Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

Apuntes para una crónica del año 2023 en la vida de la Iglesia diocesana de Sigüenza-Guadalajara, en un año marcado por el cambio de obispo

 

 

 

 

El martes 31 de octubre, a las 12 horas, resultó ser la fecha elegida por la Santa Sede para el anuncio del relevo episcopal de nuestra diócesis. Y, en menos de dos meses, el relevo episcopal se convirtió en una realidad, en nueva y veterana realidad (este es el relevo episcopal nonagésimo séptimo de la historia documentada de nuestra diócesis), en un nuevo tiempo de gracia y de seguir siendo y construyendo Iglesia, Iglesia diocesana.

Atilano Rodríguez Martínez, de 77 años, obispo de Sigüenza-Guadalajara durante 4.648 días, esto es, 12 años, 8 meses y 21 días, concluía el periodo probablemente más pleno y fecundo de su vida. Un tiempo caracterizado por una entrega constante, generosa, cabal, serena, prudente, afectuosa, cercana, eficaz y sencilla a la grey que le fue confiada el 2 de abril de 2011, con nombramiento previo dos meses justos antes.

Y el 23 de diciembre, pasadas las 11:30 horas, recibía, en la catedral (atrio, santuario, cátedra, sede, altar, casa y campanario…), el relevo –el relevo de la sucesión apostólica en nuestra Iglesia diocesana- Julián Ruiz Martorell, que acaba de cumplir, el pasado 19 de enero, 67 años, conquense-aragonés, biblista y teólogo, estudioso, sencillo, detallista, inteligente, serio y cercano, libre y acogedor.

La celebración del 23 de diciembre en la catedral seguntina con la toma de posesión del nuevo obispo tuvo su prólogo, en la tarde del viernes 22 de diciembre, en Alcolea del Pinar y en la Virgen de la Salud de Barbatona; su prolongación, mediante el primer encuentro con el presbiterio diocesano y su primera misa en la concatedral de Guadalajara, el 26 de diciembre; y sus epílogos, no programados, pero significativos y hermosos como su viaje a la pequeñísima parroquia rural de Semillas y su visita al monasterio benedictino de Valfermoso de las Monjas.

 

 

La JMJ Lisboa 2023 también diocesana

Por fin, tras más de cuatro años de interrupción, debido a la pandemia, regresó la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en su edición internacional.  La última celebrada fue en enero de 2019 en Ciudad de Panamá. Ahora llegaba el turno a Lisboa, en una JMJ preparada con primor, mino y creatividad, que contó, además, con 25.00 voluntarios.

Más de un millón y medio de personas, de jóvenes en su grandísima mayoría (de ellos, más de cien mil de España; dos centenares de nuestra diócesis) se sumaron a la cita del 1 al 6 de agosto en la capital portuguesa. La JMJ Lisboa 2023 fue una gran fiesta de fe, de esperanza, de fraternidad y de misión evangelizadora abierta y dirigida a todos sin exclusiones. Para nuestra diócesis, ha sido un extraordinario tiempo de gracia, que sigue alentando el caminar de nuestra pastoral juvenil. Esta ha sido la peregrinación más numerosa de cuantas ha organizado nuestra Delegación Diocesana de Pastoral de Juventud para asistir a una JMJ, descontada la de Madrid en 2011.

 

Sacerdotes, seminaristas, diáconos

Una de las mejores noticias del año fue la ordenación sacerdotal, el 30 de abril, de Emilio Vereda Cuevas, posteriormente destinado a Molina de Aragón y comarca. El 2 de julio fue ordenado diácono Diego Gonzalo Moreno y en la primavera de 2024 podría ser ordenado presbítero. Tenemos un seminarista, en el segundo curso del proceso formativo. Por otro lado, el 6 de mayo, en Madrid y al servicio del Camino Neocatecumenal fue ordenado presbítero el joven de Guadalajara Pedro de Andrés Leo.

El curso 2023-2024 nos ha consolidado la buena noticia del regreso de candidatos al diaconado permanente. Comenzaron cinco.  Siguen cinco, quienes ahora, además, acaban de recibir el rito de admisión. ¡Ánimo y adelante!

Siete sacerdotes diocesanos fallecieron en el último año: Santiago Sanz Rodríguez, José Alfonso Henche Ortiz, Severino de Francisco de Miguel, Vicente Magro Esteban, Clementino Martínez Cejudo (uno de los sacerdotes diocesanos más destacados del último medio siglo), Aniceto Garbajosa Juberías y Julio García Monge.  Además, también murieron estos otros dos sacerdotes muy relacionados con la diócesis: José María Berlanga López y el capuchino de RNE Manuel Muñoz Fernández.

 

Vida consagrada

Dado que, en septiembre, su congregación religiosa, las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, la destinaron a otra diócesis, Susana Nieves Rodríguez, al dejar la comunidad de Guadalajara, cesaba asimismo en la presidencia de la CONFER Diocesana, que había desempeñado en los dos últimos años. Al frente de nuestra CONFER, le ha reemplazado Francisco Santos, SDB, director del Colegio Salesiano de Guadalajara. Y hablando de religiosos y de colegios, aunque el Colegio Marista continúa con su titularidad e identidad maristas, ya no hay comunidad religiosa estable en él.

La monja clarisa seguntina sor Rosario del Val Carrillo, natural de Trillo y Ángela de nombre de pila, cumplió 100 años de edad, de ellos 75 como monja clarisa. Y otra comunidad contemplativa diocesana, las Carmelitas Descalzas de Guadalajara reeligieron a sor Nazaret López de Freitas como priora.

La religiosa azudentese sor María Teresa Peña Toba, de 59 años, fue reelegida para un segundo sexenio como superior general de su congregación, las Hermanas Doroteas. Y también nacida en nuestra tierra, en este caso en Rienda, sor Esperanza de Francisco Juberías es la nueva vicaria general o madre asistente de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados.

En 2023, hubo que despedir, no sin dolor y mucha gratitud, a la madre Asunción Fariza Batanero, de las Ursulinas de Sigüenza. Toda una institución. Por otro lado, tras cerca de 60 años en Sigüenza y ya con 96 años de edad, falleció el padre josefino Francisco Solidani.

 

Curso final de los grupos sinodales

De febrero a junio, trabajamos sinodalmente en el tercer cuaderno. «Evangelizamos. Retos evangelizadores» era su enunciado, cuya referencia bíblica es «Sois la luz y la sal del mundo» (cfr. Mateo, 5, 13a.14ª). Versó sobre familia, laicos, mundo rural, formación cristiana y celebración de la fe.

Y en octubre y noviembre de 2023, «Servimos. Acción social y vida pública». Su referente bíblico es la frase del evangelio de san Juan «Para que tengan vida…» (Juan 10,10). Y su temario incluyó estas cinco cuestiones pastorales: pobreza, pastoral de la caridad, solidaridad, vida pública y comunicación. Estas cuestiones pastorales fueron desarrolladas en el cuaderno en cuatro temas de trabajo: la dimensión sociocaritativa de la Iglesia (con dos apartados: la caridad en la vida de la Iglesia y la caridad en nuestra diócesis de Sigüenza-Guadalajara), la movilidad humana, el cristiano en la vida pública y la comunicación.

Y tras ello, la asamblea sinodal propiamente dicha y todas implicaciones, ocupaciones, expectativas y trabajos. Pero todo ello ya en 2024. Luego, tiempo habrá para su información, relato, análisis y balances.

           

Cultura y patrimonio

2023 fue un nuevo año muy importante y fecundo para el patrimonio cultural diocesano. Las oficinas de la curia diocesano acogieron el 17 de marzo el acto de la firma de varios convenios de colaboración con la Junta, la Diputación Provincial y los ayuntamientos de Sigüenza y de Molina de Aragón para la realización de obras de mantenimiento en la catedral de Sigüenza (sobre todo, sus cubiertas), la iglesia de Santa María la Mayor de San Gil de Molina de Aragón (cuya magnífica rehabilitación integral ha sido uno de los grandes hitos culturales y eclesiales del año), la rehabilitación del patrimonio religioso diocesano y el mantenimiento de los museos diocesanos de la provincia.

Y como, no es posible hacer relación de todos los lugares donde están llegando estas actuaciones de consolidación y restauración, un apunte singular: el retablo barroco de la iglesia del seminario mayor de Sigüenza, cerrada desde hace dos décadas, luce ya impecable en la parroquia de Romancos.

 

Efemérides diocesanas

El año recién concluido ha sido muy pródigo en efemérides diocesanas. Así, se cumplieron 400 años de la Hermandad de la Virgen de la Soledad de Azuqueca de Henares; 175 años de la Hermandad de la Virgen de la Luz de Almonacid de Zorita; 150 años de la fundación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados; y 100 de las Hermanas Carmelitas del Sagrado Corazón de Jesús (en Humanes, desde 1953, esto es, setenta años).

Las parroquias de María Auxiliadora y de San Pascual de Baylón, ambas de Guadalajara, cumplieron 50 años, al igual que el Colegio Farina de Azuqueca de Henares, la Asociación de Amigos de Buenafuente del Sistal y la Pasión Viviente de Hiendelaencina. Por su parte, la parroquia de San Diego de Guadalajara alcanzaba sus bodas de plata; y se cumplían 15 años de la adoración eucarística diaria y estable en San Ginés, también de Guadalajara.

 

Algunos subrayados pastorales

Son solo una muestra variada. Ha habido mucho más. Pero es imposible citarlo todo y sin menospreciar o preterir a nada ni a nadie, he aquí algunos subrayados. La Semana diocesana del Matrimonio, con celebraciones en Guadalajara y en Sigüenza, fue del 13 al 20 de febrero. En relación con la infancia, adolescencia y juventud, exitosas ediciones de «Zagalópolis», y de «Camino Abierto», ambas en el alba del verano y con epicentros respectivos en Somolinos y en el Alto Tajo.

La Delegación de Enseñanza, que en octubre se sumó al primer encuentro regional de profesores de Religión, organizó el 11 de marzo el V Encuentro de Educadores Cristianos. Una semana antes, también en Guadalajara, fue la Asamblea Diocesana de Catequistas.

Apostolado Seglar y Nueva Evangelización tuvo su jornada anual de encuentro laicado-vida monástica en Aranda de Duero y en La Aguilera (Burgos). Y Sigüenza, el 23 de septiembre, fue este año, la sede del anual Encuentro diocesano de Cofradías y Hermandades.

 

 

Publicado en Nueva Alcarria el 26 enero de 2024

Por Juan Pablo Mañueco

(escritor y periodista)

 

 

 

(Septeto doble)

                                                                                   

Elévate despacio, catedral seguntina
que a los cielos asciendes y hacia las nubes claras,
hacia la azul esfera tu piedra se encamina
como si ya a otro ámbito diferente entraras.
Cada nube que pasa ante tus torres se inclina
parece que trajese la paz que tú clamaras. 
La paz, la paz, la paz, la paz que tú nos buscaras.

La torre de las campanas sube a la derecha
de la principal puerta, románica. Y soñaras
que tocando el cielo con su aldaba le abre brecha
de sonido, que más allá del cielo escucharas
subiendo hacia lo más alto, como aguda flecha.
Paz, paz, paz… sembla tañer en armonías claras.
Sea siempre mi rezo éste por todas las Guadalajaras.

 

 

Acerca del autor

 

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

Del 18 al 25 de enero, desde 1908 en todas las Iglesias y comunidades cristianas, se celebra la Semana de oración por la unidad de los cristianos, que este recuerda

 

 

 

 

Se entiende por ecumenismo "el conjunto de esfuerzos realizados bajo el impulso del Espíritu Santo con el fin de restaurar la unidad de todos los cristianos". El movimiento ecuménico tiene más de un siglo de existencia y nace como respuesta a la división de los seguidores de Jesucristo en distintas Iglesias y Confesiones. En todo el mundo hay, en la actualidad, cerca de dos quinientos millones de cristianos, lo que supone el 33% de la población mundial, por delante de los musulmanes, que aglutinaban el 23%.

Sin embargo, y también en el islamismo y en las otras religiones, el cristianismo no está unido: 1.375 millones son católicos, cerca de millones son ortodoxos y el resto pertenecen, muy fragmentados, a las Iglesia nacida de la Reforma Protestante, entre ellas, la Comunión Anglicana.

Esta realidad de separación y de división contradice abierta y escandalosamente la voluntad de Jesucristo, el fundador de la única Iglesia, perjudica la obra evangelizadora, resta credibilidad y dispersa fuerza. Es una situación que hay que superar. Es ineludible la unidad, la plena comunión de todos los discípulos de Jesucristo, que quiere todos seamos uno y que haya un solo Pastor y en un solo Rebaño.

 

 

Orígenes de la Semana de la Unidad

En 1908, por iniciativa del reverendo Paul Wattson, comenzó una semana de oración por la unidad de los cristianos, con invitación a sumarse a ella a todas las Iglesias, comunidades y confesiones cristiana.

La iniciativa se llamó inicialmente Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos, que pasa a denominarse de manera común y conjunta Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos en 1968 y siempre desde el 18 al 25 de enero.  Incluso, ya desde 1935, en Francia, con el abad Paul Couturier empezó la denominación de Semana.

Desde 1968 los lemas y textos comunes para todos los cristianos de la Semana de oración por la unidad son elaborados por la Comisión Fe y Constitución del Consejo Ecuménicos de las Iglesias y por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los cristianos. La Semana de oración por la unidad es celebrada por todas las Iglesias, confesiones y comunidades cristianas del 18 al 25 de enero. Lemas, materiales, fechas y compromiso comunes son símbolo y siembra de unidad. Sus enunciados -siempre frase de la Biblia, sobre todo del Nuevo Testamento- nos muestran extraordinarios e interpeladoras caminos para la necesaria, anhelada e inaplazable unidad de los cristianos, cuya alma es la oración.

 

«Amarás al Señor, tu Dios… y a tu prójimo como a ti mismo»

La elección de los textos bíblicos y litúrgicos se inspira en la imagen del buen samaritano de la parábola evangélica (Lucas 10,25-37). Para comprender en profundidad la intención de la oración de este año, es muy interesante conocer quién ha preparado el material y por qué. Es decir, nos puede ayudar a desentrañar su sentido saber que la Semana de oración ha sido propuesto por un equipo ecuménico de Burkina Faso. En aquel país, en términos religiosos, aproximadamente el 64% de la población es musulmana. El país atraviesa actualmente -después del gran ataque diarista de 2016- una grave crisis de seguridad, que afecta a todas las comunidades de fe. Las Iglesias cristianas han sido expresamente blanco de ataques armados. Estas circunstancias ayudan a los cristianos de distintas iglesias y comunidades eclesiales a volver a lo esencial: el amor, que es el ADN de la fe cristiana.

 

La oración ecuménica, primer camino ecuménico

La importancia de la oración ecuménica es reconocida universalmente. Es camino fecundo y privilegiado para lograr la meta de la unidad. La oración es el camino; la meta, la unidad. Pero son camino que meta.

La oración por la unidad es, en efecto, uno de los seis caminos del ecumenismo enumerados por el Concilio Vaticano II, en su decreto "Unitatis redintegratio", uno de los documentos más emblemáticos de la última asamblea conciliar católica. Estos seis caminos del ecumenismo son: 1.- La reforma de la Iglesia. 2.- La conversión del corazón. 3.- La oración constante y unánime. 4.- El conocimiento mutuo de los hermanos. 5.- La formación ecuménica y 6.- La cooperación entre los hermanos cristianos.

 

Seis dimensiones esenciales del ecumenismo

Hoy día también se habla de dimensiones y aspectos del ecumenismo como los llamados ecumenismo del Pueblo de Dios, ecumenismo de la santidad y ecumenismo espiritual, ecumenismo apostólico, ecumenismo de la verdad y ecumenismo del amor.

El primero de ellos, el ecumenismo del Pueblo de Dios, sería el más directamente relativo a la acción pastoral dentro de las propias comunidades. Se trata de suscitar en el pueblo cristiano la necesidad de orar, trabajar y servir la unidad de los cristianos. Si el pueblo no se sensibilizara y motivara en este sentido, la comunión plena podría ser papel mojado, como ya ocurrió en la primera mitad del siglo XV, tras la fallida unidad entre las Iglesia griegas y latina, decretada por el Concilio de Florencia y rechazada por el pueblo. Para fomentar el ecumenismo del Pueblo de Dios hay que intensificar la oración, el conocimiento mutuo, la formación y la cooperación intercristiana.

 

Ecumenismo de la santidad y apostólico

El ejemplo quizás más significativo del llamado ecumenismo de la santidad lo ha constituido durante su vida hasta 2025 y después de ella el hermano Roger de Taizé, el fundador de la Comunidad Ecuménica Internacional de esta pequeña villa francesa. El ecumenismo de la santidad se logrará, ante todo, a través de la conversión del corazón y de la oración. En la base de la separación de los cristianos están los pecados de las distintas partes afectadas en estas rupturas. La separación de los cristianos es un pecado grave, que se ha de superar por la vía de la santidad. En el ecumenismo de la santidad se engloba y encuentra su más plena identificación el también llamado ecumenismo espiritual.

El ecuménico apostólico parte de la necesidad evangelizadora que debemos experimentar todos los cristianos para el mundo crea. El ecumenismo apostólico significa mostrar con palabras y con obras la verdadera imagen de Dios, relevada y encarnada en Jesucristo. El ecumenismo apostólico habrá de constatar cómo la actual separación es un obstáculo para la mayor eficacia de la acción evangelizadora, máxime en medio de un mundo como el nuestro que vive, particularmente en Occidente, bajo el estigma del neopaganismo, del relativismo y de la secularización.

El ecumenismo apostólico viene ahora particularmente demandado ante la sociedad de la movilidad y de las migraciones, dos de las realidades que más poderosamente están configurando en la hora presente a la humanidad.

 

Ecumenismo de la verdad y del amor

El ecumenismo de la verdad es una llamada a evitar la tentación fácil de sincretismo, del irenismo, del relativismo, que no culminarán la búsqueda ecuménica, sino, al contrario, la tergiversarán y desorientarán. Y es que, en materia ecuménica, también la verdad nos hace libres y nos acerca a la unidad tan anhelada. El ecumenismo de la verdad supone el conocimiento mutuo de los hermanos y la formación ecuménica.

El ecumenismo de la verdad no consiste en diluir la propia identidad, ni en atenuar -y mucho menos ocultar- la propia confesión de la fe, sino en potenciarlas desde la búsqueda de la voluntad de Jesucristo. Para vivir este aspecto, debemos recorrer el primero de los caminos ecuménicos propuesto por el Concilio Vaticano II: la reforma de la Iglesia para ésta sea cada vez más fiel a su único Señor y Salvador.

Por último, el ecumenismo del amor es como la síntesis y la suma de todas las dimensiones anteriores. "Desciende directamente del mandamiento que Jesús legó sus discípulos. El amor acompañado de gestos coherentes genera confianza y abre el corazón y los ojos. Por su propia naturaleza, el diálogo de la caridad fomenta y alumbra el diálogo de la verdad: y es que precisamente en la plena verdad tendrá lugar el encuentro definitivo al que conduce el Espíritu de Cristo", tal y como afirmaba el Papa Benedicto XVI. El ecumenismo del amor encuentra realizaciones en la cooperación práctica entre los cristianos, que, según afirma el Concilio Vaticano II, "expresa vivamente aquella conjunción por la cual están ya unidos entre sí y presenta bajo una luz más plena el rostro de Cristo siervo".

 

Una mirada a la actual situación ecuménica

Junto al objetivo escándalo y pecado de la división, que contradice la voluntad de Jesucristo que todos seamos uno, la necesidad ecuménica la apremia la creciente necesidad compartida de la urgencia evangelizadora ante la actual situación de secularización tan generalizada, máxime también en la actual sociedad de la movilidad y de las migraciones.

El diálogo ecuménico con las Iglesias de la ortodoxia es más fácil. Hay menos escollos; en la realidad, la distinta concepción del Primado papal es la única, grave y, a día de hoy, insalvable diferencia. Tampoco son excesivas las diferencias doctrinales con la Comunión Anglicana, si bien a ellas ahora se han añadido decisiones de carácter moral y disciplinar, causa también de división dentro del mismo anglicanismo.

Hablar de protestantismo o luteranismo como si se tratara de una unidad compacta y homogénea es falso y precisamente en esta pluralidad, que deriva en atomización, radica razón añadida que dificulta aún más la unidad.

Con todo, las luces y con las sombras descritas, hemos de ser conscientes de que todavía queda muchísimo por recorrer. En los 60 años discurridos desde del Concilio Vaticano II, se ha avanzado mucho más que durante los siglos precedentes desde las distintas rupturas y divisiones. El camino se ha hace al andar. Hay que seguir caminando, orando, dialogando, cooperando juntos, persuadidos de que la actual situación de división es inaceptable. La unidad no puede esperar.

Y en medio de todo esto y como insiste tanto el Papa Francisco, hay otro camino ecuménico, que es el ecumenismo de la sangre. Más de seis de cada diez cristianos en el mundo, en distinta proporción, son perseguidos. No se le persigue por ser católicos, anglicanos, ortodoxos o luterano, sino por ser cristiano. Luego la sangre de la sangre de los mártires ha de ser semilla de unidad y vida cristiana.

 

 

Publicado en Nueva Alcarria el 19 enero de 2024

Por José Ramón Díaz-Torremocha

(Conferencia de Santa María la Real en Guadalajara)

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Dolor y felicidad

“Si amo a alguien que sufre o que es tratado injustamente,

se despertará en mí la inventiva. Entonces tengo que prestarle mi ayuda.

 y el espíritu de consejo y de fortaleza, el espíritu de consuelo,

no se cierra a esa necesidad de ayudar”[i].

 

Releyendo un viejo texto del Cardenal Martini, he sentido que me transportaba al dolor tantas veces sentido en mi Conferencia a lo largo de ya casi toda una vida vivida siempre dentro de las Conferencias de San Vicente de Paúl. Dolor diverso y para diversos seres humanos.

Estoy sinceramente convencido que ese conocimiento de las Conferencias fue un regalo que recibí del Buen Dios a través de dos buenos amigos de mi adolescencia: Antonio y Ángel. Ellos me descubrieron el grupo de amigos, todos ellos mayores, que habían a su vez descubierto y en el que se sentían escuchados, enseñados y amparados y en el que poco a poco, irían conociendo esta última sensación: la de estar amparados cristianamente. Todo ello desde la modestia que implicaba la utilización de unos medios humildes en todos los sentidos. Medios humildes que se intentaban, fueran lo mejor utilizados posible con las discretas fuerzas a nuestro alcance.

Esta vinculación con las Conferencias me ha ayudado a ir descubriendo el dolor y las múltiples formas que este puede adoptar. También a cómo un grupo de cristianos comprometidos, humanamente sin apenas fuerzas, pueden alcanzar las necesarias para primero compartir y más tarde ayudar a aminorar el sufrimiento de nuestros hermanos. De aquellos que caminan la vida en la cercanía con cada uno de nosotros y que sufren tantas veces en silencio.

Pero si gracias a ellas – a las Conferencias – he conocido tantas formas de dolor, no quiero dejar de indicar que también y con mucha frecuencia, he gozado de la felicidad de amigos muy cercanos y a los que sigo conservando como tales, después de tantos años. Amigos con los que me encuentro después de muchos años con la sensación de haber dejado de vernos sólo la tarde anterior. Todavía me veía hace unos días, - estoy escribiendo en pleno otoño – con un muy querido amigo con el que no coincidía al menos en los últimos cinco o diez años. Daba igual, la facilidad de relación, los recuerdos comunes, nos asaltaban de tan benéfica manera que, reunidos para una comida, no dábamos fin a la misma por el placer que nos producía el encuentro.

Hay una gran diferencia, entre la amistad surgida en las más variadas circunstancias y la encontrada en las instituciones cristianas.  El poso que queda en unos casos y otros no es, me parece, el mismo. No lo es.

Vuelvo para terminar, haciendo mías sus palabras y salvando todas las distancias, de nuevo al libro del cardenal Martini:

“Quien ha vivido y trabajado tanto tiempo en la Iglesia como yo,

seguramente ha tenido que tratar con muchos

hombres difíciles.

Pero a pesar de todos los problemas

prefiero dirigir la mirada a los

muchos hermanos a los que debo horas y años hermosos”

 

Pues por ello y dado que todos habremos sentido parecidas experiencias amicales, demos gracias al Buen Dios.

Deseo para todos los amigos con los que me comunico cada mes con estos pequeños artículos, un buen año nuevo en el que nos encontremos en el servicio al ser humano que sufre.

A Cristo siempre por y con María

 

 

 

José Ramón Díaz-Torremocha

Conferencia Santa María la Mayor

Guadalajara, España

 

 

 

 

Sorrow and happiness

"If I love someone who suffers or who is treated wrongly,

then inventiveness will be awakened in me, and I have to help him. 

and the spirit of counsel and strength, the spirit of comfort,

does not exclude this need to help".

 

Rereading an old text of Cardinal Martini, I felt that it brought me back to the suffering I have felt so many times in my Conference throughout almost a whole life lived in the Conferences of St. Vincent de Paul. Different kinds of suffering for different human beings.

I am sincerely convinced that this knowledge of the Conferences was a gift from the Good Lord through two good friends of my adolescence: Antonio and Ángel. They introduced me to the group of friends, all of them older, who had discovered in their turn that group where they felt listened to, taught and supported, and where they would gradually come to know this ultimate feeling: that of being supported in a Christian way. All this was achieved with the humble means, in all senses of the word, that were used. With the limited force at our disposal, we tried to make the best possible use of those modest means.

This involvement with the Conferences has helped me to discover pain and the many forms it can take. It has also helped me to see how a group of committed Christians, without much human strength, can find the necessary resources to first share and then help to alleviate the suffering of our brothers and sisters. The suffering of those who walk through life close to each one of us and who suffer so often in silence.

But if thanks to them - to the Conferences - I have known so many forms of sorrow, I must point out that I have also, and very often, enjoyed the happiness of very close friends whom I still keep as such, after so many years. Friends with whom I meet after many years with the feeling of having seen each other just the evening before. Just a few days ago - I am writing in the middle of autumn - I met a very dear friend with whom I had not coincided for at least the last five or ten years. It didn't matter, the ease of relationship, the common memories, assaulted us in such a beneficial way that, gathered for a meal, we didn't manage to put an end to it because of the pleasure we took in the encounter.

There is a great difference between the friendship that arises in the most varied circumstances and the one we find in Christian institutions.  The aftertaste that remains in one case or the other is not, it seems to me, the same. It is not.

In conclusion, I would like to go back, once again, to Cardinal Martini's book, making his words my own, with all due respect to it:

 

"Anyone who has lived and worked in the Church for as long as I have,

surely he or she had to deal with many difficult men.

But in spite of all the problems

I prefer to look at the many

brothers to whom I owe many beautiful hours and years".

 

For this, and since we will all have had similar experiences of friendship, let us give thanks to the Good Lord.

I wish all the friends with whom I am in contact every month through these short articles, a good new year where we will meet in the service of the suffering human being.

To Christ always through and with Mary

 

 

José Ramón Díaz-Torremocha

Conference of Santa María la Mayor

Guadalajara, Spain


[1] Carlo Maria, Cardenal Martini, “Coloquios nocturnos en Jerusalén” Editorial San Pablo

Carlo Maria, Cardenal Martini, “Night Talks in Jerusalem” St. Paul’s Publishing House 

Por Rafael Amo

(Delegación de Ecumenismo)

 

 

Como cada año, del 18 al 25 de enero, todas las Iglesias y comunidades eclesiales -también la Iglesia Católica- estamos convocados a rezar por la unidad de la Iglesia. Este año el lema del octavario es “«Amarás al Señor tu Dios… y a tu prójimo como a ti mismo»” (Lc 10, 27). La elección de los textos bíblicos y litúrgicos se inspira en la imagen del buen samaritano de la parábola evangélica (Lc 10,25-37).

Para comprender en profundidad la intención de la oración de este año, es muy interesante conocer quién ha preparado el material y por qué. Nos puede ayudar a desentrañar su sentido saber que el Octavario de oración ha sido propuesto por un equipo ecuménico de Burkina Faso.

En aquel país, en términos religiosos, aproximadamente el 64 % de la población es musulmana. El país atraviesa actualmente -después del gran ataque yihadista de 2016- una grave crisis de seguridad, que afecta a todas las comunidades de fe.

Las Iglesias cristianas han sido expresamente blanco de ataques armados. Sacerdotes, pastores y catequistas han sido asesinados durante el culto y se desconoce el destino de otros que fueron secuestrados. Aproximadamente, más del 22 % del territorio nacional está fuera del control del Estado. Los cristianos ya no pueden practicar abiertamente su fe en estas áreas. Debido al terrorismo, la mayoría de las Iglesias cristianas en el norte, este y noroeste del país han sido cerradas. Ya no hay ningún culto cristiano público en muchas de estas áreas. Y allí donde todavía es posible el culto, se ha de realizar con protección policial y ha sido necesario acortar los servicios debido a los problemas de seguridad.

Estas circunstancias ayudan a los cristianos de distintas iglesias y comunidades eclesiales a volver a lo esencial: el amor, que es el ADN de la fe cristiana. Dios es Amor y «el amor de Cristo nos ha reunido en uno». Nuestra identidad común se encuentra en la experiencia del amor de Dios (cf. Jn 3,16) y revelamos esa identidad al mundo en el modo en que nos amamos unos a otros (Jn 13,35).

Puede parecer que nuestra parroquia, o grupo de oración, es pequeño; que poco podemos hacer. Sin embargo, Jesús nos prometió que cuando dos o tres nos reunimos en su nombre, Él está en medio de nosotros (Mt 18, 20). Y también, que, si le pedimos algo con fe, aunque fuera tan pequeña como un granito de mostaza (Mt 17, 20), Dios nos lo concederá.

La Iglesia de Cristo es un solo Cuerpo, Él es la cabeza y nosotros los miembros, lo que le pase a cualquiera de los miembros nos afecta a todos. El dolor de los cristianos perseguidos, de la confesión que sean, es nuestro dolor. La oración en común, o individual, que podamos hacer es su consuelo.

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