Apuntes para la historia, la geografía y el culto a la Virgen del Carmen, patrona de las gentes, de distintos países e instituciones y de numerosos pueblos y ciudades

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

 

Ayer, jueves 16 de julio,  ha sido la fiesta de la Virgen del Carmen, una de las más populares y hermosas advocaciones marianas. Los orígenes de esta fiesta, como luego detallaremos, datan del siglo XIII y se sitúan en Haifa (Israel), a las orillas del mar Mediterráneo y en la falda del Monte Carmelo. Allí san Simón Stock (1165-1265), un ermitaño británico, recibió de María Santísima el llamado escapulario del Carmen y la promesa de quienes lo portaran se verían liberados de la condenación eterna y serían bendecidos durante su vida.

La liturgia de la Iglesia, en la oración colecta de la eucaristía de la  Virgen del Carmen y del oficio divino de las Horas, nos invita a encomendarnos a la intercesión de la Virgen María, en su advocación del Monte Carmelo, para que nos ayude y “nos haga llegar hasta Cristo monte de salvación". La Virgen del Carmen es la Estrella de Mares, y en Ella hallamos la compañera fiel de todas nuestras travesías humanas y el puerto seguro de nuestro peregrinar hasta Cristo y el Reino.

 

Orígenes etimológicos, geográficos e históricos

Virgen del Carmen o Nuestra Señora del Carmen es la denominación común que suele recibir Santa María del Monte Carmelo, una de las diversas advocaciones de la Virgen María. Su denominación procede de su veneración en el Monte Carmelo, en Tierra Santa, cerca de Haifa. Carmelo o Carmen derivan de la palabra hebrea Karmel o Al-Karem y que se podría traducir como Jardín o Viña de Dios.​

El Monte Carmelo está situado en el actual Estado de Israel. Aparece en libro del profeta Isaías 35,2 como un lugar bello. El profeta Elías vivía en una gruta del Carmelo. En este lugar, el profeta Elías demostró el poder del Señor frente a los sacerdotes del dios pagano Baal.​

La veneración remonta al grupo de ermitaños que, inspirados en el profeta Elías, se retiraron a vivir en el Monte Carmelo. Estos devotos, hacia el 1200, formaron la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo (carmelitas).​

Según la tradición carmelita, el 16 de julio de 1251, la imagen de la Virgen del Carmen se le había aparecido, a san Simón Stock, superior general de la Orden, entregándole el escapulario, principal signo del culto mariano carmelita, prometiendo librar del castigo eterno a los que lo llevasen.​ El escapulario recibió reconocimiento papal en 1587 y ha sido respaldado por los pontífices posteriores.​

La veneración de esta advocación mariana ha sido difundida en el mundo por la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo, llamados carmelitas, tanto los de la Antigua Observancia o Calzados como los de la reforma teresiana o Descalzos y sus correspondientes femeninos.

El Monte Carmelo se encuentra entre el mar Mediterráneo y el valle de Jezreel. En las peregrinaciones a Tierra Santa, suele visitarse el Monte Carmelo.

La Virgen del Carmen también es llamada, como ya se indicó, Estrella del Mar (en latín Stella Maris) y es patrona de los marineros, como ahora veremos.

 

Patrona de mar y de sus gentes y otros patronazgos

En España, Puerto Rico y Costa Rica es patrona del mar, también es patrona de la Armada Española. Es considerada Reina y Patrona de Chile, de sus Fuerzas Armadas y de los Carabineros; es patrona de la Policía Nacional, del Ejército Nacional, de los marineros y de los conductores en Colombia; en Bolivia es la Patrona de la Nación y de sus Fuerzas Armadas; en el Perú es patrona del criollismo y Alcaldesa Perpetua de la Ciudad de Lima y en Venezuela es patrona del Ejército y los conductores. Además, fue patrona del Ejército de los Andes que, liderado por el general José de San Martín, a comienzos del siglo XIX, gestó la independencia de Argentina, Chile y Perú.​

Es la también la patrona de la gentes del mar en la Iglesia católica y en algunas otras Iglesia cristianas. Sin ir más lejos, el pasado domingo, 12 de julio, el Papa Francisco escribía el siguiente mensaje en Twitter al respecto: ”En este #DomingodelMar encomendamos a María, Estrella del Mar, a los marineros, a los pescadores y a sus familias; incluso durante la cuarentena, ellos han seguido trabajando con sacrificio para abastecernos de lo que necesitamos”. Y todos los años, con ocasión de la fiesta de la Virgen del Carmen, la Santa Sede y algunas conferencias episcopales escriben cartas y mensajes a las gentes del mar.

Esta advocación da nombre a todas aquellas personas que se llaman Carmen, Carmela o Carmelo, y que celebran su onomástica en la festividad de Nuestra Señora del Carmen, el 16 de julio.

 

Expansión del culto a la Virgen del Carmen

La devoción mariana hacia la Virgen del Carmen se extendió a muchos países de Europa, entre ellos a España y desde éste a numerosos países de América, destacando entre ellos Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Nicaragua, Guatemala, México, Panamá, Perú, Puerto Rico y Venezuela.

España es uno de los países donde más arraigada se encuentra esta advocación. Y es que en el capítulo general de Londres (1254) de los carmelitas, se dio la orden de fundar en España y como consecuencia, hacia 1270, se llevaron a cabo las primeras fundaciones en algunas de las más importantes ciudades de la Corona de Aragón. Su iniciativa fue impulsada por monarcas como Jaime I (1213-1276) o su nieto Jaime II. En la Corona de Castilla, la primera fundación fue en Valladolid, en el convento de San Pablo de la Moraleja (1315).13 Su propagación fue rápida por toda la península ibérica, llegando a Sevilla en 1358, ciudad desde la que se impulsará la creación de la destacada Provincia Bética Carmelitana, en 1499.

En esta época empezarán a surgir las primeras comunidades femeninas de religiosas carmelitas en todo el territorio. Santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz, durante la segunda mitad el siglo XVI, introdujeron profundas reformas en el seno de la Orden dando origen a la Orden del Carmelo Descalzo una nueva congregación más austera que se separa de la orden matriz, la cual pasó a llamarse "Carmelitas Calzados" o de la "Antigua Observancia".

Es patrona de los marineros, lo que incluye a los pescadores. El 19 de abril de 1901 la regente María Cristina de Habsburgo y el ministro de Marina, Cristóbal Colón de la Cerda, duque de Veragua, refrendaron con sus firmas la Real Orden por la cual se proclamó a la Santísima Virgen del Carmen patrona de la Armada Española.

 

Fiestas de la Virgen del Carmen en la España costera e interior

Prácticamente todos los pueblos y ciudades de la costa española rinden culto religioso a la Virgen del Carmen, organizándose procesiones y vistosas romerías marítimas portando su imagen cada 16 de julio. Destacan las celebraciones de Almería, Roquetas de Mar (Almería), Adra (Almería), Almuñécar (Granada) ,Conil de la Frontera (Cádiz), Garrucha (Almería), Águilas (Murcia), Algeciras (Cádiz), La Alfoquía (Almería), Arminza (Vizcaya), Amorebieta-Echano (Vizcaya), Barbate (Cádiz), (Isla Mayor (Sevilla), Cádiz, Camariñas (La Coruña), Cariño (La Coruña), Cee (La Coruña), Chiclana de la Frontera (Cádiz), Corralejo (Las Palmas de Gran Canaria), Corcubión (La Coruña), El Grove (Pontevedra), El Perelló-Sueca (Valencia), El Puerto de Santa María (Cádiz), Estepona (Málaga), Isla Cristina (Huelva), Rincón de la Victoria (Málaga), La Cala del Moral (Rincón de la Victoria, Málaga), La Isleta -Las Palmas de Gran Canaria, La Línea de la Concepción (Cádiz), La Orotava (Santa Cruz de Tenerife), Los Realejos (Santa Cruz de Tenerife), Los Urrutias (Murcia), Málaga, Marbella (Málaga), Marín (Pontevedra), Mazagón-Palos de la Frontera (Huelva),  Puente Mayorga-San Roque (Cádiz), Puerto de la Cruz (Santa Cruz de Tenerife), Punta del Hidalgo (Santa Cruz de Tenerife), Puerto del Son (La Coruña), Punta Umbría (Huelva), Revilla de Camargo-Camargo (Cantabria), Rota (Cádiz), Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), San Fernando (Cádiz), San Pedro del Pinatar (Murcia), Suances (Cantabria), Santander (Cantabria), Santurce (Vizcaya), Santa Cruz de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife), Torrevieja (Alicante), Santa Pola (Alicante), Vigo,​ Zahara de los Atunes (Cádiz).

También es significativo el enraizamiento de esta advocación en determinadas localidades del interior de la península ibérica, y por tanto no vinculadas con el mar, pero consagradas históricamente a la Virgen del Carmen, como es el caso de Almodóvar del Campo (Ciudad Real), Asturianos (Zamora), Fontarón (Lugo), Villarrodrigo de Ordás (León), Baeza (Jaén), Beniaján (Murcia), Cáceres, Ciruelos de Cervera (Burgos), Córdoba, Cox (Alicante), Cuevas de San Marcos (Málaga), Dúrcal (Granada), Guadix (Granada), Hinojosa del Duque (Córdoba), Jerez de la Frontera (Cádiz), La Cistérniga (Valladolid), Las Fraguas (Cantabria), Navianos de Valverde (Zamora), Peleas de Abajo (Zamora), Peñausende (Zamora), Rute (Córdoba), San Fulgencio (Alicante), San Pablo de la Moraleja (Valladolid), Samboal (Segovia) y Setenil de las Bodegas (Cádiz), entre otras.

 

En Sigüenza-Guadalajara

Asimismo, la Virgen del Carmen es muy celebrada en nuestra diócesis. Festejos que este año han de adaptarse a la nueva situación general por la pandemia y a las normativas civiles y eclesiásticas sobre fiestas populares.

Con todo, bueno será recordar que la población diocesana donde la fiesta es quizás mayor es Molina de Aragón con su Salve de la medianoche del 15 al 16 de julio, su misa solemne del día de la fiesta y posterior procesión, este año inviable, por la correspondiente cofradía militar, fundada en 1740 y con ermita previa, desde 1728. 

La Virgen del Carmen concita también el fervor en Guadalajara en su céntrica iglesia, en la concatedral y en el convento de las Carmelitas Descalzas de San José, al igual que en el Carmelo Descalzo de Nuestra Señora de las Vírgenes de Iriépal.

La Virgen del Carmen se celebra también fervor y especiales cultos en Sigüenza (con talla, primero en el antiguo monasterio de San Jerónimo en 1728, y después en la parroquia de San Pedro, desde 1766 y un año después ya con cofradía), Renales (ya en 1604 se formalizó en la parroquia de Renales la primera cofradía, en el territorio del histórico obispado de Sigüenza, en honor de la Virgen del Carmen y con ermita, la antigua parroquia, en un cerro en la entrada del pueblo, por lo que también fue llamada Virgen del Cerrillo),  Pastrana, Algora (con cofradía también muy antigua: 1767 e imagen de un año antes), Tordellego , Bolarque y Pareja (en  estos dos casos, otros años, con procesión por el lago del mismo nombre y en el pantano de Entrepeñas, respectivamente), y en otras localidades de la diócesis, como Alovera, aunque se celebración festiva y popular se hace coincidir con el día 8 de septiembre, festividad de la Natividad de Nuestra Señora.

 

Virgen del Carmen de Algora.

 

Publicado en 'Nueva Alcarria' el 17 de julio de 2020

Comunidad de la Madre de Dios

(Monasterio de Buenafuente del Sistal)

 

 

 

Queridos amigos:

El sábado 11 de julio celebramos a nuestro padre san Benito; así es como las monjas lo nombramos cuando nos referimos a él. En su gran legado, la Regla que redactó para organizar nuestra vida, se dirige a los monjes como a hijos. Así comienza: “Escucha hijo”. Con esta exhortación establece la vida monástica como vida de familia, una comunidad fraterna.

El siglo pasado, en 1964, san Pablo VI eligió a san Benito patrono de Europa, el primero de todos y el más antiguo, ya que murió el año 547 en el Monasterio de Montecasino, por él fundado.

La Regla de san Benito, que ordena nuestra vida y orienta nuestra espiritualidad, destaca por ser profundamente humana. Es decir, san Benito conoce la naturaleza humana y se muestra a la vez misericordioso con las debilidades y firme en las correcciones. Los estudiosos dicen que la esencia de la Regla son la moderación y el equilibrio. No hay ningún capítulo superfluo, a pesar de la distancia histórica y cultural. Es provechosa para el hombre de hoy, pues se considera una buena norma de vida, no sólo para los monjes. Hace una justa distribución del día entre la oración, el trabajo y el descanso y procura la alternancia entre el trabajo físico e intelectual. Es la forma de vida llamada “ora et labora”. Y además, es breve. Por tanto, como dice el refranero, “Lo bueno, si breve, dos veces bueno”.

Escuchemos lo que nos pregunta san Benito, en uno de los versículos del prólogo de su Regla, acerca de un tema muy actual: “¿Quién desea ver días felices?”. Todos los anhelamos, ¿no? Entonces él responde: “Si quieres gozar de la vida verdadera y perpetua, guarda tu lengua del mal y tus labios no hablen con falsedad”. En el mismo sentido dice el libro de los Proverbios: “En mucho charlar no faltará pecado, quien refrena los labios es sensato” (10, 19). Y de esto se explica que la charlatanería es la antítesis de unos labios al servicio del bien. El apóstol Santiago comenta este peligro de la lengua con un ejemplo muy clarificador: “Con la lengua bendecimos al Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, hechos a imagen de Dios; de una misma boca proceden la bendición y la maldición. Esto, hermanos míos, no debe ser así. ¿Acaso la fuente mana por el mismo caño agua dulce y amarga?” (3, 9-11).

En estos momentos convulsos en que sufrimos las graves consecuencias de la pandemia actual, aceptemos el consejo de san Benito y guardemos nuestra lengua de la maledicencia. Esforcémonos en “decir bien”, en bendecir a Dios con nuestras palabras y con nuestra vida. Sin miedo a nuestras pobrezas, recordemos lo que nos dice san Pablo: “El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad” (Rom 8, 26).

Con el deseo de que cada día conozcamos un poco más de san Benito, nos despedimos con esta expresión de san Pablo que nos llena de gozo el corazón: “¡Qué abismo de generosidad, de sabiduría y prudencia el de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones, que incomprensibles sus caminos!” (Rom 11, 33).

 

Seamos felices y ayudemos a ser felices a los demás,

Vuestras hermanas de Buenafuente del Sistal

Por Ángel Moreno

(de Buenafuente)

 

 

Se levanta el monje muy temprano, a la hora en la que el hombre tantas veces llora, aún de noche. No es la razón ascética la que manda en el claustro madrugar, sino el trato de amistad con Aquel por quien se vive: “Oh Dios tú eres mi Dios por ti madrugo”. Y suena la salmodia matutina, no obstante que la ciudad aún duerme su afán, a tiempos, violento. 

El monje ora por todos, aunque nunca sepas que alguien eleva las manos por ti. Siempre hay en la Iglesia brazos levantados, suplicantes, para que no falte en el mundo la esperanza. 

Y, a manera de danza sagrada, deja el monje el coro para emprender la tarea cotidiana, rítmica, consciente, atenta y sensible; bien hacer, liturgia doméstica, sagrada, pues para él todo es bendito y hasta los útiles más humildes son tratados como vasos del altar. 

Tiene el monacato la virtud de no entregarse de manera obsesiva al labora, e interrumpe el hacer para el orar, y así la jornada se lubrica de alabanza, se unge con la Palabra, y se atraviesa la jornada con la presencia amiga del que atrae el corazón enamorado, Jesucristo. 

No faltan en la abadía momentos de familia, de acogida y encuentro fraterno. Pues son de la misma naturaleza que todos los humanos quienes viven al tañido de la campana, sienten también, quizá más que nadie, la necesidad del perdón, magnanimidad de Dios y de los próximos. 

Discurre la jornada discreta, silenciosa, para no estorbar el susurro interior de quien habita tan dentro, y sin que quizá nadie se entere, vive el monje abierto al universo, aunque sus pies discurran por las mismas estancias, a diario. 

El secreto está en el don. No se inventa la fuerza que sujeta estable el corazón, ni la razón por la que habitar todo el tiempo en el yermo. No es lógica la vida de quien lo deja todo para permanecer en unos pocos metros sin holganza. Más el monje encuentra anchísima su celda, de horizonte infinito su tránsito, como si se le diera comprender ya en este mundo lo que es huidizo, y lo eterno. 

Solo el amor hace lógica la estancia en la clausura. Solo el don permite permanecer en el desierto, sin locura. Y en tiempos de pandemia, resulta profecía la manera de vivir  en el eremo. Forma de vida sobria, austera, ecológica, fraterna, orante, trascendida, abierta al infinito, asida a la oración y a la tarea solidaria. 

Hoy, aquí, en Buenafuente, después de 775 años de presencia blanca, se nos brinda ser testigos de una forma de vida milenaria. Pidamos al Señor que consolide el signo visible de quienes nos muestran, sin palabras, que merece la pena no tener otro amor mayor que Jesucristo, a la vez que nos ofrece un modo de convivir con lo creado de forma trascendente, amorosa y hospitalaria.

Por Ángel Moreno

(de Buenafuente)

 

 

 

Puertas testigo de pasos peregrinos,

del ayer remoto, hecho Providencia,

alzad vuestros dinteles,

dejad entrar los pies de quien rastrea

Amor y perdonanza en sorbos de agua.

 

Óculo, visión que muestras infinito,

presencia sin comienzo, amor divino,

continuo y permanente, sin tiempo

sin medida, eterno, sin principio

y enmarcas espadaña trinitaria.

 

Y llegan los sonidos ancestrales,

que llaman al alba, a tercia, a mediodía.

Toque a la oración, memoria nazarena,

en honor de la Palabra hecha carne

en el seno de Santa María.

 

Trinidad de acordes, brisa vespertina,

clamor del universo agradecido.

Mientras se huyen las sombras

sube el melisma gregoriano

en Salve a Nuestra Señora.

 

Manantial de vida, fuente buena,

Costado abierto, salud ofrecida.

Abrazo entrañable, misericordia.

Sed aplacada, don gratuito,

sin merma de medida.

 

Y canta el Císter de cogullas blancas.

No importan la presencia de testigos,

a diario, solo por Él y por los hermanos

se entona la salmodia en el Sistal,

todos los días, todos los años.

 

Cerca del milenio hecho plegaria,

presencia discreta, centenaria.

Las piedras rezuman vestigios

medievales, ojivas alzadas,

cual manos levantas, solidarias.

 

El huésped se hace sacramento,

en sus ojos semblante del misterio,

gracia acrecentada, bendición,

sin que él sepa es causa de abundancia,

de dones, de gracia, hechos providencia.

El 10 de julio es la conmemoración de san Cristóbal, el patrono de los conductores y la Iglesia católica en España lanza la anual campaña de Responsabilidad en la Carretera

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

 

El pasado domingo 5 de julo de 2020, décimo cuarto domingo del tiempo litúrgico ordinario, la Iglesia católica en España celebraba la Jornada de Responsabilidad en la Carretera y de Apostolado en el Tráfico. «”El transporte y la movilidad: creadores de trabajo y contribución al bien común” (Jesús recorría pueblos y ciudades, Mt 9, 35)» es el lema de la jornada, que promueve la Comisión Episcopal para la Pastoral Social y la Promoción Humana y cuyo presidente es nuestro obispo diocesano.

Esta jornada eclesial, con más de medio siglo de trayectoria, se sitúa en el primer domingo de julio, en los albores del periodo vacacional y en la proximidad de la fiesta de san Cristóbal, 10 de julio, patrono de los conductores.

 

Pero ¿quién fue san Cristóbal? 

San Cristóbal (en griego γιος Χριστόφορος, Ágios Christóforos) es venerado por la Iglesia católica y la ortodoxa como un mártir asesinado durante el reinado de Decio  (Decius), emperador de Roma (que reinó del 249 al 251) o durante el reinado del emperador romano Maximino Daya (Maximinus II Dacianus) (que reinó del 308 al 313). Se aprecia una confusión debida a la similitud de los nombres "Decius" y "Dacian".​

Su nombre significa "portador de Cristo", por lo que predice lo que haría en su vida adulta e indica que el personaje puede no tener un origen histórico preciso. Podría ser la misma figura que san Menas. Su famosa leyenda, que es conocida sobre todo en Occidente y podría haberse extraído de la antigua mitología griega (sería la cristianización de la barca de Carón), cuenta que él portó a un chico, al que no conocía, a través de un río antes de que el niño le revelase que era Cristo.

Su veneración solo aparece en las tradiciones cristianas tardías y no es ampliamente conocido en la iglesia occidental hasta la Baja Edad Media, aunque algunas iglesias y monasterios fueron nombrados en su honor en torno al siglo VII. Además, en el Medievo, la iconografía cristiana introdujo su figura portando al Niño Jesús en numerosas catedrales, como es el en caso de dos grandes óleos en la catedral de Sigüenza. Con ella, se invocaba al santo como protector de la buena muerte. Los fieles entraban en las catedrales a ver y orar ante su imagen a fin de que no sufrieran una muerte repentina sin antes recibir los santos sacramentos. Asimismo representaba el tránsito seguro entre las dos orillas: la terrena y la eterna.

En cualquier caso, es el santo patrón de los viajeros, y su efigie se lleva en medallas, brazaletes o en figuras para vehículos por parte de los cristianos.

 

¿Y por qué una jornada eclesial sobre el tráfico?

Porque nada humano le es ajeno a la Iglesia. Y el submundo de la calle, tampoco, Y el tráfico tampoco. Cada año mueren en las carreteras de todo el mundo un millón doscientas mil personas y resultan heridas otros cincuentas millones de seres humanos. La carretera no puede ni debe ser una trampa moral.   Son precisas la toma de conciencia y de responsabilidad de parte de todos quienes participan en la carretera, en el mundo de viabilidad.

Años atrás el Consejo Pontificio para la Pastoral de  los Migrantes e Itinerantes (organismo vaticano actualmente integrado en el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral y donde se inserta la pastoral de la carretera,  publicó el oportuno e interesante documento titulado "Orientaciones para la Pastoral de la Carretera". Se trata de un texto a la vez recapitulativo y propositivo sobre la visión y la misión de la Iglesia en ámbitos tan emergentes y necesarios como la seguridad vial y aquellas personas -prostitutas, niños de la calle y los sin techo- que viven en la calle.

Este documento vaticano visibiliza además el compromiso de la Iglesia con la entera realidad humana, busca una acción pastoral más coordinada entre las distintas instancias que trabajan en estos sectores y alienta a que, allá donde todavía no existen estructuras ni personas dedicadas a estos temas, se tomen las medidas precisas para su existencia y funcionamiento.

 

Conducir en cristiano

Desde el aval de un servicio eclesial, ya veterano y pionero en España y desde el citado documento vaticano es preciso recordar que el tráfico sería más humano y con muchísima menos siniestralidad si conductores, acompañantes y peatones practicáramos la caridad, la prudencia, el autocontrol, la justicia y la esperanza. Estas actitudes son también reclamables para las instituciones reguladoras del Tráfico y para los fabricantes, anunciantes y mecánicos de los vehículos.

Se han igualmente de extremar las medidas de seguridad y se han mejorar los trazados de las carreteras y de líneas férreas. Las autoridades han no sólo de sancionar las infracciones sino que han de educar de educar en el uso responsable de los medios de locomoción. La cultura cristiana y cívica de la carretera es asignatura pendiente y, sobre todo, obligatoria e inexcusable. La lectura y aplicación de "Orientaciones para la Pastoral de la Carretera" contribuirá a su superación.

 

Frases de Pío XII, Benedicto XVI y Francisco

En 1956, el Papa Pío XII decía a los socios del Automóvil Club de Roma: "No olvidéis de respetar a los usuarios de la carretera, de observar la cortesía y la lealtad hacia los demás conductores y peatones y de mostrarles vuestro carácter servicial. Pone vuestro orgullo en saber dominar una impaciencia, a menudo muy natural, en sacrificar quizás un poco de vuestro sentido del honor para hacer triunfar aquella gentileza, que es signo de verdadera caridad. No solamente así evitar desagradables accidentes, sino que contribuiréis a hacer del automóvil un instrumento mucho más útil para vosotros mismos y para los demás, capaz de procuraros un placer de mejor clase".

Por su parte, el Papa Benedicto XVI, en la alocución previa al rezo del ángelus del domingo 26 de junio de 2005, se refería también a este tema, dirigiendo una llamada a la prudencia y la responsabilidad: "Cada día, por desgracia, especialmente en el fin de semana, se registran en las carreteras accidentes con muchas vidas humanas trágicamente rotas, y más de la mitad de las víctimas son jóvenes. En los últimos años se ha hecho mucho para prevenir estos trágicos sucesos, pero se puede y se debe hacer más con la contribución y el compromiso de todos. Es necesario combatir la distracción y la superficialidad, que, en un momento, pueden arruinar el propio futuro y el de los demás. La vida es preciosa y única: debe ser respetada y protegida siempre, también con un correcto y prudente comportamiento en carretera. Que la Virgen María, que nos acompaña en el camino cotidiano de la vida, vele quienes viajan y alcance misericordia para las víctimas de la carretera".

Y la frase ·los demás conductores no son un obstáculo o adversario que hay que superar», sino hermanos y personas, que al igual que yo, están haciendo su camino con el firme propósito de llegar felizmente a su destino y a las que debo respetar como me gusta que los demás me respeten a mí” pertenece al Papa Francisco.

 

Dos decálogos del conductor responsable

Primer mandamiento: No matarás al volante.

Segundo mandamiento: Que la carretera sea para ti un instrumento de comunión entre las personas y no de daño mortal.

Tercer mandamiento: Que la cortesía, la corrección y la prudencia te ayuden a superar los imprevistos.

Cuarto mandamiento: Se caritativo y ayuda al prójimo en la necesidad, especialmente si es víctima de un accidente.

Quinto mandamiento: Que el automóvil no sea para ti expresión de poder y dominio, ni ocasión de pecado.

Sexto mandamiento: Convence con caridad a los jóvenes y a los que ya no lo son para que no pongan al volante no estén en condiciones de hacerlo.

Séptimo mandamiento: Apoya a las familias de las víctimas de los accidentes.

Octavo mandamiento: Haz que se encuentra la víctima con el automovilista agresor en un momento oportuno, para que puedan vivir la experiencia liberadora del perdón.

Noveno mandamiento: En la carretera, protege la parte más débil

Décimo mandamiento: Siéntete tú mismo responsable de los demás.

 

Primer mandamiento: Me convenceré de que la seguridad vial también depende de mí y no sólo de los otros.

Segundo mandamiento: Prestaré mayor atención cuando conduzca.

Tercero mandamiento: Respetaré al más débil y a los demás.

Cuarto mandamiento: Conduciré sin prisas ni agobios.

Quinto mandamiento: Conduciré siempre en el mejor estado físico y psíquico.

Sexto mandamiento: Respetaré todas las señales de tráfico.

Séptimo mandamiento: Llevaré siempre abrochado el cinturón de seguridad.

Octavo mandamiento: Seré tolerante con los otros conductores y no competiré con ellos.

Noveno mandamiento: Procuraré que mi coche esté en el mejor estado de funcionamiento y de seguridad.

Décimo mandamiento: Hoy y siempre disfrutaré con mi coche en los viajes y desplazamientos.

 

Descubrir en el tráfico vial un triple camino de encuentro

El primero de ellos es el encuentro con nosotros mismos. Cuando conducimos, especialmente si lo hacemos en solitario, y cuando viajamos, de cualquier otro modo, nos brinda la oportunidad de adentrarnos en nuestra intimidad, en el sentido profundo de nuestra existencia, reflexionando, con la visualización del mismo camino que recorremos, de dónde venimos, dónde estamos y hacia dónde vamos.

El segundo encuentro es con la naturaleza. En un viaje somos capaces de abrazar el mundo y recorrerlo deleitándonos con las maravillas que el Creador ha ido derramando en la naturaleza, puestas al servicio del hombre.

El tercer encuentro que nos permite el camino vial, el camino de la conducción y del viaje, es el encuentro con los demás: con la familia, con los amigos, con otros conductores en ruta, con otros viandantes, con los trabajadores de la carretera... Este encuentro con los demás debe traducirse en diálogo, en respeto, en camaradería, en solidaridad y en ayuda y socorro, si fuere preciso. Por último, y no por ello menos importante, conducir y viajar es camino de encuentro con Dios, "en Quien vivimos, nos movemos y existimos".

 

Y otro ejemplo, cortesía en la conducción vial

La cortesía es demostración o acto en el que se manifiesta la atención, el respeto o el afecto que tiene una persona a otra. Tanto en el tráfico como en otros aspectos de la convivencia humana, la cortesía conlleva amabilidad en el trato, buenos modales, respeto a los demás, comprensión, ayuda, afabilidad... La verdadera cortesía se fundamenta en el aprecio y ejercicio de los valores humanos.

¿Cómo traducir al tráfico y a la conducción esta cortesía? De muchas maneras: ceder el paso e indicar señales que se puede o no se puede adelantar; saber disculpar las indiscreciones o imprudencias de otros  conductores, respetar de modo especial a los niños, discapacitados o personas ancianas en las vías públicas, demostrar gratitud a cuantos nos sirven o ayudan en la carretera; ser muy comprensivos y afables con los profesionales del volante; dominar los nervios y usar la paciencia en los atascos; mantener un ambiente distendido dentro del vehículo, cuando se viaje en compañía; reprimir el espíritu aventurero y competitivo; controlar las prisas imprudentes, etc.

 

Publicado en 'Nueva Alcarria' el 10 de julio de 2020

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