Jesús de las Heras

(Sacerdote y periodista)

 

 

Era el 5 de mayo de 1981. Era martes, día, pues, lectivo. Cursaba yo entonces 3º de Teología. Y a esas horas –las que ahora diré- estábamos o debíamos estar en clase de Teología Dogmática. No recuerdo si el profesor de esta disciplina, a la sazón también el rector del seminario mayor seguntino, había llegado ya a clase o el acontecimiento en cuestión le tenía retenido en el obispado o en la catedral. Sí recuerdo perfectamente que a las 12 horas de aquel martes 5 de mayo de 1981 las campanas de la catedral comenzaron a repicar con especial e inusitada fuerza. Su sonido, bullicioso y alegre, era, además y sobre todo, una señal, un anuncio, una noticia: la diócesis de Sigüenza-Guadalajara tenía, tras la renuncia del anterior, formalizada el 25 de julio de 1980, nuevo obispo… Iba a ser, además, el obispo que habría de ordenarnos precisamente a aquellos que desde la clase de Dogma de seminario de Sigüenza nos asomábamos, divertidos y conscientes del momento histórico, a sus balcones para percibir el voltear de las campanas y saber el nombre y los apellidos del nuevo obispo.

Pronto salimos de dudas: era Jesús Pla Gandía, de 65 años, valenciano, en los últimos diez años obispo auxiliar de Valencia, cuyo nombre, incluso en aquellos tiempos, ya se había escuchado previamente en la rumorología que nunca falla y es que tan veterana como la misma condición humana.

Diecinueve días después, don Jesús Pla llegaba a la diócesis y a los seminaristas de los últimos cursos nos correspondía ayudar en la entrada y misa de su toma de posesión. Sigüenza se vistió más que nunca de primavera y de fiesta, mientras nos llegaban las primeras referencias de nuestro obispo. Nos contaban que era muy bueno y muy recto, que sus homilías eran casi eternas, que era muy activo, que debajo de la sotana llevaba un metro porque le encantaban las obras y que iba a ser obispo obispo…, vamos, que sabía lo que era ser obispo.

A estas, El ECO, nuestra entrañable e imprescindible Hoja Diocesana, publicó una amplia biografía del nuevo obispo y una semblanza. Esta última reproducía una definición de un anónimo sacerdote valenciano buen conocedor de don Jesús, que ya desde entonces se me quedó grabada y que, con el paso del tiempo, comprendí lo certera que era: sí, don Jesús Pla era “serio, austero, fuerte, firme, tenaz”, y luego pudimos comprobar que también era, que fue un buen pastor, un buen cura, una buena persona, alguien en quien confiar, alguien que sabía bien lo que quería, alguien cuya autoridad era grande y, sobre todo, moral, la autoridad de quien predica con el ejemplo, de quien vive lo que dice, de quien es honesto, íntegro, bueno, entregado.

Ya nos lo dijo también, ya nos lo escribió para ser mis precisos, el mismo don Jesús en su primera carta en EL ECO: “Soy vuestro obispo. Y esto significa que debo amaros con todo el alma y serviros sin regateos”. Y doy fe que lo que cumplió a rajatabla. No vivió más que más servir a la diócesis, a la que amaba entrañablemente. No escatimó tiempo, viajes, entrega, dedicación, entusiasmo, estudio, oración y, en suma, amor a cualquier problema diocesano y a cualquier diocesano.

Y ese fue el secreto de sus diez y medio años al servicio de nuestra diócesis: amar, pastorear y servir sin regateos. Por ello, ¿cómo ahora no nos vamos alegrar de que se abra, en fase preliminar, de impulso y de información previos, su causa de canonización? Prospere esta o no, y lo haga antes o después, el que ya y para siempre el tratamiento de don Jesús sea el de siervo de Dios es un reconocimiento, una verdad, una satisfacción pues, si algo fue, fue precisamente el ser un siervo de Dios, un hombre de Dios, con sus limitaciones y sus equivocaciones, como todos los humanos, pero siempre, y como tanto a él le gustaba decir, con “rectitud de intención”, “sin buscarse la vida”, sino dando, entregando ésta al servicio de su misión: la de ser obispo, la de amar con todo el alma y servir sin regateos. En la estela, pues, del Buen Pastor.

Tiempo habrá para volver sobre su figura, ¡ojalá!, por la causa de canonización recién incoada, y  también por aquello de que “bien nacidos es ser agradecidos”. Y lo escribe quien no siempre –en los primeros años- acabó de entender del todo a don Jesús y este, don Jesús,  no acabó–en los primeros años- de entender a quien esto suscribe, hasta que me di cuenta –incluso nos dimos cuenta- de la verdad, de nuestras respectivas verdades y singularidades…

Miguel Torres

(Consiliario de Apostolado Seglar)

 

En el año 2014 se han cumplido veinte desde la aprobación por La LXII Asamblea Plenaria de la CEE del documento "La Pastoral Obrera de toda la Iglesia". Los obispos nos ofrecen unas claves para interpretar la realidad del trabajo en la actualidad.

1.- El trabajo humano es medio imprescindible de realización personal de la propia vocación, y reconocimiento de la sagrada dignidad de la persona, varón y mujer.
 
2.-Mediante el trabajo humano construimos también la vida social y política, contribuyendo en nuestro mundo y sus circunstancias históricas concretas, a la realización del Plan de Dios para la humanidad, anticipando en la solidaridad humana y en la justa distribución de los bienes destinados universalmente a todos.
 
3.-Si falta el trabajo la dignidad humana está herida, nos ha recordado recientemente en diversas ocasiones el papa Francisco.
 
4.-En algunos lugares hoy el carácter sagrado de la dignidad humana no se tiene en cuenta y queda especialmente dañado por las condiciones de trabajo que imperan, con frecuencia, en nuestro mundo. La realidad del mundo del trabajo es hoy distinta a la de hace veinte años: se ha precarizado aún más, se ha desvinculado el trabajo de la dignidad del ser humano, se ha despersonalizado. Pese a tener trabajo, cada vez más, las condiciones del mismo –especialmente las salariales- impiden que trabajar sea un medio para salir de la pobreza y la exclusión social. El trabajo se ha individualizado de tal modo que ha dejado de ser un elemento de construcción social de lo común; para muchas personas pasa a ser un instrumento de individualización egoísta que nos enfrenta a los hermanos, que fragmenta los vínculos sociales, que no crea comunión entre las personas y pueblos, que impide en muchas ocasiones una vida personal, familiar, y social. De hecho las sucesivas "reformas laborales" buscando la posibilidad de aumentar los puestos de trabajo han favorecido esta tendencia.
 
5.-El trabajo sigue siendo la clave –quizá la clave esencial, decía San Juan Pablo II, en Laborem Exercens- de la cuestión social, y esto porque en la nueva configuración del trabajo humano se asienta el nacimiento de un nuevo sujeto cuya existencia se orienta a producir y consumir, reduciendo su humanidad, hiriendo su dignidad humana, y configurando así una sociedad deshumanizada. Negar la dignidad humana del trabajador, cosificando el trabajo humano, es negar a Dios mismo, y entorpecer su proyecto de salvación para todos.
 
6.-La Enseñanza Social de la Iglesia, desde antes incluso de la publicación de Rerum Novarum, ha tenido claro y ha puesto de manifiesto que el trabajo no es solo medio de expresión de la dignidad humana, sino que en su configuración se juega de manera especial la configuración de la sociedad y del mundo, conforme al plan de Dios. Los papas en la Doctrina Social han ido prestando cada vez mayor atención a la deshumanización que se produce en el trabajo humano, y a cómo en lugar de ser principio de vida, pasa a ser demasiadas veces ocasión de dolor, empobrecimiento y muerte.
 
7.- Los Obispos quieren hacer llegar a todos los trabajadores y sus familia su solidaria y fraterna cercanía; de modo especial a quienes son víctimas de accidentes laborales y enfermedades profesionales, a quienes han perdido el trabajo sin esperanza de recuperarlo, a quienes lo tienen que realizar en condiciones precarias o injustas, a quienes se ven atrapados en la espiral de la economía sumergida, informal y sin derechos; a los jóvenes a los que se les niega el trabajo y que les lleva a afrontar con desesperanza un futuro laboral cargado de incertidumbre; a las mujeres que se ven tantas veces discriminadas en el trabajo por su propia condición, a los migrantes forzados a abandonar sus familias y hogares en busca de un trabajo que les permita vivir con dignidad.
 
8.- Los obispos nos animan a seguir transparentando con nuestra vida el Amor misericordioso de Dios a todos los que sufren, y a seguir ofreciendo la salvación de Jesucristo a todos nuestros hermanos del trabajo.
 
    El trabajo humaniza. 

Por Ezio Nobili y Simona Sarti

(Delegación de Vocaciones)

 

Somos Ezio y Simona, una pareja proveniente de Italia. Nos casamos el 19 de Marzo de 2000, y vivimos felizmente en Guadalajara desde Julio 2008 como misioneros de la Comunidad Papa Juan XXIII. Fuimos invitados por el Obispo don José Sánchez González.

Actualmente formamos parte de la Delegación Diocesana de Vocaciones y colaboramos con la Delegación de Familia y Vida, buscando mantener la raíz vocacional de este maravilloso camino.

Para dar testimonio de nuestra experiencia de Matrimonio vamos a tomar unas palabras del Catecismo de la Iglesia Católica en las que vemos resumido nuestro camino como esposos y la tarea a la que somos llamados cada día a vivir, para nuestro bien, el de nuestra familia y el de toda la Iglesia.

El sacramento del Matrimonio significa la unión de Cristo con la Iglesia. Da a los esposos la gracia de amarse con el amor con que Cristo amó a su Iglesia; la gracia del sacramento perfecciona así el amor humano de los esposos, reafirma su unidad indisoluble y los santifica en el camino de la vida eterna). Nº 1661

Es preciso recordar asimismo a un gran número de personas que permanecen solteras a causa de las concretas condiciones en que deben vivir, a menudo sin haberlo querido ellas mismas. Estas personas se encuentran particularmente cercanas al corazón de Jesús; ..... a todas ellas es preciso abrirles las puertas de los hogares, "iglesias domésticas" y las puertas de la gran familia que es la Iglesia. «Nadie se sienta sin familia en este mundo: la Iglesia es casa y familia de todos, especialmente para cuantos están "fatigados y agobiados". Nº1658

En el día a día reconocemos que nuestra relación esponsal y de padres nos ofrece todas las herramientas para cumplir nuestro camino de santificación, que sentimos como pleno y verdadero, cuando nos adentramos en el corazón de Jesús a través de la participación a los Sacramentos.

Os agradecemos que nos deis la posibilidad de compartir estos pensamientos y contenidos sobre estos aspectos tan importantes.

Un querido saludo a todos en Cristo, de Ezio y Simona, de la Asociación Comunidad Papa Juan XXIII.

Por Alejo Navarro

(Delegación de Liturgia)

 

Hemos celebrado un año más, del 18 al 25 de enero, el Octavario de oración por la Unidad de los cristianos. Con el fin de que el tema no quede en el olvido durante un año, hasta la llegada del próximo Octavario, vamos a dedicar el espacio litúrgico formativo de este mes a las “Misas por la unidad de los cristianos que se encuentran en el Misal Romano dentro de la sección “Misas y oraciones por diversas necesidades”.

 

Una sección, cuatro partes -------------------------

 

La sección del Misal que reúne las “Misas y oraciones por diversas necesidades” consta de cuatro partes. La primera parte reúne los formularios de Misas “Por la santa Iglesia”. En total aparecen 16 formularios (Iglesia, Papa, Obispo, sacerdotes, religiosos, laicos…)

 

La segunda parte reúne los formularios de Misas “Por las necesidades públicas”. En total hay 8 formularios (patria, gobernantes, progreso de los pueblos, la paz y la justicia, en tiempo de guerra o desorden…).

 

La tercera parte reúne los formularios de Misas “En diversas circunstancias públicas”. En total hay 16 formularios (comienzo del año, santificación del trabajo, en tiempo de hambre, para pedir la lluvia…).

 

La cuarta parte reúne los formularios de Misas “Por algunas necesidades particulares”. En total hay 7 formularios (por la familia, por los que nos afligen, para pedir la gracia de una buena muerte…).

 

La primera parte, “Por la santa Iglesia” -----------------

 

El formulario de la “Misa por la  unidad de los cristianos” se encuentra en la primera parte de esta sección de “Misas por diversas necesidades”. En la terminología típica latina se emplea el título “Missae et orationes pro variis necessitatibus vel ad diversa”. De forma abreviada y coloquial se trata de las llamadas Misas “ad diversa”.

 

En esta primera parte, como hemos indicado, hay 16 formularios. El empleo de dichos formularios nos ayudará a sintonizara espiritualmente con la marcha general de la Iglesia, sin quedarnos replegados en nuestro pequeño localismo eclesial. Hay formularios de Misas por el Papa, Obispo, Concilio y Sínodo. Hay, además, formularios de Misas por los sacerdotes, por el propio sacerdote celebrante, por los ministros de la Iglesia, por las vocaciones, por los religiosos y por los laicos. Los cuatro últimos formularios de esta parte son: Por la unidad de los cristianos, por la evangelización de los pueblos, por los cristianos perseguidos y para una reunión espiritual o pastoral.

 

La Misa por la unidad ---------------------------

 

La Misa por la unidad ocupa el número 13 de esta primera parte en la que se celebra por las distintas necesidades o circunstancias eclesiales.

 

La Misa por la unidad puede decirse, incluso en los domingos del tiempo ordinario, cuando tienen lugar especiales celebraciones por la unidad de los cristianos. Se aconseja, por eso, que el domingo dentro del Octavario se emplee este formulario de Misa.

 

Tiene tres variantes (A, B, C) y cada una de ellas tiene posibilidad de elegir entre dos oraciones colectas; por tanto, hay una gran riqueza oracional. Es bueno servirse de todos estos bienes y es bueno también servirlos a los fieles. A veces una oración colecta bien recitada despierta mayores y mejores sentimientos y vivencias que largas explicaciones.

 

Las Misas por la unidad tienen también prefacio propio. Si a estos elementos celebrativos (oraciones, antífonas, prefacio) se les añade la oración de los fieles en su amplia oferta que nos presenta el libro oficial, entonces podemos mantener viva en el corazón esta intención tan querida por el Señor: “Que todos sean uno” (Jn 17, 21).

 

Sugerimos que al menos una vez al mes se diga la santa Misa con el formulario indicado “Por la unidad de los cristianos”.

 

Para saber cuándo está permitido su uso, sin que esté impedido por otras celebraciones dentro del año litúrgico, se ha de consultar la tabla que aparece al comienzo del calendario litúrgico-pastoral anual. En la Ordenación General del Misal Romano hay también un número, el 373, dedicado a ello. Como sencillo y elemental criterio y sin correr ningún riesgo de error, digamos que en las ferias del tiempo ordinario, las “Misas por diversas necesidades” se pueden emplear siempre,  si así se desea; en otro caso, mejor consultar la tabla.

 

Deseamos invitar a los presbíteros para que ofrezcan al pueblo fiel tantas riquezas celebrativas como la Iglesia, Madre y Maestra, guarda en el arca de sus tesoros (Cf. Mt 13, 52).

Sor María de Cortes

(Delegada de Pastoral Penitenciaria)

 

 

Si bien es cierto que justo el día 24 los internos del C. Penitenciario de Estremera nos esperaban para celebrar juntos la Eucaristía, como es lógico ese día deseábamos que fuese especial y poner un poco de júbilo, sabemos que todos tienen fuera a un ser querido a quién quisieran reencontrar y abrazar, por lo que la frustración es el común denominador al término de cada año; el encontrarse entre rejas en esas fechas llenas de recuerdos, sentimientos y nostalgias desmoraliza la vida de cualquier ser humano. Así que nos propusimos que esa mañana tuviese un significado concreto, hacerles sentir que ellos son importantes para nosotros y que Dios Padre Amoroso hecho niño nacía en cada uno de ellos.

La celebración estuvo animada por los cantos preparados por nuestras Hermanas (Las Servidoras del Evangelio) que con un permiso especial, compartieron su alegría con ellos. También fue un buen momento para que muchos recibieran el Sacramento de la reconciliación; nuestro Párroco de S. Pascual y voluntario Pedro Mozo, se puso al servicio de todos y cabe decir que fue llamativo ya que fueron varios.

Después de la Celebración, nos encaminamos a uno de los módulos donde las guitarras, la caja flamenca, las palmas, el canto y el baile hicieron su cometido: levantar el ánimo y evadir la mente, al menos esa mañana del 24 donde Dios se encarnaba en los corazones solitarios, angustiados y aislados de esos hermanos que están aunque los muros escondan sus rostros.

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