LECTURA CREYENTE Y ORANTE DE LA BIBLIA

 

“La evangelización requiere la familiaridad con la Palabra de Dios y esto exige a las diócesis, parroquias y a todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia, así como promover su lectura orante personal y comunitaria.” Papa Francisco “Evangelii Gaudium” 175.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Encargado

Óscar Merino Muñoz

 

Contacto

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Qué buscamos

Facilitar el encuentro de los fieles cristianos con Cristo a través de las Escrituras, mediante grupos en las parroquias de la diócesis en los que se lee, reflexiona y ora con la Palabra de Dios.

 

Cómo se realiza

En cada sesión leemos juntos un texto de la Biblia siguiendo el itinerario de la lectio divina.

Con la ayuda de los materiales buscamos descubrir qué nos dice el texto de la Biblia, profundizar en el mensaje de fe que guarda para nosotros.

Después meditamos, actualizando el mensaje de fe para la vida del creyente de hoy, compartiendo cómo la Palabra de Dios nos interpela.

Luego oramos, hablando con Dios que nos ha dirigido su Palabra, expresándole nuestra alabanza, sentimientos, súplicas, acción de gracias.

Por último nos comprometemos personalmente y como comunidad cristiana, a partir de lo que el texto bíblico nos haya sugerido.


 

 

Materiales cursos 2023-2025

 

 

 

Es el tercer domingo de Adviento, llamado así por la primera palabra del Introito de la Misa (Gaudete, es decir, Regocíjense). El tiempo de Adviento se originó como un ayuno de cuarenta días en preparación para la Navidad, comenzando el día después de la fiesta de San Martín (12 de noviembre), de aquí que a menudo se le llamara la "Cuaresma de San Martín"---nombre por el que se conocía tan temprano como el siglo V. La introducción del ayuno de Adviento no se puede datar más temprano, porque no hay evidencia de que se observara la Navidad el 25 de diciembre antes de finales del siglo IV, (Duchesne, "Origines du culte chrétien", Paris, 1889), y la preparación para una fiesta no puede haber sido de fecha anterior a la fiesta misma. En el siglo IX, la duración del Adviento se redujo a cuatro semanas; la primera alusión a la temporada acortada se encontró en una carta del Papa San Nicolás I (858-867) a los búlgaros, y hacia el siglo XII el ayuno había sido ya reemplazado por una simple abstinencia

El Papa San Gregorio I Magno fue el primero en redactar un Oficio para el Adviento, y el Sacramentario Gregoriano es el primero que proveyó Misas propias para los domingos de Adviento. En ambos (Oficio y Misa) se hace provisión para cinco domingos, pero hacia el siglo X el número usual eran cuatro, aunque algunas iglesias de Francia observaban cinco domingos tan tarde como en el siglo XIII. Sin embargo, a pesar de todas estas modificaciones, el Adviento conservó muchas de las características de los tiempos penitenciales lo que lo hacían como un equivalente de la Cuaresma, correspondiendo el tercer domingo de Adviento con el laetare o domingo de mitad de la Cuaresma. En éste, al igual que en el domingo de laetare, se permitía usar el órgano y las flores, prohibidos durante el resto de la estación; se permitía el uso de vestimentas color rosa en lugar del púrpura (o negro como anteriormente); el diácono y el subdiácono reasumieron el uso de la dalmática y de la túnica en la Misa principal, y los cardenales usaban color rosa en lugar del púrpura. Todas estas marcas características han continuado usándose y son la disciplina actual de la Iglesia Latina

El domingo de gaudete, por lo tanto, hace un alto, como el domingo de laetare, a medio camino a través de una temporada que de otra manera es de carácter penitencial, y significa la cercanía de la venida del Señor. De las "estaciones" que se celebran en Roma los cuatro domingos de Adviento, la de la basílica del Vaticano se le asigna al gaudete, siendo el más importante e imponente de los cuatro domingos. Tanto en el Oficio como en la Misa a través del Adviento, se hace referencia continua a la segunda venida de nuestro Señor, y esto se enfatiza en el tercer domingo por medio de la adición de signos de felicidad permitidos para ese día. El domingo de gaudete está marcado además por un nuevo invitatorio, la Iglesia no invita ya a los fieles meramente a adorar "al Señor que va a venir", sino que les llama a un [[culto cristiano|culto] y saludo de alegría porque "el Señor está cerca y al alcance de la mano". 

Las lecturas de los nocturnos de la profecía de Isaías describen la venida del Señor y las bendiciones que resultan de ella, y las antífonas de vísperas hacen eco de las promesas proféticas. Los constantes aleluyas enfatizan la alegría de la espera, que ocurren tanto en el Oficio como en la Misa a través de todo la temporada. En la Misa, el introito "Gaudete in Domino temper" resalta la misma nota, y da su nombre al día. La epístola de nuevo nos incita a regocijarnos y nos urge a prepararnos para encontrarnos con el Salvador a través de oraciones, súplicas y acciones de gracia, mientras que el Evangelio de San Juan Bautista nos advierte que el Cordero de Dios está incluso ahora entre nosotros, aunque parezca que no le conocemos. El espíritu del Oficio y de la liturgia a través de todo el Adviento es uno de espera y preparación para la Navidad así como para la segunda venida de Cristo, y los ejercicios penitenciales, que han sido adecuados para ese espíritu, son suspendidos en el domingo de gaudete para simbolizar la alegría y el regocijo por la redención prometida, que nunca deben estar ausentes del corazón de los fieles.


Fuente: Alston, George Cyprian. "Gaudete Sunday." The Catholic Encyclopedia. Vol. 6. New York: Robert Appleton Company, 1909.< http://www.newadvent.org/cathen/06394b.htm>.

Traducido por Dr. Raúl Toledo [El Salvador]. rc

1.- Adviento es una palabra de etimología latina, que significa “venida”.

2.- Adviento es el tiempo litúrgico compuesto por las cuatro semanas que preceden a la Navidad como tiempo para la preparación al Nacimiento del Señor.

3.- El adviento tiene como color litúrgico al morado que significa penitencia y conversión, en este caso, transidas de esperanza ante la inminente venida del Señor.

4.- El adviento es un periodo de tiempo privilegiado para los cristianos ya se nos invita a recordar el pasado, vivir el presente y preparar el futuro.

5.- El adviento es memoria del misterio de gracia del nacimiento de Jesucristo. Es memoria de la encarnación. Es memoria de las maravillas que Dios hace en favor de los hombres. Es memoria de la primera venida del Señor. El adviento es historia viva.

6.- El adviento es llamada vivir el presente de nuestra vida cristiana comprometida y a experimentar y testimoniar la presencia de Jesucristo entre nosotros, con nosotros, por nosotros. El adviento nos interpela a vivir siempre vigilantes, caminando por los caminos del Señor en el justicia y en el amor. El adviento es presencia encarnada del cristiano, que cada vez que hace el bien, reactualiza la encarnación y la natividad de Jesucristo.

7.- El adviento prepara y anticipa el futuro. Es una invitación a preparar la segunda y definitiva venida de Jesucristo, ya en la “majestad de su gloria”. Vendrá como Señor y como Juez. El adviento nos hace proclamar la fe en su venida gloriosa y nos ayuda a prepararnos a ella. El adviento es vida futura, es Reino, es escatología.

8.- El adviento es tiempo para la revisión de la propia vida a la luz de vida de Jesucristo, a la luz de las promesas bíblicas y mesiánicas. El adviento es tiempo para el examen de conciencia continuado, arrepentido y agradecido.

9.- El adviento es proyección de vida nueva, de conversión permanente, del cielo nuevo y de la tierra nueva, que sólo se logran con el esfuerzo nuestro -mío y de cada uno de las personas- de cada día y de cada afán.

10.- El adviento es el tiempo de María de Nazaret que esperó, que confío en la palabra de Dios, que se dejó acampar por El y en quien floreció y alumbró el Salvador de mundo.

 

Jesús de las Heras

Los miembros del Consejo Diocesano de Pastoral recibíamos ayer la tristísima noticia de los atentados terroristas acaecidos en París.

En la reunión celebrada en el día de hoy en la Casa de Espiritualidad "María Madre" queremos expresar nuestra sincera condolencia a todo el pueblo de Francia en estos momentos de consternación y profunda tristeza.
 
Como seguidores de Jesucristo encomendamos al Señor a los familiares de los fallecidos pidiendo por su eterno descanso así como por los heridos para su pronta recuperación. Oramos por la paz y por la conversión de todos en la construcción de esta paz.
 
Invitamos a todos los miembros de la Comunidad cristiana de la diócesis a la oración por la paz en el mundo y a renovar nuestro compromiso por la construcción de la misma en las relaciones familiares, laborales y sociales.

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