Rafael C. García Serrano

(Conferencia de Nª Srª de la Antigua, Guadalajara)

 

 

 

SU ALTAR1

 

Ese lugar donde Él te espera

que cerca está y qué lejos

cuando el alma dolorida

no encuentra la palabra

con la que contarle

todo lo que a uno le pasa.

 

Es posible que confuso y agobiado

no seas consciente

de que quien está allí tiene

la luz que buscas y no encuentras,

y que no necesita tus palabras

lo que pide es la fe, el amor

que hay en tu alma.

 

Solo, cierra los ojos,

deja que su luz,

la luz conque Él te ilumina

entre en tu vida.

No busques las palabras, no hace falta,

Él entiende y siempre escucha.

 

 [1] Del libro: “Hacia Él que nos espera”

 

Por Jesús Montejano

(Delegación de Piedad Popular, Cofrafías y Hermandandes)

 

 

 

En el corazón del Adviento luce con luz propia la solemnidad de la Inmaculada Concepción de María. Ella recuerda las profecías del Antiguo Testamento y anima nuestra espera del Mesías. Ella es la llena de gracia desde el primer instante de su concepción y se convierte en modelo de la Iglesia, que señala al Señor. Ella inauguró el linaje que venció el mal y el pecado, cuando en el Génesis pisa la serpiente, una dinastía que comienza con Jesucristo y que continuamos todos los bautizados.

 

Toda la Piedad Popular, así como el mundo de las cofradías y hermandades, tiene en María un referente firme, una señal que nos indica el fin de todas sus actividades y proyectos. Ella nos señala siempre a Cristo como referente necesario para la salvación, de la que se benefició ella y que nos beneficia a todos nosotros.

 

En este día de la Inmaculada se venera su memoria con las hogueras que en diversos lugares de la geografía de nuestra diócesis, señalando la importancia de la luz. Una luz ha aparecido en la torre dedicada a María en la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona. Así se ve en María simbolizada, desde los inicios del cristianismo, como “luz en medio de la oscuridad”, en palabras del Cardenal Juan José Omella. Una luz que, según el papa Francisco, ha de favorecer gestos cotidianos de amor, fraternidad y atención a los más desfavorecidos.

 

Necesitamos esa luz de María, esa referencia en estos momentos de dificultad y prueba, a la vez que son un reto apasionante para seguir iluminando, cuidado y favoreciendo a quienes nos necesitan.

 

A ella nos encomendamos a María con unos versos de Dámaso Alonso:

 

Déjame ahora que te sienta humana,

madre de carne solo,

Igual que te pintaron tus más tiernos amantes;

déjame que contemple, tras tus ojos bellísimos,

los ojos apenados de mi madre terrena;

Permíteme que piense

que posas un instante esa divina carga,

y me tiendes los brazos,

y me acunas en tus brazos

acunas mi dolor,

hombre que lloro.

Virgen María, madre,

dormir quiero en tus brazos,

Hasta que en Dios despierte.

 

Por Alfonso Olmos

(director de la Oficina de Información)

 

 

Poco ha durado la última, o no, salida de tono de los que, enarbolando la bandera de la igualdad, pretenden imponer sus doctrinas, en vez de ofertarlas en el libre mercado.

“La fe no se impone, se propone” decía Juan Pablo II en Cuatro Vientos la última vez que vino a Madrid, en mayo de 2003. Sin embargo, los talibanes civiles revestidos de prepotencia pretenden imponer su agenda, perfectamente pautada, que en ocasiones como esta, gracias a Dios, encuentra el rechazo social.

A nadie se le escapa que el 25 de diciembre es Navidad. El otro día oía yo a un joven paseando en la “feria” navideña de Guadalajara decir a la chica con la que iba de la mano: “yo soy ateo, pero pongo el Belén y el árbol; una cosa no tiene que ver con la otra”. ¡Hombre! Algo tiene que ver, pensé yo, pero el chico argumentaba después que “son elementos de nuestra cultura que no hay que perder”. En eso le doy la razón.

No sé ni en qué, ni en quién cree la comisaria de igualdad de la Comisión Europea, Helena Dalli, lo que sí sé es que, entre la diversidad cultural europea, algunos cristianos hay, más de los que ella, quizá, quisiera que hubiera en este viejo continente y que, posiblemente, otro lobby tan poderoso como el que abandera ella, le habrá dicho que la Navidad, además de la celebración del nacimiento de Jesucristo, es un hecho con una trascendencia y relevancia tal, que es mejor que se muerda la lengua y se esté calladita.

El globo sonda filtrado por algún medio, con esas meditadas recomendaciones, ha servido para que algunos se reafirmen en sus creencias y convicciones. No vendría mal que, además, se viviera más cristianamente esa celebración para no tener que estar recurriendo a otros argumentos, para defender lo evidente.

Felices fiestas de diciembre con motivo del Día de la Constitución y de la Inmaculada, y Feliz Navidad.

Varón justo, hombre de fe, esposo de María, padre adoptivo de Jesús, custodio del Redentor, modelo e intercesor de los trabajadores, patrono universal de la Iglesia

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

 

Con ocasión del 150 aniversario de la proclamación de san José como patrono universal de la Iglesia, el Papa Francisco creó, del 8 de diciembre de 2020 al 8 de diciembre de 2021, un año santo jubilar en toda la Iglesia.

Ya que hasta el próximo 26 de junio estaremos también en el Año de la Familia “Amoris laetitia”, dedicado a las familias, en el quinto aniversario de la publicación de esta exhortación apostólica postsinodal de Francisco, las celebraciones, actividades y conmemoraciones especiales en torno a san José se puede prolongar hasta entonces.

Por todo ello, san José vuelve a la página de Religión de NUEVA ALCARRIA. Ya lo hizo los viernes 12, 19 y 26 de marzo y 30 de abril. Las primeras ocasiones versaron sobre la carta apostólica “Patris corde” de Francisco sobre José y su año santo. En la tercera, hicimos un recorrido por la presencia del santo en el magisterio y decisiones de los Papas del último siglo y medio. Y en la cuarta, nos detuvimos en su condición de patrono de los trabajadores. Ahora recogemos una selección granada de frases y pensamientos sobre san José.

 

 

Diez santos escriben san José

 

(1) “Hay muchos santos a quienes Dios ha dado el poder para ayudarnos en las necesidades de la vida, pero el poder que se le ha dado a san José es ilimitado: se extiende a todas nuestras necesidades, y todos aquellos que lo invocan con confianza están seguros de ser escuchados”. (Santo Tomás de Aquino)

 

(2) “San José era la imagen viva de su Esposa Virgen; se parecían entre sí como dos perlas” (San Bernardino de Siena)

 

(3) “Tomé por mi abogado y señor al glorioso san José y me encomendé sinceramente a él; y descubrí que este mi padre y señor me libró tanto de este problema como de otros problemas mayores relacionados con mi honor y la pérdida de mi alma, y ​​que me dio mayores bendiciones de las que podía pedirle” y “No sé cómo alguien puede pensar en la Reina de los Ángeles, durante el tiempo que ella sufrió tanto con el Niño Jesús, sin agradecer a san José por la forma en que los ayudó”. (Santa Teresa de Jesús)

 

(4) “Nada le será negado [a san José], ni por Nuestra Señora ni por su glorioso Hijo”. (San Francisco de Sales)

 

(5) “No hay duda al respecto: así como Jesucristo quiso estar sujeto a José en la tierra, así hace todo lo que el santo le pide en el Cielo” y “El santo ejemplo de Jesucristo, quien, mientras estuvo en la tierra, honró tanto a San José y fue obediente a él durante su vida, debería ser suficiente para inflamar los corazones de todos con la devoción a este santo”. (San Pedro Julián Eymard)

 

(6) “Un siervo de María tendrá una tierna devoción a San José, y con su piadoso homenaje de respeto y amor, se esforzará por merecer la protección de este gran santo” y “Hazle [a san José] responsable de la protección de tu persona, él, que salvó la vida de su Salvador. Que él se haga cargo de tu salvación”. (Beato Guillermo José Chaminade)

 

(7) “Él [san José] es la prueba de que, para ser un buen y genuino seguidor de Jesucristo, no se necesitan grandes cosas, basta con tener las virtudes comunes, simples y humanas, pero deben ser verdaderas y auténticas”. (San Leonardo de Puerto Mauricio)

 

(8) “Entre las prácticas de piedad en honor de este gran patriarca, esposo de María, padre nutricio de Jesucristo, santa Teresa recomienda mucho, como eficaz medio para obtenernos su protección, el dedicarle todo el mes de marzo (…).; “Invocándolo también con jaculatorias. Por ejemplo, durante el estudio decid en vuestro corazón: san José, ruega por mí; ayudadme a ocupar bien el tiempo de estudio y de clase. Si os viene alguna tentación: san José, ruega por mí. Al levantaros por la mañana: Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía. Al acostaros: Jesús José y María, asistidme en mi última agonía”; y “No olvidéis que es el protector de todos los trabajadores y que lo es también de los jóvenes que estudian. Porque el estudio es trabajo.” (San Juan Bosco)

 

(9) “San José, con el amor y la generosidad con que guardó a Jesús, así también guardará tu alma, y ​​como lo defendió de Herodes, así defenderá tu alma del Herodes más feroz: ¡el diablo! Todo el cariño que el Patriarca dan José tiene por Jesús, lo tiene por ti y siempre te ayudará con su patrocinio. Él te librará de la persecución del malvado y orgulloso Herodes, y no permitirá que tu corazón se separe de Jesús. Ite ad Ioseph! Acude a José con extrema confianza, porque yo, como santa Teresa de Ávila, no recuerdo haberle pedido nada a san José sin haberlo obtenido de buena gana”. (San Pío de Pietrelcina)

 

(10) “En el fondo de mi alma, tenía yo ya esta devoción a san José, que os he inculcado. Me acordaba de aquel otro José, al que, siguiendo el consejo del Faraón, acudían los egipcios cuando padecían hambre de buen pan: Ite ad Joseph! (Génesis, 41, 55), id a José a que os dé el trigo. Comencé a pedir a San José que nos concediera el primer Sagrario”. (San Josemaría Escrivá de Balaguer)

 

15 mensajes en Twitter del Papa Francisco sobre san José

 

1.-Queridos jóvenes, aprended de san José que, pese a pasar por dificultades, nunca perdió la confianza en Dios, y así las superó. (1-5-2013)

2.-Que san José, esposo de María y patrono de la Iglesia Universal, os bendiga y os custodie. ¡Y muchas felicidades a los papás! (19-3-2017)

3.-Celebremos san José Obrero acordándonos siempre de que el trabajo es un elemento fundamental para la dignidad de la persona. (1-5-2018)

4.-Hay que ser como san José: hombre de sueños, pero no soñador; hombre del silencio porque respeta el plan de Dios. #SantaMarta (18-12-2018)

5.-San José, esposo de la Virgen María, vela siempre por la Iglesia y protégela en todo momento. (19-3-2019)

6.-Que san José, el humilde trabajador de Nazaret, nos oriente hacia Cristo, sostenga el sacrificio de quienes obran el bien e interceda por todos los que han perdido el trabajo o no consiguen encontrar uno. (1-5-2019)

7.-Queridos hermanos y hermanas, esta tarde unámonos espiritualmente en la recitación del Santo Rosario. ¡María, salud de los enfermos, y san José, hombre de fe, intercedan por nosotros! #OremosJuntos (19-3-2020)

8.-#OremosJuntos encomendándonos a la intercesión de san José, que conoció la precariedad, la amargura y la preocupación por el mañana; pero supo caminar en la oscuridad de esos momentos dejándose guiar siempre, sin reservas, por la voluntad de Dios. (19-3-2020)

9.-Hoy es la fiesta de san José obrero, y también el Día de los Trabajadores. #OremosJuntos por todos los trabajadores, para que a ninguno le falte el trabajo, todos sean pagados justamente y puedan gozar de la dignidad del trabajo y de la belleza del reposo. (1-5-2020)

10.-Al cumplirse 150 años de la declaración de san José como Patrono de la Iglesia Católica, quisiera compartir con ustedes algunas reflexiones personales sobre esta figura extraordinaria, tan cercana a nuestra condición humana. (8-12-2020)

11.-He decidido convocar un año especial dedicado a la Familia #Amorislaetitia, que será inaugurado en la próxima solemnidad de san José. Encomendamos a la Sagrada Familia de Nazaret este camino con las familias de todo el mundo. (27-12-2020)

12.-San José representa un icono ejemplar de la acogida de los proyectos de Dios. Que él ayude a todos, especialmente a los jóvenes en discernimiento, a realizar los sueños que Dios tiene para ellos. #Vocaciones (19-3-2021)

13.-San José es un icono ejemplar de la acogida de los proyectos de Dios. Que él ayude a todos, especialmente a los jóvenes en discernimiento, a realizar los sueños que Dios tiene para ellos; que inspire la valentía de decir “sí” al Señor, que nunca decepciona. #Oración #Vocaciones (25-4-2021)

14.-El trabajo de san José nos recuerda que el mismo Dios hecho hombre no desdeñó el trabajar. Roguemos a #sanJoséObrero que encontremos caminos que nos lleven a decir: ¡Ningún joven, ninguna persona, ninguna familia sin trabajo! (1-5-2021)

15.-Que san José, venido de las periferias, nos ayude a convertir nuestra mirada y a cuidar a las personas que se encuentran descartadas y a los márgenes de la sociedad. #AudienciaGeneral (17-11-2021)

 

 

Otros seis Papas y san José

 

(1) “Aleja de nosotros, oh padre amantísimo, este flagelo de errores y vicios... Asístenos propicio desde el cielo en esta lucha contra el poder de las tinieblas ...; y como en otro tiempo libraste de la muerte la vida amenazada del niño Jesús, así ahora defiende a la santa Iglesia de Dios de las hostiles insidias y de toda adversidad”. (León XIII)

 

(2) “Todo por Jesús, todo por María, todo a tu ejemplo, oh Patriarca, san José” (San Pío X).

 

(3) “¡Oh, san José!, sé siempre nuestro protector. Que tu espíritu interior de paz, de silencio, de trabajo y oración, al servicio de la Santa Iglesia, nos vivifique siempre y alegre en unión con tu Esposa bendita, nuestra dulcísima e Inmaculada Madre, en el solidísimo y suave amor de Jesús, rey glorioso e inmortal de los siglos y de los pueblos. ¡Así sea!”. (San Juan XXIII)

 

(4) “Alégrense, devotos siervos de san José, porque están cerca del paraíso; la escalera que conduce a ella tiene solo tres peldaños, Jesús, María y José”. (San Pablo VI)

 

(5) “San José constituye un ejemplo siempre actual los valores de la sencillez y de la humildad al llevar a la hora de llevar a cabo cada a día la voluntad de Dios, valores que distinguieron la vida silenciosa, pero preciosa del Custodio del Redentor. A su intercesión confío las esperanzas de la Iglesia y del mundo. Que él, junto a la Virgen María, su esposa, guíe siempre mi camino y el vuestro, para que podamos ser instrumentos gozosos de paz y de salvación”. (Benedicto XVI)

 

(6) “El varón justo, que llevaba consigo todo el patrimonio de la Antigua Alianza, ha sido también introducido en el «comienzo» de la nueva y eterna Alianza en Jesucristo. Que él nos indique el camino de esta Alianza salvífica, ya a las puertas del próximo Milenio, durante el cual debe perdurar y desarrollarse ulteriormente la «plenitud de los tiempos», que es propia del misterio inefable de la encarnación del Verbo. Que san José obtenga para la Iglesia y para el mundo, así como para cada uno de nosotros, la bendición del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. (San Juan Pablo II)

Nuevas Salve y letanías del Papa Francisco sobre san José

“Salve, custodio del Redentor/ y esposo de la Virgen María. / A ti Dios confió a su Hijo, / en ti María depositó su confianza, / contigo Cristo se forjó como hombre. Oh, bienaventurado José, / muéstrate padre también a nosotros/ y guíanos en el camino de la vida. / Concédenos gracia, misericordia y valentía, / y defiéndenos de todo mal. Amén”.

Y a las letanías compuestas a finales del siglo XIX por el Papa León XIII, el Papa Francisco añadió, el pasado 1 de mayo, estas siete nuevas jaculatorias: Custos Redemptoris (Custodio del Redentor), Serve Christi (Servidor de Cristo), Minister salutis (Ministro de la salvación), Fulcimen in difficultatibus (Apoyo en las dificultades), Patrone exsulum (Patrono de los refugiados), Patrone afflictorum (Patrono de los afligidos) y Patrone pauperum (Patrono de los pobres)

 

 

 

PUBLICADO EN NUEVA ALCARRIA 10 DICIEMBRE 2021

Este viernes 3 de diciembre es san Francisco Javier, jesuita de primerísima hora, patrono universal de las misiones, otro santo que no pasa de moda

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

 

El 7 de abril de 1506, en el castillo de Javier (Navarra), entre Sangüesa y el monasterio de Leyre, en el seno de una familia noble nació uno de los personajes más universales de toda la historia y cultura de la humanidad. Su padre, Juan de Jasso, era presidente del Real Consejo del Rey de Navarra, Juan III de Albret. Su madre fue María de Azpilicueta, que pertenecía a una aristocrática familia de la que formó parte Martín de Azpilicueta y Jaureguízar, sacerdote, teólogo, filósofo y economista español, llamado doctor navarrus.

Era el benjamín de cinco hermanos: Magdalena, Ana, Miguel, Juan. Fue bautizado con el nombre de Francisco, pero ha pasado a los anales de la historia como Francisco Javier o Francisco o de Javier.

Su niñez estuvo marcada por la conquista del Reino de Navarra por parte del Reino de Castilla. Su familia estuvo muy involucrada en la defensa de la independencia de la primera.

¿En qué medida estas circunstancias marcaron la vocación de Francisco? Todavía le quedaba en el camino una ciudad, una persona y una misión que marcaron y cambiaron su vida e hicieron de él el apasionado por Jesucristo, el plusmarquista de Dios, el divino impaciente, el misionero encarnado desde el más acá en el más allá y más lejos, en el aventuro del Evangelio.

 

 

En la Sorbona de París

Tras estudiar en distintas ciudades navarras y debido a sus aptísimas cualidades intelectuales y también físicas, Francisco decide marchar a París para estudiar en la Universidad de la Sorbona.

En París, en 1528, se instaló a vivir en el barrio de Montmartre. Y en esta ciudad y en este barrio, en 1529, conoció a la persona clave para el cambio radical de su vida: Íñigo de Loyola (san Ignacio de Loyola). También comenzó su amistad con el saboyano Pedro Fabro.

En el proceso de conversión de Francisco Javier fue decisiva la continua apelación que Ignacio le dirigía, con estas palabras del evangelio: “¿De qué te sirve ganare el mundo, si pierdas tu alma?” (Mateo 16, 26).

Y fue allí, en París, donde, junto a Íñigo de Loyola y Pedro Fabro, y cuatro compañeros, más que llegaron a la capital gala, los españoles Diego Laínez, Alfonso Salmerón y Nicolás de Bobadilla y el portugués Simón Rodrigues, constituyeron, bajo el liderazgo de Ignacio, el embrión de la Compañía de Jesús.

 

Nace la Compañía de Jesús

 Fue el 15 de agosto de 1534, en la cripta de los Mártires de Montmartre  donde emitieron los tres votos tradicionales de la vida religiosa (pobreza, castidad y obediencia), a la vez que añadieron un cuarto voto: peregrinar a Tierra Santa, tal y como previamente, en 1523, había hecho san Ignacio, en peregrinación que resultó decisiva en su proceso definitivo de conversión, comenzado en la primavera de 1521 en Pamplona  y proseguido, durante más de un año, en Loyola, Montserrat, Manresa y Barcelona.

Con todo, decidieron esperar antes viajar al País de Jesús hasta que las condiciones políticas (Tierra Santa era territorio musulmán) lo permitieran.  Francisco permaneció en París.

En 1537, los siete compañeros, los siete primeros jesuitas, se reencontraron en París y viajaron a Italia, para ser ordenados sacerdotes y viajar desde Venecia a Tierra Santa. Llegaron primero a Roma, donde fueron recibidos por el Papa Paulo III. Marcharon a Venecia, donde fueron ordenados sacerdotes el 24 de junio de 1937. Pero la “nave peregrina” (la embarcación que les habría llevado a Tierra Santa) no pudo partir porque Venecia había entrado en guerra con Venecia.

 

Ante la tardanza e imposibilidad del viaje, vuelven a Roma y se ofrecen al Papa para ser enviados a cualquier otro lado. Reformularon el cuarto voto jesuítico, que pasa a ser un voto de obediencia especial al Papa; y aquellos primeros siete jesuitas decidieron, aunque en comunión y comunicación, partir cada uno de ellos a evangelizar a distintas partes del mundo. Ignacio se quedó en Roma e institucionalizó la fundación de la Compañía de Jesús, que fue aprobada por el Papa Paulo III el 27 de septiembre de 1540, mediante la bula “Regimini militantis ecclesiae” (“Por el gobierno de la iglesia militante”). ¿Y que fue entonces de Francisco Javier?

 

Destino previo: Portugal

De Roma, en 1540, Francisco Javier partió hacia Lisboa en 1540. El jesuita del alba, que quería ganar el mundo ya no para él, sino para Jesucristo y para la misión evangelizadora, comenzará a ser, de hecho y de derecho, contemplativo en la acción, una célebre máxima ignaciana que Francisco Javier encarnó de modo tan excelente.

El viaje a Portugal se debió a la solicitud del embajador portugués en Roma, Pedro de Mascarenhas, que pidió en nombre del Rey Juan III de Portugal a Ignacio de Loyola algunos hombres suyos para enviarlos a las Indias Orientales. Para ese viaje, Francisco Javier fue nombrado por el Papa legado Paulo III legado apostólico para las tierras del Mar Rojo, del Golfo Pérsico y de Oceanía, a uno y otro lado del Ganges.

El viaje a Lisboa fue por tierra y paró en Azpeitia (Guipúzcoa), para entregar cartas de Ignacio de Loyola a su familia. En Lisboa, permaneció un tiempo hasta que pudo embarcarse hacia las Indias orientales y mientras tanto no paró ya de predicar el Evangelio y servir a los pobres de la ciudad.

 

Primer destino: Mozambique e India

El 7 de abril de 1541, día en Francisco Javier que cumplía 35 años, salía la expedición, que le llevó, el 22 de septiembre, a Mozambique, y donde permaneció hasta febrero de 1542. En esa estancia en Mozambique, ayudó en el hospital y percibió la realidad del trato inhumano que recibían las personas de color negro, lo cual le lleva a tener los primeros enfrentamientos.

Después de efectuar escalas en Melinde y Socotora, llegó a Goa (ciudad que luego sería capital de la India Portuguesa) el 6 de mayo de 1542. Preparó un texto divulgativo basado en el catecismo de Juan Barros y comenzó a predicar el Evangelio, a la vez que asistía a moribundos, visitaba a presos y socorría a pobres. Asimismo, aprendió la lengua nativa del país.

Tras rechazar el puesto de director del seminario de San Pablo, se embarcó, en octubre de 1542, para las islas de la Pesquería, en la costa de Goa, donde permaneció más de un año. Evangelizó a los indios Paravas y recorrió las ciudades de Tuticorrín, Trichendur, Manapar y Combuture. Además, aprendió tamil y tradujo a esa lengua parte de los textos cristianos y una plática sobre el cielo y el infierno.

En noviembre de 1543, se encontró con sus compañeros Micer Paulo y Mansilla en Goa y se entrevistó con el obispo de la ciudad, Juan de Alburquerque, para pedirle misioneros. El obispo destinó a 6 sacerdotes para esa labor, y con todos ellos, regresó las islas de Pesquería.

En la costa de Pesquería de Perlas, estableció un sistema de asignación de territorios a un responsable, quien debía mantenerle informado del devenir de la misión. Una vez organizado ese territorio, partió hacia Manapar y el distrito sur, donde permaneció un mes con los makuas, bautizando a más de 10.000 personas. Durante 1544, realizó más de veinte viajes de evangelización.

 

Segundo destino: Islas Molucas (Indonesia)

En 1545, partió a las Islas Molucas en compañía de Juan Eiro. Tras aprender lo más básico del idioma y de la cultura locales, tradujo, ayudado por nativos, los principales textos del cristianismo.

En enero de 1546, viajó las Islas de Amborio y Ternate. Recorrió diferentes islas de la región y en Baranula (Ceran), según cuenta la tradición, un cangrejo le devolvió el crucifijo que había perdido durante una tempestad.    

En junio del mismo año, arribó a Ternate, permaneciendo en ella tres meses. De allí partió a las Islas del Moro, donde pasa otros tres meses. De las Islas del Moro regresó a Goa en 1548.

 

Tercer destino: Japón

El Domingo de Ramos de 1549 puso rumbo hacia Japón, junto a sus compañeros Cosme de Torres y Juan Fernández y el traductor Anjirō. Llegó a tierras niponas el 15 de agosto. Desembarcaron en Kagoshima, entonces capital del reino sur del Japón. Permaneció en esta ciudad durante un año y por tierras japonesas durante dos años y tres meses.

En colaboración de su compañero Pablo de Santa Fe, evangelizó por tierras niponas e hizo traducir los artículos de la fe, que se aprendió de memoria y solía recitar por doquier y en cualquier lugar y ante cualquier auditorio y, ante las preguntas de los interlocutores, se valía de un intérprete.

Fundó una pequeña comunidad cristiana en Hirado y evangelizó en Saka, Meaco y Yamaguchi, obteniendo del príncipe la garantía de respeto a los conversos al cristianismo. Muchos de los convertidos eran samuráis. La oposición del clero local, los bonzos, fue siempre fuerte.

En septiembre de 1551, predicó en Bungo, pero pronto hubo de regresar a India, territorio que ha sido erigido en provincia jesuítica independiente de Portugal con él como superior provincial. Pero, divino impaciente, siempre más lejos y más allá, quería seguir evangelizando el continente asiático y se fijó la meta de la llegar a China.

 

Cuarto destino: el sueño de China

El 14 de abril de 1552 se embarca hacia la soñada y hasta imposible misión en China. Le acompañaron en la aventura el sacerdote Gago, los hermanos Álvaro de Ferreira y Antonio de Santa Fe (que era de origen chino) y un servidor indio llamado Cristóbal.

A finales de agosto de 1552, llegó a la isla de Shangchuan (en castellano, Sanchón o Sancián, provincia de Cantón, en aguas del mar de la China Meridional, frente a la costa del sur de China).  Y mientras esperaba la llegada de un barco chino, que debería introducirles, clandestinamente, en el continente, le llegó la muerte.

 

Cinco y último viaje: la gloria de la eternidad

Fue, al alba, del sábado 3 de diciembre de 1552 cuando Francisco Javier fallecía, a los 46 años. "Madre de Dios, ten misericordia de mí... Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí" fueron sus últimas palabras. Concluía así la vida de quien había recorrido 120.000 kilómetros, como tres veces la tierra entera, para predicar y servir el Evangelio.

Su cuerpo fue trasladado a Goa (India), donde llegó en la primavera de 1554, siendo enterrado, en olor de multitudes y de santidad, en esa ciudad. Posteriormente, un brazo con la mano incorruptos del santo fue trasladado a Roma, a la iglesia jesuítica del “Gesu” y desde donde, periódicamente, peregrina por todo el mundo.

El 25 de octubre de 1619 fue beatificado por el Papa Paulo V y dos años y medio después, el 12 de marzo de 1622, fue canonizado por el papa Gregorio XVI, junto a san Ignacio de Loyola, santa Teresa de Jesús, san Isidro Labrador y san Felipe Neri.

En 1748 fue declarado patrono de todas las tierras al este del cabo de Buena Esperanza. En 1904, el Papa san Pío X lo nombró patrono de la Obra de la Propagación de la Fe (el DOMUND). En 1927, el Papa Pío XI le designó patrono de las Misiones, junto a santa Teresita del Niño Jesús. En 1952, el Papa Pío XII lo proclamó patrono del turismo. Es también patrono de la Rama Caminantes dentro del Movimiento Scout católico y patrono de Navarra. Su festividad litúrgica se celebra el 3 de diciembre, en coincidencia con el día de su muerte.

 

 

 

 

PUBLICADO EN NUEVA ALCARRIA 3 DICIEMBRE 2021

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