La Virgen de la Mayor, san Roque y san Vicente son los tres patronos de la ciudad seguntina, patronazgo compartido hasta 1962 con santa Librada

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

 

Cada año por estas fechas del corazón del mes de agosto, Sigüenza, al igual que otras tantas y tantas localidades, se han vestido de fiesta. La larga y dura pandemia del coronavirus (Sars Covid 19) ya obligó en 2020 a su supresión. Y tampoco en 2021, aunque habrá numerosas actividades culturales y religiosas, podrá haber fiestas populares, tal y como las entendemos. ¡Ojalá que en 2022 todo pueda volver a la ansiada y hasta necesaria normalidad! Y que las celebraciones de 2021 sean signos también de solidaridad hacia los más afectados por la pandemia y signo asimismo de esperanza en su definitiva superación.

Desde este contexto, presento en este artículo algunos apuntes sobre los patrones históricos de Sigüenza.  Las fiestas populares tradicionales de Sigüenza se celebran en torno a san Roque, el patrono municipal, y Nuestra Señora la Virgen de la Mayor, la histórica, vigente y principal patrona. Sus fechas habituales han sido entre los días 12 y 23 de agosto.

En 2021, aunque no habrá procesiones de las imágenes de ambos, sí habrá cultos religiosos, con citas principales el domingo 15 de agosto, la Asunción, patrona de la catedral y de la diócesis; el lunes 16, san Roque; y el domingo 22, la Virgen de la Mayor. Las correspondientes misas, la primera y la tercera en la catedral, y la segunda en las Ursulinas, serán, en los tres casos a las 11:30 horas.

 

San Vicente, el 22 de enero

La ciudad de Sigüenza ha contado, desde su reconquista por el obispo Bernardo de Agén, en 1124, con cuatro patronos históricos. El primero en el tiempo y que todavía permanece es san Vicente, diácono y mártir en el alba del siglo IV, con fecha de celebración el 22 de enero, su memoria litúrgica, y fecha, en el año citado año, de la reconquista.

Estas fiestas nunca han dejado de celebrarse y tiene por epicentro la histórica y bella parroquia seguntina, dedicada al santo, desde la segunda mitad del siglo XII, mandada erigir por el obispo Cerebruno de Poitiers, el segundo en la mitra seguntina después de don Bernardo. Las fiestas de San Vicente se desarrollaron, con esplendor y tipismo, en sus fechas invernales. Es fiesta local. Dispone de cofradía desde 1793.

 

Virgen de la Mayor y Santa Librada

Fue también don Bernardo de Agén, quien, al poner los cimientos, al menos espirituales e ideológicos, de la catedral, quiso dotar a esta de dos elementos capitales en la construcción medieval de las catedrales: las reliquias de un mártir y una imagen mariana. Y aquí nacen el culto y patronazgo respectivo de la mártir aquitana (paisana del obispo don Bernardo) del siglo IV santa Librada y de Nuestra Señora la Virgen María en su misterio de su Asunción y en su advocación popular de la Virgen de la Mayor

Esta, Nuestra Señora de la Mayor, inicialmente se hubo de celebrar en su fecha litúrgica, el 15 de agosto. Y, una vez comenzó también el culto a san Roque, cuarto patrono histórico seguntino, pasó a tener como fecha festiva el domingo siguiente a Roque (fecha que va entre los días 17 y 23 de agosto; en 2021, será el domingo día 22). Litúrgica, religiosa, eclesialmente, la Virgen de la Mayor es la patrona principal de Sigüenza. Desde 1522 existe la Cofradía de la Virgen de la Mayor de Sigüenza.

En relación a santa Librada y su patronazgo, la devoción y la misma identidad de santa virgen y mártir aquitana, cuyas reliquias atesora la catedral en su transepto o crucero norte, en uno de los lugares más extraordinariamente bellos del templo catedralicio, su culto y patronazgo se han visto sometidos a lo largo de los siglos a polémicas interminables y a una nociva superposición de tradiciones, que tanto han oscurecido la verdad y han perjudicado su culto.

¿De qué se trata en sustancia? De la yuxtaposición a la tradición aquitana (la auténtica en nuestro caso: joven virgen martirizada en Aquitana por degollación) con la tradición centroeuropea, aunque de origen galaico-portugués (Bayona la Real sería su cuna), de una santa Librada crucificada (confusión con la Wilgeforte centroeuropea) y las consiguientes falsas leyendas, surgidas tras el Concilio de Trento (1545-1563), y con origen en dos corrientes hagiográficas surgidas a partir del entonces: una racionalista (bolandistas) y otra fantasiosa (barroca) y populista.

Todo ello llegará hasta el entorno del Concilio Vaticano II (1962-1965). En 1962, el entonces obispo de Sigüenza, Lorenzo Bereciartúa Balerdi, solicita a la Santa Sede la supresión del culto, que es así concedido. Y cinco años más, su sucesor, Laureano Castán Lacoma, logra que el Vaticano restituya el culto, pero no el histórico patronazgo de la santa sobre la ciudad y la catedral.

Más de cincuenta años después, la verdad histórica, la tradición aquitana, está ya firmemente asentada y el culto a santa Librada experimenta un nuevo florecer; y en 2016 nació una nueva y dinámica hermandad a ella dedicada.

Hasta 1537, se celebraba a santa Librada el 18 de enero, la teórica fecha de su martirio. Pero desde entonces (el 15 de julio de aquel año se trasladaron las reliquias a su nuevo sepulcro en el citado crucero norte catedralicio), se celebra el 20 de julio.

 

 

San Roque: patronazgo, ermitas, culto

La primera constancia documental de culto a san Roque es del año 1468. La razón del patronazgo del santo, como fiesta, sobre todo municipal, fue a raíz de las entonces frecuentes epidemias de peste, de las que el santo es patrono y protector. Consta también que hubo una cofradía dedicada a él y que esta desapareció en 1689, pasando a cargo del ayuntamiento el mantenimiento de su culto.

Se desconoce con precisión el lugar donde se construyó la primera ermita en Sigüenza en honor de san Roque, aunque se piensa que no fue muy lejos del barrio de San Roque. Fue en 1530 cuando se solicitó terreno para emplazarla, y 38 años después, el ayuntamiento cedió terrenos para este fin. Se piensa que pudo estar situada en el entorno de la denominada Huerta de los Bolos, entre la actual ermita del santo y el puente de San Francisco, ya que, entre 1569 y 1572, en esta zona hubo una comunidad de padres jesuitas, que fundaron y rigieron el llamado Casa Colegio de San Roque confesor.

La segunda ermita de san Roque de Sigüenza fue construida en el final del siglo XVI o comienzos del siglo XVII en lo que camino real o paso de la Mesta, entonces en los extramuros de la ciudad y desde finales del siglo XVIII, por obra del obispo Juan Díaz de la Guerra, barrio ilustrado y neoclásico dedicado al santo, que se ha convertido en uno de los ejes de la ciudad.

Esta segunda ermita del santo debió resultar pequeña y poco apta, máxime después de la citada creación del barrio de San Roque. Por ello, en el año 1805, el obispo Pedro Inocencio Vejarano (el mismo que mandó crear la Alameda), mandó levantar una nueva, la tercera, en el mismo lugar que la segunda, que es sustancialmente la actual. Se trata de un edificio neoclásico, rematado por un airoso campanillo. Con la segunda república, dicha ermita fue expropiada y cedida al ayuntamiento, y en 1934 dejó de prestar oficios cultuales. Y las dos tallas existentes en la ermita, san Roque y san Sebastián, fueron destruidas.

Tras la guerra civil, la ermita fue reparada, pero ya no volvió a fines cultuales. En la actualidad y desde 1990, es sala de exposiciones y eventos culturales promovidos por el ayuntamiento.

¿Dónde fue a parar entonces, en 1934 y hasta nuestros días, el culto a san Roque? A la vecina iglesia de las Ursulinas, antiguo convento carmelita de la Virgen del Carmen y después de frailes franciscanos. Así, en este lugar después hubo frailes carmelitas entre 1594 y 1515. Al marcharse los Carmelitas, llegaron los Franciscanos. La iglesia y convento estaba dedicada a Nuestra Señora de la Porciúncula, título muy franciscano, y en 1835 fue desamortizado. La actual y bellísima factura arquitectónica de este templo data del siglo XVIII (las obras se concluyeron en 1749), por iniciativa del obispo de Sigüenza fray José García de Castro, que, con anterioridad, había sido ministro general de los Franciscanos. Manuel Serrano, vallisoletano, paisano del obispo, fue el arquitecto de esta preciosa obra barroca.

Tras la desamortización del ministro liberal Juan Álvarez de Mendizábal, iglesia y convento volvieron a manos de la diócesis, y en 1867, el entonces de Sigüenza y futuro cardenal, Francisco de Paula Benavides y Navarrete, lo cedió a las Monjas Ursulinas, presentes en Sigüenza, al lado de la ermita de san Roque, desde 1818, y actuales moradoras del lugar, con colegio, internado y convento. Y en este templo, se conserva desde hace más de ochenta años el culto del santo, con una imagen nueva de él, y se tiene su culto en el día de su fiesta, el 16 de agosto, con misa solemne, a las 11:30 horas.

En la catedral seguntina, en la girola, el segundo altar tras pasar la nave de la Epístola es el de San Roque. Es de mediados del siglo XVII (la escritura notarial y con sus características de diseño están fechadas el 18 de febrero de 1666, siendo obispo de Sigüenza Andrés Bravo de Salamanca, el mismo que donó las dos colecciones de ocho tapices flamencos cada una y el altar del trascoro de la catedral, donde está entronizada la Virgen de la Mayor), pero de un marcado estilo herreriano y recoge en su hornacina la talla estofada del santo titular. A ambos lados, hay algunos lienzos alusivos a su vida.

 

 

Pero, ¿quién fue san Roque?

San Roque, protector frente a pestes y males, nació en Montpelier (ahora Francia, entonces Reino de Mallorca), en fecha por determinar entre finales del siglo XIII y comienzos del siglo XIV. Parece que murió en Voghera, localidad italiana, junto a Pavía, en Lombardía. Peregrino, confesor de la fe y servidor de los peregrinos compostelanos, de quienes contrajo la peste. Era laico y perteneció la Orden Franciscana Seglar. Fue canonizado en 1584.

Aparece representado en la iconografía cristiana vestido de peregrino con bordón, sombrero y capa, con una llaga en una pierna, siendo la más habitual la izquierda, y acompañado de un perro, que suele llevar un pan en la boca, llamado Rouna, o un ángel, aunque a veces son representados ambos.

Su devoción se extendió muy rápidamente a partir del siglo XV. Desde Venecia se extendió el culto por Europa. En 1477, con ocasión de una epidemia de peste, se fundó en Venecia una cofradía, que se dedicó al hospedaje de enfermos de peste Dicha cofradía fomentó la devoción al santo construyendo capillas y más centros de acogida por toda Italia.

Su culto llegó a España también a finales del siglo XV. Es patrono de numerosísimas ciudades y pueblos. Significativamente y enlazando su condición de protector frente a pestes y su vinculación compostelana, es patrono también de Santiago desde 1518, año en el que la ciudad asolada por la peste se encomendó al santo para librarse de la misma con la promesa de erigirlo en patrono de la ciudad, renovando cada año el Voto el 16 de agosto, en la céntrica capilla a él dedicada. En 2018 el Papa Francisco, otorgó un Año Jubilar por el 500 aniversario del Voto de la ciudad y patronazgo.

 

 

Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 13 de agosto de 2021

Rafael C. García Serrano

(Conferencia de Nª Srª de la Antigua, Guadalajara)

 

 

 

 

Insiste mi vida conmigo en sus rencillas

tratando de que olvide lo que no creo,

tratando de imponer lo que si creo.

 

Es la lucha enconada de dos olas:

la una que levanta los vientos del pasado,

la otra que opone el aliento del futuro.

 

Y no sé cual vencerá, pero molestan

a este ánimo mío algo cansado

de soportar a este yo desorientado.

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Este sábado 31 de julio es san Ignacio de Loyola, fundador de los Jesuitas, en plena conmemoración del quinientos aniversario del comienzo de su proceso de conversión

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

 

En Roma, en la casa de la Compañía junto a la céntrica iglesia del Gesù, el 31 de julio de 1556 falleció uno de los personajes de toda la historia y de mayor influencia a lo largo de los siglos: san Ignacio de Loyola, el fundador, en París, el 15 de agosto de 1534, de la Compañía de Jesús.

El día 1 de junio (otras fuentes indican que fue el 24 de diciembre) nació, en el caserío de Loyola, Íñigo López de Loyola. Su nombre y apellidos, a tenor de los apellidos de los padres, deberían haber sido Íñigo Yáñez de Oñaz y Loyola Sánchez. Era el menor de 13 hermanos. Muy pronto fue bautizado en la iglesia parroquial de Azpeitia, cuyo párroco se llamaba Juan de Zabala. Su madre, Marina Sánchez de Licona, falleció muy pronto. Íñigo fue amamantado por la nodriza, María de Garín, que vivía en el caserío de Eguíbar.

Entre ambos acontecimientos capitales de la vida de cualquier persona –fechas de nacimiento y muerte-, en la historia de san Ignacio, siendo todavía conocido por su nombre de pila, Íñigo (entre 1537 y 1542, Íñigo cambia su nombre por el de Ignacio, “para ser más común a las otras naciones o más universal”, cambio de nombre que pudo ser debido a su devoción por san Ignacio de Antioquía, obispo y mártir cristiano, en el comienzo del siglo II) es preciso señalar su proceso de conversión, del que ahora se cumplen quinientos años y que la Compañía de Jesús celebra con un año jubilar entre el 20 de mayo de 2021 y el 31 de julio de 2022.

 

San Ignacio de Loyola de Rubens.

 

Años 1521-1522: Pamplona, Loyola, Manresa

En la primavera de 1521, tropas franco-navarras intentaron reconquistar Navarra, conquistada en 1512 por Castilla. Hermanos de Francisco de Javier estaban integrados en estas tropas franco-navarras. Íñigo luchaba con el ejército castellano. Se produjo en mayo de aquel año de 1521 el llamado asedio al castillo de Pamplona, donde se hallaba Íñigo. El 20 de mayo de 1521, lunes de Pentecostés, una bomba de cañón atravesó entre las piernas de Íñigo, con graves heridas en una y dañándole también la otra. El castillo cayó dos días después. Se le practicaron a Íñigo las primeras curas y regresó a Loyola.

Ya, en Loyola, comenzó el proceso de recuperación de Íñigo, que resultó largo, complicado y doloroso. Durante la convalecencia dedicó numerosos espacios de tiempo a la lectura. Entre los libros de la vieja biblioteca familiar del caserío de Loyola, Íñigo leyó “La vida de Cristo” y “Flors sanctorum”. Comenzó un lento y progresivo itinerario de conversión espiritual. Íñigo se replanteó toda su vida (tenía ya 30 años)- e hizo autocrítica de su condición de soldado y caballero. Como final decisivo de este proceso de conversión, Íñigo tuvo una visión de la Virgen con el Niño. Decide seguir más cerca a Jesucristo, trabajar por la evangelización y peregrinar a Tierra Santa para encontrarse con las huellas y los lugares del Santísima Humanidad de Nuestro Señor.

En el invierno de 1522, abandonó el caserío familiar de Loyola para seguir su nueva vocación y su deseo de peregrinar a Jerusalén. El 24 de marzo de aquel año llegó al monasterio de Montserrat (Barcelona). Ante la imagen de la Virgen, cuelga su vestidura militar y abandonó la basílica, harapiento y descalzo. De esta forma llega a la vecina Manresa, donde permaneció diez meses, ayudado por un grupo de piadosas mujeres. Vivió durante este tiempo en una cueva, en oración y ayuno. De esta experiencia nacieron los Ejercicios Espirituales, corazón y nervio de la espiritualidad ignaciana. Los Ejercicios Espirituales fueron editados en 1548. También la experiencia de Manresa le sirvió para abandonar la idea de ser un peregrino solitario a cambio de un compromiso más apostólico con compañeros que le siguiesen en la empresa. Y Dios proveerá otros caminos y destinos para él.

 

Del 20 de mayo de 2021 al 31 de julio de 2022

Por todo ello, el pasado 20 de mayo comenzó el Año Jubilar del quinientos aniversario del proceso de conversión del santo. Fue en la catedral de Pamplona, con eucaristía presidida por el arzobispo local, Francisco Pérez.

La clausura será en Loyola los días 30 y 31 de julio de 2022. Y entre ambas fechas, es ahora Cataluña, concretamente Barcelona y Manresa, el epicentro de las celebraciones. Así, en la tarde de este viernes 30 de julio, la céntrica y hermosa iglesia gótica de Santa María del Mar de Barcelona acoge una eucaristía, presidida por el arzobispo barcelonés, cardenal Juan José Omella, a su vez, presidente de la CEE.

Será en el mismo escenario en el que, durante su estancia en Barcelona entre 1524 y 1526, Ignacio pedía limosna para repartirla entre los pobres. Como un mendigo, con la mano extendida y los pies descalzos, está representado en la escultura de bronce de Lau Feliu que se instaló hace cinco años en la Capilla de San Ignacio de esta basílica. Un espacio de oración y contemplación que recuerda el paso del santo por la ciudad.

Al día siguiente, sábado 31 de julio, memoria litúrgica del santo, Cova de Sant Ignasi en Manresa acogerá otra eucaristía vespertina, presidida en este caso por el padre Arturo Sosa, venezolano, actual prepósito general de los Jesuitas, sucesor, el número 31, pues, de san Ignacio. La eucaristía del día 31 de julio será una celebración solemne, con dos momentos muy especiales. Por una parte, la inauguración oficial de los mosaicos del artista Marko Rupnik, que desde el pasado mes de abril están instalados en el Santuario de la Cova. Ocupan las capillas laterales y las paredes que rodean el interior de la puerta de entrada, y muestran el peregrinaje cristiano a través de los Ejercicios Espirituales.

Y, por otro lado, tendrá lugar la apertura de la Puerta del Jubileo del santuario, que se une de este modo a la celebración del Año Ignaciano. Se trata de la puerta que daba acceso a la Santa Cueva desde 1625 y a lo largo de tres siglos, hasta principios del siglo XX. Ahora está situada en el espacio de acogida que une el santuario y la Cueva. Los peregrinos podrán cruzarla, en un gesto sencillo pero dotado de un profundo simbolismo, ya que es signo de reconciliación, con uno mismo, con Dios y con los demás.

 

Año Ignaciano

Con “Ignatius 500” (denominación de este año jubilar (“Ignatius” es un nombre propio latino que significa Ignacio), la Compañía de Jesús celebra el quinto centenario de una experiencia que transformó para siempre a su fundador, Ignacio de Loyola y dio lugar a una espiritualidad que ha facilitado el encuentro con Dios de multitud de personas de generación en generación.

“Ignatius 500” se celebra en todo el mundo desde el 20 de mayo de 2021, aniversario de la herida sufrida por Íñigo de Loyola en Pamplona, ya citada, y hasta el 31 de julio de 2022. A lo largo de este año tienen lugar diversas celebraciones, eventos, campañas y publicaciones para rememorar la experiencia que vivió Ignacio, pero sobre todo como entendemos y vivimos esta experiencia en la actualidad.

Para el superior provincial de los Jesuitas en España, Antonio España, celebramos “la transformación de su mirada, de su ser, de su forma de cuidar y de su forma de vivir”, ocurrida entre mayo de 1521 y febrero de 1523 en Loyola, en Manresa y en el camino entre ambas localidades, tras caer herido en Pamplona. “Este contratiempo golpeó su vida de forma momentánea, sin embargo, de ahí salió un proceso paulatino de cambio, de transformación y superación”.

En palabras del coordinador del Año Ignaciano, el también jesuita Abel Toraño, "Ignacio conecta con toda persona que esté deseando llevar una vida plena. Nos enseña que fue necesario pararse, hacer silencio, pensar, darse cuenta de que tenía una interioridad que desconocía”.

 

En Roma con el Papa Francisco y otras convocatorias

Además, para el 12 de marzo de 2022, fecha del cuatrocientos anivesario de la canonización de san Ignacio en Roma, a cargo del Papa Gregorio XV, está prevista otra gran convocatoria. Será precisamente en Roma y presidida por el actual Papa, Francisco, que es, como es bien sabido de todo, jesuita. Y como ya se dijo, la clausura será en Loyola el 31 de julio de 2022. ¿Podría venir a España por este motivo y también por el Año Jubilar Compostelano 2021-2022 a España? Estar, está invitado, pero nada, ni oficial ni oficioso, ha trascendido sobre la respuesta de Francisco.

Por otro lado, el Año Ignacio tiene previstas, sobre todo, a partir de este otoño y a tenor de la evolución de la pandemia, distintas convocatorias. Así, habrá actividades y propuestas de la pastoral de los colegios jesuitas estarán dirigidas a acompañar a Ignacio en su proceso de conversión. Momento significativo será la Semana Ignaciana (del 7 al 11 de marzo de 2022), que celebrarán todos los centros.

El Año Ignaciano será acogido en las universidades y centros universitarios como un tiempo de mejora, de reflexión y de conversión. Habrá reflejo en peregrinaciones, ofertas de ejercicios y en múltiples encuentros, jornadas, simposios y actos deportivos.

En verano de 2022, familias de todo el mundo se darán cita en Loyola y experimentarán herramientas inspiradas en la espiritualidad de Ignacio que ayuden a cuidar y renovar sus proyectos de familia.

También los Antiguos Alumnos tendrán una cita importante en el congreso mundial que se celebrará en Barcelona (13-17 de julio de 2022), donde partiendo de la espiritualidad y educación ignaciana impulsarán la misión de contribuir a construir un sociedad más justa y sostenible. 

Antes, uno de los públicos clave de este Año Ignaciano son los jóvenes. Uno de los primeros actos de este aniversario tendrá lugar este verano y será un Encuentro Mundial (on line) de jóvenes de la Comunidad de Vida Cristiana (CVX). En el mes de septiembre, el Encuentro de Delegados de Pastoral Juvenil de Conferencia Episcopal tendrá lugar en Loyola, a propuesta de MAG+S, la red de pastoral ignaciana para jóvenes de 18-30 años.

 

Peregrinaciones

A partir del 1 de enero del 2022, se inicia el segundo Año Jubilar del Camino Ignaciano, que recuerda cómo en 1522 Íñigo de Loyola cambió sus vestiduras de noble por la vestimenta del peregrino, dejando su casa en Azpeitia y dirigiéndose a Jerusalén. Llegó el 25 de marzo a la ciudad de Manresa y salió hacia Roma un año después. A lo largo del 2022 se espera a cientos de peregrinos provenientes de España y de otros lugares como EEUU, Singapur, Australia y Francia. Las ciudades de Azpeitia y Manresa llevan preparando este aniversario de la peregrinación de San Ignacio desde 2014, y a sus celebraciones se unirán las de otras diócesis y administraciones públicas ubicadas a lo largo del Camino Ignaciano.

Una de estas peregrinaciones será la iniciativa solidaria “Un camino a lo interior. Un camino solidario. Loyola-Manresa en bicicleta”. A lo largo de 7 etapas, el equipo de Comunicación de Radio ECCA recorrerá el Camino Ignaciano para relatar (a través de vídeos diarios para Youtube) la experiencia de conversión de Ignacio. Los fondos recaudados se destinarán a la Campaña #Seguimos, impulsada por los jesuitas a raíz de la crisis del coronavirus.

“Ver nuevas todas las cosas en Cristo” es la frase elegida como lema para este Año Ignaciano 2021-2022.

 

Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 30 de julio de 2021

Nacido en Caleruega (Burgos), fundador de los Dominicos y Dominicas, predicador de la gracia y ardiente misionero, sobresalió también por su amor a María, por ser el gran difusor del Rosario y por los numerosos santos entre sus seguidores

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

 

El 6 de agosto de 1221, en el convento de San Nicolás de las Viñas de la ciudad italiana de Bolonia, donde está enterrad, en un extraordinario sepulcro de plata, falleció uno de los principales personajes del medievo, de origen español y vocación universal: santo Domingo de Guzmán. Su memoria litúrgica se celebra el 8 de agosto, dado que el día 6 de agosto, fecha de su muerte, es la festividad de la Transfiguración del Señor.

 

 

Seguidores suyos en los altares son santos tan destacados Raimundo de Peñafort, Alberto Magno, Tomás de Aquino, Catalina de Siena, el pintor fray Angélico, Rosa de Lima, Martín de Porres, etcétera. Su madre, Juana Aza, y su hermano, Manés de Guzmán, son beatos.

 

Año Jubilar

La Familia Dominica celebra esta efeméride con un año jubilar desde el 6 de enero de 2021 al 6 de enero de 2022 el ochocientos aniversario de la partida de Santo Domingo de Guzmán.

El tema y lema de la celebración del jubileo es “En la mesa con santo Domingo”. Este tema se inspira en la tabla de Mascarella, tabla sobre la cual se pintó el primer retrato de santo Domingo poco después de su canonización.

La celebración jubilar invita a reflexionar sobre algunas cuestiones: (1) ¿Qué significa para la Familia Dominicana estar a la mesa con santo Domingo aquí y ahora (hic et nunc)? (2) ¿De qué manera su vida y su trabajo inspiran y animan a compartir la vida, la fe, esperanza y amor, los bienes espirituales y materiales, para que otros se nutran también en esta misma mesa? (3) ¿Cómo esta mesa se convierte en mesa para compartir la Palabra y el Pan de Vida?

Y es que se trata de celebrar a santo Domingo de Guzmán no como un santo que se encuentra solo en un pedestal, sino como un santo que disfruta de la comunión en la mesa con sus hermanos, reunidos por la misma vocación de predicar la Palabra de Dios y compartir el don de Dios de la comida y de la bebida.

Desde el 25 de marzo de 2021 hasta el 7 de octubre de 2021 la basílica de Santo Domingo de Bolonia y el claustro del convento acogen la exposición “En la mesa con Santo Domingo” (“A tavola con Santo Domenico”), en la que se exhibe por primera vez la “Tabla de la Mascarella” en su totalidad. Esto es muy significativo, puesto que las partes de esta tabla se encuentran actualmente dispersas en diferentes lugares.

La exposición incluye actualizaciones sobre el tema de “la mesa” en el arte contemporáneo, lo que ayuda a reflexionar sobre las cuestiones planteadas anteriormente.

 

Breve semblanza biográfica

Nació en Caleruega (Burgos, España), alrededor del año 1170. Estudió Teología en Palencia, fue ordenado sacerdote y nombrado canónigo de la catedral de Osma y después profesor de Teología en Palencia. En 1206, tras conocer la expansión de las herejías cátara y albigense por Europa, se establece, por mandato del Papa, en el Langedoc francés. Renunció a tres obispados para los que fue elegido. Para predicar la doctrina católica entre los pueblos apartados de la fe, en 1215 establece en Toulouse (Francia) la primera casa masculina de su Orden de Predicadores, los Dominicos. También gracias a su impulso nacen las Dominicas.

Su carisma fue el servicio evangelizador a la verdad y pureza de la fe católica, la predicación y la atención a los pobres. Realizó numerosos viajes por Europa con estas finalidades. En Roma, se estableció en la basílica de Santa Sabina, en el Aventino, y donde tuvo un encuentro memorable con san Francisco de Asís.

Santo Domingo de Guzmán es el gran difusor y divulgador del rezo del Santo Rosario, que él mismo sistematizó. Sobresalió asimismo por el amor a la pureza, de modo que suele ser representado en la iconografía con una azucena. Falleció en Bolonia (Italia) el 6 de agosto de 1221. Su memoria litúrgica es el día 8 de agosto.

 

Decálogo del santo según Benedicto XVI

 A la luz de su catequesis del 3 de febrero de 2010 sobre el fundador de la Familia Dominicana, quien, como reza su oración litúrgica, “inflamado del celo de Dios y de ardor sobrenatural, por su caridad sin límites y el fervor del espíritu vehemente se consagró totalmente, con el voto de pobreza perpetua, a la observancia apostólica y a la predicación evangélica”, he aquí, en forma de decálogo, las diez centrales de la catequesis de Benedicto XVI sobre este gran santo del medievo:

 

1.- La primacía de Dios: Hablaba siempre con Dios y de Dios. En la vida de los santos van siempre juntos el amor al Señor y al prójimo, la búsqueda de la gloria de Dios y de la salvación de las almas.

2.- Palabra de Dios y caridad: Se distinguió en seguida por el interés en el estudio de la Sagrada Escritura y por el amor a los pobres

3.- La clave es servir: El servicio y la humildad, más allá de los honores y de hacer carrera.

4.- La comunión eclesial: Fue el Papa, al que el obispo Diego y Domingo se dirigieron para pedir consejo, quien pidió a este último que se dedicara a la predicación a los albigenses. Este gran santo nos recuerda que en el corazón de la Iglesia debe arder siempre un fuego misionero, que impulsa incesantemente a llevar el primer anuncio del Evangelio y, donde sea necesario, a una nueva evangelización: de hecho, Cristo es el bien más precioso que los hombres y las mujeres de todo tiempo y de todo lugar tienen derecho a conocer y amar. Y es consolador ver cómo también en la Iglesia de hoy son tantos —pastores y fieles laicos, miembros de antiguas Órdenes religiosas y de nuevos movimientos eclesiales— los que con alegría entregan su vida por este ideal supremo: anunciar y dar testimonio del Evangelio.

5.- El misionero: Así, la acción misionera hacia quienes no conocen la luz del Evangelio, y la obra de nueva evangelización de las comunidades cristianas se convirtieron en las metas apostólicas que Domingo se propuso conseguir.

6.- Los dos valores claves para la misión: Domingo quiso dar relevancia a dos valores que consideraba indispensables para el éxito de la misión evangelizadora: la vida comunitaria en la pobreza y el estudio. Estimulaba la vida fraterna y la responsabilidad de todos los miembros de la comunidad,

7.- La riqueza de la pobreza: Se presentaba y era mendicante, es decir, sin grandes propiedades de terrenos que administrar. Este elemento les hacía más disponibles al estudio y a la predicación itinerante y constituía un testimonio concreto para la gente.

8.- Procurar la mejor formación posible: Domingo, con un gesto valiente, quiso que sus seguidores adquirieran una sólida formación teológica, y no dudó en enviarlos a las universidades de la época, aunque no pocos eclesiásticos miraban con desconfianza a esas instituciones culturales. El desarrollo de la cultura exige que quienes desempeñan el ministerio de la Palabra, en los distintos niveles, estén bien preparados. Exhorto, por tanto, a todos, pastores y laicos, a cultivar esta “dimensión cultural” de la fe, para que la belleza de la verdad cristiana pueda ser comprendida mejor y la fe pueda ser verdaderamente alimentada, fortalecida y también defendida. En este Año sacerdotal, invito a los seminaristas y a los sacerdotes a estimar el valor espiritual del estudio. La calidad del ministerio sacerdotal depende también de la generosidad con que se aplica al estudio de las verdades reveladas.

9.- El dinamismo pastoral de la formación cristiana: La teología tiene una dimensión espiritual y pastoral, que enriquece el alma y la vida. un anhelo pastoral en el estudio contemplativo de esa verdad, por la exigencia de comunicar a los demás el fruto de la propia contemplación.

10.- La devoción mariana y la oración: Con su santidad, nos indica dos medios indispensables para que la acción apostólica sea eficaz. Ante todo, la devoción mariana, que cultivó con ternura y que dejó como herencia preciosa a sus hijos espirituales, los cuales en la historia de la Iglesia han tenido el gran mérito de difundir la oración del santo rosario, tan arraigada en el pueblo cristiano y tan rica en valores evangélicos, una verdadera escuela de fe y de piedad. En segundo lugar, Domingo, que se hizo cargo de algunos monasterios femeninos en Francia y en Roma, creyó hasta el fondo en el valor de la oración de intercesión por el éxito del trabajo apostólico. Solo en el cielo comprenderemos hasta qué punto la oración de las monjas de clausura acompaña eficazmente la acción apostólica.

 

Carta del Papa Francisco

Con ocasión de este octavo centenario de la muerte del santo, el Papa Francisco escribió, el pasado 24 de mayo, una carta abierta, dirigida al maestro general de la Orden de Predicadores, el fraile filipino Gerard Francisco Timoner. En ella, el Papa detiene su mirada en el carisma de los dominicos y pide "llegar a todas las "periferias" del mundo.

En la misiva, el Santo Padre subraya que, entre los títulos atribuidos a santo Domingo destaca el de "Predicador de la Gracia" por su consonancia con el carisma y la misión de la Orden que fundó. Francisco, citando su exhortación apostólica sobre la llamada universal a la santidad, “Gaudete et exsultate” (“Alegraos y regocijaos”) señala que, Domingo respondió a la urgente necesidad de su tiempo no solo de una predicación del Evangelio renovada y vibrante, sino también, igualmente importante, de un testimonio convincente de sus llamadas a la santidad en la comunión viva de la Iglesia.

En el espíritu de toda auténtica reforma, trató de volver a la pobreza y la sencillez de la primitiva comunidad cristiana, reunida en torno a los apóstoles y fiel a sus enseñanzas. Al mismo tiempo, su celo por la salvación de las almas le llevó a constituir un cuerpo de predicadores comprometidos cuyo amor por la página sagrada y la integridad de la vida pudiera iluminar las mentes y calentar los corazones con la verdad vivificante de la palabra divina.

En nuestro tiempo, señala el Pontífice, caracterizado por grandes transformaciones y nuevos desafíos a la misión evangelizadora de la Iglesia, Domingo puede servir de inspiración a todos los bautizados, llamados, como discípulos misioneros, a llegar a todas las "periferias" de nuestro mundo con la luz del Evangelio y el amor misericordioso de Cristo.

 

Su testimonio de la misericordia, fuente de inspiración

Asimismo, el Papa Francisco subraya la gran vocación de Domingo que era predicar el Evangelio del amor misericordioso de Dios en toda su verdad salvadora y su poder redentor. “Su testimonio de la misericordia de Cristo y su deseo de llevar el bálsamo que cura a los que vivían en la pobreza material y espiritual inspirarían más tarde la fundación de vuestra Orden y darían forma a la vida y al apostolado de innumerables dominicos en diferentes tiempos y lugares”.

La unidad de la verdad y la caridad encontró quizás su máxima expresión en la escuela dominica de Salamanca, y en particular en la obra de fray Francisco de Vitoria, que propuso un marco de derecho internacional enraizado en los derechos humanos universales. Esto, a su vez, proporcionó la base filosófica y teológica para el compromiso heroico de los frailes Antonio Montesinos y Bartolomé de Las Casas en América, y Domingo de Salazar en Asia, para defender la dignidad y los derechos de los pueblos nativos. Todos ellos ya en el siglo XVI.

 

Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 6 de agosto de 2021

Este domingo es 25 de julio, solemnidad del apóstol Santiago, patrono de España, y centro del Año Santo Compostelano, prorrogado hasta el 31 de diciembre de 2022

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

 

Santiago de Zebedeo o Jacobo de Zebedeo fue uno de los apóstoles más destacados de Jesús de Nazaret (estuvo presente, por ejemplo, en la resurrección de la hija de Jairo, en la Transfiguración, en Getsemaní en la víspera de la Pasión, en la pesca milagrosa del Mar de Tiberiades y fue uno de los primeros en ser citados por Jesús cuando eligió a sus Doce apóstoles). Se lo conoció en la tradición cristiana como Santiago el Mayor para distinguirlo de otro miembro del grupo de los doce, Santiago el Menor. Nacido probablemente en Betsaida (Galilea), fue hijo de Zebedeo y Salomé, y hermano de Juan, Murió a manos de Herodes Agripa I en Jerusalén entre los años 41 y 44 de nuestra era. Es el patrono de España, a donde, a Compostela, fueron trasladados sus restos mortales.

Estamos en el 120 año santo compostelano de la historia, desde su institución en 1122 por el Papa Calixto II, que dispuso este año jubilar siempre el 25 de julio fuera domingo, jubileo ratificado, con carácter de perpetuidad, el Papa Alejandro III, en 1179. Ya la pasada semana esta página de NUEVA ALCARRIA estuvo dedicada al tema, que hoy complementamos con los Caminos de Santiago.

 

 

Diez grandes rutas

Diez rutas históricas son camino de Santiago. El Camino Francés es el itinerario jacobeo con mayor tradición histórica y el más reconocido internacionalmente. El Camino Primitivo fue un itinerario muy frecuentado por el pueblo astur-galaico durante el siglo IX y buena parte del X, y atrajo también a peregrinos procedentes de otras partes del norte de España y de Europa. En 2015 fue reconocido por la Unesco, junto con el Camino del Norte, como Patrimonio de la Humanidad. Parte del Alto del Acevo pata llegar a Compostela, siempre en tierras coruñesas.

El Camino de Fisterra y Muxía es ruta jacobea tiene su origen en la ciudad de Santiago y su meta en el cabo Fisterra y el Santuario de la Virxe da Barca de Muxía. O viceversa. Desde Ferrol surge el Camino Inglés, que atrajo en la Edad Media a gentes y sociedades de toda Europa; también de la “lejana Europa”. De Ribadeo (Lugo) a Santiago discurre el Camino del Norte, por donde, históricamente, pasaban devotos de todo el norte de la Península, e incluso —por tierra o por mar— procedentes de otros territorios como Inglaterra, Flandes, Alemania o Escandinavia.

La Ruta del Mar de Arousa y Río Ulla, desde Sanxenxo, es un singular itinerario marítimo y fluvial que conmemora la llegada a Galicia, por mar, del cuerpo del apóstol Santiago tras su martirio en Jerusalén, alrededor del año 44.

La Vía de la Plata ha adquirido últimamente gran popularidad. Procedente de Andalucía y Extremadura, entra en Galicia por las Portelas do Padornelo y de A Canda, y pasa por el sector septentrional del valle de Monterrei y de A Limia hasta llegar. El Camino de Invierno es la entrada natural a Galicia desde la meseta, desde Las Médulas (El Bierzo, León). Es un acceso ya usado por los romanos. Se piensa que pudo ser una alternativa en época invernal a la dura subida a las cumbres nevadas de O Cebreiro (Lugo) y desde allí a Santiago.

El culto jacobeo ha tenido en el Camino Portugués un territorio fundamental para entender la verdadera dimensión internacional del fenómeno de las peregrinaciones. Parte de Tui (Pontevedra). Y el décimo es el Camino Portugués de la Costa entra en Galicia por la villa marinera de A Guarda, tras cruzar el río Miño en su desembocadura.

 

Otros caminos y ¿desde nuestra tierra?

Existía también el Camino del Mediterráneo y después el Camino Catalán, que entraba en España por Barcelona y seguía por Lérida, Zaragoza, Soria y Burgos, para enlazar ya con el Camino Francés. El llamado camino aragonés es el que desde Jaca transcurre, dentro del camino francés y recorriendo pasajes de gran belleza natural y artística, por tierras aragonesas.

La villa segoviana de Ayllón, hasta 1955 perteneciente al obispado histórico de Sigüenza, era vía subsidiaria del Camino de Santiago. Los peregrinos de nuestra antigua diócesis y los de la diócesis de Osma caminaban hasta Ayllón para seguir desde allí hasta Santo Domingo de Silos y empalmar en Burgos, con el camino francés, el, por excelencia, Camino de Santiago. También hubo rutas de interior hacia Santiago, Ruta de la Lana, por la Alcarria cifontina y la llamada Hoya del Infantado. Todas estas rutas han sido debidamente señalizadas y en sus municipios se ha instalado una estrella jacobea. Por otro lado, en el marco del Año Santo Compostelano 1993 nació en la capital provincial la Asociación de Guadalajara de Amigos de Santiago, que organiza y respalda peregrinaciones jacobeas. Su “alma mater” fue José Luis Bartolomé, fallecido hace cuatro años.

 

El Camino Francés, el Camino por excelencia

El camino francés -con entradas en España bien por Roncesvalles o Jaca y con ruta única desde Puente la Reina- es el más célebre y popular de todos ellos. Es el camino glosado, descrito y dividido en etapas por el «Liber Sancti Jacobi» o «Codex Calixtinus», en el siglo XII. Es el camino que recorrieron los primeros peregrinos como el obispo Godescalco de Le Puy y Aymeric Picaud -quizás el Papa Calixto II-, autor del citado «Códice». Son ochocientos excepcionales kilómetros de hondura, de belleza, de arte, de historia, de naturaleza, de espiritualidad.

Al camino francés se accedía, desde la Europa central y del este, por otras cuatro vías: la vía turonense -por Tours-, de los ingleses y flamencos; la vía lemovicense – por Limoges- que recorrían los peregrinos de Bélgica, Champaña y Las Ardenas; la vía podiense – por Pau-, utilizada por borgoñones y alemanes; y la vía tolosana -por Montpellier- o egidiana, que servía a los peregrinos de la Provenza y de Italia.

 

Patrimonio de la humanidad

En 1982 la Unesco declaraba al Camino francés de Santiago patrimonio de la humanidad. Los ochocientos kilómetros entre Jaca o Roncesvalles y Santiago -el camino francés, camino jacobeo por excelencia- bien merecían esta declaración. Y es que, en este cerca de millar de kilómetros, encontramos lo mejor del románico, del gótico y del barroco, traducido en iglesias, ermitas u hospitales, trenzado, todo ello, con historias y leyendas inefables y hasta inmortales.

Tanto en su arte como su naturaleza el camino de Santiago es camino de espiritualidad, de belleza y de cultura excepcionales. Jaca, Roncesvalles, Leyre, Puente la Reina, Alfaro, Santo Domingo de la Calzada, San Juan de Ortega, Burgos, Castrojeriz, Frómista, Villarcázar de Sigra, Carrión de los Condes, Sahagún, León, Astorga, Villafranca del Bierzo, Ponferrada, O Cebreiro, Triacastela, Lugo, Samos, Sarria, Portomarín, Palas del Rey, Melide y Santiago son algunos de los lugares y de las tierras fecundadas y embellecidas por el camino.

 

Experiencia de Iglesia y condición de peregrino

El camino de Santiago de Compostela -su tradición, su jubileo, su alma e historia- supone la oportunidad privilegiada de sentir y de vivir la Iglesia en su variedad, en su pluralidad, en su misma vitalidad y condición peregrina. Ir a Santiago como peregrino es una reconfortante experiencia eclesial, cristiana y humana.

A Santiago hay que ir siempre como peregrino. El auténtico peregrino debe además penetrar en el santuario compostelano por la puerta santa, la puerta del perdón, para salir después por el pórtico de la gloria. El peregrino debe ir en actitud de búsqueda, de apertura, de disponibilidad. Sin demasiadas ataduras ni condicionamientos. Puede seguir portando el sombrero de ala ancha, el abrigo marrón con esclavina, el bordón, la calabaza, el zurrón y la concha venera, como manda la tradición.

Pero, en cualquier caso, deberá ir siempre libre de amarras y experimentar progresivamente la transformación del paso del camino y de su raudal de gracia y del encuentro con los otros peregrinos, compañeros del mismo camino.

Y es que la experiencia jacobea para ser verdadera y plenificadora debe pasar por la renovación y por la potenciación de su dimensión espiritual y cristiana, que no ha de entrar en contradicción con los otros aspectos culturales, históricos o turísticos de Santiago. Porque también estos otros «caminos» pueden y deben conducir a Santiago.

 

Caminos y Jubileo

Ganar el Jubileo es meta del camino, aun cuando el camino en sí mismo es ya gracia. Ganar el Jubileo es salir adecuadamente por el pórtico de la gloria y experimentar el gozo de la gracia de Dios de manos del Apóstol y del don excepcional de la «gran perdonanza», el corazón del jubileo compostelano.

Para ello, para ganar el jubileo, es preciso recorrer los «caminos» del jubileo, las condiciones y requisitos que se precisan para lucrarse con la gracia jubilar: confesión sacramental, participación en la misa y recepción de la eucaristía y oración por el Papa y la Iglesia. Y bueno será hacer alguna obra de caridad como fruto granado de la peregrinación y como signo de la nueva vida cristiana que debe iniciarse tras un camino con un «antes» y un «después».

Deberán asimismo recorrerse también los otros «caminos» de la tradición jacobea: persignarse tres veces sobre un cruz esculpida en piedra por la piedad de los peregrinos en las jambas de la puerta santa, venerar y orar ante las reliquias del Apóstol en su hermoso «sagrario» de plata, abrazar la imagen peregrina de Santiago, posar los dedos de la mano derecha en los cinco huecos que la historia ha labrado en el pie del parteluz del pórtico de gloria e inclinar tres veces la cabeza -los célebres y tan reiterados «croques»- ante Maese Mateo, el autor, en 1188, de esta verdadera e inigualable «capilla sixtina» del románico.

Deberán igualmente ser rociados por el incienso del «botafumeiro», en permanente ofrenda y alabanza al Señor Jesús, a su Apóstol Santiago y a los peregrinos de todos los tiempos. El «botafumeiro» es uno de los signos más reconocidos, más populares y hasta más hermosos de toda la tradición jacobea.

 

El pórtico de la Gloria y hasta el 31 de diciembre de 2022

El camino de Santiago y la tradición jacobea son todo esto. Pero es aún más: es signo del proceso interior y exterior del hombre en búsqueda de su transformación y de su mismo destino. Es metáfora de vida humana y cristiana.

En la época histórica, como queda ya dicho, los peregrinos de los años santos accedían a la catedral compostelana por la puerta del perdón, la puerta del año santo, y tras orar, recibir los sacramentos y abrazar al Apóstol, salían del templo, en gracia de Dios y transformados, por la puerta de la Gloria.

 

 

La puerta del perdón -la puerta santa- de la catedral de Santiago de Compostela está abierta desde el atardecer del 31 de diciembre de 2020 hasta el mismo día de 2022. Estamos en año santo compostelano, en el 120 año jubilar de toda la historia, año santo que, en razón de la pandemia, el Papa Francisco ha prorrogado durante un año más.

Todos los caminos de España y de Europa, y por extensión, del mundo, conducirán a Santiago de Compostela, corazón de Galicia, Finisterre legendario, cuna de la Iglesia Católica en España y patria común de Europa y de América. Como exclamaran los peregrinos del Medievo, desde el Monte del Gozo, y quizás de todos los tiempos: «¡Más allá, más arriba!», «E-ultr-eia, E-sus-eia». Todos tenemos cita en Santiago.

 

Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 23 de julio de 2021

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