Este sábado 31 de julio es san Ignacio de Loyola, fundador de los Jesuitas, en plena conmemoración del quinientos aniversario del comienzo de su proceso de conversión

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

 

En Roma, en la casa de la Compañía junto a la céntrica iglesia del Gesù, el 31 de julio de 1556 falleció uno de los personajes de toda la historia y de mayor influencia a lo largo de los siglos: san Ignacio de Loyola, el fundador, en París, el 15 de agosto de 1534, de la Compañía de Jesús.

El día 1 de junio (otras fuentes indican que fue el 24 de diciembre) nació, en el caserío de Loyola, Íñigo López de Loyola. Su nombre y apellidos, a tenor de los apellidos de los padres, deberían haber sido Íñigo Yáñez de Oñaz y Loyola Sánchez. Era el menor de 13 hermanos. Muy pronto fue bautizado en la iglesia parroquial de Azpeitia, cuyo párroco se llamaba Juan de Zabala. Su madre, Marina Sánchez de Licona, falleció muy pronto. Íñigo fue amamantado por la nodriza, María de Garín, que vivía en el caserío de Eguíbar.

Entre ambos acontecimientos capitales de la vida de cualquier persona –fechas de nacimiento y muerte-, en la historia de san Ignacio, siendo todavía conocido por su nombre de pila, Íñigo (entre 1537 y 1542, Íñigo cambia su nombre por el de Ignacio, “para ser más común a las otras naciones o más universal”, cambio de nombre que pudo ser debido a su devoción por san Ignacio de Antioquía, obispo y mártir cristiano, en el comienzo del siglo II) es preciso señalar su proceso de conversión, del que ahora se cumplen quinientos años y que la Compañía de Jesús celebra con un año jubilar entre el 20 de mayo de 2021 y el 31 de julio de 2022.

 

San Ignacio de Loyola de Rubens.

 

Años 1521-1522: Pamplona, Loyola, Manresa

En la primavera de 1521, tropas franco-navarras intentaron reconquistar Navarra, conquistada en 1512 por Castilla. Hermanos de Francisco de Javier estaban integrados en estas tropas franco-navarras. Íñigo luchaba con el ejército castellano. Se produjo en mayo de aquel año de 1521 el llamado asedio al castillo de Pamplona, donde se hallaba Íñigo. El 20 de mayo de 1521, lunes de Pentecostés, una bomba de cañón atravesó entre las piernas de Íñigo, con graves heridas en una y dañándole también la otra. El castillo cayó dos días después. Se le practicaron a Íñigo las primeras curas y regresó a Loyola.

Ya, en Loyola, comenzó el proceso de recuperación de Íñigo, que resultó largo, complicado y doloroso. Durante la convalecencia dedicó numerosos espacios de tiempo a la lectura. Entre los libros de la vieja biblioteca familiar del caserío de Loyola, Íñigo leyó “La vida de Cristo” y “Flors sanctorum”. Comenzó un lento y progresivo itinerario de conversión espiritual. Íñigo se replanteó toda su vida (tenía ya 30 años)- e hizo autocrítica de su condición de soldado y caballero. Como final decisivo de este proceso de conversión, Íñigo tuvo una visión de la Virgen con el Niño. Decide seguir más cerca a Jesucristo, trabajar por la evangelización y peregrinar a Tierra Santa para encontrarse con las huellas y los lugares del Santísima Humanidad de Nuestro Señor.

En el invierno de 1522, abandonó el caserío familiar de Loyola para seguir su nueva vocación y su deseo de peregrinar a Jerusalén. El 24 de marzo de aquel año llegó al monasterio de Montserrat (Barcelona). Ante la imagen de la Virgen, cuelga su vestidura militar y abandonó la basílica, harapiento y descalzo. De esta forma llega a la vecina Manresa, donde permaneció diez meses, ayudado por un grupo de piadosas mujeres. Vivió durante este tiempo en una cueva, en oración y ayuno. De esta experiencia nacieron los Ejercicios Espirituales, corazón y nervio de la espiritualidad ignaciana. Los Ejercicios Espirituales fueron editados en 1548. También la experiencia de Manresa le sirvió para abandonar la idea de ser un peregrino solitario a cambio de un compromiso más apostólico con compañeros que le siguiesen en la empresa. Y Dios proveerá otros caminos y destinos para él.

 

Del 20 de mayo de 2021 al 31 de julio de 2022

Por todo ello, el pasado 20 de mayo comenzó el Año Jubilar del quinientos aniversario del proceso de conversión del santo. Fue en la catedral de Pamplona, con eucaristía presidida por el arzobispo local, Francisco Pérez.

La clausura será en Loyola los días 30 y 31 de julio de 2022. Y entre ambas fechas, es ahora Cataluña, concretamente Barcelona y Manresa, el epicentro de las celebraciones. Así, en la tarde de este viernes 30 de julio, la céntrica y hermosa iglesia gótica de Santa María del Mar de Barcelona acoge una eucaristía, presidida por el arzobispo barcelonés, cardenal Juan José Omella, a su vez, presidente de la CEE.

Será en el mismo escenario en el que, durante su estancia en Barcelona entre 1524 y 1526, Ignacio pedía limosna para repartirla entre los pobres. Como un mendigo, con la mano extendida y los pies descalzos, está representado en la escultura de bronce de Lau Feliu que se instaló hace cinco años en la Capilla de San Ignacio de esta basílica. Un espacio de oración y contemplación que recuerda el paso del santo por la ciudad.

Al día siguiente, sábado 31 de julio, memoria litúrgica del santo, Cova de Sant Ignasi en Manresa acogerá otra eucaristía vespertina, presidida en este caso por el padre Arturo Sosa, venezolano, actual prepósito general de los Jesuitas, sucesor, el número 31, pues, de san Ignacio. La eucaristía del día 31 de julio será una celebración solemne, con dos momentos muy especiales. Por una parte, la inauguración oficial de los mosaicos del artista Marko Rupnik, que desde el pasado mes de abril están instalados en el Santuario de la Cova. Ocupan las capillas laterales y las paredes que rodean el interior de la puerta de entrada, y muestran el peregrinaje cristiano a través de los Ejercicios Espirituales.

Y, por otro lado, tendrá lugar la apertura de la Puerta del Jubileo del santuario, que se une de este modo a la celebración del Año Ignaciano. Se trata de la puerta que daba acceso a la Santa Cueva desde 1625 y a lo largo de tres siglos, hasta principios del siglo XX. Ahora está situada en el espacio de acogida que une el santuario y la Cueva. Los peregrinos podrán cruzarla, en un gesto sencillo pero dotado de un profundo simbolismo, ya que es signo de reconciliación, con uno mismo, con Dios y con los demás.

 

Año Ignaciano

Con “Ignatius 500” (denominación de este año jubilar (“Ignatius” es un nombre propio latino que significa Ignacio), la Compañía de Jesús celebra el quinto centenario de una experiencia que transformó para siempre a su fundador, Ignacio de Loyola y dio lugar a una espiritualidad que ha facilitado el encuentro con Dios de multitud de personas de generación en generación.

“Ignatius 500” se celebra en todo el mundo desde el 20 de mayo de 2021, aniversario de la herida sufrida por Íñigo de Loyola en Pamplona, ya citada, y hasta el 31 de julio de 2022. A lo largo de este año tienen lugar diversas celebraciones, eventos, campañas y publicaciones para rememorar la experiencia que vivió Ignacio, pero sobre todo como entendemos y vivimos esta experiencia en la actualidad.

Para el superior provincial de los Jesuitas en España, Antonio España, celebramos “la transformación de su mirada, de su ser, de su forma de cuidar y de su forma de vivir”, ocurrida entre mayo de 1521 y febrero de 1523 en Loyola, en Manresa y en el camino entre ambas localidades, tras caer herido en Pamplona. “Este contratiempo golpeó su vida de forma momentánea, sin embargo, de ahí salió un proceso paulatino de cambio, de transformación y superación”.

En palabras del coordinador del Año Ignaciano, el también jesuita Abel Toraño, "Ignacio conecta con toda persona que esté deseando llevar una vida plena. Nos enseña que fue necesario pararse, hacer silencio, pensar, darse cuenta de que tenía una interioridad que desconocía”.

 

En Roma con el Papa Francisco y otras convocatorias

Además, para el 12 de marzo de 2022, fecha del cuatrocientos anivesario de la canonización de san Ignacio en Roma, a cargo del Papa Gregorio XV, está prevista otra gran convocatoria. Será precisamente en Roma y presidida por el actual Papa, Francisco, que es, como es bien sabido de todo, jesuita. Y como ya se dijo, la clausura será en Loyola el 31 de julio de 2022. ¿Podría venir a España por este motivo y también por el Año Jubilar Compostelano 2021-2022 a España? Estar, está invitado, pero nada, ni oficial ni oficioso, ha trascendido sobre la respuesta de Francisco.

Por otro lado, el Año Ignacio tiene previstas, sobre todo, a partir de este otoño y a tenor de la evolución de la pandemia, distintas convocatorias. Así, habrá actividades y propuestas de la pastoral de los colegios jesuitas estarán dirigidas a acompañar a Ignacio en su proceso de conversión. Momento significativo será la Semana Ignaciana (del 7 al 11 de marzo de 2022), que celebrarán todos los centros.

El Año Ignaciano será acogido en las universidades y centros universitarios como un tiempo de mejora, de reflexión y de conversión. Habrá reflejo en peregrinaciones, ofertas de ejercicios y en múltiples encuentros, jornadas, simposios y actos deportivos.

En verano de 2022, familias de todo el mundo se darán cita en Loyola y experimentarán herramientas inspiradas en la espiritualidad de Ignacio que ayuden a cuidar y renovar sus proyectos de familia.

También los Antiguos Alumnos tendrán una cita importante en el congreso mundial que se celebrará en Barcelona (13-17 de julio de 2022), donde partiendo de la espiritualidad y educación ignaciana impulsarán la misión de contribuir a construir un sociedad más justa y sostenible. 

Antes, uno de los públicos clave de este Año Ignaciano son los jóvenes. Uno de los primeros actos de este aniversario tendrá lugar este verano y será un Encuentro Mundial (on line) de jóvenes de la Comunidad de Vida Cristiana (CVX). En el mes de septiembre, el Encuentro de Delegados de Pastoral Juvenil de Conferencia Episcopal tendrá lugar en Loyola, a propuesta de MAG+S, la red de pastoral ignaciana para jóvenes de 18-30 años.

 

Peregrinaciones

A partir del 1 de enero del 2022, se inicia el segundo Año Jubilar del Camino Ignaciano, que recuerda cómo en 1522 Íñigo de Loyola cambió sus vestiduras de noble por la vestimenta del peregrino, dejando su casa en Azpeitia y dirigiéndose a Jerusalén. Llegó el 25 de marzo a la ciudad de Manresa y salió hacia Roma un año después. A lo largo del 2022 se espera a cientos de peregrinos provenientes de España y de otros lugares como EEUU, Singapur, Australia y Francia. Las ciudades de Azpeitia y Manresa llevan preparando este aniversario de la peregrinación de San Ignacio desde 2014, y a sus celebraciones se unirán las de otras diócesis y administraciones públicas ubicadas a lo largo del Camino Ignaciano.

Una de estas peregrinaciones será la iniciativa solidaria “Un camino a lo interior. Un camino solidario. Loyola-Manresa en bicicleta”. A lo largo de 7 etapas, el equipo de Comunicación de Radio ECCA recorrerá el Camino Ignaciano para relatar (a través de vídeos diarios para Youtube) la experiencia de conversión de Ignacio. Los fondos recaudados se destinarán a la Campaña #Seguimos, impulsada por los jesuitas a raíz de la crisis del coronavirus.

“Ver nuevas todas las cosas en Cristo” es la frase elegida como lema para este Año Ignaciano 2021-2022.

 

Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 30 de julio de 2021

Este domingo es 25 de julio, solemnidad del apóstol Santiago, patrono de España, y centro del Año Santo Compostelano, prorrogado hasta el 31 de diciembre de 2022

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

 

Santiago de Zebedeo o Jacobo de Zebedeo fue uno de los apóstoles más destacados de Jesús de Nazaret (estuvo presente, por ejemplo, en la resurrección de la hija de Jairo, en la Transfiguración, en Getsemaní en la víspera de la Pasión, en la pesca milagrosa del Mar de Tiberiades y fue uno de los primeros en ser citados por Jesús cuando eligió a sus Doce apóstoles). Se lo conoció en la tradición cristiana como Santiago el Mayor para distinguirlo de otro miembro del grupo de los doce, Santiago el Menor. Nacido probablemente en Betsaida (Galilea), fue hijo de Zebedeo y Salomé, y hermano de Juan, Murió a manos de Herodes Agripa I en Jerusalén entre los años 41 y 44 de nuestra era. Es el patrono de España, a donde, a Compostela, fueron trasladados sus restos mortales.

Estamos en el 120 año santo compostelano de la historia, desde su institución en 1122 por el Papa Calixto II, que dispuso este año jubilar siempre el 25 de julio fuera domingo, jubileo ratificado, con carácter de perpetuidad, el Papa Alejandro III, en 1179. Ya la pasada semana esta página de NUEVA ALCARRIA estuvo dedicada al tema, que hoy complementamos con los Caminos de Santiago.

 

 

Diez grandes rutas

Diez rutas históricas son camino de Santiago. El Camino Francés es el itinerario jacobeo con mayor tradición histórica y el más reconocido internacionalmente. El Camino Primitivo fue un itinerario muy frecuentado por el pueblo astur-galaico durante el siglo IX y buena parte del X, y atrajo también a peregrinos procedentes de otras partes del norte de España y de Europa. En 2015 fue reconocido por la Unesco, junto con el Camino del Norte, como Patrimonio de la Humanidad. Parte del Alto del Acevo pata llegar a Compostela, siempre en tierras coruñesas.

El Camino de Fisterra y Muxía es ruta jacobea tiene su origen en la ciudad de Santiago y su meta en el cabo Fisterra y el Santuario de la Virxe da Barca de Muxía. O viceversa. Desde Ferrol surge el Camino Inglés, que atrajo en la Edad Media a gentes y sociedades de toda Europa; también de la “lejana Europa”. De Ribadeo (Lugo) a Santiago discurre el Camino del Norte, por donde, históricamente, pasaban devotos de todo el norte de la Península, e incluso —por tierra o por mar— procedentes de otros territorios como Inglaterra, Flandes, Alemania o Escandinavia.

La Ruta del Mar de Arousa y Río Ulla, desde Sanxenxo, es un singular itinerario marítimo y fluvial que conmemora la llegada a Galicia, por mar, del cuerpo del apóstol Santiago tras su martirio en Jerusalén, alrededor del año 44.

La Vía de la Plata ha adquirido últimamente gran popularidad. Procedente de Andalucía y Extremadura, entra en Galicia por las Portelas do Padornelo y de A Canda, y pasa por el sector septentrional del valle de Monterrei y de A Limia hasta llegar. El Camino de Invierno es la entrada natural a Galicia desde la meseta, desde Las Médulas (El Bierzo, León). Es un acceso ya usado por los romanos. Se piensa que pudo ser una alternativa en época invernal a la dura subida a las cumbres nevadas de O Cebreiro (Lugo) y desde allí a Santiago.

El culto jacobeo ha tenido en el Camino Portugués un territorio fundamental para entender la verdadera dimensión internacional del fenómeno de las peregrinaciones. Parte de Tui (Pontevedra). Y el décimo es el Camino Portugués de la Costa entra en Galicia por la villa marinera de A Guarda, tras cruzar el río Miño en su desembocadura.

 

Otros caminos y ¿desde nuestra tierra?

Existía también el Camino del Mediterráneo y después el Camino Catalán, que entraba en España por Barcelona y seguía por Lérida, Zaragoza, Soria y Burgos, para enlazar ya con el Camino Francés. El llamado camino aragonés es el que desde Jaca transcurre, dentro del camino francés y recorriendo pasajes de gran belleza natural y artística, por tierras aragonesas.

La villa segoviana de Ayllón, hasta 1955 perteneciente al obispado histórico de Sigüenza, era vía subsidiaria del Camino de Santiago. Los peregrinos de nuestra antigua diócesis y los de la diócesis de Osma caminaban hasta Ayllón para seguir desde allí hasta Santo Domingo de Silos y empalmar en Burgos, con el camino francés, el, por excelencia, Camino de Santiago. También hubo rutas de interior hacia Santiago, Ruta de la Lana, por la Alcarria cifontina y la llamada Hoya del Infantado. Todas estas rutas han sido debidamente señalizadas y en sus municipios se ha instalado una estrella jacobea. Por otro lado, en el marco del Año Santo Compostelano 1993 nació en la capital provincial la Asociación de Guadalajara de Amigos de Santiago, que organiza y respalda peregrinaciones jacobeas. Su “alma mater” fue José Luis Bartolomé, fallecido hace cuatro años.

 

El Camino Francés, el Camino por excelencia

El camino francés -con entradas en España bien por Roncesvalles o Jaca y con ruta única desde Puente la Reina- es el más célebre y popular de todos ellos. Es el camino glosado, descrito y dividido en etapas por el «Liber Sancti Jacobi» o «Codex Calixtinus», en el siglo XII. Es el camino que recorrieron los primeros peregrinos como el obispo Godescalco de Le Puy y Aymeric Picaud -quizás el Papa Calixto II-, autor del citado «Códice». Son ochocientos excepcionales kilómetros de hondura, de belleza, de arte, de historia, de naturaleza, de espiritualidad.

Al camino francés se accedía, desde la Europa central y del este, por otras cuatro vías: la vía turonense -por Tours-, de los ingleses y flamencos; la vía lemovicense – por Limoges- que recorrían los peregrinos de Bélgica, Champaña y Las Ardenas; la vía podiense – por Pau-, utilizada por borgoñones y alemanes; y la vía tolosana -por Montpellier- o egidiana, que servía a los peregrinos de la Provenza y de Italia.

 

Patrimonio de la humanidad

En 1982 la Unesco declaraba al Camino francés de Santiago patrimonio de la humanidad. Los ochocientos kilómetros entre Jaca o Roncesvalles y Santiago -el camino francés, camino jacobeo por excelencia- bien merecían esta declaración. Y es que, en este cerca de millar de kilómetros, encontramos lo mejor del románico, del gótico y del barroco, traducido en iglesias, ermitas u hospitales, trenzado, todo ello, con historias y leyendas inefables y hasta inmortales.

Tanto en su arte como su naturaleza el camino de Santiago es camino de espiritualidad, de belleza y de cultura excepcionales. Jaca, Roncesvalles, Leyre, Puente la Reina, Alfaro, Santo Domingo de la Calzada, San Juan de Ortega, Burgos, Castrojeriz, Frómista, Villarcázar de Sigra, Carrión de los Condes, Sahagún, León, Astorga, Villafranca del Bierzo, Ponferrada, O Cebreiro, Triacastela, Lugo, Samos, Sarria, Portomarín, Palas del Rey, Melide y Santiago son algunos de los lugares y de las tierras fecundadas y embellecidas por el camino.

 

Experiencia de Iglesia y condición de peregrino

El camino de Santiago de Compostela -su tradición, su jubileo, su alma e historia- supone la oportunidad privilegiada de sentir y de vivir la Iglesia en su variedad, en su pluralidad, en su misma vitalidad y condición peregrina. Ir a Santiago como peregrino es una reconfortante experiencia eclesial, cristiana y humana.

A Santiago hay que ir siempre como peregrino. El auténtico peregrino debe además penetrar en el santuario compostelano por la puerta santa, la puerta del perdón, para salir después por el pórtico de la gloria. El peregrino debe ir en actitud de búsqueda, de apertura, de disponibilidad. Sin demasiadas ataduras ni condicionamientos. Puede seguir portando el sombrero de ala ancha, el abrigo marrón con esclavina, el bordón, la calabaza, el zurrón y la concha venera, como manda la tradición.

Pero, en cualquier caso, deberá ir siempre libre de amarras y experimentar progresivamente la transformación del paso del camino y de su raudal de gracia y del encuentro con los otros peregrinos, compañeros del mismo camino.

Y es que la experiencia jacobea para ser verdadera y plenificadora debe pasar por la renovación y por la potenciación de su dimensión espiritual y cristiana, que no ha de entrar en contradicción con los otros aspectos culturales, históricos o turísticos de Santiago. Porque también estos otros «caminos» pueden y deben conducir a Santiago.

 

Caminos y Jubileo

Ganar el Jubileo es meta del camino, aun cuando el camino en sí mismo es ya gracia. Ganar el Jubileo es salir adecuadamente por el pórtico de la gloria y experimentar el gozo de la gracia de Dios de manos del Apóstol y del don excepcional de la «gran perdonanza», el corazón del jubileo compostelano.

Para ello, para ganar el jubileo, es preciso recorrer los «caminos» del jubileo, las condiciones y requisitos que se precisan para lucrarse con la gracia jubilar: confesión sacramental, participación en la misa y recepción de la eucaristía y oración por el Papa y la Iglesia. Y bueno será hacer alguna obra de caridad como fruto granado de la peregrinación y como signo de la nueva vida cristiana que debe iniciarse tras un camino con un «antes» y un «después».

Deberán asimismo recorrerse también los otros «caminos» de la tradición jacobea: persignarse tres veces sobre un cruz esculpida en piedra por la piedad de los peregrinos en las jambas de la puerta santa, venerar y orar ante las reliquias del Apóstol en su hermoso «sagrario» de plata, abrazar la imagen peregrina de Santiago, posar los dedos de la mano derecha en los cinco huecos que la historia ha labrado en el pie del parteluz del pórtico de gloria e inclinar tres veces la cabeza -los célebres y tan reiterados «croques»- ante Maese Mateo, el autor, en 1188, de esta verdadera e inigualable «capilla sixtina» del románico.

Deberán igualmente ser rociados por el incienso del «botafumeiro», en permanente ofrenda y alabanza al Señor Jesús, a su Apóstol Santiago y a los peregrinos de todos los tiempos. El «botafumeiro» es uno de los signos más reconocidos, más populares y hasta más hermosos de toda la tradición jacobea.

 

El pórtico de la Gloria y hasta el 31 de diciembre de 2022

El camino de Santiago y la tradición jacobea son todo esto. Pero es aún más: es signo del proceso interior y exterior del hombre en búsqueda de su transformación y de su mismo destino. Es metáfora de vida humana y cristiana.

En la época histórica, como queda ya dicho, los peregrinos de los años santos accedían a la catedral compostelana por la puerta del perdón, la puerta del año santo, y tras orar, recibir los sacramentos y abrazar al Apóstol, salían del templo, en gracia de Dios y transformados, por la puerta de la Gloria.

 

 

La puerta del perdón -la puerta santa- de la catedral de Santiago de Compostela está abierta desde el atardecer del 31 de diciembre de 2020 hasta el mismo día de 2022. Estamos en año santo compostelano, en el 120 año jubilar de toda la historia, año santo que, en razón de la pandemia, el Papa Francisco ha prorrogado durante un año más.

Todos los caminos de España y de Europa, y por extensión, del mundo, conducirán a Santiago de Compostela, corazón de Galicia, Finisterre legendario, cuna de la Iglesia Católica en España y patria común de Europa y de América. Como exclamaran los peregrinos del Medievo, desde el Monte del Gozo, y quizás de todos los tiempos: «¡Más allá, más arriba!», «E-ultr-eia, E-sus-eia». Todos tenemos cita en Santiago.

 

Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 23 de julio de 2021

Por José Ramón Díaz-Torremocha

(Conferencias de San Vicente de Paúl en Guadalajara)

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Facundo

 

Descubrí a Cabral hace muchos años. Seguramente más de los que quisiera y siempre, oyéndole, alguna idea despertaba en mí magín que me mantenía durante un buen rato, meditando sobre ella.

 

Es decir: no solo gozaba con la música y los textos de Facundo, también facilitaban en mi imaginación un “ir más allá”, un “plus ultra” de la propia canción. Ya dijo alguien, refiriéndose a la imaginación, que era “la loca de la casa” y aunque dejarla libre, sin embridar, no siempre es bueno ni oportuno, sin duda hay momentos en que puede llevarte a encontrar nuevas oportunidades de muchas cosas. Hasta cosas nuevas del alma y para el alma.

 

Recuerdo cómo me gustó aquella afirmación de Facundo que decía: “Si te tomas como una escuela tu trayecto desde el nacimiento hasta la muerte, te darás cuenta de que los errores son, en realidad, lecciones”.

 

Me alegraba oír a un seglar, a un cantautor, hablar del amor con trascendencia y más allá de la sexualidad. Verdaderamente hemos consentido, darle a la palabra “amor”, un sentido tantas veces equívoco hasta llegar a convertirla, en esencia, muchas veces en lo contrario de lo que realmente debiera entenderse. Cabral nos lo recuerda pues, aun cuando él ya no esté con nosotros, sus canciones, su música, nos siguen acompañando y recordándonos en tantas ocasiones, que somos frutos del amor.

 

Entre sus frases, hay alguna que se me fija con frecuencia mientras la tarareo: “El amor no se hace, el amor nos hizo a nosotros”.

 

Preciosa frase de alguien que se declaraba cristiano. Pero, para mí, estaría mejor construida si digo: El amor no se hace, el Amor nos hizo. Es verdad que somos fruto del amor de nuestros padres, pero antes, creo firmemente que somos el fruto de quien nos pensó y nos envió al mundo. Somos fruto del Amor de Dios por y para cada uno de nosotros.

 

Con aquel sentido cristiano que tantas veces empapaban sus canciones, él nos señalaba: “No estás solo, tú también eres sal de la tierra”.

 

Con facunda y atractiva elegancia, Facundo, cantautor, al tiempo que me acompaña y me divierte con sus canciones, pone la idea de Dios en ese momento de mi vida.

 

La lección, en este caso, no será el resultado de un error, partirá de una gran verdad: el Amor nos hizo y el cantautor me lo recuerda.

 

María, siempre a Cristo por y con María

 


 

 

Facundo

 

I discovered Cabral many years ago, surely more than I would like. And always, while listening to him, some idea appeared in my mind that kept me meditating on it for a while.

 

That is to say: not only did I enjoy Facundo’s music and texts, they also facilitated in my imagination a "go beyond", a "plus ultra" of the song itself. Someone already said, referring to the imagination, that it was "the crazy of the house" and although leaving it free and unbridled is not always good or timely, there are certainly times when it can lead you to find new opportunities for many things. Even new things of the soul and for the soul.

 

I remember how I liked Facundo's statement that said, "If you take your journey from birth to death as a school, you will realize that mistakes are actually lessons."

 

I was happy to hear a lay man, a singer-songwriter, talk about love with transcendence and beyond sexuality. We have really accepted to give the word "love", a meaning so often equivocal until it becomes, in essence, many times the opposite of what should really be understood. Cabral reminds us of it because, even if he is no longer with us, his songs, his music, continue to be with us and remind us on so many occasions, that we are the fruit of love.

 

Among his phrases, there is one that keeps frequently in my mind as I hum it: "One does not make love, love made us."

 

Beautiful phrase from a self-professed Christian. But, for me, it would be better built if I say: One does not make love, Love made us. It is true that we are the fruit of our parents’ love, but I firmly believe that first we are the fruit of the One who thought of us and sent us into the world. We are the fruit of God's Love for each of us.

 

With that Christian sense that so often permeated his songs, he pointed out to us: "You are not alone, you too are the salt of the earth."

 

With an eloquent and attractive elegance, Facundo, singer-songwriter, while accompanying me and amusing me with his songs, puts the idea of God in that moment of my life.

 

The lesson, in this case, will not be the result of a mistake, it will be based on a great truth: Love made us and this singer-songwriter reminds me of it.

 

Mary, always towards Christ through and with Mary

 

José Ramón Díaz-Torremocha

Conferences of Saint Vincent

Guadalajara, Spain

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Por Juan Pablo Mañueco

(escritor y periodista)

 

 

(25 de mayo de 2021)

 

 

Escucho un rumor de fuentes

de la Concordia en el parque

y mayo tal verdor marque

que aflora en todas las mentes.

 

Verde todo cuanto abarque.

Verde por todos los frentes.

Verde en árboles agentes.

Verde que asombros enarque.

 

 Más allá…, calle San Roque

y una paloma que pasa

como si estuviera en casa

con su blanco y negro toque.

 

Forman las copas la gasa

que sombrea, en entrechoque,

cada lado en cada bloque

en que la calle se basa.

 

Luego ya cambia a Paseo

cuando el espacio se ensancha:

¡y árboles en avalancha

del uno a otro lado veo! 

 

¡Qué espesor de verde en cancha

con la mirada poseo,

tanto tono en verde ideo

que el verdor al glauco engancha!

 

Tronco con tronco se abraza…

Y hasta el cincel ha esculpido

dos maderas, pues Cupido

a su beso ha dado caza.

 

¡Asombro sobrevenido

a diestra, a donde desplaza

la vista que allí se enlaza

a un redondel, que ha surgido! 

 

Dos columnas… Una abierta

verja con lanzas agudas,

tan silenciosas y mudas

al traspasar de la puerta.

 

¡Adoratrices picudas!,

¡hoy un parque y ayer huerta!

Más verdores en oferta

de escalas, con nulas dudas.

 

Un bronce abraza el vacío

de estos tiempos tan duros…

Un bronce sólo de oscuros,

y rodeado de frío.

 

 

Nadie más en intramuros

de bronce opaco, sombrío,

varado en hueco baldío

con brazos de claroscuros.

 

Mas, al fondo de él, se ofrece

un cielo azul y radiante;

alguna nube en semblante

también arriba aparece.

 

¡Y el más redondo diamante

blanco, que hasta rubí crece!;

¡es tan bello que estremece

ver su cúpula brillante!

 

¿Y el nombre de perfección?

Su nombre es… ¡el Panteón!

 

 

 

 

Juan Pablo Mañueco 

Premio CERVANTES-CELA-BUERO VALLEJO, 2016.

Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha

 

* La estrofa se llama "octava ola o copla alcarreña". Busque en internet quien quiera saber en qué consiste y ejemplos de ella; incluso hay un libro entero compuesto en esta estrofa. Pero la sonoridad de dicha estrofa es tan grande como ya se nota con esta sola poesía. La estrofa realza cuanto se escriba en ella.

 

Vídeo autor:

https://www.youtube.com/watch?v=HdKSZzegNN0

 

Rafael C. García Serrano

(Conferencias de San Vicente de Paúl de Guadalajara)

 

 

 

 

Hoy me he sentado un largo rato en este rincón

en un de tú a tú conmigo, los dos solos.

 

Porque tanto debo y tanto me debo

hemos de discurrir serenamente,

sin nada que altere la exigible imparcialidad,

aclarando viejas cuentas.

 

He vuelto a mi casilla de salida

a mi conciencia de insanas ansiedades,

la he limpiado de mentira, barro y miserias

que tan difícil hacían mi camino.

 

He salido después a la vida

con mi yo tranquilo y ventilado

proyectando en mi cerebro

un futuro algo más perfecto

desde un pasado imperfecto

perfectamente pasado.

 

Puede que ahora esté más cerca

de lo que Dios de mí siempre ha querido.

 

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