Sin procesión de los faroles, aunque sí habrá rosario a las 21 horas en la catedral, y con las demás medidas de prevención de la pandemia, y con misa principal a las 11:30 horas, con don Atilano y monseñor Asenjo

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

 

La misa solemne de este domingo 22 de agosto será a las 11:30 horas, presidida por el obispo diocesano, monseñor Atilano Rodríguez, acompañado del arzobispo emérito de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, seguntino de nacimiento y miembro de la cofradía. Asimismo, hoy, domingo 22 de agosto, ante el altar de la Virgen de la Mayor, hay dos misas más: 9 horas y 20 horas.

En razón de la pandemia, no hubo ni ofrenda floral pública (sí privada o particular), ni habrá hoy la tan concurrida, solemne y hermosa procesión de los faroles, de las 21:30 horas del domingo de la fiesta de la Virgen de la Mayor. A cambio, sí se tendrá el rezo del rosario a las 21 horas del domingo 22 de agosto ante el altar de la patrona seguntina, previo requipe general de las campanas de la catedral.

«Santa María de la Esperanza, mantén el ritmo de nuestra espera» es el lema de la novena (del viernes 13 al sábado 21 de agosto, con convocatorias a las 8 horas y las 19:30 horas) y fiesta de la Virgen de la Mayor, patrona principal de Sigüenza, cuya intención general se ofrece por superación definitiva y víctimas de la pandemia y por todos aquellos que trabajan y sirven para su sanación.

Por todo ello, en estas vísperas de la fiesta religiosa principal de Sigüenza, este año ofrezco a continuación unos apuntes históricos sobre la Virgen de la Mayor y su culto y celebraciones a lo largo de los siglos.

 

 

 

Siglos XII al XIV

La Virgen de la Mayor es una imagen originariamente románica, de madera de ciprés, traída a Sigüenza por el obispo Bernardo de Agén, reconquistador y restaurador de la diócesis, en el año 1124. Su emplazamiento primero fue la capilla mayor de la catedral, de donde procede su nombre popular: Virgen de la Mayor.

         Artísticamente, es una imagen que representa el misterio de la Coronación de María. Es efigie "socia belli" ("compañera de batalla"), ya que acompañaba al obispo Bernardo en sus intervenciones en pro de la reconquista del antiguo territorio diocesano. Es también imagen eucarística: tiene una concavidad con portezuelas al dorso, en donde se guardaban reliquias y el viático o Santísimo Sacramento.

En las Actas de la catedral de Sigüenza del año 1197 consta que el entonces obispo Rodrigo mandó que ardieran día y noche ante la imagen de la Virgen de la Mayor siete lámparas, de plata grabada, llenas de aceite.

En el año 1313, hallándose muy deteriorada la imagen, el obispo Simón Girón de Cisneros mandó revestirla de plata. Por ello, durante un tiempo fue llamada "La Blanca", título que no prevaleció ya que el pueblo seguía llamándola la Virgen de la Mayor. Durante la citada restauración de la talla, se procede también a otras acciones, que le dotan de una presencia más gótica -ágil, risueña, señorial, benedicente-, como actualmente puede contemplarse.

 

Entre 1493 y 1673

En 1493, según relatan las Actas de la Catedral de Sigüenza, comienzan la procesión anual de la imagen de la Virgen de la Mayor, cuya fiesta venía ya celebrándose en el domingo siguiente a la Asunción de María (entre los días 17 y 23 de agosto). Era obispo de Sigüenza Pedro González de Mendoza, el guadalajareño cardenal Mendoza.

El año 1522 el obispo de Sigüenza Fadrique de Portugal funda la Cofradía de la Virgen de la Mayor, cuyos primeros estatutos datan de 1598, siendo obispo de Sigüenza Lorenzo Suárez de Figueroa y Fernández de Córdoba.

En 1609-1610 se construye un nuevo retablo para la capilla mayor de la catedral. Es obra de Giraldo de Merlo. Era obispo de Sigüenza fray Mateo de Burgos, franciscano. La imagen de la Virgen de la Mayor experimenta entonces distintos emplazamientos: en 1610 en la Iglesia de Santa María de Medina o Santa María de los Huertos -actual iglesia de las Hermanas Clarisas y perteneciente al patrimonio catedralicio- y en 1617 y hasta 1673, en la capilla de la Anunciación de la catedral de Sigüenza, a cuyo efecto el artista Juan de Orihuela labra altar y retablo, que desde 1904 es ocupado por una imagen de la Inmaculada.

Entre 1666 y 1673, por mandato del obispo Andrés Bravo de Salamanca, el artista Juan de Lobera construye en el transcurro de la catedral un altar-retablo barroco destinado a la Virgen de la Mayor. Es desde entonces su sede.

 

De 1809 a 1906

En 1809, la imagen de la Virgen de la Mayor se libra milagrosamente de ser quemada por los franceses, en plena guerra de la Independencia. Con todo, un soldado francés deja huella de lo acontecido mediante un sablazo en la mejilla derecha de la imagen de la Virgen, que todavía permanece hoy.

En el año 1871, siendo obispo Francisco de Paula Benavides y Navarrete, se renuevan los Estatutos de la Cofradía de la Virgen de la Mayor, que han permanecido en vigor hasta 2005, año en que se renuevan, a la luz del Código de Derecho Canónico de 1983, y siendo obispo José Sánchez González, quien firma estos nuevos estatutos con fecha 24 de junio de 2005.

El 18 de marzo de 1906 es robada la corona de la Virgen de la Mayor y un anillo. Inmediatamente después, por suscripción popular y ayudas del Cabildo Catedralicio, se labra una nueva corona para la Virgen y las Religiosas Ursulinas bordan un manto de raso blanco para la fiesta de la coronación, que tiene lugar el 17 de agosto de 1906, presidida por el obispo de Sigüenza fray Toribio de Minguella y Arnedo.

Asimismo, en el anochecer de aquel día, se celebró una procesión especial por las calles Medina, Seminario, San Roque, Puerta de Guadalajara, Valencia, Fuerte, Mayor y Plaza. En los últimos treinta años no se había realizado esta procesión, cuyos orígenes datan de 1493.

 

Entre 1926 y 1998

En 1926 comienzan las gestiones para dotar de un rosario de faroles con los misterios del Rosario para esta procesión, que sale, por primera vez, a las calles seguntinas el 17 de agosto de 1928. Era obispo de Sigüenza Eustaquio Nieto Martín.

En octubre de 1936, en plena guerra civil española, el rosario de faroles es gravemente dañado. Tras el final de la guerra, se emprende su restauración y mejora y en la fiesta de la Virgen de la Mayor de 1943 sale el nuevo rosario de faroles. En sede vacante tras el martirio el 27 de julio de 1936 del obispo Nieto Martín, la diócesis era regida por el canónigo arcediano Hilario Yaben Yaben como vicario capitular.

Entre 1941 y 1946 -años de la restauración de la catedral, gravemente dañada durante la guerra civil- la imagen de la Virgen de la Mayor es ubicada en la capilla parroquial de San Pedro, dentro de la catedral.

 En 1974, el obispo Laureano Castán Lacoma promueve una nueva restauración de la imagen, que además es despojada de los mantos que la revestían. Desde entonces la imagen ofrece la belleza cipresina de su original creación bajomedieval. El entonces afamado escultor Francisco Fernández de Córdoba fue el artífice de esta restauración.

En 1998, la Cofradía de la Virgen de la Antigua de Guadalajara ofrece a la Cofradía de la Virgen de la Mayor de Sigüenza dos faroles de los misterios gozosos y dieciocho faroles de mano.

 

Desde el año 2000 a nuestros días

El actual trono de la Virgen de la Mayor de Sigüenza es una bellísima obra de arte del siglo XVII, coetánea con su retablo de Juan Lobera, mandado construir por el obispo Andrés Bravo de Salamanca, a partir del año 1666 y en el que está la imagen de la Virgen de la Mayor desde el 17 de julio de 1673. Este trono hubo de ser retirado tras la guerra civil española de 1936-1939.  En el año 2000 se acometió su restauración, realizada por el restaurador Francisco Boldo Pascua, de origen seguntino. Y el día 22 de diciembre del aquel mismo año 2000 la Virgen de la Mayor volvió a ser entronizada en él.  Se trata de un bellísimo trono barroco, compuesto de jaspe, mármol, lapislázuli, ébano, bronce, carey, ágatas y ónice

En 2000, la Cofradía hace entrega de un cuadro de la Virgen de la Mayor a la Casa de Guadalajara en Madrid. En 2005, con fecha 24 de junio, el obispo José Sánchez González, como ya se dijo, aprueba los nuevos estatutos de la Cofradía de la Virgen de la Mayor. Y con fecha 15 de noviembre de 2005, la Dirección general de Turismo y Artesanía de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha declara fiesta de interés turístico regional a la procesión de los faroles.

También en el siglo XXI, la Virgen de la Mayor se ha visto realzada en su culto con dos espléndidas alfombras en color azul, al igual que es azul, el mismo tono, de sus sillones para los cultos en su honor. La Cofradía ofreció en estas dos últimas décadas nuevos bancos de madera noble para los fieles y un ambón litúrgico; y fue renovada la iluminación, en 2009, del altar y hornacina. La mejora y modernización de la iluminación se vio completada en agosto de 2020 con cien nuevas bombillas led para la corona del altar de la Virgen.

 

Gestos solidarios en los últimos años

En 2012, en plena crisis económica, el gesto solidario de la Novena y Fiesta de la Virgen de la Mayor se tradujo en cuatro mil euros en metálico y cerca de un millar de kilos de alimentos para Cáritas.

En 2013, el gesto solidario tuvo por destino Románovka, en la Rusia Oriental, junto a Vladivostock, junto al Pacífico, frente a Japón, donde estaba entonces destinada una religiosa seguntina de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, y quien promovía el Proyecto Tropinka, de atención a niños necesitados.

En 2014, en pleno comienzo del recrudecimiento de la persecución a los cristianos de Oriente Medio por parte del Estado Islámico, se recaudaron también otros cuatro mil euros que se enviaron a los cristianos perseguidos.

En 2016, hubo un donativo una familia de Ecuador, que vio desolada su vivienda tras los terremotos en este país andino durante el mes de abril de aquel año. Se hizo entrega del donativo a una misionera seguntina religiosa Dorotea.

En 2017 y en 2018, el gesto solidario de cada uno de estos años fue un donativo de 200 euros para la Cáritas local.

En 2019, se dotaron dos becas completas para una vocación misionera (2.000+2.000: 4.000 euros), con destino al efecto a Obras Misionales Pontificias-España.

En 2020, en plena pandemia, la colecta especial se destinó a sufragar los gastos de la transmisión por circuito cerrado de televisión de la misa del día de la fiesta de la Virgen de la Mayor. Y este año, se lleva a cabo una recaudación extraordinaria en favor, a través de Cáritas, de los damnificados tras el reciente nuevo terremoto en Haití.

 

 

Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 20 de agosto de 2021

Por Ángel Moreno

(de Buenafuente)

 

 

Señor Santiago:

 

Un año más, los Amigos del Monasterio de La Buenafuente del Sistal acudimos a tu casa para venerar tu sepulcro y encomendarnos a tu protección, de manera especial en este Año Santo Compostelano. 

Traemos en los pies la memoria de 25 años de peregrinación, y aunque este año hemos caminado a tramos desde Jaca a Compostela, nos sentimos peregrinos, unidos a todos los que acuden hasta la meta de este santo lugar, donde siempre somos recibidos por tu mirada de ojos grandes. 

No podemos ocultar la emoción que nos embarga al haber podido realizar la peregrinación en las actuales circunstancias de pandemia, y dando voz a tantos que viven afectados por las secuelas que ha dejado y deja el virus de la covid 19. 

Esta vez, nuestra invocación pone toda su fuerza en pedirte que intercedas ante tu Maestro Jesucristo, con quien gozaste de tanta amistad, para que nos veamos libres de este azote que se sufre en todo el mundo, sobre todo las familias que han perdido seres queridos, los trabajadores y empresarios, deprimidos por causa de la quiebra de sus empresas, las personas mayores, y las más jóvenes, los pequeños pueblos y las grandes ciudades. 

Apóstol Santiago, tú conociste los trabajos de la primera evangelización de nuestra tierra; según la tradición fuiste consolado por la presencia entrañable de la madre de Jesús. Los tiempos que vivimos son recios, y parece que se repiten las circunstancias que describe Santa Teresa cuando afirma que convienen amigos fuertes de Dios para sustentar a los flacos. Tú fuiste amigo del Señor: fortalece la fe de nuestras comunidades parroquiales, de esta iglesia que peregrina en España y de sus pastores, tentados a veces de desánimo por el descenso de la presencia de fieles en las celebraciones litúrgicas y en las actividades apostólicas debido al desplome de la religiosidad. 

Cómo no presentarte la necesidad de vocaciones al ministerio sacerdotal, a la vida consagrada y al laicado cristiano. Tú que fuiste uno de los primeros discípulos del Nazareno, y el primero en testimoniar con tu sangre tu total adhesión al Evangelio, anima en muchos corazones el deseo de seguir a Jesucristo. Te pedimos de manera especial por las comunidades contemplativas, y en concreto por las monjas cistercienses de Buenafuente del Sistal. 

Señor Santiago, son muchas las intenciones que albergamos los que hoy estamos ante tu altar. Déjanos sentir en el fondo de nuestro ser la gracia del acompañamiento que tú experimentaste cuando ibas por los caminos tras las pisadas de Jesús.  

Tú sabes bien cuánto ayuda ver la flecha en el camino, experimentar la luz en la oscuridad, sentir la amistad en la soledad, percibir la mirada amiga en los momentos críticos. Que tu estrella nos acompañe siempre y guíe nuestros pasos por el verdadero camino que es Jesucristo. Imploramos tu bendición, apóstol del Señor. Amén

Rafael C. García Serrano

(Conferencia de Nª Srª de la Antigua, Guadalajara)

 

 

 

 

Insiste mi vida conmigo en sus rencillas

tratando de que olvide lo que no creo,

tratando de imponer lo que si creo.

 

Es la lucha enconada de dos olas:

la una que levanta los vientos del pasado,

la otra que opone el aliento del futuro.

 

Y no sé cual vencerá, pero molestan

a este ánimo mío algo cansado

de soportar a este yo desorientado.

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La Virgen de la Mayor, san Roque y san Vicente son los tres patronos de la ciudad seguntina, patronazgo compartido hasta 1962 con santa Librada

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

 

Cada año por estas fechas del corazón del mes de agosto, Sigüenza, al igual que otras tantas y tantas localidades, se han vestido de fiesta. La larga y dura pandemia del coronavirus (Sars Covid 19) ya obligó en 2020 a su supresión. Y tampoco en 2021, aunque habrá numerosas actividades culturales y religiosas, podrá haber fiestas populares, tal y como las entendemos. ¡Ojalá que en 2022 todo pueda volver a la ansiada y hasta necesaria normalidad! Y que las celebraciones de 2021 sean signos también de solidaridad hacia los más afectados por la pandemia y signo asimismo de esperanza en su definitiva superación.

Desde este contexto, presento en este artículo algunos apuntes sobre los patrones históricos de Sigüenza.  Las fiestas populares tradicionales de Sigüenza se celebran en torno a san Roque, el patrono municipal, y Nuestra Señora la Virgen de la Mayor, la histórica, vigente y principal patrona. Sus fechas habituales han sido entre los días 12 y 23 de agosto.

En 2021, aunque no habrá procesiones de las imágenes de ambos, sí habrá cultos religiosos, con citas principales el domingo 15 de agosto, la Asunción, patrona de la catedral y de la diócesis; el lunes 16, san Roque; y el domingo 22, la Virgen de la Mayor. Las correspondientes misas, la primera y la tercera en la catedral, y la segunda en las Ursulinas, serán, en los tres casos a las 11:30 horas.

 

San Vicente, el 22 de enero

La ciudad de Sigüenza ha contado, desde su reconquista por el obispo Bernardo de Agén, en 1124, con cuatro patronos históricos. El primero en el tiempo y que todavía permanece es san Vicente, diácono y mártir en el alba del siglo IV, con fecha de celebración el 22 de enero, su memoria litúrgica, y fecha, en el año citado año, de la reconquista.

Estas fiestas nunca han dejado de celebrarse y tiene por epicentro la histórica y bella parroquia seguntina, dedicada al santo, desde la segunda mitad del siglo XII, mandada erigir por el obispo Cerebruno de Poitiers, el segundo en la mitra seguntina después de don Bernardo. Las fiestas de San Vicente se desarrollaron, con esplendor y tipismo, en sus fechas invernales. Es fiesta local. Dispone de cofradía desde 1793.

 

Virgen de la Mayor y Santa Librada

Fue también don Bernardo de Agén, quien, al poner los cimientos, al menos espirituales e ideológicos, de la catedral, quiso dotar a esta de dos elementos capitales en la construcción medieval de las catedrales: las reliquias de un mártir y una imagen mariana. Y aquí nacen el culto y patronazgo respectivo de la mártir aquitana (paisana del obispo don Bernardo) del siglo IV santa Librada y de Nuestra Señora la Virgen María en su misterio de su Asunción y en su advocación popular de la Virgen de la Mayor

Esta, Nuestra Señora de la Mayor, inicialmente se hubo de celebrar en su fecha litúrgica, el 15 de agosto. Y, una vez comenzó también el culto a san Roque, cuarto patrono histórico seguntino, pasó a tener como fecha festiva el domingo siguiente a Roque (fecha que va entre los días 17 y 23 de agosto; en 2021, será el domingo día 22). Litúrgica, religiosa, eclesialmente, la Virgen de la Mayor es la patrona principal de Sigüenza. Desde 1522 existe la Cofradía de la Virgen de la Mayor de Sigüenza.

En relación a santa Librada y su patronazgo, la devoción y la misma identidad de santa virgen y mártir aquitana, cuyas reliquias atesora la catedral en su transepto o crucero norte, en uno de los lugares más extraordinariamente bellos del templo catedralicio, su culto y patronazgo se han visto sometidos a lo largo de los siglos a polémicas interminables y a una nociva superposición de tradiciones, que tanto han oscurecido la verdad y han perjudicado su culto.

¿De qué se trata en sustancia? De la yuxtaposición a la tradición aquitana (la auténtica en nuestro caso: joven virgen martirizada en Aquitana por degollación) con la tradición centroeuropea, aunque de origen galaico-portugués (Bayona la Real sería su cuna), de una santa Librada crucificada (confusión con la Wilgeforte centroeuropea) y las consiguientes falsas leyendas, surgidas tras el Concilio de Trento (1545-1563), y con origen en dos corrientes hagiográficas surgidas a partir del entonces: una racionalista (bolandistas) y otra fantasiosa (barroca) y populista.

Todo ello llegará hasta el entorno del Concilio Vaticano II (1962-1965). En 1962, el entonces obispo de Sigüenza, Lorenzo Bereciartúa Balerdi, solicita a la Santa Sede la supresión del culto, que es así concedido. Y cinco años más, su sucesor, Laureano Castán Lacoma, logra que el Vaticano restituya el culto, pero no el histórico patronazgo de la santa sobre la ciudad y la catedral.

Más de cincuenta años después, la verdad histórica, la tradición aquitana, está ya firmemente asentada y el culto a santa Librada experimenta un nuevo florecer; y en 2016 nació una nueva y dinámica hermandad a ella dedicada.

Hasta 1537, se celebraba a santa Librada el 18 de enero, la teórica fecha de su martirio. Pero desde entonces (el 15 de julio de aquel año se trasladaron las reliquias a su nuevo sepulcro en el citado crucero norte catedralicio), se celebra el 20 de julio.

 

 

San Roque: patronazgo, ermitas, culto

La primera constancia documental de culto a san Roque es del año 1468. La razón del patronazgo del santo, como fiesta, sobre todo municipal, fue a raíz de las entonces frecuentes epidemias de peste, de las que el santo es patrono y protector. Consta también que hubo una cofradía dedicada a él y que esta desapareció en 1689, pasando a cargo del ayuntamiento el mantenimiento de su culto.

Se desconoce con precisión el lugar donde se construyó la primera ermita en Sigüenza en honor de san Roque, aunque se piensa que no fue muy lejos del barrio de San Roque. Fue en 1530 cuando se solicitó terreno para emplazarla, y 38 años después, el ayuntamiento cedió terrenos para este fin. Se piensa que pudo estar situada en el entorno de la denominada Huerta de los Bolos, entre la actual ermita del santo y el puente de San Francisco, ya que, entre 1569 y 1572, en esta zona hubo una comunidad de padres jesuitas, que fundaron y rigieron el llamado Casa Colegio de San Roque confesor.

La segunda ermita de san Roque de Sigüenza fue construida en el final del siglo XVI o comienzos del siglo XVII en lo que camino real o paso de la Mesta, entonces en los extramuros de la ciudad y desde finales del siglo XVIII, por obra del obispo Juan Díaz de la Guerra, barrio ilustrado y neoclásico dedicado al santo, que se ha convertido en uno de los ejes de la ciudad.

Esta segunda ermita del santo debió resultar pequeña y poco apta, máxime después de la citada creación del barrio de San Roque. Por ello, en el año 1805, el obispo Pedro Inocencio Vejarano (el mismo que mandó crear la Alameda), mandó levantar una nueva, la tercera, en el mismo lugar que la segunda, que es sustancialmente la actual. Se trata de un edificio neoclásico, rematado por un airoso campanillo. Con la segunda república, dicha ermita fue expropiada y cedida al ayuntamiento, y en 1934 dejó de prestar oficios cultuales. Y las dos tallas existentes en la ermita, san Roque y san Sebastián, fueron destruidas.

Tras la guerra civil, la ermita fue reparada, pero ya no volvió a fines cultuales. En la actualidad y desde 1990, es sala de exposiciones y eventos culturales promovidos por el ayuntamiento.

¿Dónde fue a parar entonces, en 1934 y hasta nuestros días, el culto a san Roque? A la vecina iglesia de las Ursulinas, antiguo convento carmelita de la Virgen del Carmen y después de frailes franciscanos. Así, en este lugar después hubo frailes carmelitas entre 1594 y 1515. Al marcharse los Carmelitas, llegaron los Franciscanos. La iglesia y convento estaba dedicada a Nuestra Señora de la Porciúncula, título muy franciscano, y en 1835 fue desamortizado. La actual y bellísima factura arquitectónica de este templo data del siglo XVIII (las obras se concluyeron en 1749), por iniciativa del obispo de Sigüenza fray José García de Castro, que, con anterioridad, había sido ministro general de los Franciscanos. Manuel Serrano, vallisoletano, paisano del obispo, fue el arquitecto de esta preciosa obra barroca.

Tras la desamortización del ministro liberal Juan Álvarez de Mendizábal, iglesia y convento volvieron a manos de la diócesis, y en 1867, el entonces de Sigüenza y futuro cardenal, Francisco de Paula Benavides y Navarrete, lo cedió a las Monjas Ursulinas, presentes en Sigüenza, al lado de la ermita de san Roque, desde 1818, y actuales moradoras del lugar, con colegio, internado y convento. Y en este templo, se conserva desde hace más de ochenta años el culto del santo, con una imagen nueva de él, y se tiene su culto en el día de su fiesta, el 16 de agosto, con misa solemne, a las 11:30 horas.

En la catedral seguntina, en la girola, el segundo altar tras pasar la nave de la Epístola es el de San Roque. Es de mediados del siglo XVII (la escritura notarial y con sus características de diseño están fechadas el 18 de febrero de 1666, siendo obispo de Sigüenza Andrés Bravo de Salamanca, el mismo que donó las dos colecciones de ocho tapices flamencos cada una y el altar del trascoro de la catedral, donde está entronizada la Virgen de la Mayor), pero de un marcado estilo herreriano y recoge en su hornacina la talla estofada del santo titular. A ambos lados, hay algunos lienzos alusivos a su vida.

 

 

Pero, ¿quién fue san Roque?

San Roque, protector frente a pestes y males, nació en Montpelier (ahora Francia, entonces Reino de Mallorca), en fecha por determinar entre finales del siglo XIII y comienzos del siglo XIV. Parece que murió en Voghera, localidad italiana, junto a Pavía, en Lombardía. Peregrino, confesor de la fe y servidor de los peregrinos compostelanos, de quienes contrajo la peste. Era laico y perteneció la Orden Franciscana Seglar. Fue canonizado en 1584.

Aparece representado en la iconografía cristiana vestido de peregrino con bordón, sombrero y capa, con una llaga en una pierna, siendo la más habitual la izquierda, y acompañado de un perro, que suele llevar un pan en la boca, llamado Rouna, o un ángel, aunque a veces son representados ambos.

Su devoción se extendió muy rápidamente a partir del siglo XV. Desde Venecia se extendió el culto por Europa. En 1477, con ocasión de una epidemia de peste, se fundó en Venecia una cofradía, que se dedicó al hospedaje de enfermos de peste Dicha cofradía fomentó la devoción al santo construyendo capillas y más centros de acogida por toda Italia.

Su culto llegó a España también a finales del siglo XV. Es patrono de numerosísimas ciudades y pueblos. Significativamente y enlazando su condición de protector frente a pestes y su vinculación compostelana, es patrono también de Santiago desde 1518, año en el que la ciudad asolada por la peste se encomendó al santo para librarse de la misma con la promesa de erigirlo en patrono de la ciudad, renovando cada año el Voto el 16 de agosto, en la céntrica capilla a él dedicada. En 2018 el Papa Francisco, otorgó un Año Jubilar por el 500 aniversario del Voto de la ciudad y patronazgo.

 

 

Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 13 de agosto de 2021

Nacido en Caleruega (Burgos), fundador de los Dominicos y Dominicas, predicador de la gracia y ardiente misionero, sobresalió también por su amor a María, por ser el gran difusor del Rosario y por los numerosos santos entre sus seguidores

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

 

El 6 de agosto de 1221, en el convento de San Nicolás de las Viñas de la ciudad italiana de Bolonia, donde está enterrad, en un extraordinario sepulcro de plata, falleció uno de los principales personajes del medievo, de origen español y vocación universal: santo Domingo de Guzmán. Su memoria litúrgica se celebra el 8 de agosto, dado que el día 6 de agosto, fecha de su muerte, es la festividad de la Transfiguración del Señor.

 

 

Seguidores suyos en los altares son santos tan destacados Raimundo de Peñafort, Alberto Magno, Tomás de Aquino, Catalina de Siena, el pintor fray Angélico, Rosa de Lima, Martín de Porres, etcétera. Su madre, Juana Aza, y su hermano, Manés de Guzmán, son beatos.

 

Año Jubilar

La Familia Dominica celebra esta efeméride con un año jubilar desde el 6 de enero de 2021 al 6 de enero de 2022 el ochocientos aniversario de la partida de Santo Domingo de Guzmán.

El tema y lema de la celebración del jubileo es “En la mesa con santo Domingo”. Este tema se inspira en la tabla de Mascarella, tabla sobre la cual se pintó el primer retrato de santo Domingo poco después de su canonización.

La celebración jubilar invita a reflexionar sobre algunas cuestiones: (1) ¿Qué significa para la Familia Dominicana estar a la mesa con santo Domingo aquí y ahora (hic et nunc)? (2) ¿De qué manera su vida y su trabajo inspiran y animan a compartir la vida, la fe, esperanza y amor, los bienes espirituales y materiales, para que otros se nutran también en esta misma mesa? (3) ¿Cómo esta mesa se convierte en mesa para compartir la Palabra y el Pan de Vida?

Y es que se trata de celebrar a santo Domingo de Guzmán no como un santo que se encuentra solo en un pedestal, sino como un santo que disfruta de la comunión en la mesa con sus hermanos, reunidos por la misma vocación de predicar la Palabra de Dios y compartir el don de Dios de la comida y de la bebida.

Desde el 25 de marzo de 2021 hasta el 7 de octubre de 2021 la basílica de Santo Domingo de Bolonia y el claustro del convento acogen la exposición “En la mesa con Santo Domingo” (“A tavola con Santo Domenico”), en la que se exhibe por primera vez la “Tabla de la Mascarella” en su totalidad. Esto es muy significativo, puesto que las partes de esta tabla se encuentran actualmente dispersas en diferentes lugares.

La exposición incluye actualizaciones sobre el tema de “la mesa” en el arte contemporáneo, lo que ayuda a reflexionar sobre las cuestiones planteadas anteriormente.

 

Breve semblanza biográfica

Nació en Caleruega (Burgos, España), alrededor del año 1170. Estudió Teología en Palencia, fue ordenado sacerdote y nombrado canónigo de la catedral de Osma y después profesor de Teología en Palencia. En 1206, tras conocer la expansión de las herejías cátara y albigense por Europa, se establece, por mandato del Papa, en el Langedoc francés. Renunció a tres obispados para los que fue elegido. Para predicar la doctrina católica entre los pueblos apartados de la fe, en 1215 establece en Toulouse (Francia) la primera casa masculina de su Orden de Predicadores, los Dominicos. También gracias a su impulso nacen las Dominicas.

Su carisma fue el servicio evangelizador a la verdad y pureza de la fe católica, la predicación y la atención a los pobres. Realizó numerosos viajes por Europa con estas finalidades. En Roma, se estableció en la basílica de Santa Sabina, en el Aventino, y donde tuvo un encuentro memorable con san Francisco de Asís.

Santo Domingo de Guzmán es el gran difusor y divulgador del rezo del Santo Rosario, que él mismo sistematizó. Sobresalió asimismo por el amor a la pureza, de modo que suele ser representado en la iconografía con una azucena. Falleció en Bolonia (Italia) el 6 de agosto de 1221. Su memoria litúrgica es el día 8 de agosto.

 

Decálogo del santo según Benedicto XVI

 A la luz de su catequesis del 3 de febrero de 2010 sobre el fundador de la Familia Dominicana, quien, como reza su oración litúrgica, “inflamado del celo de Dios y de ardor sobrenatural, por su caridad sin límites y el fervor del espíritu vehemente se consagró totalmente, con el voto de pobreza perpetua, a la observancia apostólica y a la predicación evangélica”, he aquí, en forma de decálogo, las diez centrales de la catequesis de Benedicto XVI sobre este gran santo del medievo:

 

1.- La primacía de Dios: Hablaba siempre con Dios y de Dios. En la vida de los santos van siempre juntos el amor al Señor y al prójimo, la búsqueda de la gloria de Dios y de la salvación de las almas.

2.- Palabra de Dios y caridad: Se distinguió en seguida por el interés en el estudio de la Sagrada Escritura y por el amor a los pobres

3.- La clave es servir: El servicio y la humildad, más allá de los honores y de hacer carrera.

4.- La comunión eclesial: Fue el Papa, al que el obispo Diego y Domingo se dirigieron para pedir consejo, quien pidió a este último que se dedicara a la predicación a los albigenses. Este gran santo nos recuerda que en el corazón de la Iglesia debe arder siempre un fuego misionero, que impulsa incesantemente a llevar el primer anuncio del Evangelio y, donde sea necesario, a una nueva evangelización: de hecho, Cristo es el bien más precioso que los hombres y las mujeres de todo tiempo y de todo lugar tienen derecho a conocer y amar. Y es consolador ver cómo también en la Iglesia de hoy son tantos —pastores y fieles laicos, miembros de antiguas Órdenes religiosas y de nuevos movimientos eclesiales— los que con alegría entregan su vida por este ideal supremo: anunciar y dar testimonio del Evangelio.

5.- El misionero: Así, la acción misionera hacia quienes no conocen la luz del Evangelio, y la obra de nueva evangelización de las comunidades cristianas se convirtieron en las metas apostólicas que Domingo se propuso conseguir.

6.- Los dos valores claves para la misión: Domingo quiso dar relevancia a dos valores que consideraba indispensables para el éxito de la misión evangelizadora: la vida comunitaria en la pobreza y el estudio. Estimulaba la vida fraterna y la responsabilidad de todos los miembros de la comunidad,

7.- La riqueza de la pobreza: Se presentaba y era mendicante, es decir, sin grandes propiedades de terrenos que administrar. Este elemento les hacía más disponibles al estudio y a la predicación itinerante y constituía un testimonio concreto para la gente.

8.- Procurar la mejor formación posible: Domingo, con un gesto valiente, quiso que sus seguidores adquirieran una sólida formación teológica, y no dudó en enviarlos a las universidades de la época, aunque no pocos eclesiásticos miraban con desconfianza a esas instituciones culturales. El desarrollo de la cultura exige que quienes desempeñan el ministerio de la Palabra, en los distintos niveles, estén bien preparados. Exhorto, por tanto, a todos, pastores y laicos, a cultivar esta “dimensión cultural” de la fe, para que la belleza de la verdad cristiana pueda ser comprendida mejor y la fe pueda ser verdaderamente alimentada, fortalecida y también defendida. En este Año sacerdotal, invito a los seminaristas y a los sacerdotes a estimar el valor espiritual del estudio. La calidad del ministerio sacerdotal depende también de la generosidad con que se aplica al estudio de las verdades reveladas.

9.- El dinamismo pastoral de la formación cristiana: La teología tiene una dimensión espiritual y pastoral, que enriquece el alma y la vida. un anhelo pastoral en el estudio contemplativo de esa verdad, por la exigencia de comunicar a los demás el fruto de la propia contemplación.

10.- La devoción mariana y la oración: Con su santidad, nos indica dos medios indispensables para que la acción apostólica sea eficaz. Ante todo, la devoción mariana, que cultivó con ternura y que dejó como herencia preciosa a sus hijos espirituales, los cuales en la historia de la Iglesia han tenido el gran mérito de difundir la oración del santo rosario, tan arraigada en el pueblo cristiano y tan rica en valores evangélicos, una verdadera escuela de fe y de piedad. En segundo lugar, Domingo, que se hizo cargo de algunos monasterios femeninos en Francia y en Roma, creyó hasta el fondo en el valor de la oración de intercesión por el éxito del trabajo apostólico. Solo en el cielo comprenderemos hasta qué punto la oración de las monjas de clausura acompaña eficazmente la acción apostólica.

 

Carta del Papa Francisco

Con ocasión de este octavo centenario de la muerte del santo, el Papa Francisco escribió, el pasado 24 de mayo, una carta abierta, dirigida al maestro general de la Orden de Predicadores, el fraile filipino Gerard Francisco Timoner. En ella, el Papa detiene su mirada en el carisma de los dominicos y pide "llegar a todas las "periferias" del mundo.

En la misiva, el Santo Padre subraya que, entre los títulos atribuidos a santo Domingo destaca el de "Predicador de la Gracia" por su consonancia con el carisma y la misión de la Orden que fundó. Francisco, citando su exhortación apostólica sobre la llamada universal a la santidad, “Gaudete et exsultate” (“Alegraos y regocijaos”) señala que, Domingo respondió a la urgente necesidad de su tiempo no solo de una predicación del Evangelio renovada y vibrante, sino también, igualmente importante, de un testimonio convincente de sus llamadas a la santidad en la comunión viva de la Iglesia.

En el espíritu de toda auténtica reforma, trató de volver a la pobreza y la sencillez de la primitiva comunidad cristiana, reunida en torno a los apóstoles y fiel a sus enseñanzas. Al mismo tiempo, su celo por la salvación de las almas le llevó a constituir un cuerpo de predicadores comprometidos cuyo amor por la página sagrada y la integridad de la vida pudiera iluminar las mentes y calentar los corazones con la verdad vivificante de la palabra divina.

En nuestro tiempo, señala el Pontífice, caracterizado por grandes transformaciones y nuevos desafíos a la misión evangelizadora de la Iglesia, Domingo puede servir de inspiración a todos los bautizados, llamados, como discípulos misioneros, a llegar a todas las "periferias" de nuestro mundo con la luz del Evangelio y el amor misericordioso de Cristo.

 

Su testimonio de la misericordia, fuente de inspiración

Asimismo, el Papa Francisco subraya la gran vocación de Domingo que era predicar el Evangelio del amor misericordioso de Dios en toda su verdad salvadora y su poder redentor. “Su testimonio de la misericordia de Cristo y su deseo de llevar el bálsamo que cura a los que vivían en la pobreza material y espiritual inspirarían más tarde la fundación de vuestra Orden y darían forma a la vida y al apostolado de innumerables dominicos en diferentes tiempos y lugares”.

La unidad de la verdad y la caridad encontró quizás su máxima expresión en la escuela dominica de Salamanca, y en particular en la obra de fray Francisco de Vitoria, que propuso un marco de derecho internacional enraizado en los derechos humanos universales. Esto, a su vez, proporcionó la base filosófica y teológica para el compromiso heroico de los frailes Antonio Montesinos y Bartolomé de Las Casas en América, y Domingo de Salazar en Asia, para defender la dignidad y los derechos de los pueblos nativos. Todos ellos ya en el siglo XVI.

 

Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 6 de agosto de 2021

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