy es 9 de noviembre, y gracias a Dios, hace veinticinco años la ciudad volvió a unirse, gracias sobre todo al esfuerzo inconmensurable de un hombre que hizo por primera vez que los ladrillos del muro comenzaran a tambalearse, pues hay miles de formas de mediar en un conflicto, ahora eso si, ninguna de ellas con la bondad, serenidad, sencillez, solidaridad, cariño, amor e ingenio con que lo hizo Juan Pablo II, pues lo cierto es que aquella muralla tarde o temprano acabaría derrumbándose, pero nunca de la manera tan pacífica en que sucedió tras la gran implicación que tuvo Nuestro Padre, mediando entre los lideres de las diferentes corrientes que habían sembrado tal situación, así como alentando el corazón y las esperanzas de aquellos oprimidos. Y es que, Juan Pablo II además de reunir una ciudad (con sus personas, y sus lugares), construyó un puente hacia la paz entre los hombres, paz que hoy en día es más necesaria que nunca, y que para contribuir a ella, pienso que cada uno de nosotros debemos de tomar el ejemplo nuestro Santo Padre y no tener miedo de abrir las puertas a Cristo, pues con su ayuda y mediante nuestras acciones conseguiremos extender la paz, a fin de conseguir ``renovar la faz de la tierra´´.

La Asunción de Nuestra Señora   

 

Por Raúl Blanco Orozco

Presidente de la Junta de Cofradías de Semana Santa de Guadalajara

 

En la Iglesia es costumbre el elegir un protector y defensor divino, al que se considera patrón. Comenzamos una serie de advocaciones de las diversas ciudades y cofradías de nuestra diócesis con el fin de dar a conocer y promover su devoción.

Comenzamos con la Asunción de Nuestra Señora, titular de la Catedral de Sigüenza y de nuestra diócesis de Sigüenza-Guadalajara.

En la calle central y segundo cuerpo del magnífico retablo de la catedral diocesana aparece el relieve de la Asunción de la Santísima Virgen. Dicha obra maestra se debe a Giraldo de Merlo a principios del siglo XVII, por mandato del obispo Fray Mateo de Burgos, obispo de Sigüenza entre 1606-1611. Se encuentra en el centro del retablo por tratarse de la titular de la Iglesia Catedral.

El 9 de marzo de 1959 el papa San Juan XXIII erige la diócesis de Sigüenza-Guadalajara y establece como titular de la misma La Asunción de Nuestra Señora.

Numerosas parroquias de toda la geografía diocesana tienen como titular el misterio de la Asunción de María, dogma definido por el papa Pío XII el día 1 de noviembre de 1950: Proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado: Que la Inmaculada Madre de dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial.

La constitución sobre la Iglesia del Concilio Vaticano II afirma en este sentido: La madre de Jesús, de la misma manera que ya glorificada en los cielos en cuerpo y alma, es la imagen y principio de la Iglesia que ha de ser consumada en el futuro siglo, así en esta tierra, hasta que llegue el día del Señor (cf. 2 Pe., 3, 10), brilla ante el pueblo de Dios peregrinante, como signo de esperanza segura y de consuelo (LG, n. 68).

XXXII Domingo del Tiempo Ordinario 'A'

   

 

Por Ángel Moreno

Vicario episcopal para la Vida Consagrada

 

Estamos llegando al final del Año Litúrgico. Las lecturas de este domingo nos proponen evaluar, de alguna manera, cómo nos preparamos para la venida del Señor, para la que cada ser humano debe estar dispuesto.

 

La Palabra aconseja equiparse con la sabiduría, que en el evangelio aparece en forma de aceite en la lámpara, y con la reserva suficiente para superar la noche y la posible tardanza del Señor. “Las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas” (Mt 25,4) Las que aciertan a llevarlo son sensatas y entran al banquete de bodas. “Llegó el esposo y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas” (Mt 25,10)”, que es el objetivo de toda la vida del creyente.

 

En las lecturas, la sensatez, se relaciona con la sabiduría. Y la sabiduría se concede a quien la busca. “Radiante e inmarcesible es la sabiduría; fácilmente la ven los que la aman y la encuentran los que la buscan. Se anticipa a darse a conocer a los que la desean. Quien temprano la busca no se fatigará, pues a su puerta la hallará sentada” (Sab 6, 13-15).

 

En las diferentes lecturas hay una alusión al tiempo: se hace referencia a la noche, a las vigilias, y al amanecer, símbolo de permanecer en vela, vigilante. Buscar temprano, madrugar, tener aceite dispuesto, son actitudes que se aconsejan para coincidir con quien es la Sabiduría, que es Cristo resucitado.

 

La hora de la cuarta vigilia, al alba, está consagrada por la resurrección de Cristo. El salmista expresa bellamente el modo de esperar y de buscar: “Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agotada, sin agua” (Sal 62).

 

Si personalizamos las lecturas, es fácil concretarlas en María Magdalena, quien de madrugada va al sepulcro y encuentra al Señor. Ejemplo que nos permite emular a la mujer a quien en la mañana de Pascua se le pregunta: “¿A quién buscas?” Ella responde que a su Señor. Y cuando escucha su nombre, lo reconoce y le abraza los pies. El texto pascual usa un verbo para decir que María Magdalena vio y reconoció a Jesús, el mismo verbo que aparece en el relato de creación, cuando en el Génesis se lee: “Y vio Dios que era bueno”. Desde esta concordancia, la sabiduría significa, en frase del papa Francisco, ver las cosas, la historia, los acontecimientos “con los ojos de Dios”.

 

Es bueno, al final del año, permanecer con la luz pascual, que es la lámpara que nos permitirá esperar confiados, y tener la certeza que nos asegura san Pablo: “estaremos siempre con el Señor” (1Tes 4, 17).

Únete al lío

   

 

Por Ángela Carmona

Delegada diocesana de Juventud, Infancia y Universidad

 

Quizás la imagen que mejor resuma el encuentro de jóvenes “Únete al lío” sea la de su clausura. Nos falló el concierto de Migueli que teníamos previsto en el parque de la Concordia. Podría haber sido un desastre. Pero, en su lugar, fue un momento festivo único, con todos los chavales bailando y saltando y cantando juntos a gritos el himno del encuentro. Y todo ello porque un grupo de animadores tomó la iniciativa para salvar la situación, y los jóvenes participantes entraron en el juego e hicieron suya la fiesta.

En la convivencia, celebrada entre Marchamalo y Guadalajara los pasados 17 y 18 de octubre, nos juntamos más de 300 jóvenes de la diócesis. Participamos más de 30 realidades pastorales diferentes, entre parroquias, colegios religiosos y movimientos de jóvenes; tanto de la capital como de los pueblos. Pero, por encima de los números, y a pesar de la variedad de lugares de origen, lo que allí vivimos fue una verdadera experiencia de comunión. Decenas de monitores y voluntarios que habían interiorizado el encuentro como algo propio, y que volcaron toda su ilusión al servicio de los jóvenes. Y centenares de jóvenes que respondieron a la propuesta con entusiasmo y entrega. Todos ellos poniendo su granito de arena para que el encuentro fuera un éxito. Con esa actitud, nada puede salir mal.

El secreto de “Únete al lío” no fue el encuentro en sí, sino que lo habíamos preparado y vivido entre todos. Superando juntos las dificultades que suponen nuestros apretados calendarios y nuestras distintas formas de trabajar. En el encuentro hubo tiempo para todo. Para orar, con la vigilia “somos luz” del viernes por la noche, la oración “dame de beber” de la mañana, el envío “mueve-fe” de la tarde. Para conocer otras formas de vivir el compromiso cristiano en la feria de carismas “nuestros líos”, donde 16 delegaciones, grupos y movimientos prepararon talleres para los participantes. Para celebrar juntos la Eucaristía, presidida por don Atilano. Para caminar todos juntos a Guadalajara y, allí, animar las calles de la ciudad con pequeñas misiones de servicio. Cada uno de estos momentos lo prepararon personas distintas de distintas realidades pastorales. Y, sin embargo, el encuentro se vivió como un todo, con todos los participantes volcados en todos y cada uno de los momentos.

Este es el espíritu del Proyecto Puzzle, la modesta iniciativa pastoral de la que surge “Únete al lío”: encontrarnos las distintas realidades que trabajamos con jóvenes en nuestra diócesis y, como las piezas de un puzzle, aportar cada uno nuestro carisma para compartirlo con los demás. Llevamos un par de años juntándonos, compartiendo nuestros sueños, creando juntos este espacio de comunión. En el equipo hay gente del colegio Santa Ana, de los Salesianos, de Adoratrices, del movimiento scout, de la delegación de juventud… Pero, ante todo, hay un grupo de personas, con poco tiempo libre pero mucha ilusión, dispuestos a descubrir la riqueza que supone el trabajo que hacemos con nuestros jóvenes.

Si preguntas por el encuentro, te hablarán de personas. Si lo viviste, las recordarás. “Únete al lío” fue Óscar haciendo de presentador. El testimonio de María Eugenia. La canción de Raquel y Fer. El envío con Sor Catalina. Esas fueron acaso algunas de las caras más visibles. Pero también hicieron lío la ilusión desbordante de Irene, el trabajo callado de Ángel, la alegría de Marc y Virginia, Elena dando la poca voz que le quedaba, Ester siempre lista para ayudar, la sonrisa tranquila de Tania, las canciones de José Benito, la magia de Gus, y tantas personas que entregaron lo mejor de sí mismos al servicio de los demás. Si algo hemos aprendido en este encuentro es a descubrir a Dios en el rostro de más de 300 hermanos, jóvenes e ilusionados, unidos en el lío que supone ser cristiano hoy. Todos somos una pieza importante en este puzzle.

 

Y, si todavía no formas parte de esto, tú también. Siempre hay sitio para uno más. Te esperamos. #uneteAlLio.

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