Por la Comunidad de la Madre de Dios

(Monasterio de Buenafuente)

 

 

 

Queridos amigos:

Nos encontramos en el inicio de la Cuaresma del año 2020 del Señor. Cuarenta días que nos ofrece la Iglesia para convertir nuestro corazón al Padre. Una nueva oportunidad, por su infinita misericordia, para volver a la filiación divina y a la fraternidad, para vivir como Hijos de Dios que somos (Cf. 1ª Jn 3, 1). 

A nosotras, el Señor nos ha preparado para esta Cuaresma con dos acontecimientos:

 

  1. El pasado 20 de febrero, por iniciativa de D. Anibal, uno de los presbíteros que ahora viven aquí, en Buenafuente del Sistal, nos unimos a Mater Fátima en el rosario, adoración y consagración mundial por la paz, la vida, la familia y los sacerdotes, en el día del centenario de la partida al cielo de santa Jacinta Marto. En la consagración al Inmaculado Corazón de María, entre otras cosas le dijimos a nuestra Madre, la Virgen María: “quiero hacer lo que Tú quieres que haga”. Y nuestra Madre nos repite: “Haced lo que Él os diga” (Jn 2, 5). Como los sirvientes de la boda de Caná, hemos de estar atentos a Jesús para oír y escuchar su Palabra, y dejarnos interpelar por ella en nuestra vida cotidiana. Esta es la misma llamada que nos hizo la Iglesia, el pasado Miércoles de Ceniza, cuando en el rito de la imposición de la ceniza, el celebrante nos decía: “Convertíos y creed en el Evangelio” (Mc 1, 15b).
  2. Y el segundo hecho que queremos mencionar es la restauración de la talla de san Benito de la sala capitular. Nuestra vida personal y comunitaria está ordenada por su regla. Ver ahora su escultura reluciente y entera, pues antes le faltaban dedos o estaban rotos, también le faltaba un pie y otros muchos detalles, es una invitación a profundizar en los votos de nuestra profesión para que nuestra vida reluzca igual. Es un estímulo para querer lo que Dios quiere, es decir, para poner nuestro granito de arena en estos días santos de Cuaresma, para que el Señor ponga el ciento (Cf Mc 10, 30) y se cumpla la Palabra: “Que todos sean uno; como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste” (Jn 17, 21).

Para no quedarnos solo en buenas intenciones, pedimos al Espíritu Santo que nos ayude a obedecer a la Iglesia y, como nos recordó el presbítero, el pasado domingo, en la homilía: “Ayunar como terapia para nosotros mismos, dar limosna para mejorar la relación con nuestros hermanos y orar para estar más cerca, en intimidad con Dios Padre”. 

Santa Cuaresma, vuestras hermanas de Buenafuente del  Sistal

Por Guillermo Fernández

(Equipo de Estudios Cáritas Española)

 

 

Cohesión social es un concepto que nos remite a ideas como valores compartidos, capital social, pertenencia, orden social, integración, igualdad y un largo etcétera. Es un concepto para algunos autores ambiguo e incluso ambivalente. La retratamos desde la percepción que tienen las personas, tanto de su supervivencia material como desde la relación y el vínculo social que les une a los demás.

Desde este punto de vista, la fotografía de la España de hoy nos lleva a construir una imagen de país formada por cuatro diferentes sociedades, que tienden a distanciarse y a establecer entre ellas relaciones de desconfianza.

La gran mayoría social se encontraría en la sociedad de las oportunidades, un espacio adaptado a los mecanismos de participación social y a los valores que nuestro modelo de desarrollo representa. Las personas que la disfrutan sienten tener razón en sus ideas y prácticas cotidianas en cuanto a lo que es necesario hacer para salir adelante. Consumen en pro del desarrollo humano pero no acaban de asociar modelo de vida y crisis ecosocial. Al mirar hacia los otros cada vez practican menos la empatía y la solidaridad. Se han adaptado a los valores de la revolución neoliberal donde la responsabilidad individual explica casi todas las contingencias.

La sociedad insegura está representada por aquellos que tienen un empleo precario, insuficiente y un futuro incierto. Temen que en la próxima sacudida de la economía se pueden precipitar hacia la exclusión social. No se ven estancados pero sí sienten debilitar sus oportunidades y los lazos que les unen a la mayoría social.

Pero hay un grupo cada vez más numeroso de personas a las que caracteriza la desconfianza, la sociedad estancada. Desconfianza hacia los acomodados de la sociedad, hacia las instituciones que nos representan y nos protegen. Es una desconfianza contradictoria ya que son las personas que más necesitarían tanto de las instituciones como del apoyo del resto de la sociedad. Llevan más de una década pidiendo ayuda, reclamando protección porque se encuentran cada vez más a la intemperie, pero sus reclamos no se traducen en políticas públicas fuertes, dado que vivimos en un Estado de Bienestar low-cost.

El retrato lo completan aquellas personas y hogares que viven en la supervivencia pura y dura como objetivo cotidiano, la sociedad expulsada. En algún momento estuvieron protegidos pero ya no lo están, y el sistema ha dejado de pensar en ellos. Han roto sus vínculos con el resto porque ya no sienten que se les tenga en cuenta. Han dejado de participar socialmente porque la agenda política les ignora.

Los hilos que atraviesan el conjunto social tienden a debilitarse y a crear fragmentaciones y algunas polaridades. Estamos olvidando el sentido primigenio de nuestros Estados del Bienestar: no permitir dejar a nadie atrás ante las desigualdades, desde que nacemos hasta que morimos.

Doctoras Laura Lara y María Lara

(Profesoras de la UDIMA, Escritoras Premio Algaba y Académicas de la Academia de la Televisión)

 

 

2020 es un año bisiesto. También lo fue 1936. De hecho, el almanaque que usamos hoy es una copia exacta del empleado aquel fatídico año en que se inició la Guerra Civil. En esta coincidencia no queremos ver algo tremendo, pero sí recordar al hilo de esta meditación que una de las aportaciones de la Iglesia a la Historia ha sido el cómputo del tiempo. Con independencias de las creencias de cada uno, oficialmente la cuenta de los años se inicia con el nacimiento de Cristo y, más adelante, en la Edad Moderna, fue un papa, Gregorio XIII, el que reformó el sistema organizativo de los meses que venía de Julio César.

El calendario juliano estuvo vigente en Europa durante 16 siglos, aunque arrastrando el error de 11 minutos y 14 segundos con respecto al año solar, una incidencia que ya se advirtió en el Concilio de Nicea (325 d.C.), en tiempos del emperador Constantino, y que no se corrigió hasta 1582, en que se adoptó el calendario gregoriano.

Ayudado por el científico italiano Luis Lilio y el jesuita alemán Christopher Clavius, viendo que el equinoccio de marzo llevaba un adelanto de 11 días desde que el calendario juliano, Gregorio XIII decidió reformularlo. A la Iglesia le preocupaba especialmente este fallo que afectaba a la celebración de la Pascua de Resurrección y a otras fiestas movibles que dependen de ella.

Para poner en marcha el trascendental cambio, el papa promulgó el 24 de febrero de 1582 la bula Inter gravissimas, en la que establecía que al jueves 4 de octubre de 1582 lo seguiría el viernes 15 de octubre. Esto supuso que Teresa de Jesús, fallecida justo el 4 de octubre de 1582, figure como enterrada 11 días después, cuando en realidad recibió sepultura en la jornada siguiente al óbito.

Desde esta reforma, el Domingo de Resurrección es definido por la Iglesia católica en el siguiente domingo al primer plenilunio después del 20 de marzo. El cráter más grande de la Luna hoy lleva el nombre de Clavius, su compañero, Lilio, ostenta la “propiedad” de otro, aunque en vida no pudo ver aplicada su reforma pues murió en 1576.

Pero el calendario gregoriano no fue adoptado de inmediato en Occidente en pleno. Turquía lo asumió en 1917; Grecia y la Iglesia ortodoxa lo harían en 1923. Después de haberlo aceptado inicialmente en 1918 y de haber probado otros cómputos desde 1923, Rusia lo aplicaría de modo permanente desde 1940.

Cada año, cuando se aproxima el 23 de abril, se suele conmemorar que en esa jornada, en 1616, murieron Cervantes y Shakespeare, mágica coincidencia que pierde su misterio al razonar que Inglaterra prosiguió con el calendario juliano hasta 1752. Así, el autor de El Quijote murió el 22 de abril y lo enterraron el 23. En este último día pereció el padre de Hamlet, esto es, 10 días después que el alcalaíno porque andaban a vueltas los calendarios juliano y gregoriano.

En 1712, el 29 de febrero fue seguido por un extravagante 30, como una estrategia para abolir el calendario sueco y retornar al juliano. Durante la Revolución Francesa, ante el ansia del pueblo de desmantelar el Antiguo Régimen y liberarse de sus opresores, entró en vigor el calendario republicano. Aconteció el 24 de octubre de 1793, con meses como Vendimario, Brumario, Frimario (en otoño), Nivoso, Pluvioso, Ventoso (en invierno), Germinal, Floreal, Pradial (en primavera), Mesidor, Termidor y Fructidor (en verano), en función de los fenómenos atmosféricos o de las tareas agrícolas.

En el Archivo Histórico Nacional, al rastreo de los documentos con falsos bisiestos (como el asiento de grado de Bachiller en Cánones por la Universidad de Alcalá del soriano Antonio Zapata el 29 de febrero de 1607, que no fue bisiesto), se unen licencias de publicación denegadas para tratados astrológicos como El mayor plenipotenciario de astros y planetas. El Gran Piscator de Aragón para el año 1736, solicitada por su autor, Pascual Aznar, o el secuestro de ejemplares del Almanak o kalendario general, de 1792, del Dr. D. Judas Tadeo Ortiz Gallardo.

Otra de las confusiones resultantes del uso de distintos calendarios justifica que la revolución de Lenin no fuera de octubre sino de noviembre. El alzamiento de Lenin contra los zares tuvo lugar en la fecha juliana del 25 de octubre de 1917, que se correspondería con la gregoriana del 7 de noviembre. Curiosamente, una de las primeras medidas de los bolcheviques fue la de adoptar el calendario pontificio.  

Reza el dicho “año bisiesto, año siniestro”, el temor se acrecienta al constatar que la invasión de las tropas francesas en la Guerra de la Independencia en 1808 o el hundimiento del Titanic en 1912 tuvieron lugar en años bisiestos, comprobación trágica como la de los asesinatos de Mahatma Gandhi (1948), Robert Kennedy y Martin Luther King (1968), John Lennon (1980) o Indira Gandhi (1984).

Pero no todo ha sido nefasto en los años bisiestos. Por ejemplo, en un 29 de febrero nacieron personajes relevantes como Paulo III (1468), el papa que aprobó la Compañía de Jesús, o el escritor Lord Byron (1788). Y es que en algunos países, como Irlanda, venir al mundo en esa fecha es tenido como presagio de buena suerte. Por el poder que nos confiere el ser ciudadanos de la globalización, este vaticinio queda universalizado.

Por Jesús Montejano

(Delegación de Piedad Popular, Cofradías y Hermandades) 

 

 

La presente cuaresma ha venido acompañada por la crisis provocada por el coronavirus, el misterioso virus que se ha expandido por el mundo en un tiempo récord.

Las autoridades sanitarias adoptan medidas que puedan proteger del contagio de los ciudadanos.

En este sentido también se ha pronunciado la Conferencia Episcopal Española y nuestro Obispo diocesano.

En la nota de la Conferencia Episcopal, en el tercer apartado se indica: Que nuestra devoción y afecto hacia las imágenes, tan propia de este tiempo de Cuaresma y en la próxima Semana Santa, puedan ser sustituidas por otras como la inclinación o la reverencia, evitando el contacto físico con ellas, y facilitando una mayor rapidez que evite aglomeraciones.

Se trata de una prueba a una devoción madura y adulta, siendo conscientes que la salud es un bien preciado que debemos cuidar para nosotros mismos y para las demás personas. Prescindir de gestos externos no indica renunciar a nuestra devoción más profunda.

En la actualización de la nota por parte del Sr. Obispo, se dice: El propio Don Atilano, así como otros representantes de nuestra Diócesis, ruegan rezar por la salud de los enfermos, esperando una pronta recuperación de los mismos. La oración, tan propia de la Cuaresma y de la Semana Santa, tendrá un objetivo claro: la salud de los contagiados, el pedir con constancia y esperanza que el  Señor nos libre de todo mal de alma y cuerpo, también del coronavirus.

Desde la Delegación deseamos a todos una Cuaresma  y  una Semana Santa llenas de piedad sincera, devoción auténtica y compromiso cristiano.

Por Juan Pablo Mañueco

(escritor y periodista)

 

 

Ya te alejas, Pastor santo, hacia la luz de arriba,

Alzándote incluso con la cruz al cielo;

Te ilumina, desde allí, una llama que tu vuelo

Está alumbrando, mientras la Tierra de tu luz se priva.

 

Aunque de tu propio madero sale luz en rielo,

Luciendo sobre la redimida Tierra fugitiva,

En la que tu misma estela queda viva

Junto a una escena de pescadores y de suelo.

 

¿A dónde te diriges, si ha quedado la celeste riba

Sombría, de destinos cubierta por un velo?

Pareces mirar dentro de Ti, tapado por tu pelo,

Amén de a la Tierra, que aún rueda a la deriva.

 

Sol del espíritu, nos has dejado al menos el consuelo

Todavía, cuando alguien la escuche y la reciba,

Oficiada por Ti, de cuanta palabra y luz perciba:

Resurrecta esperanza emanada del anhelo.

 

 

 

 

Juan Pablo Mañueco

Premio Cervantes-Cela-Buero Vallejo 2016. 

Junta Comunidades Castilla-La Mancha

 

Vídeo autor
https://www.youtube.com/watch?v=HdKSZzegNN0&fbclid=IwAR1V6y7ryLyLKvDrdQIqvUyojrhmNsiEqNu08tQsbKcwL82f1p6xdI3vc-c

 

Información

Obispado en Guadalajara
C/ Mártires Carmelitas, 2
19001 Guadalajara
Teléf. 949231370
Móvil. 620081816
Fax. 949235268

Obispado en Sigüenza
C/Villaviciosa, 7
19250 Sigüenza
Teléf. y Fax: 949391911

Oficina de Información
Alfonso Olmos Embid
Director
Obispado
C/ Mártires Carmelitas, 2
19001 Guadalajara
Tfno. 949 23 13 70
Fax: 949 23 52 68
info@siguenza-guadalajara.org

 

BIZUM: 07010

CANAL DE COMUNICACIÓN

Mapa de situación


Mapa de sede en Guadalajara


Mapa de sede en Sigüenza

Si pincha en los mapas, podrá encontrarnos con Google Maps