Por Ángel Moreno de Buenafuente

 

 

 

“Con los ojos abiertos”, este es nuestro lema de estos días en Tierra Santa. Con los ojos iluminados, capaces de captar la belleza y la verdad, el misterio y la presencia de Quien se hizo Palabra, Carne, entrega, amor, y recreó el universo. 

Hemos orado en Caná de Galilea, cantado en Nazaret, hemos subido al Monte Alto, donde se nos entregó la clave para interpretar lo más oscuro de la vida, el dolor, la cruz, cuando experimentamos algo adverso. La Transfiguración de Jesús nos ha adelantado el método para saber discernir el sentido de la realidad. Solo desde la luz transfiguradora del rostro del Señor es posible esperar y mantener la confianza en el momento de la cruz. 

La belleza de las piedras hechas mosaico, que plasmaban la transparencia del Misterio de Dios hecho hombre, niño pequeño, convertido en pan, nos ofrecían de manera tangible la clave de la belleza transformadora. 

Al llegar la noche, nos envolvió la brisa sobre el barco, en las aguas del Lago de Galilea, y se hizo canción el viento; mensaje, el silencio, bañados con la claridad de la luna amanecida. 

Y hemos comprendido otro proceso, el que acontece del paso vespertino hacia la noche, del sosiego a la tormenta, de la alegría al miedo, y cómo el secreto es esperar en el límite del desespero el paso del Señor, al alba. 

No es arqueología, ni mítica memoria el caminar por Galilea. Hoy acontece en el corazón aquella brisa amiga, aquella voz recia, aquel reproche del Maestro, por absolutizar el riesgo y creer que ya no hay remedio, cuando la clave es la espera, porque en el límite pasa el Señor, hecho luz, tierra, brasas encendidas, pan partido, promesa. Tan solo hay que esperar a que amanezca a la cuarta vigilia el día.

Por Santiago Moranchel

(Delegación de Enseñanza)

 

Después de varios meses sin parecer por esta página, volvemos a hacernos presentes la Delegación Diocesana de Enseñanza. Este silencio no quiere decir que no sigamos trabajando, que no tengamos nada que contar o compartir. Muy al contrario, han sido las circunstancias las que han ocasionado cierto descuido de esta colaboración, por la que vaya nuestras/mis disculpas por adelantado.

Durante este tiempo, no dejan de producirse continuamente que afectan a la Clase de Religión, a nivel diocesano o nacional, unido inexorablemente a la continua revisión que se está produciendo en nuestro país sobre la presencia de lo religioso, y específicamente de lo católico en la vida pública. De entre esas noticias he ido recogiendo algunas que compartimos con los lectores, y que más allá de las apariencias, intentemos descubrir lo esencial de la noticia. He escogido 4 noticias, llamadas TITULARES. 

 

  • TITULAR 1: 16 DE Octubre de 2016.

Pregón del Domund: la atea Pilar Rahola interpela a los laicistas a “no poner en cuestión la moral religiosa”. PR ha defendido el trabajo de evangelización y de caridad que llevan adelante los misioneros en el mundo. Ha sido en el pregón del Domund, celebrado ayer por la tarde en el templo de la Sagrada Familia de Barcelona, acto presidido por monseñor Juan José Omella, arzobispo de Barcelona.

 

·        TITULAR 2: 9 de Noviembre.

Europa Laica arremete contra Manuela Carmena por participar en los actos de la Almudena. Esta asociación pide a la alcaldesa de Madrid que no participe en ningún acto religioso y que no subvencione a ninguna confesión.

 

·        TITULAR 3: 12 de Noviembre.

El Observatorio para la Libertad Religiosa y de Conciencia (OLRC) organiza la jornada “La clase de confesión católica en España: situación y ofensiva”. Profesores de religión defienden que el cometido de la asignatura es enseñar cultura, no adoctrinar. María García, presidenta de OLRC, comenta “que han llegado a nuestra asociación diferentes testimonios de profesores que explican el menosprecio que existe hacia la asignatura”.

 

  • TITULAR 4: (Esto es continuo)

Las comunidades que hasta ahora han recurrido para que se mantenga las mismas horas de la asignatura de religión son Aragón, Extremadura, Asturias, Baleares y Andalucía.

 

Mucho se puede comentar, reflexionar, opinar, sobre cada uno de estos TITULARES (seguro que el lector pondría otros…)  pero fijémonos en algunas de las afirmaciones de la pregonera del Domund:

  • La entrega de estos cristianos (los misioneros) ilumina la oscuridad y aumenta el deseo de tener cerca a Dios. El mensaje cristiano es fuente de humanidad…. No soy creyente, pero esta dificultad para entender la divinidad no me impide ver a Dios en cada acto solidario, en cada gesto de entrega que realizan tantos creyentes, precisamente porque creen".

 

  • “¿Qué sienten los cristianos, que les sacude de esa forma y les mueve a salir de su casae ir a aquellos agujeros negros del planeta que no salen ni en los mapas. Su entrega constituye una gran revolución, que ilumina a la sociedad en los tiempos convulsos que vivimos. El comportamiento de estos creyentes, que entienden a Dios como una inspiración de amor y de entrega, es un faro de luz, ciertamente, en la tiniebla.

 

  • Los misioneros llevan un doble trabajo: la evangelización y la caridad cristiana.
    • Respecto a la evangelización:

La evangelización "ha sufrido los ataques más furibundos, sobre todo por parte de las ideologías que se sienten incómodas con la solidaridad cuando se hacen en nombre de Cristo". "¿Por qué ir a ayudar al prójimo es correcto cuando se hace en nombre de un ideal terrenal, y no lo es cuando se hace en nombre de un ideal espiritual?".

La evangelización es fuente de civilización, que entronca con los derechos humanos. Desde mi condición de no creyente quiero decir que la misión de evangelizar es, también, una misión de servicio al ser humano". "El mensaje cristiano es una poderosa herramienta transgresora y revolucionaria, la revolución del que no quiere matar a nadie, sino salvar a todos".

 

  • Respecto a la caridad cristiana:

La caridad es el motor que mueve a millones de cristianos a lo largo de toda la historia a salir de su comodidad para ayudar a los invisibles¡Quiénes somos nosotros, gente acomodada en nuestra feliz ética laica, para poner en cuestión la moral religiosa, que tanto bien ha hecho a la humanidad!"…

El ideal del misionero, es la entrega total. "Si Dios es el responsable de tal entrega completa, cómo no querer que esté cerca de nosotros, incluso cerca de aquellos que no conocemos el idioma para hablarle".

… No creer en Dios es algo triste, ya que conlleva soledad ente la muerte. Pero soy una creyente ferviente de todos estos hombres y mujeres que, gracias a Dios, nos dan intensas lecciones de vida, apóstoles infatigables de la creencia en la humanidad".

Terminó su pregón apelando a “que la llamada del Papa Francisco a salir de la tierra, que ha inspirado el lema del Domund de este año, es una llamada que nos interpela a todos: los creyentes, los agnósticos, los ateos, a los que sienten a y a los que dudan, a los que creen y a los que niegan, o no saben, o querrían y no pueden…. Las misiones católicas son una ingente fuerza de vida, un inmenso ejército de soldados de paz, que nos dan esperanza a la humanidad, cada vez que parece perdida.".

 

Por si vale, les propongo volver a leer las afirmaciones de PR y donde dice “misioneros” “cristianos”…  yo pondría “profesores de Religión”. ¿Y ustedes?

La vida de todos los miembros de la Iglesia, y sus instituciones, debe ser testimonio de misericordia para la sociedad

 

Por Alfonso Olmos Embid

(Sacerdote y periodista)

 

Dios es amor y misericordia infinita, y nos pide a todos ser misericordiosos como el Padre. Así vivieron los primeros cristianos su fe, por eso eran admirados, y ese debe ser el distintivo de los seguidores de Jesús hoy. Nuestra Iglesia diocesana tiene que ser signo de misericordia en esta tierra de Sigüenza-Guadalajara. La Iglesia debe ser siempre para el mundo testimonio de misericordia.

El evangelio nos ofrece unas pistas para encauzar la misericordia. Así las instituciones eclesiales cuentan con un punto de referencia claro al que recurrir, para fomentar el ejercicio de la misericordia en los distintos ámbitos pastorales. Si desgranamos cada una de las catorce obras de misericordia, nos encontramos con que la diócesis está comprometida plenamente en ser hogar de misericordia.

Obras de misericordia corporales

Por medio de los capellanes, y de numerosos voluntarios, los enfermos son visitados y atendidos espiritualmente, tanto en hospitales y clínicas, como en las residencias para mayores y sanatorios de toda la provincia y, especialmente, en sus hogares. También son muchos los voluntarios que trabajan en las organizaciones caritativas de la Iglesia como Cáritas o las Conferencias de San Vicente Paúl, que proporcionan alimento y bebida a los que tienen hambre y sed. Tanto en las parroquias, como en el albergue Betania, como en el comedor social de la Casa Nazaret se cumplen estas obras de misericordia. También en las diversas campañas de recogida de alimentos, especialmente mediante la tradicional “operación kilo” que se lleva a cabo en Navidad. La delegación diocesana de Misiones y Manos Unidas trabajan también en esta dirección.

Desde el ámbito material y espiritual se puede dar posada al peregrino. Para los que los transeúntes, están los albergues de Jadraque, Molina y Guadalajara. También ACCEM, en el centro de refugiados de Sigüenza es signo evidente de acogida. Para los que buscan un lugar donde reposar con Dios, existen hospederías monásticas en Buenafuente, Valfermoso, Brihuega y Yunquera, y casas de convivencia y oración en Sigüenza, Fuentelaencina, Mohernando, Trillo o Guadalajara.

Las frecuentes recogidas de ropa usada llenan los roperos parroquiales y de otras instituciones eclesiales, que nutren de vestido al que no lo tiene, propiciando, además, iniciativas como el rastrillo solidario de ropa usada de Alovera, donde los beneficios suplen las carencias básicas de muchas familias.

Aunque en nuestro territorio diocesano no hay cárceles sí que se promueve la sensibilización, la prevención y el voluntariado. La ayuda es recíproca en este ambiente: los que están dentro ayudan a prevenir a los que están fuera y los que están fuera, ayudan a los de dentro a ser algo más felices.

Para atender la última obra de misericordia corporal hay que tener una sensibilidad especial. Para acompañar en el duelo hay que ser todo corazón. La Iglesia, tanto desde los capellanes nombrados al efecto, como desde los propios párrocos que acompañan a sus feligreses, está presente en los tanatorios de la provincia y en los funerales y exequias, asistiendo desde la fe a las familias que pierden a un ser querido.

Obras de misericordia espirituales

También las obras de misericordia espirituales se viven en realidades eclesiales cercanas. Enseñan al que no sabe en los distintos colegios diocesanos y religiosos de la diócesis, muchos docentes vocacionados para ello. Lo mismo hacen el casi centenar de profesores de religión que imparten esta materia. Igualmente en la escuela de teología o en la de ocio y tiempo libre de la diócesis, o en los grupos de lectura creyente y orante de la Biblia, en cerca de 50 parroquias. Labor pedagógica se ofrece también en los museos de Sigüenza, Pastrana o Atienza.

Son muchos los que reciben sabios consejos en la catequesis y en campamentos, en el Centro de Orientación Familiar o mediante los voluntarios y profesionales del Proyecto Raquel. También en los medios de comunicación promovidos diocesanamente. Muchos los que son acompañados y escuchados espiritualmente o vocacionalmente, también los que tienen alguna discapacidad o dificultad especial. Numerosos los que son orientados por los servicios de pastoral de los colegios. También un número considerable los que son corregidos en estos ámbitos, especialmente los niños. Incontables los que son perdonados personal y sacramentalmente.

Los cristianos deben mostrarse atentos a las necesidades de los demás y así poder consolar a los que sufren y están tristes. Esta es una tarea de todos,  al igual que la de sufrir los defectos de los demás asumiendo con paciencia las carencias de los otros.

Finalmente, a diario, con la liturgia de las horas, en cada rosario parroquial y en cada eucaristía se cumple el mandato del Señor de orar, de rezar por los vivos y por los difuntos (también lo hacen ejemplarmente las hermandades y cofradías). Y ya sabemos que donde dos o tres estén reunidos en nombre de Jesús, allí estará Él, en medio para fortalecer nuestros pasos vacilantes, y para darnos fuerza y cumplir su promesa de acompañarnos todos los días hasta el fin del mundo.

Por Comunidad de la Madre de Dios

(Monasterio de Buenafuente)

 

 

Queridos hermanos y amigos en el Señor de toda la Humanidad: Después de nuestro último encuentro, del 9 al 17 de octubre hicimos nuestros Ejercicios Espirituales, dirigidos por D. Manuel Hinojosa, sacerdote diocesano de Córdoba. El Señor nos concedió un tiempo solo para Él, para revitalizar y actualizar nuestra consagración; que no tenga que decirnos: “Tengo en contra tuya que has abandonado el amor primero” (Ap 2, 4). A través de la lectio divina y de la oración personal, el Señor nos ha invitado de nuevo a seguirle en las circunstancias concretas de cada una de nosotras hoy. En intimidad con Él, disfrutamos de  nuestro precioso paraje otoñal y de un clima muy caluroso para las fechas, que nos permitió recrearnos en la naturaleza.

El último día, toda la comunidad ganamos el Jubileo del Año de la Misericordia, guiadas por el padre Juan Pedro, como lo han hecho tantísimas personas, durante este año jubilar, que finalizó  el domingo.  Ciertamente al Señor nadie le gana en generosidad, ni nuestro corazón descansa hasta sentirse abrazado por la misericordia de divina, que nunca nos pone condiciones. 

Tras los EE, han operado a nuestra hermana pequeña, sor Isabel, y gracias a Dios se está recuperando bien. Muchas gracias por vuestra oración y comunión orante. 

Ahora, en este tiempo de menos trabajo, retomamos muchas cosas que tuvimos que dejar de lado en el verano. Desde limpiezas y organización de nuestra gran casa, hasta visitas familiares. Incluso tiempo dedicado a la formación y celebraciones de la Comunidad, para compartir nuestra vivencia y relación con el Señor desde la Palabra y los acontecimientos comunitarios y personales. 

El martes 1 de noviembre celebramos la fiesta de la Santidad, como le gusta decir al Papa Francisco, quien la celebró en Suecia, donde conmemoró con la Federación Luterana el 500 aniversario de la Reforma Protestante. En esta fiesta nos recordó el Papa Francisco: “La llamada a la santidad es para todos y todos nos necesitamos unos a otros para hacernos santos”. En la Eucaristía se proclamaron las Bienaventuranzas y el Santo Padre dijo en su homilía: “Las bienaventuranzas son de alguna manera el carnet de identidad del cristiano”; y acabó añadiendo 6 nuevas bienaventuranzas, porque las necesidades cambian. 

Con entusiasmo os invitamos a conocer estas 6 bienaventuranzas y a vivir como Cristo viviría hoy. Nos despedimos con la expresión cariñosa de una monja gallega a una hermana que se quejaba de otra hermana de comunidad: “Ay filhinha! ¡Que Dios es diferente en cada hermana!

 

Con nuestro cariño y oración, vuestras hermanas de Buenafuente del Sistal

Salida de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder

 

Por Ángel Moreno

(Vicaría para la Vida Religiosa)

 

Es el 3 de noviembre, dan las siete de la tarde, sopla el vientecillo sobre los árboles de la plaza de San Lorenzo en Sevilla y de pronto se abren de par en par las puertas de la basílica del Señor del Gran Poder. Aparece la Cruz de guía en el dintel del templo y cunde la expectación de cientos de fieles que aguardan impacientes la salida del Señor.

Centenares de hermanos que han velado la espera contemplando el rostro de Nuestro padre Jesús, trazan un río de luz que precede al paso, que aparece lentamente en el umbral de las puertas, instante en el que se apodera de la multitud el sobrecogimiento. Una ráfaga de silencio estremece el alma, e irrumpe a tocar el campanillo, al tiempo que avanzan los costaleros hasta la parroquia de San Lorenzo, donde el Señor se vuelve hacia la puerta como para saludar y decirle a su Madre Santísima, la Virgen de la Soledad, que comienza un camino extraordinario que le llevará a la catedral para derramar allí abundantemente la gracia de la misericordia.

Las campanas de San Lorenzo se unen a la de la basílica, y en la penumbra de la noche resalta la silueta del Señor cargado con la Cruz, y en los rostros de cuantos flanquean el camino brilla la emoción, los labios susurran oraciones, y corre el aviso: “¡Ya viene el Señor!”

Paso a paso avanza el cortejo, los cofrades sostienen en sus manos los cirios encendidos, y se convierten en testigos privilegiados de un extraño fenómeno, de cómo se expande la atmósfera de misterio, como una suave brisa que se cierne por las calles sevillanas.

No hay edad que no se haga presente en los miles de fieles que aguardan a cruzarse con la mirada del Señor. Niños en brazos de sus padres, ancianos en su carros, jóvenes por cientos, y silencio, ruegos callados cuando rasga la saeta la tarde sevillana, que no sale de su estupor, pues no es Semana Santa.

¿Qué sucede hoy en Sevilla, para que se pare la ciudad? Sale el Señor. ¿Qué tiene su imagen, que atrae hacia sí los ojos de tantos fieles? El reflejo del dolor del mundo. ¿Será verdad que el corazón del hombre está inquieto hasta que descubre el amor de Dios? Solo sé que todos esperan, todos aguardan a sentir su mirada.

Corre en los móviles la instantánea, acuden los fotógrafos, salta el comentario de la prensa, que se admira ante la sorpresa colectiva, porque de pronto impera en la conciencia el sentimiento, el mismo de la madrugá.

Sí, es al alba cuando el Señor se deja sentir con poder y vence la tormenta, el mar embravecido, las olas encrespadas, el miedo en el corazón del hombre. Es el alba, aunque sea de noche, la señal del paso del Señor, y al cruzarnos con su rostro, se enciende en el pecho de los fieles la emoción por saberse acompañados en lo más recio de la existencia. Y acontece la experiencia liberadora de la Pascua, de la misericordia.

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